lunes, 11 de noviembre de 2019
Las Misteriosas Figuritas de Acámbaro
Acámbaro es una
pequeña localidad que se encuentra en el Estado de Guanajuato, al
noroeste de Ciudad de México, de la que dista unos 300 kms. Es allí
donde se encuentra el Museo Waldemar Julsrud donde están en
exposición cerca de 37.000 figurillas encontradas en la década de
los 40 en pleno siglo XX y que levantaron pasión por su misteriosa
procedencia.
A principios del
siglo XX era la de los Tarascos la cultura india más antigua que se
conocía. Incluso, en el año 1942, el propio Waldemar Julsrud, un
comerciante alemán, junto con Fray José María Martínez,
descubrieron el emplazamiento de otro yacimiento en Chupicuaro, con
restos de la época preclásica.
Historia del
descubrimiento de las Figurillas de Acámbaro
Sin embargo, fue en
el año 1944 cuando Julsrud hizo un importantísimo descubrimiento en
la cercana localidad de Acámbaro. Y todo comenzó de la manera más
simple posible: en un rutinario paseo a caballo el comerciante y
arqueólogo descubrió sobresaliendo del suelo una pequeña figura de
terracota que no supo identificar con ninguna cultura. Atraído por
su origen, mandó excavar en la zona para ver si encontraban otras
figuras semejantes ofreciendo para ello un peso por cada una de las
piezas intactas que se encontraran.
Se llegaron a
encontrar en aquellas excavaciones más de 37.000 piezas de piedra,
obsidiana y jade. Sin embargo, hasta aquí, y a pesar de la cantidad
de figuras encontradas, todo parecía normal, hasta que se analizaron
las figuras que representaban. La sorpresa vino cuando muchas de
ellas parecían representar extraños animales muy similares a los
antiguos y extintos dinosaurios.
Anacronía: teorías
a favor y en contra de su origen
Las alarmas
saltaron. ¿Dinosaurios? Era imposible que esa civilización,
cualquiera que fuese, supiera de los dinosaurios no solo por el hecho
de no coincidir en el tiempo con ellos, sino porque esta civilización
pertenecía a un periodo anterior al Descubrimiento de las tierras
americanas en el año 1492, y por tanto, era imposible que hubieran
tenido noticia de la existencia de aquellos grandes animales miles de
años antes.
Evidentemente el
interés de la arqueología mundial se despertó con aquél curioso
misterio. Hasta allí se desplazó el profesor de Historia de la
Universidad de New Hampshire, Charles Hapgood, quien se dedicó a
constatar el origen cronológico de aquellas piezas. Aplicándoles el
método del Carbono 14, la Universidad de Nueva Jersey determinó que
el origen se remontaba entre 1.110 y 4.350 años antes de Jesucristo.
Ya de por sí es ésta una fecha sorprendente, pero aún así no
justificaría la presencia de dinosaurios los cuales se consideraban
extinguidos millones de años antes. ¿Qué ocurría entonces?
Desde entonces la
controversia ha seguido los cauces habituales en este tipo de
anacronías en los que hay opiniones encontradas de todo tipo.
Incluso el Smithsonian se desmarcó del asunto aduciendo que las
piezas eran falsas, y junto a ellos, una buena parte de la comunidad
internacional arqueológica considera que Waldemar Julsrud no operó
de mala fé, pero sí que fue engañado por los campesinos del lugar,
quienes agraviados por el bajo sueldo que les ofrecía (un peso por
figurita) se dedicaron a crear ellos mismos las figuras.
Otra buena parte de
la comunidad científica, aun sin quitar razón al antiguo origen de
las mismas, indican que dichas piezas no tienen por qué representar
realmente a los antiguos dinosaurios, sino simplemente a extraños
animales imaginados para tal fin.
Por su parte los que
defienden el descubrimiento de Julsrud siempre exhiben por delante
los estudios científicos que han datado a estas piezas en miles de
años anteriores a la venida de Jesús, y portan claras fotos del
enorme parecido de esos animales con los antiguos dinosaurios. ¿Cómo
entonces hacer coincidir ambos eventos? es aquí donde aparecen las
teorías creacionistas que hablan de la hipótesis no demasiado
probable de que humanos y dinosaurios convivieran hasta mucho después
de los 65 millones de años en que se estableció la desaparición de
aquéllos. Junto a esta teoría tan improbable existe otra mucho más
pausible: aquélla en la que hacen constar que esta civilización
bien pudo haber descubierto yacimientos antiguos y encontrar restos
de desparecidos animales.
Como os decía,
podéis ver la colección de figurillas en el Museo Waldemar Julsrud
que se encuentra en Acámbaro.
Mientras tanto,
mucho nos tememos que difícil será demostrar el por qué de este
misterio sin resolver.
El Infame Experimento Tuskegee
Iniciaba la década
de 1930 en la localidad sureña de Tuskegee (Alabama), cuando un
grupo de científicos decidieron investigar una de las enfermedades
que más estragos estaba causando por esos días: la sífilis. Y con
ese propósito, cometieron uno de los experimentos más atroces y
largos de la historia de la humanidad, que dejó una marca tan
indeleble sobre la población, que al buscar la palabra “Tuskegee”
en Google, no sale información sobre la ciudad, sino sobre este
experimento.
Tuskegee era, en esa
época una ciudad de avanzada, donde la lucha por los derechos
civiles de los afrodescendientes era fuerte. Allí se fundó una de
las primeras universidades que admitió a estudiantes de raza negra y
que además es la cuna de la célebre Rosa Parks (la primera dama de
los derechos civiles) y del heroico escuadrón aéreo 322. Aquí, en
1932 se dio inicio a un experimento llamado oficialmente como el
“estudio de Tuskegee para la sífilis sin tratamiento del hombre
negro”.
En aquella época no
existía ningún tratamiento confiable para la sífilis. Solo
paliativos con múltiples efectos secundarios y de utilidad dudosa,
por ello el Doctor Taliaferro Clark impulsó un estudio que buscaba
analizar las diversas posibilidades de erradicar la enfermedad, por
lo que se reclutó a un grupo de 600 aparceros varones afroamericanos
y con la excusa de jornadas de vacunación y de un tratamiento de una
enfermedad difusa llamada “mala sangre”, término que en la época
se usaba para englobar una amplia serie de enfermedades, los instaron
a participar con la promesa de una comida caliente, tratamiento
médico y un seguro funerario por si fallecían, algo más que
generoso para la época y para las condiciones sociales y monetarias
de los participantes.
