sábado, 11 de octubre de 2014
Trolls
Varían
mucho de estatura. En los valles protegidos, las profundas cavernas y
las partes más templadas de Escandinavia, son muy altos y
corpulentos y emplean su fuerza para capturar y devorar seres
humanos.
En
zonas más expuestas y en las Shetland y Orcadas tienen poca estatura
y un aspecto avejentado.
Aunque
también son peligrosos, prestan a veces algún pequeño servicio a
los humanos, si bien prefieren evitarlos por completo.
Un
troll es un horrible humanoide que puede adaptarse a cualquier tipo
de clima.
Físicamente
es un engendro bastante desagradable. Su piel es un pellejo irregular
de color azul, gris o verde. Mide entre 2 y 3 metros, pero tiene un
apariencia frágil que para nada se corresponde con la realidad, ya
que estos seres pueden desarrollar una enorme fuerza. Tienen los ojos
hundidos y negros.
Los
trolls pueden caminar erguidos pero ligeramente inclinados, y a pesar
de su postura, son seres muy ágiles y unos excelentes escaladores.
Además de su destreza y enorme fuerza, los trolls tienen otras
ventajas sobre otros seres, como la infravisión y su desarrollado
sentido del olfato.
Su
punto débil es la luz. Si se exponen durante unos minutos a la luz
solar se transforman en piedra, por lo que no suelen ser una amenaza
en pleno día, aunque sí por la noche.
Las
hembras son más fuertes, de mayor tamaño y más listas, cosa que no
es muy difícil, puesto que un troll tiene una inteligencia bastante
baja.
Los
trolls son enemigos nada despreciables, puesto que atacan siempre
(sin importarle el tamaño y fuerza de su adversario) con sus garras
o con la boca. Un troll nunca tiene miedo. Este hecho es comprensible
si se tiene en cuenta la asombrosa capacidad que poseen estos seres;
la regeneración.
Su
piel tiene propiedades plásticas, lo que les permite regenerarse
rápidamente, incluso cuando caen moribundos. Si algún miembro de su
cuerpo es amputado sigue la lucha por su lado, y al final de la
batalla se une de nuevo al tronco para regenerarse. Solamente el
ácido y el fuego pueden provocar heridas permanentes.
Habitan
en cuevas, cuya entrada rodean de peñascos para dificultar la
entrada a intrusos. Si no encuentran cueva, se instalan en agujeros
subterráneos tapados con hojas y ramas, de tal manera que quedan
imperceptibles.
Estos
seres viven en grupos de 3 a 10 trolls, con un líder que suele ser
una hembra troll. Este liderazgo se determina mediante numerosas
luchas. El troll que no gana el combate para liderar sueles ser
amputado de alguna parte de su cuerpo, a modo de castigo.
Naga
Mamífero-Reptil.
Originario de la India. Son seres de sangre fría que poseen bonitas
escamas y ojos grandes y brillantes, casi luminiscentes, y que pueden
medir de 3 a 6 metros.
Habitan
en climas cálidos. No suelen alejarse de sus guaridas, que son
agujeros profundos o alguna ruina oscura. Preparan en su territorio
trampas para los intrusos, a los que primero atacan con magia, y una
vez agotados sus poderes, atacan con su mordedura venenosa.
Tienen
un gran encanto, cualidad que las hace muy poderosas sin necesidad de
recurrir a la violencia. Son enormemente inteligentes, sabias y
pacientes. Prueba de ello es que son capaces de pasar horas inmóviles
vigilando a un enemigo. Descansan en un estado semiconsciente por lo
que difícilmente se las puede sorprender.
Es
común que resguarden tesoros ocultos.
Existen
tres tipos:
- la
mitad inferior de una serpiente (por lo general, cobra) de la que
salen varias cabezas; de color verde esmeralda, tiene dibujos
reticulados marrones y ojos verdes. Suele habitar en aguas dulces.
Son neutrales, por lo que rara vez atacan a no ser que se vean
amenazadas.
- cuerpo
humano con una aureola de víboras que nacen de la cintura o de los
hombros; posee un aroma floral característico, ojos dorados y
escamas verde-doradas. Es de naturaleza noble, por lo que suele
avisar a los intrusos e incluso los entierra después de la batalla.
Es capaz de escupir veneno y matar así, aunque también puede usar
la mordedura y la constricción.
- híbrida
con la parte superior de hombre y la inferior de serpiente. Se les
suele relacionar con la sexualidad y la seducción; de todas las
nagas, ésta es la que posee los rasgos faciales más humanos. Tiene
pelo y ojos castaños y sus escamas son negras y rojas. Son perversas
y causan daño a cualquier ser que se encuentran, y a menudo, sin
avisar. Estas nagas no son lo suficientemente fuertes como para
ejercer la constricción, pero poseen una mirada capaz de paralizar.
