domingo, 11 de noviembre de 2018
Objetos Malditos
Existen objetos
que tienen tras de sí infranqueables maldiciones. Tal es el caso del
Diamante de la Esperanza, del Zafiro Púrpura de Delhi y del coche de
James Dean. Pero también hay otros objetos que son malditos en el
sentido de traer malas energías: muñecos vudú, cráneos, símbolos
satánicos, etc…
Un objeto maldito es
algo que puede comprenderse de las siguientes formas: o bien como un
objeto que simplemente atrae mala energía; o ya, en sentido
estricto, como un objeto que atrae mala energía y está ligado a una
maldición concreta. Un aspecto muy importante es si el objeto ha
sido o no infestado, pudiendo esa infestación ser ejercida por un
ente astral sin conciencia (una larva astral, por ejemplo), o por un
espectro consciente, o inclusive por un demonio… En todo caso, la
intensidad de la mala energía atraída por el objeto, puede ir desde
manifestarse en la simple “mala suerte”, hasta manifestarse en la
muerte de quien posee el objeto, ocurriendo esto último
prácticamente siempre en objetos que han recibido una maldición
concreta.
Existen diversos
criterios para clasificar a los objetos malditos. Uno de ellos es el
carácter individual o el carácter genérico del objeto: de ese
modo, el auto de James Dean pertenecería a la primera clase,
mientras que las estatuillas de Satanás y los muñecos de vudú a la
segunda clase. Otro criterio de clasificación, muy usado por los
versados en el tema, es el de objetos que sufrieron una maldición
por ser usados en magia negra, y el de aquellos que no participaron
en forma alguna de magia pero están vinculados a un espíritu.
En el primer caso,
el practicante de magia negra establece deliberadamente una maldición
sobre el objeto. Aquí siempre la maldición busca perjudicar a una
persona o a un grupo de personas. Generalmente ocurre lo primero, y
en tal caso el practicante de magia negra suele buscar un objeto que,
a partir de un vínculo con el blanco de la maldición, sea propicio
para detentar la maldición. El ejemplo paradigmático es el muñeco
de vudú, pues el hechicero busca siempre cabellos, restos de uñas,
sangre, pelo o algún otro elemento que sirva como puente energético,
tal y como puede ser un anillo (suponiendo que lo consiga) o algún
otro objeto que la víctima pensada use con frecuencia. Teóricamente,
el o los elementos usados como puente energético entre la
representación (muñeco) y lo representado (persona), estarán
ligados astralmente con la persona, por lo cual, en conjunción con
el proceso a seguir (pasos del ritual, visualizaciones), permitirán
que lo enviado al muñeco termine llegándole, en mayor o menor
medida, a la persona destinataria de la maldición… Ahora bien: ¿de
qué forma esto hará que el muñeco de vudú sea un objeto maldito
en general y no solo para la persona destinataria de la maldición?
La explicación está en que prácticamente siempre hay espíritus o
demonios que ayudan al hechicero en el proceso, y que para tal
propósito colocan sus energías en el muñeco, de modo que éste
sigue representando un imán de calamidades para quienquiera que lo
tenga cerca.
En el segundo caso,
el de los objetos que no han participado en magia negra pero están
ligados a una entidad espiritual negativa (un mal espíritu o un
demonio), vemos que por lo general ese vínculo (entre el objeto y la
entidad) se ha producido porque, antes de que existiese, el objeto ya
tenía malas energías (energías de los bajos planos astrales), las
cuales resultaban atractivas para la entidad. Esto suele darse cuando
el objeto ha permanecido mucho tiempo en lugares repletos de
vibraciones espirituales oscuras, tales como sitios de culto
satánico, lugares donde se hacía magia negra, casas encantadas,
etc. Pero también, aunque el objeto no haya permanecido en ese tipo
de lugares, puede terminar siendo infestado por haber estado muy
vinculado a alguien que fue poseído o perseguido por demonios o por
espíritus malvados. Sin embargo, las anteriores no son las únicas
posibilidades. Podríamos, por ejemplo, imaginar el caso de un
asesino serial que mataba siempre con el mismo cuchillo, dejándolo
tan impregnado con su energía que éste se vinculó con el asesino
al punto de que luego de su muerte, el cuchillo se transformó en un
potencial imán de su presencia, y de crímenes semejantes en quien
deviniese en su nuevo dueño. En cuanto a casos reales, se sabe de
familias que viajaron y trajeron figurillas que se usaban en cultos
paganos donde se invocaban espíritus: así, al dejar las figurillas
en sus hogares, éstas terminaron por desatar actividad paranormal
vinculada a los espíritus con cuyas invocaciones estuvieron
asociadas. Y es que, y es preciso aclararlo, no es necesario que la
entidad representada por la figurilla sea real: basta con que se
emplee la figurilla en actividades de invocación, pues esto funciona
como un imán para espíritus malos o poco evolucionados.
Cosa aparte es cómo
deshacerse de un objeto maldito, ya que: si se lo bota o se lo deja
en otro lugar, muy probablemente el objeto regresará
misteriosamente, o si tenía un espíritu vinculado, es bastante
posible que el espíritu no se vaya; si se lo quema, o bien no se
quema bien y sigue influyendo, o bien su efecto no cesa del todo, al
menos por cierto tiempo. Por eso, el demonólogo Lou Gentile
recomienda tomar el objeto, adjuntarle una nota que explique el
problema, y depositarlo a las puertas de alguna iglesia,
preferiblemente evangélica, pues los evangélicos suelen dar más
importancia a estos asuntos que los católicos.
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CELEBRES OBJETOS
MALDITOS
El Diamante de la
Esperanza
La leyenda sitúa el
origen de esta gema en la India, donde se cree que estaba engarzado
en una estatua de la diosa Sita, dentro de un templo de dicha deidad.
Pero el diamante fue robado, y no se supo de él hasta los años
1660-1661, fecha en que el mercader francés Jean Baptiste Tavernier
lo adquirió y se lo vendió al rey Luis XIV de Francia, en el año
1669, a cambio de 220.000 libras.
Se cree que el
diamante tenía una maldición, a consecuencia de la cual, tras
venderlo, Tavernier terminó quebrando económicamente y huyendo a
Rusia, donde murió de frío y su cadáver fue encontrado
mordisqueado por las ratas…
En cuanto al rey
Luis XIV, éste guardó el diamante en un cofre, y en 1691 la gema
apareció cuando se hizo un inventario del tesoro real. Fue allí que
Madame de Montespan, amante del rey, se encaprichó con el diamante e
insistió hasta que el rey se lo dio: grave error, ya que en poco
tiempo cayó en la miseria y en 1707 murió en el olvido. Además, en
los últimos años del siglo XVII Francia sufrió plagas y epidemias,
lo cual fue adjudicado al diamante, aunque evidentemente es una
exageración desproporcionada. Volviendo a Luis XIV, éste le mostró
el diamante al embajador del Sha de Persia, en una visita efectuada
el 7 de diciembre de 1715. Quizá por eso, él mismo murió sin que
nadie lo esperase, y su sucesor (Luis XV) ordenó meter el diamante
en un cofre, olvidándose de la joya; muy acertadamente, pues a él
no le sobrevinieron desgracias.