De los 600, se tomó
un grupo control de aproximadamente 200 participantes y de los
restantes, unos ya estaban infectados con la enfermedad al iniciar el
estudio (en diversos estadios de desarrollo de la misma) y a otros se
les contagió, con métodos cuestionables, por decir lo menos. A
muchos se les ofreció mantener contacto sexual con prostitutas que
tenían la enfermedad (sin que los varones lo supieran) y al ver que
no resultaban contagiados con la eficiencia requerida, se les
realizaban incisiones en el pene para frotarlos con cultivos de la
bacteria.
Al ver esta clase de
prácticas, el Doctor Taliaferro Clark abandonó el estudio, sin
embargo, no lo denunció. Tras este hecho, fue retomado por el Doctor
Oliver Wenger, quien lo supervisó durante años, tratando a los
pacientes como auténticas cobayas humanas, sin importar su bienestar
o seguridad, ni la de sus familias, al ser esta una enfermedad
bastante contagiosa. Incluso se descubrieron escritos del Doctor
Wenger felicitando al doctor Raymond Vonderlehr por sus cartas donde
convencía a los “Nigger” (literal en las misivas) a aprovechar
“la última oportunidad para tener un tratamiento especial gratis”,
cuando en realidad solo se les realizaría un control para saber si
tenían la enfermedad y en ese caso, hacerlos parte del grupo de
estudio.
Para cuando esta
infame investigación llevaba 15 años desarrollándose en 1947, la
penicilina había demostrado su eficacia en el tratamiento de la
sífilis, sin embargo, el estudio continúo, no solo sin aplicar la
cura a los pacientes, sino prohibiéndoles que se trataran con ella
(aun cuando 250 de los participantes fueron reclutados por el
ejército) a fin de continuar con sus placebos y seguir estudiando
los devastadores efectos de la enfermedad que incluyen daños en
ojos, corazón y cerebro.
Aunque en el año
1964 la Organización Mundial de la Salud obligó a que todos los
experimentos con humanos tuviesen el consentimiento expreso de los
participantes, el experimento en Tuskegee continúo hasta que en
julio de 1972 Peter Buxton, un investigador de ETS perteneciente al
Servicio Público de Salud (y quien pasó más de ocho años
alertando sobre la situación) lo filtró a los diarios Washington
Star y el New York Times, con un escándalo tal, que en solo 24 horas
se clausuró un experimento cruel que había durado cerca de 40 años,
con un saldo de 28 participantes fallecidos por la enfermedad, 100
más lo hicieron debido a complicaciones relacionadas con esta, pero
además, 40 mujeres habían sido infectadas y 19 niños habían
nacido con la enfermedad.
En 1997, el entonces
presidente de Estados Unidos, Bill Clinton se disculpó de forma
oficial ante cinco de los supervivientes: “No se puede deshacer lo
que está hecho, pero podemos acabar con el silencio… Podemos dejar
de mirar a otro lado, miraros a los ojos y finalmente decir, de parte
del pueblo americano, que lo que hizo el Gobierno fue vergonzoso y
que lo siento”. Sobre el tema, en 1977 Gil Scott-Heron editó en su
álbum Bridges una canción llamada “Tuskegee #626” que habla
sobre estas atrocidades, y en 1997 el canal HBO creo la película
“Miss Ever’s Boys” (los chicos de la Señorita Ever”) donde
también se dramatiza este tema.
Lo único bueno que
quedó a partir de este experimento fue la regularización y
endurecimiento de las normas para el consentimiento informado en
experimentos clínicos, más comprensión de la igualdad entre los
seres humanos sin importar su condición de raza o clase social y una
nueva comprensión de la importancia de la ética, especialmente en
la medicina.
El Misterioso Lago Vostok
No hay dudas que la
Antártida es el más maravilloso de los continentes. La fecha
crucial de su exploración podríamos marcarla en diciembre de 1911,
cuando el noruego Roald Amundsen llegó por esos lares en una
peligrosa y arriesgada expedición.
A partir de esa
fecha y muy especialmente después de la Segunda Guerra Mundial,
varias naciones han frecuentado con diversos intereses la región de
los hielos polares. Los rusos, por ejemplo, plantaron una base a la
cual llamaron Vostok. La misma está “casualmente” ubicada justo
en el lugar donde 3623 metros más abajo se encuentra el lago
subglacial más grande del planeta, el cual también fue bautizado
como Vostok, que quiere decir “Este” en ruso. No solo es es más
extenso de los 140 lagos con estas características, sino también el
más misterioso.
Tiene 250 kilómetros
de largo por 60 de ancho y contiene agua en estado líquido, cuya
temperatura es de tres grados Celsius bajo cero, aunque se mantiene
líquida por efectos de la presión de la capa de hielo que va por
encima. Otras fuentes indican que en determinadas partes, la
tremperatura del agua asciende a casi veinte grados Celsius, lo que
indicaría una gran actividad geotérmica por debajo de su
superficie.
El lago Vostok
encierra varios misterios. Parece ser un ambiente supersaturado de
oxígeno, aunque a partir de 2001 se hicieron mediciones que dejaron
desconcertados a los científicos. Sobrevolando esta zona a baja
altura, se descubrió una poderosa anomalía magnética, la cual se
calculó en mil nanoteslas, una cantidad enorme cuyas causas son
ignotas. Otra característica es la extraordinaria amplitud, ya que
se extiende por unos 160 kilómetros cuadrados, lo cual se intentó a
explicar a partir de causas naturales que no convencieron a nadie.
Michael Studinger,
de Columbia University, sostuvo que muy probablemente, la corteza
terrestre es muy delgada en el fondo del lago. Por tanto, la cercanía
con el manto causaría un aumento de la actividad magnética.
El geólogo Ron
Nicks sostiene, en cambio, exactamente lo contrario: la delgadez de
la corteza y la consiguiente cercanía del manto causarían un
calentamiento de la costra misma y esto debería reducir la actividad
magnética en vez de aumentarla.
Según el profesor
Thomas Gold (revista Nexus Australia), la anomalía sería causada
por una excepcional concentración de xenón, argón y metano, que
provendría justamente del manto. Si se extrajera la capa de hielo
que cubre al lago Vostok, se produciría una inmensa explosión, y la
consiguiente dispersión de los gases mencionados en la atmósfera
podría conllevar imprevisibles daños al planeta.