Ave Roc
Enorme
ave mítica, a la que se consideraba tan poderosa como para poder
llevar elefantes y otras criaturas de gran tamaño a su nido, donde
los devoraba.
De
escasa inteligencia, habitan en lugares cálidos y montañosos.
Físicamente son como enormes águilas, con un plumaje marrón y
dorado, otros enteramente rojos o negros. Tienen un apetito voraz y
pueden elevar su vuelo a más de cien metros de altura para poder
divisar a su posible presa. Una vez la encuentra se lanza en picado y
la golpea con sus garras hasta dejarla inconsciente y la transporta a
su nido. Son considerados portadores de malos presagios.
Pueden
ser domados por los gigantes. Si los gigantes son benévolos no
dejarán que sus rocs ataquen a los habitantes de las ciudades, ni a
sus animales domésticos o ganado. Los enanos han fracaso en sus
intentos de domar a los rocs, a pesar del hecho de que a los enanos
les interesa muchísimo domarlos, ya que sus minas suelen encontrarse
cerca de los nidos de rocs.
Las
plumas de los rocs pueden usarse para la elaboración de alfombras
voladoras.
Una
prueba de ello la tenemos en una de las fantásticas aventuras de
Simbad el Marino, en la compilación de cuentos conocida como Las mil
y una noches.
Los
cuentos probablemente tienen su origen en fuentes muy diversas, entre
ellas persas, indias y árabes, y las historias de Simbad pueden
estar entre las primeras, tal vez del siglo VIII d.C.
En
un viaje de comercio, después de quedarse dormido en la isla donde
mora el Ave Roc, Simbad despierta y se encuentra abandonado por sus
compañeros. Descubre el imponente huevo del Ave Roc y se oculta
junto a él, de tal modo que cuando vuelve el ave a su nido es capaz
de atarse con su turbante a una de sus patas, lo que le permite ser
llevado fuera de la isla al día siguiente, cuando el Ave Roc alza el
vuelo en busca de alguna presa.
También
aparece mencionada por el viajero veneciano Marco Polo en su
descripción de Madagascar y las islas del este africano. El motivo
del ave gigantesca surge a menudo en la mitología universal. En la
tradición india el dios pájaro, Garuda, lleva a Visnú a cuestas; y
un monstruoso pájaro, el simorg, aparece en un mito persa.
jueves, 9 de octubre de 2014
El Ojáncano
De
entre todos los seres extraordinarios que pueblan las montañas,
valles y bosques cántabros... de entre los mitos que vivieron o
viven en tierra española... de entre todos los monstruos que
cautivan y atormentan la imaginación... de entre los ogros que
atormentan a los niños y amedrentan a los hombres... de entre todos
los símbolos del mal, la crueldad y la brutalidad, aquel que
sobrepasa a todos por su estatura, fuerza, fiereza, monstruosidad y
perversidad es el Ojáncano, salvaje habitante de las profundas y
tétricas cavernas perdidas en los más recónditos parajes de la
Montaña. El Ojáncano, sólo abandona su guarida por la noche...
para salir a sus diabólicas y destructoras correrías.
Nos
encontramos ante un descomunal gigante, tan alto como los árboles
más altos del bosque y más robusto que los duros peñascos que
sostienen las montañas. Sus pies... enormes y descalzos, dejan en
prados y caminos unas huellas que son inconfundible señal de alarma.
Tiene diez dedos en cada pie, terminados cada uno de ellos en una uña
acerada y potente.
Su
barba enmarañada oculta la parte delantera de su cuerpo y en ella,
entre pelos bermejos y gruesos, encontramos un inconfundible pelo
blanco.
Este
pelo blanco es el punto débil del Ojáncano: si alguien consigue
arrancárselo, el poderoso gigante morirá inmediatamente.
Por
encima de la barba se eleva la cabeza grande y horrible, donde
distinguimos sus fauces escalofriantes y sanguinarias, su narizota
enorme... y su único ojo bajo la frente. Se trata de un ojo gigante,
un ojo enorme y brillante como un ascua, ojo de mirada siniestra y
feroz, ojo agudísimo que lo ve todo por muy distante que esté, ojo
que hay que cegar para poder acercarse a arrancar el pelo blanco de
la barba.
Todas
las maldades del monte son obra del Ojáncano: aun cuando no está
enfadado ciega las fuentes, resquebraja los árboles más útiles,
arranca el pelo a las vacas, esparce el heno amontonado, vuelca los
carros, atraviesa troncos en los caminos, derriba cercas y tapias,
rapta mozas e incluso princesas...
No
se sabe exactamente cuántos Ojáncanos y Ojáncanas han existido o
existen en los inaccesibles montes cántabros, pero sí se sabe que
algunas cavernas en las que vivieron o viven llevan su nombre...
Sólo
seres sobrenaturales, como un duende o una Anjana, pueden proteger a
los hombres del Ojáncano y castigarlo.
"Ojalá
te quedes ciegu,
Ojáncano
malnacíu,
pa
arrancarte el pelo blancu
y
te mueras maldecíu."
Según
la tradición, cuando un Ojáncano está viejo los demás lo matan,
le abren el vientre, se reparten lo que lleve dentro y lo entierran
junto a un roble. De esto se desprende que reinan en la Montaña a
sus anchas y sólo un duende o una Anjana pueden castigarlos.
La Mágia del Eclipse
El
día del eclipse volví al bosque para intentar contactar con el
hada, para encontrar la aventura o desventura de salir de uno mismo,
a lo posible o lo imposible de verla. Esa capacidad que quizá
algunos tengamos en exceso.
Me
fui con el poema prometido a la Anjana un tanto escéptico. Yo sólo
creo que existen cuando las buscas de corazón, más allá de la
realidad que vemos con nuestros ojos. No obstante me parecía una
locura llevar un poema, como si fuera una carta de amor a la luna,
pero, por otra parte en esa locura intentaba evadirme del mundo de
los mayores, donde a penas se razona, lo increíble de la realidad
de este mundo civilizado.
Yo
no sé dónde hay más duendes, si fuera o dentro del bosque; casi
prefiero la inocencia, me decía yo, cuando subía por la empinada
montaña. Me iba adentrando poco a poco entre la vegetación. El
cielo con abundantes nubes, hacía que el sol fuera apareciendo
intermitentemente, el bosque me parecía un buen refugio, una defensa
contra el mundanal ruido.
Las
alturas te van dando más higiene mental, para el verdadero sentido
común. Quizá, ocurren hechos tan reales cada día, que atraviesan
ampliamente la frontera de lo surrealista, es decir, tanto como si se
tratara de un cuento de hadas.
Ya
en pleno bosque pensaba en la belleza de la pequeña Anjana, sentía
cómo se iba acelerando los latidos del corazón, cuando me estaba
acercando al árbol. A veces, desde lo más profundo de un monte, no
se sabe muy bien cual es lo real, si lo de fuera o lo de dentro. Se
tiene la sensación de vivir entre seres fantásticos, notas esa
magia de sentirte observado. Me detuve ante el árbol donde hablé
con la Anjana de mis sueños, entre la corteza del tronco dejé el
poema.
Era
como la puerta de entrada de un maravilloso cuento, de pronto me di
cuenta que oscurecía un poco, era el eclipse anunciado, que a penas
podía ver con tanta vegetación. Noté un aumento de emoción, ahora
estaba bajo el influjo del sol y de la luna juntos; todo empezó a
tener doble sensación mágica.
No
sabía a quien atender, si a estos seres escurridizos que se afanan
por mostrar su existencia, o a un fenómeno cósmico que no ocurre
con frecuencia, todo era un misterio. Parecía que las fuerzas de la
naturaleza se me mostraban intensas. Por primera vez sentí un gran
respeto y temor.
Me
fui alejando del lugar, pero al volver la cara, vi aparecer a la
Anjana. Cogió el papel, lo contempló unos instantes. Sonrió feliz.
Desde una pequeña distancia me tiro un beso y, lo repitió con sus
diminutas manos.
Quise
hablarla pero… fue desapareciendo dejando un rastro luminoso de
colores, era como un revoloteo de mariposa, como un pequeño arco
iris que se desvaneció.
Sentí
un intenso perfume por todo el bosque, un silencio casi sonoro entre
los colores otoñales, era un sitio paradisíaco. Me acerqué al
árbol y en lugar del poema, me había dejado un ramo de flores
silvestres.
Me
gustaría no despertar del universo de los sueños, pero la realidad
nos tiene prisioneros y, las florecillas silvestres al final se me
habían ido marchitando.
La Anjana
La
Anjana es el ser bondadoso por excelencia de Cantabria; protege a las
gentes honradas, a los enamorados y a quienes se extravían en el
bosque o en los caminos.
Son
seres menudos, hermosos, delicados y bondadosos que hacen frente al
descomunal, horrible, feroz y malvado Ojáncano. Si sólo existiera
el Ojáncano, azote de Cantabria, el símbolo y compendio de todos
los males que le afligen... la vida del montañés sería
insufrible... Pero... afortunadamente existen las Anjanas...
La
Anjana es una hermosísima ninfa de medio metro de estatura, ojos
rasgados, pupilas negras o azules y brillantes como luceros, y mirada
serena y amorosa. Tiene unas largas trenzas de color azabache u oro
adornadas con lacitos y cintas de seda multicolores... y se ciñe a
la cabeza una hermosa corona de flores silvestres. Sus cabellos son
largos y finos, adornados con flores y lazos de seda. Normalmente
viste una blanca túnica larga de lana fina con pintas relucientes
como estrellas y una larga capa azul con pespuntes rojos y dorados...
En invierno... la capa es negra... Llevan sandalias (aunque algunos
dicen que van descalzas) y un báculo con extraordinarias propiedades
mágicas con el que apacigua a las bestias del campo con solo
tocarlas; con este báculo se dice que realiza sus magias y
curaciones milagrosas. Este báculo es una vara verde de mimbre o de
espino con una estrella en la punta que brilla cada día de la semana
con una luz distinta y una botellita con un brebaje milagroso para
reanimar a los enfermos.
Su
piel es blanquísima y siempre lleva una cruz encarnada... su voz es
de ruiseñor y tiene unas alas prácticamente imperceptibles, casi
transparentes, que la hacen parecer una mariposa...
El
origen de las anjanas nadie lo conoce; aunque se rumorea que son
mujeres santas que Dios manda al mundo para realizar buenas obras y
tras cuatro siglos vuelven al cielo para ya no regresar. Sea como sea
viven cuatro siglos y puede transformarse en lo que desee y hacerse
invisible. También se dice que son espíritus de los árboles que
tienen encargado cuidar de los bosques. Se suelen alimentar de miel,
fresas, almíbar y otros frutos que les proporciona el bosque. Viven
en grutas secretas de las que se dice que tienen el suelo de oro y
plata y en las que acumulan riqueza para la gente necesitada.
Pasan
el día andando por las sendas del bosque, sentándose a descansar en
las orillas de las fuentes y los arroyos parecen cobrar vida a su
paso. Allí, en las fuentes, conversan con las aguas, que entonces
manan más alegres y cristalinas. También ayudan a los viajeros
perdidos, a los pastores, a los animales heridos y a los árboles que
la tormenta, el viento o el ojáncano ha quebrado. Durante las
noches, en algunas ocasiones, se pasean por los pueblos dejando
regalos en las puertas de las casa de aquellos que se lo han merecido
por sus buenas obras. También ayudan a los viajeros perdidos, a los
pastores, a los animales heridos y a los árboles que la tormenta, el
viento o el ojáncano ha quebrado.
El
corazón de las anjanas es una rosa muy grande, con muchas gotas de
miel en las hojas y un rocío que dicen que son las lágrimas de la
madre Dana. Antes del amanecer han aderezado su cabellera, con peines
de coral y lazos de seda, después se hincan y rezan una jaculatoria
por todas las desgracias de los hombres. La voz de la Anjana dicen
que es lo mismo que la voz de los ángeles.
En
el solsticio de primavera, a la media noche, se reúnen en las brañas
y danzan hasta el amanecer asidas de la mano, esparcen rosas y quien
logre encontrar una de estas rosas que tienen pétalos encarnados,
verdes, amarillos y azules, será feliz hasta la hora de su muerte.
No hay suplica sin merced, ni virtud sin regalo, ni lástima sin
remedio, ni amargura sin alivio cuando la invocación es sincera y se
hace al amanecer en el punto y hora en que la Anjana deja asomar su
báculo por entre las flores que rodean a la torca
"Anjana
de la compasión
Alíviame
el corazón
dame
un pocu de consuelu
del
que diz bajas del cielu
Dame
un pocu de alegría
en
las horas de esti día
dame
un pocu de la miel
y
haz de la pena estiel
Anjana
de la güena suerti
las
mis penas son de muerti
dame
tu la bendición
y
alíviame el corazón."
Pero...
La Anjana también castiga a aquellos que la desobedecen...
Parece
que su poder sobrenatural viene de una potencia superior... pues
también ellas pueden ser castigadas cuando se enamoran de un
mortal... para ellas enamorarse de un mortal es renegar su esencia...
Pero...
todo esto es excepcional... y La Anjana es la bondad que arropa toda
Cantabria.
Y
para finalizar un buen remedio para quien se pierda en el bosque por
culpa de la niebla. Pronunciar media docena de veces estas palabras
y veréis como encontráis el camino de regreso
"Anjana
blanca,
“ten
piedad de mi.