Posteriormente,
durante el reinado de Luis XVI, la esposa del rey, María Antonieta,
se apropió de la joya en 1774, pero se la terminó prestando a la
princesa de Lamballe. No se sabe si fue el diamante, pero los
supersticiosos culpan a la hermosa gema por el hecho de que, en el
contexto de la Revolución Francesa, María Antonieta, el rey y la
princesa de Lamballe, fueron todos decapitados.
Ya en 1792, unos
ladrones se apoderaron del diamante, pero el esplendor de la gema los
impulsó a matarse por ella, y solo uno sobrevivió para quedársela
hasta 1820, año en el cual se la mostró al tallador holandés
Wilhelm Fals para que éste sacara dos joyas del diamante. La primera
de esas joyas fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de
Brunswick, quien tras adquirirla se quedó en la calle sin que
hubieran pasado más de dos meses… La segunda fue tomada por el
hijo del tallador Wilhelm Falls, quien la cogió “prestada” para
vendérsela a un francés llamado Beaulieu, pero tras eso su padre
murió de dolor, y entonces él se suicidó…
Asustado tras
enterarse de todas las desgracias vinculadas a la gema, Beaulieu
vendió la piedra a David Eliason, un curtidor judío, quien tras
comprarla se enteró de la leyenda y se la vendió al rey Jorge IV de
Inglaterra; el cual, ignorando las desgracias que ensombrecían el
resplandor del diamante, lo incrustó en la corona que estaba
haciéndose… He aquí donde se ve el poder de esta piedra maldita,
porque el rey perdió la cordura en 1822, y murió ocho años
después.
Muerto Jorge IV,
aparece en escena el adinerado Sir Henry Hope, quien coleccionaba
joyas pero no quería arriesgarse con el diamante, así que contrató
a un grupo de rosacruces para que hiciesen una ceremonia mágica y
exorcizaran a la joya. Ni siquiera los insignes rosacruces pudieron
con la joya, que fue bautizada con su nombre actual tras la ceremonia
de exorcismo que supuestamente había tenido éxito.
Creyendo que la gema
era inocua, Sir Henry se la quedó y en 1901 la vendió a un
norteamericano llamado Colot. Al parecer, la ceremonia rosacruz había
servido pero solo para Sir Henry, porque Colot perdió su salud y su
fortuna tras adquirir la joya, y desesperado se la vendió al
príncipe Kanitowski, un noble ruso aficionado a las juergas, y
dotado de una inmensa fortuna.
Kanitowski,
mujeriego de vocación, fue a París y allí le regaló el diamante a
una vedette (un tipo de bailarina), aunque después tuvo una pelea
con ella y la mató a tiros… Tras recuperar el diamante, Kanitowski
se lo vendió al griego Simón Montarides.
Poco después de
adquirir la gema, Simón iba en un carruaje con su mujer y su hijo,
pero el carruaje se cayó y todos murieron… Al parecer el diamante
no estaba con Simón, porque luego Abdul Hamid II, rey de Turquía,
lo adquirió, terminando por perder el trono en una revolución, y
acabando sus días tras los barrotes de una prisión. Quien se
apoderó del diamante después, desapareció en pleno océano, pero
la gema no estaba con él y fue a parar bajo la custodia de un banco
francés, el cual “misteriosamente” terminó por quebrar, antes
de lo cual le vendió el diamante al director del Washington Post.
Tampoco el director
del Washington Post fue perdonado por la joya, pues su esposa enfermó
gravemente y su hijo fue atropellado por un carruaje… Temiendo
cosas peores, vendió el aciago diamante a la familia Mac Lean.
Al igual que todos,
los Mac Lean fueron castigados por el diamante: en 1918 uno de los
hijos, de ocho años, murió atropellado, luego una hija murió por
sobredosis de somníferos, y finalmente el padre de la familia se
deprimió y terminó sus días en un manicomio… Miseria, el
diamante dejaba miseria a donde fuera que estuviese: consciente de
ello, la señora Mac Lean hizo guardar el diamante en una bóveda de
seguridad, donde lo tuvo por 20 años hasta que su nieta Evelyn Wash
Mac Lean falleció misteriosamente en Texas.
Finalmente el
diamante fue vendido al experto en diamantes Harry Wiston, quien para
no arriesgarse lo transfirió al Smithsonian Institute de Washington,
donde aún permanece hasta nuestros días, encerrado tras una urna de
cristal, cual si fuese un brillante asesino…
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El Diamante
Koh-i-Noor
Este diamante, cuyo
nombre significa “La Montaña de Luz”, tiene un pasado nada
luminoso… Pesa 105 quilates, alguna vez estuvo entre los más
grandes diamantes del mundo, y ha pasado por manos de gobernantes
hindúes, mongoles, persas, afganos, sikh y británicos. Fue tomado
como trofeo de guerra una multitud de veces, y todos sus propietarios
perdieron el trono o cayeron en desgracia. La razón de eso está en
la maldición que tiene, y que figura en un texto hindú del año
1306, fecha de la primera aparición confirmada de la joya. Dice así
la maldición: ‹‹Quien posea este diamante dominará el mundo,
pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer,
pueden llevarlo con impunidad››.
Debido a la
maldición del diamante, se sugiere que, si el monarca que lo posee
es hombre, debe entregárselo a su esposa. En todo caso, durante la
colonización británica de la India el diamante fue a parar a la
Corona Británica, cayendo en manos de la Reina Victoria, quien lo
pudo portar impunemente porque era una mujer.
Actualmente el
diamante sigue siendo propiedad de la Corona Británica, y se exhibe
como atracción turística en la Torre Británica. India lo ha
reclamado enfáticamente, pero Inglaterra nunca se lo devolverá.
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El Zafiro Púrpura
de Delhi
Científicamente
esta joya no es algo demasiado sorprendente, pero histórica y
culturalmente sí. Se trata de una enorme amatista (confundida con un
zafiro) de color púrpura, rodeada por un misterioso anillo de plata
en que se ven símbolos astrológicos y palabras místicas; a los
lados del anillo de plata que rodea la gema, están dos joyas
escarabajo talladas juntamente.
Se cree que la joya
es originaría de la India, que estaba en un templo de la diosa Indra
en la ciudad de Delhi, hasta que fue robada en un motín (hecho por
los ingleses…) durante el año 1857. Supuestamente, la piedra tenía
una maldición que fue activada con su robo.
Después del robo,
la piedra fue llevada a Inglaterra por el coronel W. Ferris, pero no
pasó mucho tiempo que ya toda la familia del coronel padecía
problemas de salud, y además la situación económica era terrible.
¿Sería la gema la culpable? Inicialmente el coronel no estaba
seguro, pero cuando se la dio a un amigo y éste se suicidó
incomprensiblemente, W. Ferris no dudó en el carácter maldito de la
piedra.
Posteriormente, en
el año 1890 la gema fue a parar a manos del autor Edward Heron
Allen, amigo del famoso escritor Oscar Wilde. Edward creía que la
gema estaba “triplemente maldita”, y eso que no era supersticioso
y tenía una buena formación académica que incluía el conocimiento
científico. Aún así, Edward no pudo evitar aterrarse cuando dos
amigos suyos, interesados en tener la gema, murieron después de ser
complacidos… Entonces la joya volvió a él, pero éste la lanzó a
un canal porque no deseaba volver a verla. La odiaba, pero la piedra
quería atormentarlo y en tres meses el operador de una draga la
encontró, se la vendió a un joyero y el joyero se la devolvió tras
reconocerla. En ese momento supo que la piedra tenía algo
sobrenatural, y que lo perseguía, de modo que la guardó en una caja
fuerte y la puso 14 años en custodia de unos banqueros, hasta que en
1904 nació su primera hija y, temiendo por la salud de la pequeña,
se la dio al Museo de Historia Natural con la condición de que la
caja no se abriese hasta transcurridos tres años de su muerte,
sumado a lo cual estaba el que su hija nunca debería tocar la joya y
peor aún tenerla.