Para algunos
investigadores (Charles Hapgood, Graham Hankook, Flavio Barbero),
quienes apoyan la teoría Atlántida en Antártida, la anomalía
magnética podría ser causada por las ruinas metálicas de una
enorme ciudad que fue quemada y destruida hace milenios.
Según estas
hipótesis, la Antártida fue habitada por el hombre en épocas
remotas, pudiendo gozar de un clima templado, incluso cálido. Estas
afirmaciones se basan en el hecho de que, según varios climatólogos
y geólogos, el polo norte pudo haberse encontrado al sur de las
actuales islas Aleutianas hasta el noveno milenio antes de Cristo,
por lo que la Antártida se habría hallado relativamente lejos del
Polo Sur, con un clima bastante templado. Una enorme catástrofe,
quizás causada por la caída de un meteorito en la Tierra, habría
producido el desplazamiento del eje terrestre, el derretimiento de
los enormes glaciares del hemisferio boreal y la consiguiente
glaciación repentina de la Antártida. Muchos pueblos de la Tierra
recuerdan este cataclismo como el diluvio universal, y lo relataron,
transmitiéndolo hasta hoy.
Según el psíquico
estadounidense Edgar Cayce, los atlantes escondieron en su continente
perdido un enorme cristal que sería su fuente energética durante
muchísimo tiempo. Por ahora no se puede afirmar con certeza si la
anomalía magnética del lago Vostok tiene un origen natural o
artificial. Es correcto proceder de a pequeños pasos, cumpliendo con
el método científico, pero también es interesante no descartar
ciertas hipótesis “extrañas” de algunos místicos y psíquicos,
quienes podrían, con sus percepciones, indicar a los hombres de
ciencia el camino correcto para llegar a la solución del misterio.
Sin embargo el
misterio no termina aquí. Hace unos pocos meses atrás, en febrero
de 2012, una expedición nuevamente rusa, logró extraer del lago las
primeras muestras del agua más pura y antigua del planeta. Esto
proporcionó una información valiosísima sobre los cambios
climáticos en los últimos 500.000 años. De esta manera, y para
aumentar más las rarezas del lago Vostok, esto ha permitido
descubrir bacterias absolutamente desconocidas, lo cual refuerza los
argumentos a favor de la presencia de vida en entornos parecidos
fuera de nuestro planeta.
En estos momentos,
no es solamente la existencia de agua dulce en el lago lo que atrae a
los científicos, sino sus extremas condiciones. Si hay algo vivo
allá abajo (y probablemente lo haya a pesar de la oscuridad y el
frío) calificaría directamente como un organismo extremófilo. Vida
nueva y desconocida dentro de nuestro propio mundo insólito.
Por ahora, el Lago
Vostok sigue siendo una colección de misterios y una enorme caja de
sorpresas, allá en el lugar donde es muy difícil de llegar y mucho
más complicado de sobrevivir…
sábado, 9 de noviembre de 2019
El Proyecto Pandora, Experimentos de control mental en el siglo XX.
Manipular los
pensamientos y acciones de combatientes, gobernantes y personas del
común, ha sido una de las grandes ambiciones de agencias
gubernamentales durante décadas. Cuantiosos presupuestos destinados
para este propósito, contrastan con el emprendimiento de algunos
genios solitarios que, con mucho talento y creatividad, han podido
profundizar en los enigmas de nuestra mente.
El Proyecto Pandora
fue una iniciativa creada por el ejército y las agencias de
seguridad norteamericanas a mediados del siglo XX, con el objetivo de
realizar espionaje con el uso de ondas electromagnèticas, para
obtener información clasificada de la Unión Soviética. Uno de los
primeros antecedentes en el uso de esta tecnología nos remonta a la
década de los sesenta, donde el Doctor José Manuel Rodríguez
Delgado, profesor de Fisiología en la Universidad de Yale, logró
estimular a distancia el cerebro de diversos animales entre los
cuales se encontraban toros, chimpancés e incluso seres humanos,
demostrando que podía controlar su mente y su cuerpo pulsando un
botón.
Una de las claves
fue su destreza como inventor. Fue perfeccionando su técnica hasta
desarrollar un radiorreceptor de estímulos tan pequeño como una
moneda, al que llamó "stimoceiver" que podía implantarse
fácilmente en el cerebro de un paciente y manejarse a control
remoto. En un experimento, Delgado y dos colaboradores de Harvard,
estimularon el lóbulo temporal de una mujer epiléptica de 21 años,
mientras tocaba calmadamente la guitarra. Como respuesta a este pulso
eléctrico, entró en cólera y estrelló su guitarra contra la
pared, muy cerca de la cabeza de uno de los investigadores. Aunque
este hecho impresionó a los expertos, el resultado que generó mayor
repercusión en humanos, fue la estimulación de una región límbica
que podía desencadenar euforia incontenible que era capaz de
contrarrestar el dolor físico y también la depresión.
No obstante, el
experimento del Doctor Delgado que mayor impacto causó se efectuó
en Córdoba, España en 1963 con un toro de lidia. Tras insertar el
stimoceiver en el cerebro del animal, Delgado decidió entrar con él
al ruedo y allí logró controlar sus acciones pulsando los botones
de un transmisor de mano. Este experimento fue inmortalizado en
piezas audiovisuales que evidencian el increíble conocimiento del
galeno español.
Impresionados por lo
ocurrido, agencias de inteligencia y organizaciones militares de los
Estados Unidos se pusieron en contacto con Delgado para utilizar sus
saberes en aplicaciones militares. Aunque el mismo Doctor haya
desmentido su implicación en estos hechos, hay indicios de que algo
de su conocimiento fue utilizado en posteriores experimentos.
Uno de ellos, fue el
registrado por el diario Los Angeles Herald en un artículo publicado
en 1979 que reprodujo declaraciones del ingeniero electrónico
Leonard Kille, quien afirmaba que su cerebro había sido destruido en
experimentos de control mental efectuados por la CIA y el Boston City
Hospital.
Curiosamente, Kille
trabajó con Edwin Land, investigador en programas de control mental
patrocinados por el gobierno, quien fundó el Instituto de Ingeniería
Científica (SEI) a cargo de la CIA. En julio de 1968, los equipos de
SEI implantaron electrodos en las cabezas de algunos prisioneros de
guerra del vietcong, en experimentos que buscaron dirigir su
comportamiento por control remoto. Una vez completados los ensayos,
los detenidos fueron ultimados y cremados por miembros de la central
de inteligencia.
Los avances
científicos pueden permitirnos dar un salto evolutivo, siempre y
cuando sean utilizados en pro del bienestar común. Sin embargo,
hallazgos como el que hizo el Doctor Delgado, revisten un gran
peligro si caen en manos inescrupulosas que los usen a favor de sus
propios intereses.
Lady Babushka
Sucedió hace más
de medio siglo atrás y aún sigue siendo un misterio. El viernes 22
de noviembre de 1963, en la ciudad de Dallas, Texas, a las 12:30 hs,
el presidente John Kennedy es mortalmente herido por una sucesión de
disparos. El suceso se registró a la altura de la Plaza Dealey y el
magnicidio sigue sumergido en una permanente nebulosa de dudas.
Entre las muchas
cosas extrañas que rodearon a la muerte del presidente
norteamericano, está la presencia de una mujer a la que se le dio el
apodo de “Lady Babushka”. Se trata de una persona que estaba
justamente observando el paso de la comitiva presidencial en el
momento de los disparos y se le dio ese apelativo, por un pañuelo
blanco que llevaba en su cabeza, al modo de las abuelas rusas.
Babushka Lady lleva
un abrigo color crema y un pañuelo rojo y blanco que le cubre el
pelo. Aparece en muchas de las filmaciones de otras personas que
documentaron el paso del presidente y hasta el día de hoy no se ha
podido saber de quien se trata.
Lo más extraño del
caso es que esta mujer estuvo filmando toda la escena del crimen con
una cámara de cine, posiblemente de 8 mm de buena calidad, similar a
las muchas que había esa mañana por el lugar. La película que
grabó esta misteriosa mujer, pudo haber sido un material invalorable
al momento de la investigación, ya que mientras todo el mundo se
tiraba cuerpo a tierra cuando empezaron a sonar los disparos, ella
permaneció de pie sin dejar de tomar imágenes, teniendo el mejor
ángulo de visión para registrar todo lo sucedido en el montículo
de tierra desde donde provenían algunos de los balazos.
La presencia de
Babushka aparece en todas las películas o fotos de varios testigos
del caso, apreciándose claramente que cuando empiezan los tiros, las
únicas personas que permanecen de pie, son los policías de la
custodia y ella que filma todo. Inmediatamente después del tiroteo,
se la ve a la mujer cruzando tranquilamente la calle Elm para ir
hacia el promontorio de tierra y filmar el paso o la huida de los
asesinos.
Esa escena es la
última en la que se puede ver a la mujer del pañuelo. Hay decenas
de fotos de ese momento y varias películas que la registran. El FBI
pudo entrevistar a todas las personas que aparecen en las imágenes
captadas en el momento de los disparos, excepto a esta extraña mujer
del pañuelo. Nunca pudo ser identificada, ni interrogada y nada se
ha sabido de las imágenes que pudo haber captado y que hubiese
podido ser de gran valía al momento de la investigación. Ese
documento fílmico sigue siendo una gran incógnita y su paradero es
desconocido. Babushka se perdió en la noche de los tiempos.
La Comisión Warren,
destinada a la investigación exhaustiva sobre la muerte de Kennedy,
no pudo dar con el paradero de esta señora que literalmente se
esfumó. Hay decenas de especulaciones sobre Lady Babushka. Algunos
dicen que podría haber sido una enviada del Vaticano o una agente de
la CIA. Otros especulan que se le compró el silencio y se la hizo
desaparecer para ocultar evidencias. Algunos otros creen que pudo
haber sido una “viajera del tiempo”, ya que aseguran que la
cámara filmadora con la que se ve en las fotos…ni siquiera existía
en esa época.
Sea como sea, la
misteriosa mujer del pañuelo es la única personas de todas las
fotografías y películas tomadas ese día, que nunca ha podido ser
identificada ni por los servicios secretos ni por los agentes
especiales del gobierno. ¿Quién era?
Hvitserkur
En el extremo
noroeste de Europa, aparece desbordante de naturaleza una gran isla
rodeada de algunas otros islotes más pequeños, adyacentes al océano
Atlántico. Es Islandia, un país con gran actividad volcánica y
geológica que ha dejado huellas y curiosos monumentos de magma.
Uno de ellos es
Hvitserkur, una llamativa formación geológica que se ha modelado
hace varios miles de años atrás, apareciendo de la nada y quedando
expuesta al viento y las mareas, que la han convertido en una especie
de obra de arte, con formas que recuerdan la imagen de un animal
extraño bebiendo agua de mar.
Este rinoceronte de
origen volcánico se ubica al norte del país, justo al borde de la
península de Vatnsnes, en la región occidental de la bahía
Húnafloi y a unos pocos metros de la playa. Tiene más de quince
metros de altura y ha sido el resultado de una erupción volcánica
en una de las rocas más antiguas. La irrupción de roca ígnea ha
quedado allí, al descubierto sobre el nivel del mar, donde la
erosión de los materiales más finos, provocada por la formación de
la bahía de los fiordos, ha modelado esta expresiva muestra natural.
Con el tiempo hubo
lloviznas de materiales piroclásticos, que dieron lugar a una
hermosa playa que alberga una enorme colonia de focas, las que le dan
excelente compañía al rinoceronte volcánico.
La gran y variada
cantidad de aves que habitan y sobrevuelan el lugar, hacen sus
deposiciones blancas que han coloreado con el paso de los siglos la
gran formación geológica. Por esa razón se la denomina Hvitserkur,
que significa “camisa blanca”.
Las olas que azotan
continuamente la costa, se han sumado a los vientos, los cuales
esculpieron tres agujeros en la roca.
Uno de cuatro metros
de ancho y la otra casi siete por dos metros de alto, dando como
resultado esta curiosa formación similar a un rinoceronte, a un
dinosaurio o a un dragón alado, según se lo vea desde distintos
ángulos. Las leyendas lugareñas cuentan que en realidad se trata
de un troll, historias nórdicas que tratan sobre un temible miembro
de una mítica raza antropomorfa del folclore escandinavo. Este
monstruo dicen que fue paralizado por los rayos del sol del amanecer
cuando intentaba destruir el monasterio cristiano de Thingeyrar.
Sin dudas Hvitserkur
impresiona y se levanta desafiante sobre el mar de Islandia.
jueves, 7 de noviembre de 2019
La Leyenda del Castillo de Malmuerta
En la ciudad de
Córdoba y en pleno siglo XV vivió el señor de Belmonte, llamado
Don Fernando Alonso de Córdoba, un noble caballero que contrajo
matrimonio con la hermosa Doña Beatriz de Hinestrosa, a la que
superaba ampliamente en edad. Doña Beatriz era agasajada
continuamente con los frecuentes regalos de Don Fernando, quien
dejaba de lado su ardor combativo y carácter agresivo cada vez que
contemplaba a su esposa, y todo parecía ir por buen camino.
Un día, ambos
reciben la visita de dos comendadores pertenecientes a la Orden de
Calatrava y primos de Don Fernando, que curiosamente resultaban ser
hermanos gemelos, llamados Fernán y Jorge (de Córdoba y Solier).
Debido a su condición y su posición, no sólo fueron recibidos con
gran pompa y boato, sino honrados con todo tipo de atenciones y
celebraciones. Pero quiso el destino que uno de ellos, Don Jorge, se
enamorase perdidamente de Doña Beatriz, primero cortejándola y
luego comenzando a importunarla allá donde la encontraba sola.
Esta situación
empeoró cuando su esposo Don Fernando fue reclamado por el rey para
que solucionase ciertos asuntos en la corte, dejando a Beatriz en
soledad por espacio de varios meses. Ante la insistencia de Jorge y
la ausencia prolongada de su marido, Doña Beatriz terminó por
sucumbir y entregarse a él, pero esto no se mantuvo en secreto por
mucho tiempo. Pese a que Don Fernando había recibido más de una
noticia de esta situación, lo cierto es que no le dio mayor
importancia, pensando que se trataba de alguna argucia o mentira.
Hasta que ambos
terminaron por encontrarse en la corte del rey, y tras cruzar algunas
frases corteses y ponerse al día en cuanto a sus vidas, cada uno
siguió con sus asuntos. Al poco tiempo, el rey mandó llamar a Don
Fernando para preguntarle que cómo había tenido la osadía de
regalarse su anillo a Don Jorge, ante lo que Fernando no supo qué
contestar. El rey le había regalado hacía varios años un anillo
muy valioso a Fernando como muestra de su amistad, y éste había
prometido conservarlo siempre, como si de un tesoro se tratase. Este
anillo pasó a manos de Beatriz tras el matrimonio, y ahora lo
llevaba Don Jorge.. ¿cómo era eso posible?
Cuando comprendió
lo sucedido, pidió permiso al rey para “recuperar su honor”, a
lo que el monarca no pudo menos que acceder.
Al regresar a su
casa, Don Fernando encontró a su esposa y a su primo, y en la mano
de éste el anillo que le había regalado el rey, pero no perdió la
compostura y actuó como si no ocurriese nada, pese a la furia que
sentía por dentro. Dijo a ambos que tenía que salir de viaje otra
vez, y cuando hubo anochecido volvió a introducirse en su casa,
encontrando a los amantes juntos en su propia cama. Entonces su
control sobre sí mismo desapareció, y comenzó una vorágine de
sangre y venganza de la que no escaparon ni siquiera sus criados. A
la salida del sol, la luz encontró un total 15 personas muertas al
salir el sol.
Entonces, según
cuenta la leyenda, se dirigió al rector de la Parroquia de Santa
María, y confesando su acción pidió que los cadáveres recibiesen
santa sepultura, tras lo cual se marchó durante años. Cuando
regresó ante la presencia del rey, éste le exigió que para ser
perdonado debería construir una torre, y así lo hizo, cuando
terminó de erigir la Torre de Malmuerta pudo volver a ser caballero
del rey y sus crímenes perdonados por el monarca.
San Zhi, Un Pueblo Fantasma de Lujo
En la isla de
Taiwán, entre las poblaciones de Baishawan y Damshui, se alzaba hace
un tiempo un lugar que muchos consideraron como un pueblo fantasma,
aunque con la diferencia de que se trataba de una zona residencial de
lujo.
La urbanización de
San Zhi, construida y abandonada a principios de los años 80,
pretendía ser un complejo de viviendas para personas adineradas y
contaba con un diseño de corte futurista. Debido a causas aun
discutidas, ha terminado siendo considerado como un lugar maldito por
los vecinos de Taipei, de naturaleza supersticiosa, y no se atrevían
a demolerlo y reutilizar el terreno.
Sobre las causas de
por qué no se llegó a habitar existen varias historias, desde un
tifón que provocó la quiebra de la empresa constructora de San Zhi
hasta fenómenos extraños ocurridos durante su construcción. Pero
la más arraigada entre los vecinos del lugar es la de la elevadísima
cantidad de accidentes ocurridos durante las obras, con lo que el
lugar comenzó a ser considerado como maldito en el que nadie quería
trabajar. Además, se cuenta que muchos obreros escuchaban sonidos
extraños e incluso aseguraron haber visto los fantasmas de sus
compañeros fallecidos. Como es lógico, la promotora abandonó el
proyecto a sabiendas de que les costaría mucho vender las casas,
debido a la mala fama que estaba adquiriendo San Zhi.
Por ello durante un
tiempo se conservó el lugar, a modo de recordatorio de la gran
cantidad de víctimas que se cobró su construcción, además de
haberse convertido en un reclamo para los curiosos, al contrario que
ocurre con los taiwaneses, que evitaban acercarse hasta sus límites.
Tal vez las historias que se cuentan sobre San Zhi sean meras
leyendas urbanas, pero resulta innegable que este lugar que pretendía
ser una alegre y original zona residencial parezca una ciudad del
futuro tras algún tipo de terrible catástrofe.
Un lugar que fue tan
evocador como inquietante, aunque por desgracia para los curiosos,
San Zhi fue finalmente demolido en 2008.
Edificio Dakota, Lugar Misterioso de Nueva York
Una de las cosas por
las que se caracteriza la Gran Manzana es por los impresionantes
edificios que podemos encontrar dentro de ella. Entre todos ellos, en
el artículo de hoy vamos a centrarnos en uno de los que, tal vez,
tenga más historia: el edificio Dakota.
Construido en el
último tercio del siglo XIX según el diseño del arquitecto Henry
Hardenberg (el mismo que se ocupó de los planos del mítico Hotel
Plaza) y situado al oeste de Central Park, le corresponde el número
1 de la calle 72, la célebre construcción albergó en sus
habitaciones a lo largo de su historia a grandes estrellas del cine,
multimillonarios de todas las condiciones e, incluso, fue allí donde
se hospeda John Lennon cuando le asesinaron.
Sin embargo los
misterios y las leyendas también rondan por sus pasillos, algunas de
las cuales os traemos a continuación. Se cuenta que a comienzos del
siglo XX estuvo viviendo en él un famoso mago negro, Aleister
Crowley. De gran fama por ser considerado una persona de lo más
perversa, celebró en el Dakota diversos rituales de magia negra.
Del mismo modo, se
dice que el actor Boris Karloff (especializado en el cine de terror)
que también vivía allí, participó en muchas noches de espiritismo
y que, cuando este murió, su fantasma se manifestó en varias zonas
del edificio.
También Gerald
Brossay Gardner, máximo sacerdote de la brujería Wicca inglesa, se
alojó en el Dakota donde practicó rituales para invocar a los
diversos poderes ocultos de la naturaleza (fue en él en quien el
director de cine Ronan Polanski se inspiró para el personaje del
brujo que coprotagoniza la película “La semilla del diablo”,
algunas de cuyas escenas fueron rodadas en los exteriores del
edificio.
Se dice que,
mientras la película era filmada, en el interior del Dakota
ocurrieron diversos accidentes que causaron el terror en el equipo,
lo que puso aún más en el punto de mira al ya de por sí famoso
edificio.
martes, 5 de noviembre de 2019
San Mungo, Patrón de Glasgow
San Kentigerno, más
conocido como San Mungo (“querido amigo”), fue un apóstol que
vivió a lo largo del siglo VI y que, según cuenta la leyenda, fundó
la ciudad escocesa de Glasgow, de la que acabó por convertirse en
santo patrón. De hecho, el escudo de la ciudad está conformado por
los cuatro milagros que se le atribuyen.
El primero de ellos
corresponde a la historia que narra sus difíciles comienzos: su
madre, la princesa picta Tanew (también se la menciona bajo el
nombre de Tannoch) se quedó embarazada sin haber contraído
matrimonio por lo que su padre el rey, enfurecido, la arrojó desde
el punto más alto de su castillo de Caprain Law.
Como si fuese obra
de un milagro, tanto la madre como el bebé sobrevivieron y
consiguieron llegar hasta la capilla consagrada a San Ninian. Debido
a esto, el niño fue ordenado y consiguió llegar hasta obispo y su
madre acabaría siendo canonizada.
Otro de los mitos
que rodean a la figura de Mungo tiene que ver con un anillo. Cuenta
la leyenda que un rey le regaló a su esposa un hermoso anillo y
esta, a su vez, se lo entregó a uno de sus soldados. Cuando el
monarca se enteró de este hecho, acudió por la noche a la casa del
soldado y, mientras este dormía, le quitó el anillo y lo arrojó al
río Clyde.
Al día siguiente,
el rey le pidió a su esposa que le enseñase el anillo por lo que
esta acudió al mozo, quien obviamente no pudo entregárselo. La
reina recurrió finalmente a Mungo quien encontró el anillo en el
estómago de un salmón, pudiendo devolvérselo. Cuando el rey
contempló la sortija resolvió que la reina había sido acusada
falsamente.
En el escudo de
Glasgow se pueden observar claramente tres salmones con un anillo en
su boca.
El Origen de la Muerte según la Mitología Japonesa
La mitología
japonesa cuenta que los primeros dioses decidieron crear a dos seres
divinos, un dios llamado Izanagi y una diosa llamada Izanami. Estos
seres divinos fueron los encargados de crear numerosas islas y más
dioses que poco a poco llegarían a formar la tierra en la que
vivimos actualmente. Izanagi e Izanami tuvieron mucha descendencia,
pero cuando la diosa engendró a Kagutsuchi (dios del fuego) pereció.
Izanagi estaba totalmente desconsolado, amaba por encima de cualquier
cosa a su esposa y no soportaba la idea de pasar el resto de sus días
alejado de su mujer. Este fue el principal motivo por el que decidió
viajar a Yomi (la tierra de los muertos).
Pronto llego al
lugar donde se suponía que la encontraría, un sitio que al parecer
no se diferenciaba del mundo terrenal nada más que por la absoluta y
perpetua oscuridad. A pesar de la similitud con el exterior Izanagi
comenzó a sentirse mal, echaba demasiado de menos la luz y los
placeres terrenales. Definitivamente ese lugar no estaba hecho para
él. Se apresuró entonces a encontrar a Izanami y cuando la encontró
le suplicó que volviera con él a la vida en la tierra. Izanami en
respuesta escupió a su pareja, de esta forma quería indicarle que
ya era demasiado tarde. Ella no quería moverse de Yomi, estaba bien
allí y se había acostumbrado a la eterna oscuridad.
Izanagi de ninguna
de las maneras pretendía aceptar la negativa de Izanami, así que
continuó con su lucha por convencer a su esposa. Finalmente la diosa
accedió pero antes suplicó a su dios que le permitiera dormir
durante un rato sin entrar en sus aposentos. El nervioso dios no pudo
soportar más tiempo en la oscuridad, necesitaba ver a su esposa,
sentirla, tocarla. Así pues, decidió entrar mientras esta dormía y
encendió un peine como si fuera una antorcha. La visión que tuvo a
continuación dejó completamente espantado al dios. Ella estaba
completamente deformada, su carne estaba descompuesta, llena de
gusanos. Sin duda alguna una imagen que dejó totalmente asqueado al
dios que decidió salir corriendo del mundo de los muertos.
Izanami despertó y
al ver el rechazo en la cara de su amado enfureció de manera
violenta. Se dispuso a perseguirlo por todo Yomi con el único fin de
matarlo. A esta persecución se sumaron las Shikomes salvajes o
mujeres asquerosas, pero Izanami lanzó rápidamente su gorro
transformándolo en uvas negras que frenaron de alguna forma el paso
de estas, no obstante siguieron avanzando.
Ante el fracaso de
su ataque, Izanami decidió lanzar su peine que se transformó en
brotes de bambú parece ser que esto frenó a las Shikomes, no
obstante, comenzaron a seguirle más seres horribles de Yomi. El dios
comenzó a orinar en un árbol creando un río enorme pero de nada
sirvió, posteriormente lanzó melocotones que tampoco sirvieron para
detener la persecución pero lo ayudaron a llegar más lejos.
Izanagi llego
exhausto a la puerta que separaba el mundo de los muertos del mundo
terrenal, cruzó el umbral y cerró fuertemente la roca que los
separaba. Ante tal desenlace Izanami gritó desgarradamente detrás
del obstáculo, maldijo a su marido y le anunció que si no dejaba
que saliera mataría todos los días a 1.000 hombres. Izanagi se
enfureció con las declaraciones de su mujer y sentenció que si ella
hacía eso él daría vida a 1.500 hombres al día.
De esta forma fue
como comenzó a extenderse la muerte por la tierra.
Amaterasu y Susanoo, Hermanos Enfrentados
La mitología
japonesa cuenta que Izanagi, tras encerrar definitivamente a Izanami
en el inframundo, decidió lavar su cara para refrescarse y descansar
de los trágicos episodios vividos hasta el momento (el origen de la
muerte en la mitología japonesa). En el momento en el que Izanagi
estaba relajándose en unas tranquilas aguas termales, al mismo
tiempo que intentaba meditar sobre todo lo que había pasado,
nacieron tres dioses. Tres de los dioses más importantes dentro de
la mitología japonesa. Estos fueron Amaterasu (que nació cuando se
secaba el ojo izquierdo), Tsukuyomi (cuando se secaba el ojo derecho)
y Susanoo (que nació directamente de su nariz).
Tras este nacimiento
inesperado, Izanagi decidió que debería dividir los poderes del
mundo entre estos hijos suyos. Así pues, a Amaterasu se le entregó
el sol y el cielo, a Tsukuyomi se le hizo entrega de la luna y la
noche y a Susanoo el poder sobre los océanos. A pesar de este
reparto, cuenta la leyenda que Susanoo no estaba muy contento con el
reparto de las habilidades y poderes. Al parecer, esta deidad tenía
la fuerte convicción de que era el más listo de todos, el más
fuerte, el más capacitado y por tanto el que más poder debería
recibir de su padre.
En ese momento
Susanoo decidió que se enfrentaría con su hermana, quizá por miedo
a presionar a su propio padre. Así pues, sus ataques se centraron en
la figura de Amaterasu. Este dios retó a su hermana a un duelo para
ver quien era capaz de crear más dioses. Amaterasu aceptó, cogió
la espada de Susanoo y la partió en tres trozos de los que nacieron
unos cuantos dioses. Susanoo cogió los collares de Amaterasu y creó
5 dioses más. El problema comenzó cuando ambos empezaron a discutir
sobre la custodia de estos dioses.
A partir de ese
momento Susanoo parece perder el juicio. Comienza a realizar una
serie de acciones que no harán más que enfadar a su hermana. Arrasa
los campos de arroz, llena todos los canales de irrigación de agua y
arroja excrementos en los palacios y templos de Amaterasu. A pesar de
que la diosa ruega a su hermano que se calme y no haga más
destrozos, el dios parece estar en un estado de cólera imparable. La
acción que termina con la paciencia de Amaterasu viene originada por
el asesinato a manos de Susanoo del caballo celestial. No contento
con su muerte corta su cabeza y la lanza al palacio en el que las
doncellas de Amaterasu tejían el mundo. Muchas de ellas mueren y
Amaterasu decide que esta será la última acción que verá de su
hermano.
La diosa se encierra
en una oscura cueva dejando sumido al mundo en una absoluta
oscuridad. A partir de ese momento la podredumbre se apodera de la
tierra, los malos espíritus salen de sus escondites y el caos
comienza a reinar.
Para solucionar este
problema se reunieron aproximadamente ocho millones de Kami
(espíritus de la naturaleza) e idearon un plan para que la diosa
saliera de su escondite. Colocaron un espejo en la entrada de su
guarida y comenzaron a festejar. No paraban de bailar y danzar
haciendo entender a Amaterasu que estaban dando la bienvenida a una
nueva deidad. Esto generó bastante curiosidad en la diosa que poco a
poco fue saliendo de la cueva. Al ver su reflejo en el espejo quedó
completamente encandilada y fascinada. En ese momento los Kami se
aprovechan y cierran la cueva tras ella, convenciéndola después de
que tenía que volver a alumbrar la tierra.
domingo, 3 de noviembre de 2019
La Mesa del Rey Salomón
Las leyendas que
encuentran su inspiración en el sabio y ecuánime rey Salomón, hijo
segundo de David y Betsabé, cuyo reinado en Israel abarcó entre
los años 978 y 931 a.C. son variadas. Autor del Cantar de los
Cantares, del Libro de los Proverbios y responsable de la
construcción del Templo de Jerusalén, el rey Salomón es también
uno de las principales figuras de la tradición cabalística y a
menudo, la realidad y el mito se mezclan en torno a su figura.
La tradición
atribuye al rey Salomón el conocimiento del nombre de Dios, nombre
que plasmaría en la llamada mesa de Salomón, aunque también se la
conoce, según cada historiador, como tabla o espejo. Mediante un
jeroglífico el nombre quedaría oculto, ya que según la Cábala, no
puede ser escrito ni pronunciado excepto para el acto de crear.
Además permitiría a su propietario acceder a la más absoluta
sabiduría, porque conocer el nombre de Dios implicaría conocer toda
su creación.
Algunos la describen
como una gran mesa hecha de esmeralda verde pulida y de 365 patas
(misteriosamente similar a la Tabula Smaragdina atribuida a Hermes
Trismegisto, creador de los textos herméticos), otros dirían que
estaba hecha de oro, plata y cenefas hechas con perlas, aunque el
propio Salomón en su descripción mencionaría que sólo estaba
hecha de oro.
Fue salvada de la
destrucción en varias ocasiones, viajando desde el Templo de
Jerusalén hasta Roma y tras el saqueo por parte de los godos, fue
llevada a Carcasona (Francia) y después a Rávena (Italia). En el
año 526, Teodorico se la devuelve a Amalarico (quien la reclamaba
como suya) y es en Toledo donde sería vista por última vez, o al
menos, confirmada por un historiador. Con la pista perdida, numerosos
lugares se disputan el privilegio de tenerla como la Cueva de
Hércules en Toledo, o en las ciudades de Medinaceli y Alcalá.