Guíame
por la oscuridad
y
por la niebla.
Líbrame
de los peligros
y
de los malos pensamientos".
martes, 7 de octubre de 2014
Hipocampo
Un
hipocampo tiene las características de un pez y de un caballo. Esta
combinación hace que sean perfectos como monturas marinas.
Físicamente,
tiene la cabeza, el torso y las patas superiores de caballo, aunque
los cascos son sustituidos por aletas. La parte inferior es la de un
gran pez, con una cola que puede alcanzar hasta 4 metros de largo. Su
cuerpo está cubierto de escamas excepto la parte que es de caballo,
que tiene pelo corto. Su color varía entre en el verde y el azul.
Son
seres pacíficos, aunque si se ven amenazados luchan apretando su
mandíbula y aplastando a su presa. Lo normal es que no sean
atacados, ya que son muy rápidos y pocos animales pueden
alcanzarlos.
Los
hipocampos tienen muchas características similares al caballo,
aunque el hipocampo es mucho más inteligente. Suelen ser
domesticados por los humanoides que habitan en el mar como sirenas,
elfos de mar y tritones.
Pueden
vivir en aguas dulces y saladas, e incluso pueden respirar aire,
aunque necesiten cerca agua para no resecarse. Son herbívoros, y se
alimentan de algas y vegetación blanda.
Los
hipocampos son también los salvavidas del mar, rescatan a cualquier
persona que caiga al mar, sobre todo pescadores, que una vez
rescatados suelen estar agradecidos de por vida a los benevolentes
hipocampos.
El Culto A Los Animales
Los
galos adoraron a diversos animales. Entre los más venerados se
encontraban los caballos, cuervos, toros, jabalíes... y como ellos
se denomina a numerosas ciudades y pueblos: Tarvisium (de tauro,
toro), Lugudunum (de lugos, cuervo), etc. En las Ardenas se adoraba
con veneración al jabalí; los Helvecios que habitaban en los
alrededores de Berna hicieron objeto de sus oraciones a la diosa
Artio (la Osa); el oso parece haber sido uno de los animales más
estimados, pues simbolizaba el valor y la fuerza.
El
cerdo es el animal que tiene la leyenda más curiosa. Cuentan que los
cerdos mágicos eran cocinados para alimentar a los invitados a un
banquete y que, sin importar cuántas veces fueran asados y comidos,
a la mañana siguiente estaban vivos de nuevo y listos para volver a
ser puestos en los fogones.
Los
peces, entre los que destacaba especialmente el salmón, eran
asociados con el conocimiento secreto, y eran frecuentemente
utilizados por augures y adivinos. Del mismo modo ocurría con los
pájaros, sobre todo cuervos y buitres, que eran aceptados como
presagio de mala suerte o de guerra.
Los
caballos y el ganado en general, representaban la fertilidad, justo
lo contrario de los dragones y serpientes, que no traían más que
problemas.
El
más representado de estos dioses es la serpiente con cabeza de
carnero. Esta serpiente no representaba la eterna lucha entre el bien
y el mal, sino que representaba el poder y la virilidad.
El
animal de mayor culto entre los celtas es sin duda el toro, cuyo
símbolo es la fuerza y el poder.
La Ijana
Las
Ijanas... son criaturas revoltosas y glotonas... simpáticas y
graciosas... que saquean las colmenas... y entran en los hogares
cántabros a robar comida...
Una
vez que han saciado su glotonería se hartan de agua... bebiendo de
bruces en los regatos... y allí se quedan hasta que vuelven a sentir
necesidad de realizar alguna travesura...
Estas
"chiquillas" van desnudas... y todas ellas tienen un
enorme pecho que voltean sobre el hombro derecho.
El
cura de san Pantaleón... ante la indecencia y descaro que a su
entender mostraban las Ijanas, decidió acabar con ellas, mandando
prender fuego a las cuevas en donde vivían... pero... al poco tiempo
ellas regresaron... dispuestas a quemar las casas de todo el
vecindario...
Y a
qué no sabéis por cual empezaron?...
Sí,
sí... por la del Señor Cura...
domingo, 5 de octubre de 2014
La Moza del Agua
Habitan
en los manantiales y remansos de los ríos. Son pequeñísimas y
lucen una estrella sobre la frente... Descalzas, con capas de plata,
cada alborada, salen a tender las madejas de oro que hilan por la
noche...
Son
unas muchachitas que viven en suntuosos palacios en algunas fuentes y
ríos de Cantabria. Por su hermosura y riquezas se parece a las
Anjanas, pero las mozas del agua no tienen tantos poderes, pero son
riquísimas.
Son
muy pequeñitas y se cubren con capitas de hilo de oro y plata.
Tienen rubias las pestañas, las cejas y el pelo, que recogen en
largas trenzas. En la mano derecha llevan unos anillos blancos y en
la muñeca izquierda un brazalete de oro con franjas negras.
Los
días de sol salen del agua y extienden sobre la hierba para que se
sequen unas madejillas de hilo de oro que han hilado durante toda la
noche en sus palacios. Pues las mozas del agua nunca duermen.
Mientras las madejillas se secan, se cogen de la mano, y en corros
cantan y bailan llenas de alegría. Mientras van bailando, brotan de
cada pisada unas florerillas que flotan en el aire como la espuma. Se
dice que si alguien consigue coger una antes de que se deshaga, será
feliz toda la vida.
Cuando
las madejas están secas, las recogen y se disponen a volver a sus
palacios sumergidos, pero a veces, hay algún joven que coge un cabo
suelto de una de esas madejas. Entonces las mozas del agua tiran
todas juntas de la madeja y arrastran al muchacho al agua, pero éste
no se ahoga, sino que ellas le llevan a su palacio y allí tiene
derecho a elegir a la más bella y casarse con ella. Ahora ya
pertenece al reino de las aguas y no volverá a tierra más que una
vez, el día más largo del año. Sale de las aguas con su esposa y
con ella recorre los senderos de los bosques, dejando junto a un
árbol o encima de una roca un anillo, un broche o un collar.
Estas
joyas son invisibles para todos, excepto para las doncellas
virtuosas, de modo que éstas enseguida ven las joyas y las guardan
durante toda su vida, pues son una especie de talismán que les
confiere la cualidad de curar cualquier enfermedad con el agua de un
río o de una fuente.
La
mayor parte de las curanderas que quedan en Cantabria deben sus dones
a una de estas joyas que encontraron de jovencitas.
La Hechicera del Ebro
Son
hadas bondadosas y muy lindas que frecuentan el silencio de las
ruinas cercanas al río, el sosiego de los caminos apartados, la paz
de las riberas de los arroyos...
Coronan
sus cabellos negros con espigas de trigo, y andan descalzas sembrando
de alegría y riqueza en los hogares desamparados y en los corazones
que sufren pena.
Gente del monte
En
Cantabria existe un grupo de personajes que no tienen nada o muy poco
de animales... son personas que... por lo general (hay alguna
excepción)... andan por el paisaje cántabro haciendo el bien...
sobre todo a aquellas gentes que lo merecen...
Hablaremos
en este apartado del Musgoso, el Arquetu, la Guajona, la Osa de
Ándara y la Reina Mora... aunque hay otros muchos personajes que
viven en los montes cántabros...
como el hombre de la flauta de
piedra... que transforma a los niños, malos, mentirosos y ladrones
en saltamontes, lechuzas o luciérnagas... o el hombre vestido de
hojas de fresno... que coge en un cepo a los niños que desbaratan
los nidos o enturbian las fuentes... o como las doncellas del
diablo... que... corroídas por los celos... siembran la mala
intención por dondequiera que van...
viernes, 3 de octubre de 2014
El Roblón
Es
más grande incluso que un Ojáncano. El nacimiento del Roblón es
muy curioso... Según cuentan los ancianos era un roble normal y
corriente, aunque viejo, que tenía un enorme hueco en el tronco. Una
tarde de tormenta se cobijó en el hueco de su tronco una bellísima
muchacha.
Empapada y aterida como estaba se apretó contra las
paredes del hueco y el árbol, ante la tibieza de aquél cuerpo y el
aliento de aquella boca sonrosada, sintió como la savia le corría
más rápido por el tronco hasta que acabó estrechando a la mocita
en un abrazo mortal. El árbol absorbió la sustancia y los humores
de aquel joven cuerpo y aquella nueva savia hizo crecer
desmesuradamente al roble, cuyas raíces se extendieron por los
alrededores robando a los árboles y arbustos cercanos, no sólo su
agua y alimento sino también su savia.
De
este modo el Roblón acabó teniendo un aspecto extrañísimo. Su
larga cabellera era de hierba casi seca, que caía en grandes
mechones desde sus ramas más altas. La frente, ancha y rugosa era de
haya. La nariz era una rama de encina, las barbas eran un bosque de
matas de brezo, debajo de la cabeza le salían dos troncos de abedul
que eran los brazos, con multitud de ramas como dedos. Y las piernas
robustas y nervudas, eran fresnos de todos los tamaños. De roble
sólo le quedaban las mandíbulas y el corazón.
En
cuanto a los ojos, eran los de la muchachita, que, abrasados de
dolor, aparecían envueltos por una mata de espino que llenaba
totalmente las cuencas y ardía sin consumirse, de modo que , por la
noche parecían dos lunas.
Después
de esto el Roblón se empezó a mover, convirtiéndose en el azote de
la Montaña. Sus pisadas hacían temblar los bosques, su respiración
agitaba las ramas de los árboles y su sombra parecía la de una
nube. Destrozaba todo lo que había a su paso, fueran cabañas,
setos, paredes y, sobre todo, fuentes, a las que acudía a meter sus
raíces para absorber por los pies todo el agua que podía.
La Reina Mora
Sepultada
en una profunda gruta de Lebeña (Liébana)... llorando por su
encantamiento. dicen que hay una Reina Mora de gran hermosura
llorando cruel encantamiento...
Fue
convertida para siempre en estatua de piedra sobre la que resbalan
sus lágrimas... A la media noche recobra su aspecto natural y
recorre las salas subterráneas... entre suspiros y sollozos...
llamando a aquellos compañeros muertos en la batalla de Covadonga...
y a los que... huyendo de la derrota hallaron su sepulcro en esta
misma...
Otros dicen... que esta Reina Mora... guarda en realidad un
gran tesoro de valor incalculable... que las huestes de su pueblo
hubieron de abandonar al huir hace siglos.
También
cuentan que la Reina Mora, guarda en su sima paisajes inéditos de
variada condición, y que su cueva es un yacimiento paleolítico.
La Osa de Ándara
Mujer-
osa de los Picos de Europa... Tiene la cara de mujer madura sin serlo
y algo desdibujadas las facciones por su aspecto bestial, está
arrugada y quemada por el sol, cuando se enfada bizquea; tiene unas
manos enormes de color oscuro, pero rara vez demuestra su
agresividad. Su cuerpo está cubierto por un traje viejo y vulgar,
así como con pieles de cabritillo, los cabellos son largos y de
color oscuro como el carbón, sus brazos y piernas están cubiertos
del mismo pelo que tienen los osos. ..
Muy
forzuda y brava... cuentan de ella que devoraba a los rebecos
crudos...y atacando sin piedad solo a aquel que le irrita. En
realidad, se cree que se trataba de una pastora de Bejes apodada "La
Osa" por estar entera cubierta de pelo... Tal defecto físico la
hacia huir de las personas y vivir en estado semisalvaje... hasta
que... vencido su complejo... bajó al pueblo donde se casó
felizmente...Verdaderamente, la Osa de Ándara tiene unos rasgos
mucho más bondadosos que los que de ella se relatan.
Habita
en el Grajal y Mancodio en verano y en las cavernas de la entrada al
desfiladero de la Hermida conforme se va acercando el invierno. A
medida que el tiempo empeora, el frío y las nieves la obligan a
bajar a Andara. Se alimenta de leche, castañas, raíces y maíz,
aunque también se dice que mantiene con ella un rebaño de ovejas
que ella misma roba y de las que se alimenta. También captura a
veces un rebeco recién nacido al que cría y domestica y que no
sacrifica hasta que ha encontrado otro para suplirle.
miércoles, 1 de octubre de 2014
El Musgoso
Se
trata de un hombre que un día abandonó la vida en sociedad para
refugiarse en la Montaña... sólo sabe hacer el bien y, además, sin
poner condiciones... Nadie ha oído jamás la voz del Musgoso...
jamás se le ha visto pararse con nadie... pero en los montes de
Cantabria, todo el mundo lo respeta... y... son muchos los pastores y
vaqueros que le deben grandes favores... incluso la vida... El
Musgoso solo vive para hacer el bien en el monte... para avisar de
los peligros de la Naturaleza... del Ojáncano y de otros seres
malignos...
El
Musgoso es un hombre alto y delgado, de cara pálida... ojos pequeños
y hundidos... y barba negra muy larga... Viste una larga zamarra de
musgo seco... calza escarpines de piel de lobo... se cubre con un
sombrero de hojas verdes secas y... lleva a la espalda un zurrón de
cuero amarillo y brillante... en el que guarda una flauta negra de
madera desconocida...
Siempre
está andando lentamente... como si estuviera cansado... como si
viniera de un largo viaje. Pero nunca se detiene... Siempre se le ve
de lejos, por los caminos que bajan al valle... por las veredas que
rodean los arroyos... por los empinados senderos que suben hasta las
brañas más altas... por los vericuetos de los peñascales donde se
extravían las ovejas... Sin pararse siempre moviéndose con su
amplio vaivén de hombros... y con las manos escondidas en el pecho
como si tuviera frío.
Algunas
veces saca la flauta y... sin dejar de andar... toca en ella una nota
ronca seguida de otra más dulce... muy tristes... muy lentas...
inconfundibles... Por la noche nunca toca la flauta... durante la
noche, silba. Se trata de un silbido fuerte... largo... inconfundible
también... A veces pasan años sin que nadie vea al Musgoso... pero
la flauta y el silbido siguen oyéndose por los prados... los
bosques... y los barrancos cuando algo malo va a suceder.
El
Musgoso es el mensajero de todas las calamidades que amenazan a los
pastores... esos hombres callados y enigmáticos que viven meses
enteros en el monte... Cuando oyen su flauta... cuando de la
profundidad de las tinieblas oyen su silbido misterioso... cuando la
niebla espesa oculta totalmente el paisaje dificultando la visión en
los barrancos... aunque todo parezca estar en la más profunda
tranquilidad y calma... los pastores saben que el Musgoso les está
anunciando algún peligro...
Cuando
llega el frío gris del otoño y los montes se quedan solos... pues
los pastores y vaqueros bajan con sus rebaños y manadas a pasar el
invierno en las aldeas del valle... dejando vacías las pobres
cabañas... los improvisados apriscos... las fuentes... los
bosquecillos... y los riscos ya familiares... el Musgosos permanece
allí cual fiel guardián de esa casa inmensa... abierta al cielo...
sostenida por murallas de roca que es la alta Montaña...
Los
vendavales de Enero penetran en las cabañas llenándolas de toda la
inmundicia que arrastran... la furiosa ventisca arranca las
techumbres... el hielo agrieta las paredes... los aguaceros ciegan de
barro las fuentes... el paisaje entero se deteriora... Pero... el
Musgoso, pacientemente... lentamente... levanta las piedras caídas...
tapa los agujeros... repone las techumbres... las cubre de tierra
para que crezca la hierba... limpia el suelo... esparce ramitas
aromáticas y sanea las fuentes... de modo que... cuando al acercarse
la primavera... el monte empieza a llenarse de nueva luz... de voces
recias... de ladridos... de mugidos... de olores de establo que van
subiendo poco a poco hacia las cimas... los pastores vuelven a sus
antiguas cabañas como si volvieran a casa...
Y
la flauta o el silbo del Musgoso... eterno... inalterable...
incansable por caminos y senderos... vuelven a resonar en el monte.
La Monuca
La
Monuca es un animal que sólo se conoce en Cantabria Tiene la piel de
varios colores, la cabeza blanca como la oveja, el cuerpo rojo, azul
y negro y el rabo morado.
Es
un animal fiero y desagradecido, hija del gato montés y de la
garduña, animales genéticamente incompatibles, que reciben como
castigo una prole sanguinaria.
Al poco de nacer mata a su madre, le
chupa la sangre y le saca los ojos.
Cuando el gato montés descubre
el matricidio de la monuca, enloquece y sale en su busca.
A
los cinco años la encuentra. Gorda de tanto chupar la sangre a los
niños y a los corderos, su padre le arranca los ojos de un zarpazo y
la deja sufrir los inconvenientes de la ceguera.
La Guajona
A
muchas madres les preocupa... a veces... el color pálido de sus
hijos... y... lo achacan a que no comen bien... a que algo les ha
sentado mal... o... incluso a que han contraído una enfermedad
desconocida. En Cantabria hay otra razón para explicar estas
anomalías en la salud de los niños... ... La Guajona...
La
Guajona, que en otros tiempos recibió el nombre de Lumia, es una
vieja delgadísima y siniestra... tapada de la cabeza a los pies con
un manto negro... Lo único que se le ve son las manos... renegridas
y sarmentosas, los pies... que en realidad son patas de pájaro... y
la cara, una cara amarilla, rugosa, consumida... sembrada de pelos y
verrugas... con ojos diminutos y brillantes como estrellas... nariz
aguileña y una boca de labios delgados y descoloridos en la que se
ve un único diente, negro y enorme como un puñal... pues le llega
hasta por debajo de la barbilla...
La
Guajona no vive de día y nadie sabe dónde se mete a la luz del
sol... aunque se cree que bajo tierra... Por la noche sale y pasa
como una sombra confundiéndose entre estas... Entra en las casas sin
hacer ruido... se acerca a los niños y jóvenes sanos cuando están
durmiendo y les clava su diente largo y afilado en una vena... para
de esta manera beberles la sangre y dejarlos descoloridos y
débiles... Es, por tanto... la mujer vampiro de Cantabria.
A
pesar de su crueldad, hay que decir que sus ataques no son mortales y
que esta especie de Drácula de la Montaña no mata a sus víctimas...
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