lunes, 3 de agosto de 2015
Los Pensamientos Curan Más Que Los Medicamentos.
El científico Bruce Lipton reclama una
nueva medicina, la que tenga en cuenta la energía por su capacidad
para curar. Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa
muchos problemas en el cuerpo. Porque esta medicina basada en la
farmacología no entiende cómo está interrelacionada toda la
bioquímica del organismo. Cuando tomo una pastilla química y la
introduzco en mi cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el
problema, sino que afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los
llamados “efectos secundarios”.
-Pero, en realidad, no son secundarios
sino directos. No entienden que el efecto de las drogas no solo crea
un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en EEUU, ¡los
fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Hay algo
que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como
la traumatología, pero está matando a mucha más gente de la que
ayuda.
– ¿Y qué ha descubierto sobre las
células pero que no tiene en cuenta la medicina?
-Yo ya trabajaba con ellas en los años
60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente
trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió
la idea que tenía del mundo. Entonces, la pregunta es muy sencilla,
¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo
único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y
las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un
médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?”
¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo,
las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos
somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula
es el ser viviente y la persona es una comunidad.
-¿Cuál es el entorno de la célula
que hay que cuidar?
-Dentro de mí hay 50 trillones de
células y el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la
composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué
controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química
diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son
la misma cosa. Por tanto, la medicina culpa a las células por la
enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese
no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la
persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química.
El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el
entorno.
-En un entorno sano, ¿nos curamos
automáticamente? ¿Así de fácil?
-No es tan fácil, porque la mente
interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la
mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea
una química que hará a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la
célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una
interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un
programa con errores en la mente, entonces la química que genera no
está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo
funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a
sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y
me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en
realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo
llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.
-¿Está diciendo que el efecto placebo
“creer que algo nos sanará” es más curativo que un medicamento?
Pero no hay casi investigaciones sobre eso.
-Sí, tienes razón. ¿Eres consciente
de que hay más de una manera de hacer energía sin tener que
depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del petróleo
porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. Lo
mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden fármacos y ¿poder
sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica?
No quieren que sanes sin comprar sus fármacos.
-¿Se puede poner energía en una
cápsula?
-Si fuera así, las farmacéuticas
intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar medicamentos, la
industria que los produce no gana dinero. El dinero controla la
ciencia.
-Explíquenos cómo funciona ese poder
que dice que tiene la mente para la autocuración.
-He hablado de que la mente controla:
si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de
otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a
alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina,
etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa
química trae salud a las células.
Por eso, quien se enamora se siente tan
bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego
hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas: La primera es que
frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está persiguiendo un
león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo
apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así
que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La
gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si
no, te mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y
tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema
digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese
crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo
demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se
caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las
células, no solo las del cáncer.
La segunda consecuencia de las hormonas
del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el
sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo,
te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema
inmunitario.
-Explíquenos qué es la medicina
cuántica o medicina de la energía.
-Las hormonas del estrés apagan el
sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas
ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema
inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas
del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es tan
claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un
medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos
maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es
que se apaga el sistema inmunitario.
De esta forma, virus nocivos pueden
atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas.
Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona,
descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos
siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden
crecer. Una vez que se apaga el sistema inmunitario, proliferan. Es
como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro.
Son organismos oportunistas.
Como decía, la primera razón por la
que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no
saben cómo funcionan las células.
La segunda es que la medicina está
basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte
invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del
siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es
energía, lo que podemos ver y también lo invisible. Si miras dentro
del átomo, hay electrones, protones, neutrones.
-¿Y qué hay dentro?
-Energía. La ciencia más reciente
indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la
newtoniania. La medicina dice que quiere cambiar la química del
organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la
energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más
poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico.
-Y eso enlaza con la física cuántica.
Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en
nuestra salud?
-La mente es energía. Cuando piensas,
transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la
química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas
porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión
entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias
se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se
transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo.
Y así es como funcionaba la sanación
antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los
chamanes, con las manos… pero eso no puede vender y por eso la
medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo
cambié mi carrera. Estaba enseñando en la universidad que hay que
seguir con drogas y sabía que eso no era verdad.
La medicina lo conoce, pero no habla de
ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y
también que el pensamiento negativo puede matar. En realidad, no es
que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te
dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees,
crearás la química que generará cáncer.
Por tanto, el problema no es tanto el
entorno real sino el que tú interpretas. Por eso no funciona la
medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí
porque el dinero está en otro lado.
-Usted ha explicado que, en la mente,
quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan
difícil cambiar hábitos de pensamiento?
-Es millones de veces más poderoso y
más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente
el 95 por ciento del tiempo. Pero no lo podemos controlar.
Lo puedes reprogramar. La información
del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso
que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento
fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran
que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen
que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros
seis años de vida.
Es decir, los niños absorben también
sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se “programa”
su subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!
La gente, cuando oye esto, se preocupa,
se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente
funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni
bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu
manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está
demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de
cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea
diferente. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala
información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor
es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños,
incluso en la etapa prenatal.
-¿Podemos reprogramar el subconsciente
para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?
-Los comportamientos que vienen del
subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño.
Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar
estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu
vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente
consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa
informacion, pero no es así. La mente consciente es creativa y la
subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al
subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la
consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es
repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de
autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé todo lo que hay en el
libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se entera de nada.
Entonces, piensas: “¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no
funciona?”. Los pensamientos positivos, el conocimiento… solo
funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo
desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los pensamientos
positivos no son suficientes.
-Ayudan, pero no ves muchos resultados.
Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente.
-Absolutamente, sí. No hay dos
personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo
mis celulas y las tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema
inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de
antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores.
Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los
receptores reciben las señales del entorno.
Si corto esos receptores, la célula no
tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera.
Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un
televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de
Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la
tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero
sigue la transmisión. Si ese ser tiene los mismos receptores que
tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro
cuerpo. Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo
puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.
Nunca había creído en el espíritu,
pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera.
La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué
tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células:
si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate? Solo con
la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se
siente cuando se está enamorado?
Todas esas sensaciones vienen de las
células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias.
Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones
y lo transmite a la fuente del ser.
Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser
y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La
lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría
por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo
estará sano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario