lunes, 11 de febrero de 2013
Un Artista Sin Un “Pelo” De Tonto.
Adrienne Antonson es un artista norteamericano que ha
presentado una colección de insectos realizados con una peculiar materia prima,
están todos realizados con cabello humano.
Este hombre nacido en Seattle, y amante del reciclaje, la
sostenibilidad y los insectos, decidió un día unir estos conceptos, y surgieron
estas pequeñas obras de arte realizadas con cabello humano.
Al principio, Adrienne buscó su materia prima por
peluquerías, y luego recibía donaciones de cabello de amigos. (Supongo que
Bruce Willis no es muy amigo de él).
Usando cabellos teñidos, e incluso canas va dándoles forma,
de manera laboriosa y sin que un solo pelo quede fuera de lugar. Para unirlos
usa simple cola.
Algunas obras son replicas de insectos reales, y otras son
producto de la imaginación del autor que crea animales que no existen en el
mundo real.
Orgulloso de ser fiel a su lema de usar recursos sostenibles
en todos ámbitos de la vida, e incluso en el arte, Adrienne no solo se dedica a
crear estas genialidades, también tiene una línea de ropa, como no, sostenible
y es editor de una revista de arte llamada “Cielo oscuro”.
Vamos que a pesar de no crear arte polémico, es un artista
peliagudo. Lo que no sabemos es si usará pelo que no sea de la cabeza.
Un Origen Muy Diferente Al De Su Uso Actual.
Casi todo el mundo piensa que la arroba es un invento propio
de la “era Internet”, sin embargo, su historia es mucho más antigua y su origen
se remonta al latín. Los árabes ya lo usaban hace siglos, y los marineros lo
empleaban habitualmente al detallar el contenido de las bodegas de sus barcos.
Esta es la desconocida historia de “@”, uno de los símbolos más usados de la
actualidad.
Aunque actualmente, el símbolo de la arroba está relacionado
con internet, sobre todo con la dirección de correo electrónico, la mayoría de
los historiadores creen que el origen de la palabra “arroba” proviene del
árabe, concretamente del término “ar-roub“, que significa cuarto o cuarta
parte, de hecho, la arroba es una unidad de masa usada hasta hace pocos años y
que es la cuarta parte de un quintal, es decir, 11,34 kilogramos.
En cuanto al símbolo en sí mismo, esa especie de “a”
encerrada por un círculo, tiene sus orígenes en una práctica común entre los
encargados de copiar libros en latín, a mano, allá por la Edad Media. Estos
copistas utilizaban “@”, uniendo entre sí las letras “a” y “d” para formar la
preposición latina “ad”, que significa “hasta” o “hacia“. La preposición “ad”
aparecía con mucha frecuencia en esos textos, y tiene sentido que haya sido
reemplazada por un solo símbolo. Poco a poco, la “@” fue haciéndose popular en
otros ámbitos, y empezó a aparecer -por ejemplo- en las cartas oficiales
redactadas en latín antes del nombre de su destinatario.
Uno de los documentos más antiguos que se conocen que
contiene una “@” impresa data del 4 de mayo del año 1536, y se trata de una
carta enviada por un mercader italiano, Francesco Lapi., desde Sevilla a Roma.
Este documento fue descubierto por el profesor Giorgio
Stabile, de la Universidad La Sapienza, mientras restauraba una colección
fotográfica para el Instituto Treccani, y en dicho escrito se detalla la
llegada de tres barcos provenientes de América, cargados de tesoros. Pueden
leerse párrafos como “Así, una @ de vino, que es 1/13 de un barril, vale 70 u
80 ducados…” En ese contexto, la arroba representaba una unidad de medida
utilizada por griegos y romanos que equivalía a “un cuarto de ánfora.”
¿Confuso, verdad? Pero eso no es nada: podía (y en algunos sitios aún puede)
emplearse como medida de capacidad o volumen, con un valor que variaba de
acuerdo al producto que se estuviese comerciando. Por ejemplo, si se trataba de
líquidos, “una arroba de aceite” era equivalente a unos 12 litros y medio, pero
si se estaba negociando con vinos, su valor era de algo más de 16 litros.
También se la utilizó como medida de masa. En efecto, la “@” representa una
masa equivalente a la cuarta parte de un “quintal.” El quintal es una antigua
unidad de masa y de capacidad usada en España y en Hispanoamérica -en Argentina
es común escuchar a las personas mayores, en el campo, hablar de “quintales de
trigo por hectárea”- que equivale exactamente a 46,0093 Kg. Una “@”, por lo
tanto, entonces, equivale a poco mas de 11 kilogramos y medio.
A pesar de la antigüedad de ese documento, algunos
historiadores -como el aragonés Jorge Romance- aseguran que el símbolo de la
arroba ya se utilizaba en el año 1448, en el detalle de un envío de trigo desde
Castilla hacia el Reino de Aragón. Pero con el paso del tiempo, y salvo
regiones muy especificas, la “@” dejó de utilizarse. Solamente se mantuvo más o
menos viva en los Estados unidos, donde se empleaba en los registros contables,
estableciendo el precio unitario de un producto en una factura. Podía aparecer
en medio de la descripción de una operación, algo como “15 cajas @ 5 dólares
cada una”, donde indicaba que el valor de cada caja facturada era de cinco
dólares. También tiene mucho sentido, ya que en inglés “@” se dice “at”, que
significa “a” (y también “en”, “de” y “hacia”). Esto hizo que cuando se inventó
la máquina de escribir a fines del siglo XIX, el símbolo de la arroba fuese
incluido en su teclado. Y, como el teclado de los ordenadores es una evolución
de los de aquellas máquinas, la arroba también se encuentra en ellos.
Pero la relación de la “@” con el correo electrónico es muy
posterior a todo esto. Cuando el ingeniero estadounidense Ray Tomlinson, que
creó el e-mail en 1971, estaba buscando un símbolo que sirviese para
identificar las direcciones de correo, uno de los pocos disponibles en los
teclados era justamente la arroba. “Hubiese sido más fácil usar un corchete, un
paréntesis o incluso una coma, pero estos símbolos ya eran utilizados para
otros fines, y de los símbolos que quedaban libres, la @ era el mejor”, ha explicado
hace algunos años Tomlinson. “Otro punto a favor de este símbolo es que al
traducirse como at en inglés daba una sensación de localización”, agregó.
La primera dirección de correo electrónico de la historia
fue “tomlinson@bbn-tenexa” Esta dirección, y según el uso que le dio este
ingeniero a la arroba en la informática, puede interpretarse como “Tomlinson en
la (@) máquina bbn-tenexa”.
De esta manera, un carácter inventado por los copistas
medievales como una forma de simplificar su trabajo se convirtió en el símbolo
del correo electrónico.
Flores De Otro Mundo.
La naturaleza nunca deja de maravillarme. Estos pequeños
rincones del mundo que parecen evolucionar a un ritmo distinto y distante del
resto del planeta. Paisajes más propios de cuentos feericos que, como el lugar
que os muestro hoy, de los áridos y desolados desiertos del sur del continente
Africano.
Flores imposibles de colores descarados que gritan vida
desde los suelos yermos en los que habitan. Adaptación constante y necesaria
para atrapar hasta la más ínfima gota del rocío del alba y poder soportar las
sofocantes temperaturas que durante la mayor parte del año superan los cuarenta
grados, llegando incluso a los cincuenta en las épocas más calurosas.
Inventos evolutivos dignos de las mentes más prodigiosas,
plantas velludas y pegajosas, que se cubren de arena para protegerse del
abrasador sol y de los fuertes vientos. Tallos y hojas surcados por
milimétricos regueros que, estratégicamente posicionados, hacen correr la
escasa humedad del amanecer hasta sus raíces. Arboles con vejigas interiores
donde acumular el preciado líquido e ir mesurándolo en las peores épocas.
Vegetación magra y suculenta, ejemplo de supervivencia
extrema y que, casi de forma milagrosa, es capaz de crecer y sobrevivir en los
lugares más insospechados y recónditos.
Este lugar, que por sus características es único en el
planeta, es el Desierto de Richtersveld y se encuentra en la provincia de
Northern Cape, de Sudáfrica. La zona es un enorme desierto montañoso y
extremadamente árido que se encuentra dentro del parque nacional de
Richtersveld. Su valor biológico es tan elevado que hace unos años fue
declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La mayoría de las especies de flora que existen en este
desierto son endémicas y no se encuentran en ningún lugar del mundo más que
allí y también está catalogado como el lugar con mayor concentración de
especies de plantas suculentas (son llamadas también magras, que son aquellas
especies con una capacidad especial de almacenar agua).
sábado, 9 de febrero de 2013
Más Frescos Que Una Rosa.
En varias iglesias europeas es posible contemplar, metidas
en urnas de cristal, estatuas reclinadas de algunos santos. Algunas de ellas
son solo modelos simulados, pero otras son auténticos cuerpos incorruptos que
se han conservado durante muchos años, cuando no siglos.
El misterio en torno a estos cadáveres no se ha resuelto
todavía de forma satisfactoria. Unos se han conservado de forma deliberada
recurriendo a técnicas especiales de embalsamamiento, pero otros se han
mantenido intactos accidentalmente. En cualquier caso, son cuerpos cuya
conservación parece milagrosa, ya que no presentan la rigidez de las momias, ni
están tan secos como estas. Además, con frecuencia se han preservado frescos en
condiciones de humedad y temperatura que suelen favorecer la putrefacción.
Algunos ejemplos son realmente sorprendentes. Santa María
Magdalena de Pazzi fue desenterrada un año después de su muerte y, aunque sus
ropas estaban húmedas, su cuerpo se mantenía intacto. Lo mismo le sucedió a
Santa Magdalena Sofía Barat, cuyo cuerpo se mantuvo perfectamente conservado
con ropas húmedas y mohosas dentro de un ataúd que se encontraba en avanzado
estado de desintegración. Según la costumbre de su época, Santa Catalina de
Bolonia, fue enterrada sin ataúd, directamente en el suelo, pero su cuerpo se
preservaba intacto dieciocho días después. Otro caso espectacular es el del
religioso del rito maronita Charbel Makhloud(1828-1898), enterrado también sin
ataúd: durante su exhumación el cadáver fue encontrado flotando en el barro en
una tumba inundada, pero incluso en la actualidad permanece flexible y emite
una especia de fluido sanguinolento.
Se conocen los casos de algunos santos martirizados cuyos
cuerpos soportaron condiciones durísimas, como el enterramiento en el agua o
haber sido sepultados con heridas abiertas, lo que potencia la corrupción del
cadáver. El ejemplo del jesuita polaco San Andrés Bobola(1591-1677) es
prototípico: fue brutalmente torturado y asesinado y su cuerpo permaneció
colgado varios días a la intemperie sin descomponerse. Sus discípulos le
enterraron en una cripta y sesenta años después un equipo médico confirmó que,
a pesar de las heridas abiertas, estaba incorrupto. La conservación de su
cuerpo fue reconocida oficialmente en 1835.
La lista de santos incorruptos como los citados es
exhaustiva. La investigadora Joan Carroll Cruz ha contabilizado al menos un
centenar de ellos en su libro The Incorruptibles (1974)., pero hay muchos más,
ya que también se conocen casos de personajes no santificados. ¿Cómo se explica
que estos restos mortales hayan permanecido en ese estado aunque muchos de
ellos fueran enterrados en las citadas circunstancias?
¿Sustancias químicas?
Son diversas las hipótesis que se han avanzado para explicar
el fenómeno de los cuerpos incorruptos. Resulta plausible la relativa a las
dietas frugales, especialmente en los casos de inedia, ya que la abstinencia de
comida y bebida favorece que el cuerpo n o se pudra del modo en que lo haría en
circunstancias normales porque se produce una notable disminución del
metabolismo. Sin embargo, tal hipótesis no se puede aplicar siempre. Además,
podría repetirse igualmente en víctimas el hambre y no hay ninguna constancia
de que el fenómeno se haya manifestado en esos casos. Otros alegan que la causa
es la vida espiritual, que se manifiesta victoriosa sobre la materia corporal
mediante una transformación bioquímica que va más allá del último suspiro, pero
los escépticos más acérrimos alegan que los cuerpos incorruptos son fraudes
perpetrados por los integrantes de la orden religiosa a la que pertenecía el
santo en cuestión, o bien por sus devotos.
Precisamente en Italia, el país en el que se han producido
más casos de santos incorruptos, se vienen utilizando desde hace siglos ciertas
técnicas secretas de embalsamamiento que producen este efecto en los cadáveres.
Resultan especialmente notables las llevadas a cabo en Palermo (Sicilia) por
los frailes capuchinos. En la década de 1920 se momificó el cadáver de Rosalía
Lombardo, una niña de dos años. Según el escritor Mauro Piccoli, el responsable
de proceso fue el doctor Solafia mediante inyecciones de diversas sustancias
químicas, Su aspecto actual es extraordinariamente fresco: tiene los ojos
cerrados y la piel esponjosa y sonrosada.
Para obtener tales resultados se recurre a la transformación
de la grasa en cera cadavérica, algo que se observa también en el fenómeno
natural denominado adipocira, que se produce cuando un cadáver se expone a un
ambiente de humedad relativa pero estéril. En el Cementerio de los Inocentes de
París se descubrieron cientos de cuerpos incorruptos en las fosas comunes donde
se almacenaban desde hacía siglos miles de cadáveres apilados. Tras haberse
producido la primera fase de saponificación de los tejidos por hidrólisis de
las grasas, las partes blandas se transforman en un material de apariencia
plástica. Desaparecen las estructuras microscópicas, pero la piel mantiene su
elasticidad hasta el punto de parecer curtida.
Sin duda, no todos los cuerpos incorruptos de santos se han
conservado debido a un fenómeno de adipocira, ni todos han sido tratados con
inyecciones de sustancias químicas y mantenidos en atmósferas secas, como
sucedió en el siglo pasado con el papa Juan XXIII, a cuyo cadáver se inyectó
una mezcla de formaldehido y alcohol metílico, además de otros conservantes
artificiales. Pero ¿realmente pueden inscribirse todos los cuerpos incorruptos
en el marco de los citados procedimientos?
La ciencia no acepta que el fenómeno que protagonizan los
santos católicos se deba a hechos sobrenaturales, ya que se ha observado
también en místicos de otros credos y en personas no religiosas. Lo atribuye a
determinadas prácticas de embalsamamiento y a factores relacionados con las
condiciones ambientales.
El caso de Ursula Micaela Morata
En España existen muchísimos casos de cuerpos incorruptos,
citaré en este post uno en especial, que me llegó gracias a Zanobbi y que ha
sido la causa de haber escrito sobre este tema, en los enlaces del final
podréis encontrar información al detalle sobre muchos más.
El caso en cuestión es el de Úrsula Jerónima Morata e
Iscaya, que nació en Cartagena en el año 1628 y murió en Alicante en 1703, y
que fue la fundadora del convento de Clarisas Capuchinas de Alicante. La última
de 13 hermanos, no disfruto mucho de sus padres pues estos fallecieron con tres
días de diferencia cuando ella tenía tan solo 3 años, haciéndose cargo de la
pequeña su hermana mayor Sebastiana.