En 1943 murió
Edward y los banqueros le dieron la joya al Museo de Historia
Natural. Tres años después, cuando la caja se abrió, encontraron
una nota escalofriante junto a la hermosa gema: ‹‹Quienquiera que
sea, luego de abrirlo deberá primero leer esta advertencia, y
después podrá hacer lo que quiera con la joya. Mi consejo para él,
es que la tome y la eché al mar.››
Después de leer la
advertencia, el personal del museo puso en una urna a la gema, y allí
estuvo hasta que en el 2004, con motivo de un evento, John Whittaker
debió tomarla y llevarla a la Heron Allen Society. Ahí se vio que
la maldición continuaba, porque durante el viaje surgió una
terrible tormenta, la peor que John había visto en su vida. ¿Sería
la piedra? No estuvo seguro hasta que le tocó transportarla por
segunda vez, seguido de lo cual, tan rápido como si fuese un efecto,
le dio un virus estomacal; y, por último, reafirmó sus sospechas
cuando, tras tener que llevarla por tercera vez, le dio un cálculo
renal…
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Los cuadros de los
niños llorosos
Durante los años
70, surgió la moda de decorar las casas con cuadros de niños
llorosos. El autor de los cuadros era supuestamente un tal Bruno
Amadio, quien quizá era de origen italiano porque firmaba sus
cuadros como “Giovanni Brangolin”.
Sobre el tal Bruno
Amadio, existía la leyenda de que era un pintor que había pactado
con el Diablo a cambio de fama y reconocimiento, pues ya a mediados
del siglo XX sus cuadros eran muy populares y tenían cientos de
reproducciones.
Lo terrorífico del
caso surge cuando se empezaron a acumular historias de incendios en
que lo único que quedaba a salvo de las llamas dentro de la casa
calcinada, era uno de los cuadros de niños llorosos que Bruno Amadio
creaba, aunque fuese copia y no original. Surgió así la leyenda de
que, tener colgado uno de los niños llorosos de Bruno Amadio,
equivalía a padecer la maldición de un incendio y de fenómenos
paranormales.
La leyenda alcanzó
su apogeo en los setenta, y con ello disminuyeron los pedidos de
cuadros al punto de que dejaron de realizarse copias. En medio de ese
ambiente de superstición, quienes tenían uno de esos cuadros lo
destruían o lo guardaban. Inclusive, algunos decían que en ciertas
fechas se podía pactar con el Diablo mirando fijamente a los ojos de
uno de esos niños, y la imaginación popular voló tanto que se creó
la historia del origen de la maldición. Esta historia afirmaba que
Bruno había realizado el primero de esos cuadros en base a un niño
sufriente de un orfanato, que después de hacer el cuadro el orfanato
se incendió, todos murieron y solo el cuadro quedó intacto,
albergando de alguna forma el espíritu del niño, y la huella
energética del incendio…
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El auto de James
Dean, “Little Bastard”
El lema de este
fallecido actor era: “vive deprisa, muere joven y deja un bonito
cadáver”. Él cumplió su lema y murió demasiado temprano.
Todo comenzó cuando
se rodaba la película Gigante, y James Dean compró un Porsche 550
RS Spyder, al que bautizó como “Little Bastard” (pequeño
bastardo) y manejó aceleradamente el 30 de septiembre de 1955,
muriendo al chocar con un Ford Tudor. Su acompañante, un mecánico y
amigo del actor Rolf Weutherich, sobrevivió pero se fracturó una
pierna y la clavícula.
George Barris, un
tipo que había arreglado varios coches de famosos, se quedó con el
Little Bastard a ver qué partes podía utilizar. La maldición
comenzaba.
Cuando estaban
bajando al Little Bastard con unas cuerdas, estas se rompieron y el
coche cayó, partiéndole las piernas a uno de los mecánicos. Dos de
las ruedas del Little Bastard se incorporaron después a un automóvil
de carreras, y en medio de una competencia los dos neumáticos (justo
los dos sacados del Little Bastard) estallaron, el coche se estrelló
contra un vehículo rival, y el conductor estuvo varios días en
coma. Eso podría ser pura coincidencia, pero George Barris también
había vendido el eje de transmisión y el motor, cada uno a un
conductor distinto. Ambos participaban en carreras de autos, y ambos
murieron tras incorporar a sus coches las partes del maldito vehículo
de James Dean.
Ahora sí que Barris
estaba asustado, y vendió lo que quedaba (la carrocería y el
chasis) a un museo de Sacramento; curiosamente, en una exposición el
Little Bastard cayó del pedestal en que estaba, y le rompió la
cadera a un joven visitante…
Preocupados de que
la maldición sea cierta, los dueños del museo decidieron mandar al
Little Bastard al desguace, donde finalmente sería destruido. Pero
el Little Bastard era el rey de los bastardos, un objeto maldito
entre los malditos: así, cuando el camión lo llevaba al desguace,
un automóvil lo chocó, tan fuerte que, el conductor del coche que
se estrelló contra el camión, murió enterrado, con el cuerpo justo
debajo del Little Bastard, llamado también “Porsche del Averno”.
Y es que, en última instancia, quizá ese otro nombre que James Dean
le puso, fue lo que creó la maldición, lo que desató el Averno…
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La Piedra Maldita de
Carlisle
Desde hace unos
cuantos años, al pueblo inglés de Carlisle le han caído
inundaciones, fiebre aftosa, altos índices de desempleo, y una
indiscutible decadencia en su equipo de fútbol. Para las autoridades
locales y la mayoría de pobladores, la culpa la tiene la “Piedra
Maldita”, una gran roca en la cual yace grabada una maldición
escrita en el año 1525.
El origen de la
Piedra Maldita se remonta al año 2001, cuando el artista Gordon
Young, por encargo del ayuntamiento, grabó sobre una gran piedra la
maldición que, en el año 1525 y en base a varios libros, el
arzobispo de Glaslow creó “contra los que osaran saquear, destruir
o robar en sus territorios ”. Una maldición compuesta de 1069
palabras, inicialmente destinadas a los “bárbaros del norte, que
hacían incursiones en la región”.
Tal parece que la
maldición del obispo había estado dormida, a la espera de una
materialización que le diese el poder para caer como una pesada roca
sobre sus desconcertadas víctimas que, contrario a lo que esperaba
el artífice del maleficio, no fueron “bárbaros” sino gente
civilizada. Así, instantáneamente después de plasmarse en la gran
roca, sobre Carlisle cayó la fiebre aftosa y el campo se regó con
vacas muertas, luego vino un enorme incendio y cerraron muchas
fábricas, después fue asesinado un niño, y finalmente, además de
los fracasos del equipo local de fútbol, cayeron torrenciales
lluvias que inundaron calles, parques y cultivos…
Por todo lo
anterior, algunos políticos del pueblo han sugerido destruir la
roca, pero el ayuntamiento se niega, ya que considera irracional
tomar grandes decisiones en base a supersticiones. En todo caso, el
psíquico israelí, Uri Geller, se ha ofrecido para exorcizar a la
roca y liberar al pueblo de la maldición, aunque para eso solicita
que le lleven la roca a su jardín, y sus vecinos se niegan
tajantemente pues no desean la maldición cerca de ellos.