Quizá nunca sea
encontrada, quizá nunca existió (al menos como instrumento de
sabiduría y poder), pero seguirá alimentando la leyenda de Salomón,
así como de la eterna búsqueda del conocimiento, característica
que nos define desde que el hombre es hombre.
Lohengrin, El Caballero del Cisne
Según una leyenda
germana que nos llega desde la Edad Medida, en un tiempo muy lejano,
en la ciudad de Cleves, la duques Elsa había quedado viuda. Aparte
de la inmensa tristeza por la muerte de su marido, la angustia se
hizo dueña de ella al ver que, nada más enterrar el cuerpo de su
esposo, ya había alguien dispuesto a reclamar el ducado. Y ese no
era otro que uno de los vasallos del difunto duque, un sujeto llamado
Telramund. Era tan grande su arrogancia y osadía que incluso llegó
a pedir en matrimonio a la reciente viuda, alegando que sólo así
podría seguir siendo duquesa.
Elsa, la joven y
hermosa viuda, rogó a los caballeros del ducado que la ayudaran a
derrotar a aquellos que querían usurpar el lugar que había ocupado
el ya fallecido duque. Aún así Telramund, lejos de asustarse y
seguro de que nadie se atrevería a enfrentarle, retó a todos a
medir sus fuerzas de uno en uno en combate.
Llegó el día de la
gran prueba y Elsa, vestida de luto y con el alma acongojada pero con
porte digno, apareció en la explanada del castillo donde esperaba la
multitud y los caballeros blandían sus lanzas y vestían sus
brillantes armaduras.
Entonces, el malvado
Telramund salió ante los presentes y cogiendo la mano de la viuda,
la levantó y desafió a los soldados para que la consiguieran y así
obtener el ducado. Sus seguidores rompieron en aplausos y gritos de
apoyo, mientras la multitud que observaba el espectáculo se
compadecía de la triste suerte de la joven Elsa.
Luego se hizo el
silencio. Ningún valiente apareció para el combate cuerpo a cuerpo,
por lo que Telramund repitió su demanda una segunda vez. Otra vez el
silencio. Telramund, viendo que ninguno de los caballeros osaba
adelantarse para enfrentarse contra él, ya estaba convencido de su
victoria. Con la seguridad de que así sería pronunció el desafío
una tercera y última vez. Elsa esta a punto de desmayarse de puro
terror.
Todas la miradas se
clavaron en la duquesa, que había empezado a rezar. En el momento en
que su colgante en forma de cruz empezó a temblar entre sus manos,
una pequeña barca apareció navegando sobre el río. Una extraña y
hermosa barcaza arrastrada por un cisne blanco, y en ella un apuesto
caballero de brillante armadura reluciente como la plata.
Al llegar a la
orilla, el caballero bajó de la barcaza ante la asombrada multitud.
Sus ojos eran de un azul brillante y bajo su casco asomaba una larga
cabellera rubia. En su mano blandía con firmeza una poderosa espada.
Con una simple señal del caballero, el cisne abandonó la orilla y
siguió navegando río abajo.
El extranjero avanzó
con paso firme entre la muchedumbre hasta llegar a la asamblea. Allí
presentó sus respetos a los presentes y luego se acercó a la
duquesa, arrodillándose ante ella. Luego, volviéndose hacia
Telramund le dijo que aceptaba el reto de enfrentarse contra él para
conseguir la mano y el ducado de la joven viuda.
Telramund no podía
creer lo que estaba pasando. ¿ Cómo podía atreverse un extraño a
desafiarle de esa manera ?… Como no podía ser de otra manera,
comenzó el combate y las espadas de los dos caballeros lanzaban
chispas y cortaban el aire.
El extranjero de
cabellos rubios repelía todos los golpes de Telramund, cuya fuerza
era movida sobre todo por la impotencia que le causaba la habilidad
de su contrincante. La lucha parecía durar una eternidad para todos
los presentes… Hasta que, de pronto, Telramund se desplomó sobre
la arena. La espada del extranjero le había atravesado y herido
mortalmente. Finalmente, el traidor murió.
La explanada entera
estalló en una algarabía de alegría y júbilo. Elsa, profundamente
agradecida y con los ojos inundados en lágrimas, se postró ante
Lohengrin -así era el nombre del misterioso caballero-. Amablemente,
éste le rogó que se levantara y le pidió matrimonio. Por supuesto
Elsa accedió, y lo que había empezado como gratitud terminó
convirtiéndose en un amor apasionado por ambas partes.
En el día de su
boda, Lohengrin le pidió a Elsa que le hiciera una extraña promesa,
una promesa que debía cumplir pasase lo que pasase. Esta era que
jamás debía preguntarle su nombre (de hecho, la joven no lo sabía).
A Elsa le pareció lo más justo, dado que su futuro marido le había
otorgado la libertad, así que aceptó cumplir la promesa.
Pasaron años de
felicidad para la pareja y de su relación nacieron tres adorables
hijos, que eran la alegría de sus padre y a los que esperaban dar un
futuro como valientes caballeros.
Pero he aquí que
Elsa empezó a preguntarse por el linaje de su marido. Le entristecía
pensar que sus hijos no pudieran llevar jamás su apellido. Un
apellido que a lo mejor podría aportarles aún más linaje a la
familia. Y aunque ella estaba muy orgullosa de su progenie ese era un
tema que le preocupaba cada día más.
El fatídico día
llegó y la promesa que jamás tuvo que romper se hizo añicos. Nada
más salir la pregunta de sus labios, Lohengrin, con el rostro
descompuesto abrazó tiernamente a su esposa, se despidió de ella
sin decir palabra y abandonó el castillo.
Mientras Elsa se
deshacía entre gritos de desesperación y llantos de dolor,
Lohengrin había llegado a orillas del río.
Allí hizo sonar una
especie de bocina de plata y apareció la barcaza que le había
traído años antes a aquellas tierras. El cisne blanco que la
conducía se deslizó suavemente hasta el caballero de ojos azules.
Este se subió al bote y pronto desapareció de la vista de todos.
Poco tiempo después, Elsa murió de pena.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)