«…dióme un paroxismo que estuve, a mi entender, sin sentidos
veinticuatro horas poco más o menos. Lo que en ese tiempo gozó mi alma no es
posible de declarar… Halléme en una inmensa claridad y luz divina, que sin
ofrecerme objeto ni imagen alguna a la vista gozaban las potencias y sentidos,
que a mi parecer parecía estaba ya en la gloria.»
Autobiografía, Cap. I.
Personalmente creo que con cuatro años no se si se tiene la
madurez para ser consciente de estas cosas, pero en fin, continuamos con la
vida de Úrsula Jerónima.
Por disposición de su hermana aprendió a leer y a escribir,
algo poco común en la época, y también tuvo un aprendizaje espiritual bastante
estricto y dominante, con oración, ayunos y mortificaciones día sí, día
también.
Tras un sueño en el que profetizó la muerte de un sacerdote
conocido de la familia ingresó en el Monasterio de las Capuchinas de Murcia.
Allí profesó el 20 de enero de 1647, adoptando el nombre de Micaela.
En 1648 la peste azotó Murcia convirtiéndose Sor Úrsula en
enfermera de las apestadas. En 1651 y 1653 el desbordamiento del río Segura
obligó a la comunidad de religiosas a abandonar el monasterio y refugiarse en
el Monte de las Ermitas. Durante este período, Sor Úrsula Micaela vivió la
noche oscura, etapa de crisis espiritual entre los místicos. En 1652 recibió el
mandato de su confesor de escribir su autobiografía.
En 1653, como conclusión de la noche oscura, experimentó la
transverberación del corazón de modo semejante a Santa Teresa de Jesús:
«Me fue mostrado en espíritu un ángel con un dardo de fuego
que me lo metió en el corazón. Fue tan grande el dolor y fuego que sentí, que
me penetró todos mis huesos y caí en tierra desmayada. Mas el ángel me detuvo
para que no me hiciese mal. Estuve así cosa de una hora gozando y padeciendo lo
que yo no sé decir, sino que me abrasaba y quemaba en llamas de amor divino»
Autobiografía, Cap. VI
Sor Úrsula Micaela vivió diversas experiencias
sobrenaturales también presentes en otros místicos: visiones, locuciones, milagros,
percepción extrasensorial, etc. Destacando especialmente por la bilocación, que
la llevó incluso a otras naciones; y por la profecía, que la convirtió en un
oráculo al que se acercaba el pueblo en busca de consejo, entre ellos Carlos II
y Juan José de Austria, con quienes mantuvo correspondencia epistolar.
En 1661 fue elegida consejera y secretaria de la comunidad.
En 1672, y tras arduas gestiones y complicaciones, fundaría
el convento de Clarisas Capuchinas en Alicante. Primero en una residencia
provisional, y más tarde en el conocido como monasterio Triunfos del Santísimo
Sacramento, que sería costeado por las limosnas de los alicantinos y por Juan
José de Austria.
Ejerció el cargo de vicaria hasta 1699 en que fue elegida
abadesa, oficio que desempeñó hasta su muerte. En su Autobiografía no recogió
sus últimas vivencias, pues dejó de escribir en 1684. Sin embargo las monjas
contemporáneas dejaron testimonios y escritos referentes a esta última etapa de
su vida. Además la ciudad de Alicante editó un panegírico de honras fúnebres
tras su fallecimiento, donde registraron los datos más importantes de su vida.
Tras dos años de penosa enfermedad murió el 9 de enero de
1703, a la edad de 75 años. La fama de santidad y el prestigio social que había
alcanzado hizo que su cadáver permaneciese expuesto en la iglesia por 6 días.
El cuerpo permaneció incorrupto, caliente y flexible en todo momento, por lo
que no se le dio sepultura. En 1742 el obispo de Orihuela D. Juan Elías Gómez
de Terán, al encontrarlo todavía intacto, mandó que el cadáver permaneciese en
un arca sin ser enterrado. Así se ha conservado hasta la actualidad,
permaneciendo todavía incorrupto y flexible.
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