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La Mujer de Lem
La mujer de Lem es
una escultura que data del 1500 A.C. y fue encontrada en Chipre en el
año 1878. Su primer dueño fue un coleccionista inglés, y en 4 años
él y toda su familia estaban muertos. Después, el siguiente
propietario también murió a los 4 años de tenerla… Se la llevó
entonces al Museo de Edimburgo, y a los cuatro años el encargado del
museo murió. Según parece, la estatua tiene una maldición asociada
al 4, hecho que quizá esté vinculado a los 4 arcos de sus orejas y
a los 4 collarines de su cabeza.
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OBJETOS MALDITOS DE
CARÁCTER GENÉRICO
Ahora vamos a
conocer distintos tipos de objetos malditos, aunque estos no son
objetos malditos en sentido estricto; o, en otras palabras, no tienen
una maldición concreta, sino que simplemente traen mala energía,
aunque esto no debe tomarse a la ligera, pues esa mala energía puede
acarrear desgracia y enfermedad en ciertos casos. Sin embargo, es
necesario aclarar que, a muchos de los objetos presentados, se les
atribuye mala energía en base a simples supersticiones.
Plantas que traen
mala energía:
– El Cordatum
– La Corona de
Cristo
– El Potus
– La Batata
– Cualquier planta
con espinas
Nota: No hay una
base racional para atribuir mala energía a estas plantas; y, como
puede verse en lo de “cualquier planta con espinas”, la creencia
en la mala energía de la planta suele estar asociada a las
connotaciones propias de ciertos aspectos de la misma: eso, por
ejemplo, se da con la propiedad de tener espinas, puesto que las
espinas están asociadas al dolor.
Objetos que traen
mala energía a nuestro hogar según el Feng Shui:
objetos-malditos-mirrorCualquier objeto roto: Se cree que, cuando un
objeto se daña, pierde su forma y su función, y con ello su
energía, resultando en un factor de desequilibrio y/o desgaste
energético en el entorno.
Cristales
deteriorados: La explicación anterior es particularmente válida
para los cristales deteriorados (golpeados, rajados, astillados,
destrozados), y sobre todo para los espejos rotos, más aún si se
pone un espejo roto frente a otro espejo roto.
Zapatos dañados
o que nunca se usan: A partir de los mecanismos de circulación
energética, se plantea que en los zapatos se acumulan las energías
negativas de la gente, y cuando se tiene un zapato dañado o que
nunca se usa, esta energía acentúa aún más su carácter negativo.
Libros dañados:
Esto se desprende del principio de los objetos rotos, con la
particularidad de que el libro, por tener plasmadas ideas,
supuestamente (cuando está dañado) genera contaminación energética
en un nivel más sutil.
Relojes dañados:
Debido a que el reloj representa el paso del tiempo, se ha creído
(supersticiosamente quizás) que un reloj dañado tiende a frenar
nuestro progreso, el logro de nuestras metas.
Antiguedades: En
este caso hay un buen fundamento para cuidarse del objeto. Ocurre así
que las alhajas antiguas suelen estar cargadas con la energía de
quien o quienes las poseyeron. Esa energía, como sabemos, es una
impresión astral, y esa impresión astral comporta por lo general
aspectos negativos, ya que casi seguramente la alhaja antigua estuvo
en un ambiente donde se dieron conflictos y hubo sufrimiento. Por eso
se recomienda someterlas a un proceso de depuración, que consiste en
sumergirlas en agua con sal marina durante 24 horas, tras lo cual
debe ponérselas bajo el sol tres horas seguidas.
Elementos o
aparatos médicos: Cuando estos artefactos han pertenecido a un
enfermo, se recomienda no guardarlos a menos que se los necesite, ya
que tienen depositada la energía astral propia de los padecimientos
de salud del enfermo que los tuvo.
Cunas: Se cree
que las cunas de bebés deben sacarse o guardarse cuando no se las
necesita, pues de lo contrario dificultaran el crecimiento del niño.
Como ven, aquí el fundamento es más de tipo psicológico que
esotérico, puesto que tiene que ver con la percepción que el niño
tiene de lo que la cuna representa.
Muebles de
madera viejos, quebrados o derruidos: Esto se desprende del principio
de los objetos rotos, con la particularidad de que son especialmente
nocivos en tanto que tienden a ser frecuentemente empleados.
Fotos o papeles
vinculados a situaciones dolorosas: Aparte del evidente fundamento
psicológico (ver la foto, o leer el papel, hará que revivamos el
dolor), se cree que estos objetos encierran, en gran medida, la
energía astral de lo que representan. Así, no conviene guardar
cartas de rupturas sentimentales, por ejemplo.
Cenizas de
familiares o seres queridos: Desde un punto de vista energético,
esto es semejante a guardar un cadáver, e incluso puede ser causa de
actividad paranormal.
Cintas, fajas y
crespones de velatorio: Estos objetos conservan la huella astral
correspondiente al sufrimiento que se vertió mientras se estaba en
el velatorio y se los usaba.
Pan
desperdiciado: nunca se debe tirar el pan, ni arrojarlo a la basura.
Bíblicamente se lo considera sagrado. Arrojar pan trae pobreza y
problemas económicos en general. Si sobra, se procede de la
siguiente manera: en primer lugar se lo moja, para que no se pueda
comer. Luego se lo coloca en una bolsita de plástico y se lo deja al
aire libre durante 24 horas. Recién después de este procedimiento
se lo puede arrojar a una bolsa de residuos.
Ópalos:
Supuestamente traen interferencias, desgaste o inestabilidad
energética, sobre todo si son azules, rojos o negros. Pero debe
advertirse: con casi toda seguridad, esto es pura superstición.
Exceso de color
negro: El negro absorbe energía, por eso las velas negras se usan
para drenar energías negativas del lugar en que se prenden.
Psicológicamente el negro está asociado a cuestiones negativas, y
eso, sumado al carácter que tiene a nivel energético, hace que
definitivamente sea perjudicial tener exceso de negro donde vivimos.
El negro está asociado a aspectos emocionalmente dolorosos, y una
muestra de eso es que en los sueños de la gente deprimida el negro
tiene mayor presencia que en los sueños de la gente no deprimida.
Pirámides mal
orientadas: Las pirámides deben estar orientadas hacia el norte y
preferiblemente deben estar cerca de sitios bien iluminados (al pie
de ventanas por donde entra el sol, por ejemplo). Esta creencia se
basa en la vibración producida por la estructura geométrica de la
pirámide, y en la relación de esto con los polos magnéticos de la
Tierra.
Objetos de mar:
En Fenhg Shui se cree que el mundo marino tiene una energía
particular distinta del mundo terrestre, y a partir de eso se plantea
que, tener caracoles y otras cosas así, constituye un factor de
perturbación energética.
Animales
disecados: Se cree que la muerte y los procesos propios de ésta
tienen una energía particular, por lo que tener animales disecados
equivale a guardar la energía de cadáveres.
Plantas, flores
secas, plantas de exterior puestas en el interior: Se plantea que
todas estas cosas drenan energía del entorno, y esto parece no ser
una superstición, ya que es el fundamento a partir del cual en
algunos libros se recomienda abrazar árboles para descargar nuestra
energía negativa.
Cualquier tipo de
símbolo, imagen o figura vinculada al Satanismo: Los símbolos
suelen tener, aunque sea en un mínimo, la energía de lo que
representan, y lo mismo ocurre con las imágenes y las figuras. Por
eso es recomendable no tener representaciones de cosas pertenecientes
al mundo del satanismo. Esto rige particularmente para símbolos,
imágenes o figuras que han sido usadas en rituales.
Cráneos, huesos u
otros elementos de personas difuntas: Esto ya se explicó arriba,
pero cabe mencionar que es particularmente peligroso tener restos de
difuntos humanos, ya que están fuertemente asociados a la energía
de la persona fallecida, y pueden en algunos casos desatar actividad
paranormal, o contaminar energéticamente el lugar si el difunto fue
alguien malo (un ladrón, un asesino, un narcotraficante, etc).
Objetos que
estuvieron muy vinculados a alguien malvado: Estos objetos tienen
huellas astrales muy fuertes de sus antiguos portadores, y estas
huellas astrales pueden influir en nuestra aura y, a través de ella,
en nuestras emociones y conducta.
Muñecos de vudú:
Aquí nos referimos a los muñecos de vudú que han sido usados en
rituales o que han sido hechos para ser usados en rituales, aunque
aún no se hayan usado. No nos referimos a meras representaciones,
como las que podrían usarse para exposiciones en museos. En cuanto a
la explicación, ya ha sido expuesta anteriormente.
Objetos vinculados a
ciertos cultos paganos en los que se invocan espíritus: Estos
objetos son peligrosos porque muchas veces se han empleado en
invocaciones y han terminado asociados a determinados espíritus. No
es, como creen los evangélicos, que estos objetos representan a
dioses falsos que en realidad son demonios. Las entidades que
representan simplemente (al menos en la gran mayoría de casos) no
existen, pero eso no quita que no estén asociados a la entidad que,
a un nivel astral, se ha generado por la fe que las personas del
culto tienen. Esta entidad no es un ente dotado de voluntad y
conciencia (a menos que se haya generado un tulpa, pero eso solo
sucede si han intervenido personas psíquicamente dotadas), sino una
estructura energética asociada a determinados patrones psíquicos.
Sin embargo el peligro principal de estos objetos no está en lo
indicado antes, sino en el hecho de que, como se señaló en los
comienzos del artículo, usualmente ciertos espíritus (del bajo
astral) acuden cuando se realizan los rituales, y terminan
depositando su energía en los objetos empleados durante el proceso
ritual.
El Arcángel Metatrón
Metatrón, en
cualquiera de las visiones que existen sobre él, es el más poderoso
de entre todos los arcángeles, lo cual está expresado en su título
de “Pequeño Yahvé”. Según la mitología judía, fue el primer
ser creado por Dios; según la creencia general, fue el patriarca
Enoc, transformado en ángel por Dios.
INTRODUCCIÓN
Surgido en los
textos medievales de los cabalistas, Metatrón es un arcángel sobre
el cual se han dicho múltiples cosas, algunas veces incompatibles
entre sí. Así, hay quienes dicen que es el segundo ser más
importante en el cielo después de Dios, y que se sienta a la
izquierda (Cristo está a la derecha) del Padre; mientras otra
teoría, parcialmente en base al mismo hecho, dice que Metatrón es
Satán, El Adversario; o bien, pasando a otro punto de debate, unos
creen que Metatrón fue humano y que en su vida humana fue el profeta
Enoc, mientras otros piensan que no fue humano y hay quienes dicen
que es el más antiguo de los arcángeles. Como se ve, la figura de
Metatrón permanece envuelta en la niebla del debate esotérico; y es
que, de hecho, éste arcángel es fundamentalmente una figura del
misticismo y el ocultismo, que ha sobrevivido al paso de los siglos y
actualmente ha sido rescatado por el movimiento de la Nueva Era; ya
que, en lo que respecta a su naturaleza en el marco de la fe,
Metatrón no es aceptado ni por el Catolicismo ni por ninguno de los
movimientos protestantes, ya que nunca aparece explicitamente en el
Antiguo Testamento o en el Nuevo Testamento.
ETIMOLOGÍA
metatron1El nombre
Metatrón nunca ha sido definitivamente explicado, ya que al parecer
no tiene una etimología clara. Unos creen que deriva de la palabra
hebrea para “guardián de la entrada”, mientras otros plantean
que proviene de la expresión griega para “aquel detrás del
trono”, significado éste último que tiene mayor popularidad
aunque no mucha aceptación entre los especialistas. Por otro lado,
se ha propuesto que el nombre puede estar vinculado a los términos
latinos metator (“mensajero”) y mitator (“explorador de las
legiones”), aunque en ese caso no se explicaría cómo los términos
latinos habrían derivado hacia Metatrón, nombre al que no le
corresponde ninguna palabra hebrea en particular…
Algo que complica
aún más el asunto es la cantidad de variaciones (Methraton
Meetatron, Metrator, Merattron, etc…) que existen para el nombre.
En ese marco, Odeberg lanzó la aguda hipótesis de que Metatrón
podría ser la metonimia de una frase judía cuyo significado sería
el de “pequeño YHVH”, esto es, “pequeño Yahvé” o “pequeño
Jehová”, ya que era ese el título que se le daba al arcángel,
por estar imbuido en una gloria semejante a la de Dios, único ser
por encima de él.
Con respecto a lo
anterior, resulta interesante y contundente un diálogo del libro de
Enoc, en el cual se plantea claramente la identidad entre Metatrón y
Enoc:
‹‹Dijo Rabí
Yismael: En aquel momento, pregunté a Metatrón el ángel, el
príncipe de la presencia:
— ¿Cómo te
llamas?
Me respondió:
— Tengo setenta
nombres, que corresponden a las setenta lenguas existentes en el
mundo, y todos ellos están basados en el nombre de mi rey, el Santo,
bendito sea, pero mi rey me llama “joven”.
Dijo Rabí Yismael:
Pregunté a Metatrón:
— ¿Por qué eres
llamado con el nombre de tu creador, con setenta nombres? Y siendo tú
el más grande de todos los príncipes, el más elevado de todos los
ángeles, el más amado entre los siervos, el más honorable entre
los ejércitos y el más excelso de todos los poderosos en cuanto a
realeza, magnificencia y gloria, ¿por qué te llaman “joven” en
los altos cielos?
Respondió
diciéndome:
— Porque soy
Henoc ben Yared››
.
ASPECTO
A nivel de
iconografía oficial, la única imagen canónica es la que proviene
del mito de Metatrón-Enoc; pues hay tres propuestas sobre el
problema de quién es Metatrón: 1) Metatrón es el ángel
primordial, creado por emanación directa de Dios, 2) Metatrón es el
profeta Enoc después de experimentar su transformación divinizante,
3) En el cielo coexisten los dos Metatrones anteriores, siendo el
Metatrón-Enoc (de seis letras en su nombre) uno de gloria menor al
Metarón-primordial (de siete letras en su nombre). Volviendo a
nuestro tema, se cuenta que, cuando Dios transformó al profeta Enoc
luego de escogerle entre los mortales, le convirtió en un ser de
fuego divino con 72 alas y 365000 ojos. Al respecto, el Libro de Enoc
cuenta que Metatrón le narró a Rabí Yismael su experiencia del
siguiente modo: ‹‹Cuando me tomó de entre los pertenecientes a
la generación del diluvio, el Santo, bendito sea, me hizo ascender
en las alas del viento de la Sekinah al firmamento altísimo y me
introdujo en los grandes palacios que están en alto del firmamento
de Arabot (…). Antes de designarme para atender el trono de la
gloria, el Santo, bendito sea, abrió para mí trescientas mil
puertas de inteligencia, trescientas mil puertas de prudencia,
trescientas mil puertas de vida, trescientas mil puertas de (…).
Entonces el Santo, bendito sea, me añadió sabiduría sobre
sabiduría, inteligencia sobre inteligencia, prudencia sobre
prudencia, conocimiento sobre (…). Después de concederme todas
esas cualidades, puso el Santo, bendito sea, su mano sobre mí y me
bendijo con 5360 bendiciones. Crecí y aumenté de tamaño tanto como
lo que mide el mundo a lo ancho y a lo largo. Él hizo que me
salieran setenta y dos alas, treinta y seis a un lado y treinta y
seis al otro, siendo cada una de las alas como el contenido del
mundo. Fijó en mí 365000 ojos, y cada uno de ellos era como la
luminaria mayor, y ningún tipo de esplendor, brillo, hermosura o
belleza que se encuentre en todas las luces del universo dejó él
sin fijar en mí.››
Ahora bien, resulta
fácil intuir que el aspecto de Metatrón tiene en gran medida un
carácter simbólico. Así, y partiendo de que se piensa que Metatrón
es un serafín, vemos que normalmente los serafines tienen 3 pares de
alas, mientras que Metatrón tiene 36, que equivale a multiplicar 3
por 12, siendo 12 el número de las tribus de Israel, el número de
Israel en cierto sentido. A su vez, 36 por 2 da 72, que es el número
de los nombres divinos pues, a partir de ciertos métodos de
numerología cabalística, se puede y se ha derivado el 72 del
“YHVH”, o nombre divino conocido como el “Tetragramatón”, de
modo que el 72, en cierta forma, representaría a Dios, lo cual
resulta pertinente si tenemos en cuenta que a Metatrón se le
denomina “Pequeño Yahvé”. Finalmente, sabido es que Metatrón
es el ángel-escriba, el detentor de secretos cósmicos. De él se ha
dicho que posee una enorme sabiduría, y eso estaría simbolizado en
el hecho de que tiene 365000 ojos, siendo que 365 es el número de
días del año, 1000 representa a la totalidad entre sus significados
y, por ende, 365000 puede interpretarse como la totalidad del tiempo;
de modo que, si tiene 365000 ojos y el ojo simboliza a la conciencia,
esto se puede interpretar como una clarividencia capaz de ver en
todos los tiempos por venir.
.
ORÍGENES
Metatrón no aparece
en el Tanaj (24 libros de la Biblia Hebrea, Antiguo Testamento para
los cristianos) ni en el Nuevo Testamento, y su surgimiento se
remonta al Libro de Enoc; el cual, tal y como hoy se conoce, fue
editado en el siglo I de nuestra era, y sus partes fueron escritas
entre el siglo III a.C. y el I. d.C. No obstante, hay tres versiones
más (menos conocidas e importantes), cuyos periodos de composición
más tardíos se remontan al siglo V de la era cristiana.
Ahora bien, no fue
sino entre los siglos XII y XIII cuando, en el marco de las teorías
cabalísticas, Metatrón empezó a cobrar una gran importancia,
particularmente en relación al misticismo. Eso no quiere decir que
antes no se le tomara en cuenta dentro de los judíos, pues sí tenía
presencia y de hecho, como apuntan algunos críticos cristianos,
Metatrón es en gran parte el producto-expresión del rechazo de los
judíos hacia Cristo; pues estos, según los mencionados críticos,
habrían acudido a Enoc y lo habrían divinizado para así, tal y
como los cristianos hicieron con Jesús, divinizar a una figura
humana y ponerla en el estatuto de un segundo ser divino después de
Dios, cosa que queda claramente reflejada cuando se ven las
semejanzas que existen entre el título de “El Hijo del Hombre”
(para Jesús) y el título de “Pequeño Yahvé” o “Joven Yahvé”
para Metatrón-Enoc.
FUNCIONES
El escriba divino:
Metatrón es el
escriba divino, el ángel que custodia importantísimos y numerosos
secretos sobre la Creación e incluso, según ciertas fuentes,
conocería el día del juicio final. Es él quien lleva el registro
de las acciones humanas, de los méritos y deméritos individuales y
sociales, de modo que él se encargaría de determinar quiénes
estarían en la “lista de la vida”, pudiendo así aspirar a la
vida eterna, a la salvación. Es por este papel de escriba que a
Metatrón, según se cuenta, se le concede el privilegio único de
estar sentado (los demás deben estar parados) en presencia de Dios,
a su izquierda, estando Cristo a la derecha: esto, claro está, no en
el judaísmo sino en ciertas creencias que presentan rasgos de
sincretismo religioso y que prácticamente siempre tienen un carácter
esotérico; como, por ejemplo, el enorme abanico de movimientos
dentro del llamado New Age o Nueva Era. Así, es justo en el marco de
este tipo de creencias donde Metatrón y la reencarnación se
fusionan y entonces, de su función como escriba, Metatrón pasa a
ser el guardián de los registros akásicos, los cuales son un
registro (compuestos por energía imperecedera, incorruptible) de
absolutamente todo lo sucedido desde el inicio de los tiempos y, por
ende, un registro donde se guardan las vidas pasadas de cada
individuo, siendo así potenciales catalizadores de iluminación y
progreso espiritual para aquel que pueda descubrirlos, cosa que para
algunos se podría lograr solicitándole a Metatrón la ayuda para
salir en un viaje astral, visitar los registros y regresar al cuerpo
físico sin olvidar lo aprendido, puesto que generalmente este tipo
de viajes se olvidan o simplemente son inconscientes (en este caso,
evidentemente no habría visita a los susodichos registros).
El ángel patrón de
los niños:
Metatrón es el
ángel patrón de los niños, debido al papel que el Zohar le da como
el ángel que, en medio del desierto, guió al pueblo de Israel hacia
la Tierra Prometida. Se cree, en base a eso, que Metatrón guía a
los niños tanto en la Tierra (simbolizada por el desierto) como en
el Cielo (simbolizado por la Tierra Prometida). Según las creencias
de la Nueva Era, en tanto patrón de los niños él ayudaría
particularmente a los llamados “niños índigo” y “niños
cristal”, socorriéndolos con su sabiduría para que puedan superar
los obstáculos de su evolución espiritual. Pero, sea que se trate
de estos niños o de niños comunes, los padres pueden pedirle a
Metatrón que guíe a sus niños, y éste de seguro accederá siempre
y cuando la guía sea en pro del progreso interior o incluso del
desarrollo de habilidades psíquicas…
Jefe de los ángeles
de la muerte:
Debido a que
Metatrón fue humano (Enoc), la Angeología lo asocia a Gabriel y
Samael en sus roles de ángeles de la muerte. Por ello, Metatrón
habría de supervisarlos cuando éstos ejercen su ayuda para que, en
el proceso de la muerte, las almas de los humanos puedan pasar del
plano físico al plano espiritual, siendo este un tránsito difícil
en el que generalmente el alma experimenta cierto grado (variable) de
confusión con respecto a cosas como dónde se encuentra, cómo se
encuentra, qué es lo que ve, y qué es lo que debe buscar y cómo
debe buscarlo…
Ángel iluminador:
También en parte
porque fue humano, a Metatrón se le atribuye la función de dirigir
la ascensión y activación del “cuerpo de luz” en el ser humano.
Es particularmente aquí donde se percibe cómo su rol místico se ha
adaptado a las creencias contemporáneas, ya que actualmente se habla
de su ayuda para la “transformación”, la “purificación”, y
el consiguiente ascenso de la conciencia en su paso de un “nivel de
evolución” determinado a otro superior.
El jefe supremo de
los ángeles:
Para los cristianos
y para muchos judíos, el comandante de la milicia celestial sería
el arcángel Miguel, pero muchos textos contemporáneos, “más
especializados en mercadeo que en cosmología” según diría un
crítico, lo colocan como el gran comandante de todos los ángeles
(por encima de Miguel y Gabriel explícitamente) y como el líder de
los ángeles de la muerte (dirigiendo así a Sariel y Remiel). Sin
embargo este papel, aunque exagerado en los textos mencionados, sí
tiene un fundamento bibliográfico sólido en el Libro de Enoc; cito
pues las palabras que Metatrón le dijo a Rabí Yismael: ‹‹Todas
estas cosas realizó para mí el Santo, bendito sea: me hizo un trono
similar al trono de la gloria y extendió sobre mí una cortina de
esplendor y brillante apariencia, de belleza, gracia y merced,
semejante a la cortina del trono de la gloria, en la que todas las
clases de luminarias que hay en el mundo fueron fijadas. Colocó el
trono junto a la puerta del séptimo palacio y me hizo sentar en él.
Y en cada uno de los cielos salió el heraldo para proclamar acerca
de mí: “Éste es Metatrón, mi siervo, al que he colocado como
príncipe y soberano sobre todos los príncipes de mi reino y sobre
todos los hijos del cielo, a excepción de los ocho grandes
príncipes, los honorables y temibles, que son llamados Jehová, por
el nombre de su rey[2]”››
El puente entre Dios
y los hombres:
En esa misma línea
del esoterismo mercantil contemporáneo, Metatrón ha sido exaltado
como el ángel encargado de llevar las oraciones a Dios (como si
Dios, en su omnisciencia, necesitará que alguien le lleve las
oraciones de sus hijos e hijas…), deviniendo así en un
importantísimo puente entre Dios y la Humanidad. Sin embargo, existe
otro sentido en el que este ángel conforma un puente entre Dios y
los seres humanos, y este sentido es cosmológicamente mucho más
interesante; a saber, se dice que el arcángel Uriel forma el primer
extremo del puente entre lo humano y lo divino, representando a la
esfera de lo material, mientras que Metatrón forma el otro extremo
del puente, el del espíritu, siendo de ese modo el protector del
umbral que media entre el reino de las formas (presente en la
materia) y el reino trascendental y espiritual de la no-forma. Es
pues por lo dicho anteriormente que a Metatrón le corresponde la
sefirá Keter o Corona, la más elevada de todas las esferas del
Árbol Cabalístico de La Vida.
¿ÁNGEL SEVERO O
DEMONIO?
La condición de
Metatrón como ángel severo empezó a tomar cuerpo entre los
cabalistas medievales, ya que estos deseaban preservar la imagen de
un Dios misericordioso pero a la vez querían conservar la verdad de
los textos revelados. Entonces: ¿quién ahogó a los egipcios cuando
se cerraron las aguas tras el paso del “pueblo elegido”?, ¿quién
detuvo la mano de Abraham cuando iba a matar a Isacc?, ¿quién hizo
cosas tan duras como calcinar Sodoma y Gomorra y guiar a los judíos
contra sus enemigos bélicos al punto de ser llamado “Dios de los
ejércitos”? La respuesta ya se intuye: Metatrón, el “Pequeño
Yahvé”, un ángel llamado como su creador, coronado e investido de
gloria al igual que su creador y, por lo tanto, confundible con el
mismo…
De lo anterior se
pasó a la sospecha de que Metatrón era el mismo ser que Satanás, y
las razones eran estas: 1) se sentaba a la izquierda de Dios,
simbolizando la izquierda al camino de Satanás y la derecha al
camino de Dios, 2) Creó (al menos según cierta teoría) la materia,
y para muchos gnósticos la materia se identificaba con el mal,
mientras que el espíritu con el bien, 3) Es identificable con Satán
a partir de que Satán, como la serpiente del Edén, tienta a Eva con
el fruto del conocimiento, mientras que paralelamente, Metatrón es
concebido como un ángel de sabiduría que entrega conocimientos
ocultos a los hombres, conocimientos respectivos a secretos
cabalísticos, geometría sagrada (el famoso Cubo de Metatrón, por
ejemplo), etc. 4) Es un ángel que estuvo en presencia de Dios, y que
es llamado “príncipe de príncipes”, al igual que el querubín
del relato bíblico de Ezequiel, que según las interpretaciones
viene a ser Lucifer.
EL CUBO DE METATRÓN
El “cubo de
Metatrón” es una de las más famosas figuras de la Geometría
Sagrada. Supuestamente el mismo Metatrón lo habría creado a partir
de la energía de su propia alma. En cuanto a cómo se lo obtiene,
tenemos que este cubo parte de tomar al llamado “fruto de la vida”,
una figura sagrada compuesta por 13 circunferencias tangentes y
congruentes, construidas a partir de un hexágono regular. Así,
uniendo los centros de cada circunferencia con los centros de las
demás circunferencias, se genera el Cubo de Metatrón, compuesto por
78 líneas. Eso en dos dimensiones, pues también, y aunque mucho más
complejo, existe un proceso para derivarlo en tres dimensiones,
aunque por definición un cubo es una entidad tridimensional, pero el
lector sabe que aquí nos referimos a la expresión tangible del Cubo
de Metatrón, y no al concepto en sí mismo. En todo caso, los
esoteristas creen que aquel cubo funcionaría como una especie de
acelerador cuántico en el cual “se despiertan leyes eléctricas de
dimensiones superiores y por tanto procesos de transmutación y cura”
METATRÓN Y EL
MISTICISMO CABALISTA
metatron-misticismoEn
el “mapa medieval de los dominios espirituales”, existe algo
llamado el Intelecto Agente, que es la esfera de unión entre la
mente divina y la mente humana. En ese marco teórico, el místico y
cabalista español del siglo XIII, Abraham Abulafia, emplea diversas
y variadas fórmulas para indicar cómo cierta inmersión en la Torá
—que incluye un dominio total de los modos de combinaciones de
letras— es el sendero que conduce a la unión inherente a
experimentar la esfera del Intelecto Agente. En cuanto a Metatrón,
Abulafia lo introduce al plantear que la llamada “rueda de las
letras” se encuentra bajo su jurisdicción, pues él es el ángel
mencionado en Éxodo23, 20-21: ‹‹He aquí que yo voy a enviar un
ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca
al lugar que te tengo preparado. En él está mi Nombre››. Es
pues en la última línea citada donde el Talmud ve una alusión al
nombre Shaddai (uno de los nombres de Dios), el cual tiene el mismo
valor numérico (314) que el nombre Metatrón, lo cual es
interpretado como el hecho de que el ángel Metatrón es el guía en
el viaje hacia la Tierra Prometida. Ocurre entonces que, en un nivel
profundo, la Tierra Prometida representa la condición de unión con
Dios, de modo que Metatrón viene a ser nuestro guía en el camino
para aproximarnos progresivamente a Dios. Pero también, tal y como
dice Brian L. Lancaster en La esencia de la Kábala: La enseñanza
interior del Judaísmo: ‹‹El Zohar Hadash conecta a Metatrón con
la “rueda en la tierra” en la visión de Ezequiel (Ez1, 15). El
Zohar procede a describir cómo las letras del Nombre inefable están
grabadas en una llama que surge del ángel. Estas son las letras en
el núcleo de las prácticas cabalísticas. En última instancia,
cada una de las veintidós letras hebreas es contemplada como un
Nombre en sí misma. Así, vinculándose a la rueda de las letras en
mística concentración, el cabalista aspira a encontrarse con
Metatrón, guardián de la vía para la unión con Dios››
UNAS NOTAS SOBRE EL
METATRÓN PRIMORDIAL
Hasta aquí hemos
venido hablando sobre todo del Metatrón-Enoc, que es el de mayor
importancia en tanto que esa visión sobre el ángel es la más
aceptada. Sin embargo, cabría decir un par de cosas sobre el
Metatrón primordial, para lo cual les traducimos palabras del
profesor St. Louis Howard Schwartz, tomadas de su libro Tree of
Souls: The Mythology of Judaism. Dice así: ‹‹El Metatrón
Primordial fue lo primero en la creación, el hijo de la Shekinah.
Las primeras palabras de la Torá, “En el principio Dios creó”,
se refieren a Metatrón. El Metatrón Primordial asistió a Dios en
la creación del mundo, y ha asistido a Dios desde entonces en el
gobierno de los mundos de abajo y de arriba. Cuando Dios dijo a
Moisés, “Ven al Señor”, él se refería a ir hacia Metatrón.
Esta descripción del Metatrón Primordial, claramente se parece a
los mitos sobre el Hombre Celestial y Adam Kadmon. Lo que es inusual
es que el Metatrón Primordial es descrito como el hijo de la
Shekinah. Partiendo de que este mito es encontrado en el Zohar, la
Shekinah se refiere a la “Novia de Dios”, convirtiendo al
Metatrón Primordial en el hijo de Dios y la Shekinah.››. Ahora
bien, el lector se preguntará lo siguiente: ¿cómo puede hablarse
de la “Novia de Dios”?, ¿Acaso esta novia de Dios es increada y
eterna ya que se dice que Metatrón fue el primer ser creado y de lo
contrario habría contradicción? Veamos, para empezar el término
“novia” es figurativo, y la mayúscula juega un papel muy
importante en su significado. Así, en la tradición cabalística la
Shekinah o “Novia de Dios” designa el aspecto femenino de la
Divinidad, la “Presencia”, la también llamada “Divina
Princesa”, funcionalmente equivalente (en gran parte al menos) al
Espíritu Santo de los cristianos y a la Madre Cósmica de los
hinduistas; según esto, es lógico que siempre haya existido, pues
es un aspecto de Dios mismo. De ese modo, Metatrón vendría a ser el
fruto de la interacción creativa entre los aspectos femenino y
masculino de Dios y, a la vez, su hijo y primer ser creado.
TABLA
Color: Blanco
nacarado, blanco resplandeciente, dorado.
Rayo: Blanco
Chakra: Chakra
coronario
SELLO, INVOCACIÓN Y
ORACIONES
Sello de Metatrón:
Invocación-oración
hecha por la angéologa Cristina del Solar:
Desde este momento,
invoco la presencia del Arcángel Metatrón para que me guíe por el
camino correcto, para que pueda dar vuelta la página de la
injusticia, de la carencia, de la tristeza y el resentimiento que hay
en mí y a mi alrededor, su presencia trasmutará mal por bien,
tristeza en alegría, oscuridad en luz, todo lo negativo en mí se
convierte en sanador, todo lo que me ataba y frenaba se convierten en
impulso para lograr mis objetivos Siento tu fuerza transmutadota
en mí..
Amado Arcángel
Metatrón, te pido que me ayudes a encontrar el equilibrio que
necesito, a encontrar las nuevas posibilidades para ser pleno, sano y
prospero. Te encomiendo mi avance en el camino que Dios ha preparado
para mí.
Arcángel Metatrón,
tú que representas la equidad, el balance, la justicia, la
recompensa, te pido que intervengas por mi (o Por…) y pongas estas
virtudes en mi vida presente. Necesito que (nombrar situación
puntual) se equilibre, actúe la justicia divina para que sea
resuelto definitivamente. Te doy gracias por tu amor y sé que desde
este momento las cosas se equilibrarán.
Oración 1:
Arcángel Metatrón,
luz de todos los Serafines,
con tu sublime
protección primordial ayúdame a lograr la quietud
de mi espíritu para
darme fuerzas para continuar y vencer,
siempre en nombre de
la verdad
iluminándome en
todos mis caminos.
Con tu luz divina,
dame confianza en mi
mism@ y fe en mis ideales.
Estaré a tu
servicio pues soy dign@ de tu protección.
Libérame de todas
las impurezas que puedan perjudicarme.
Concédeme una
existencia tranquila
para trabajar con
amor.
Amén
Oración2 (para una
petición concreta):
Glorioso arcángel
San Metatrón, intercede por mí, y ayúdame a activar mi cuerpo de
luz y recorrer el camino de la iluminación.
Glorioso arcángel
San Metatrón, imploro tu continua custodia para mantener la claridad
mental y la luz del espíritu con cada paso que doy hacia la luz de
Dios.
Glorioso arcángel
San Metatrón, envuélveme en el blanco de tu luz y ayúdame a
llenarme de tus bendiciones de tranquilidad, balance, limpieza
emocional y armonía. Ayúdame a sentir la claridad de la luz que
traes a mi alma y a compartirla siempre con todos mis semejantes.
Protector mío,
concédeme la gracia que te solicito (haz tu petición) si es
conveniente para el bien de mi alma y de todo el mundo. Acompáñame
y guía todos mis pasos hasta alcanzar la vida eterna y el amor
divino. Amén.
Oración 3
(reconociendo la identidad Enoc-Metatrón):
Oh, Enoc, que eres
el Arcángel Metatrón acepto tu presencia.
Tú que eres el
Canciller del Cielo, Ángel de la Alianza y Rey de los Ángeles
Que eres el anotador
y supervisador de todos nuestros actos en el libro de la vida
registrándolos así con una pluma.
Pido doy gracias
porque serás un testigo del bien que hago, quizás de esos actos de
Amor o Benevolencia no reconocidos por los demás.
Busco tu consejo
para que me ayudes a encontrar el equilibrio entre lo que damos y lo
que guardamos para nosotros mismos.
Guía mis esfuerzos
y ayúdame a encontrar la medida correcta para mi rendimiento y
actividad.
Agradecido quedo de
ti eternamente Arcángel Metatrón.
Gracias Padre
Gracias Jesús de
Nazareth
Gracias Virgen Maria
Gracias Universo
Gracias Ángel de la
Guarda
Gracias Arcángel
Metatrón.
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