viernes, 11 de julio de 2014
Filamentos Misteriosos En Los Cielos de Francia
Los
residentes de los departamentos de Drôme y Ardèche llevan
observando desde el jueves misteriosos filamentos procedentes del
cielo.
Este extraño fenómeno ha dado paso a todo tipo de teorías,
desde la contaminación a simples telarañas o los rastros de las
estelas químicas conocidas como “Chemtrails”.
Hasta el momento
nadie ha podido dar una explicación a tal fenómeno que preocupa a
todos sus residentes.
Aparecen
misteriosos filamentos en los cielos de FranciaComo si se tratara de
un episodio de Expediente X los misteriosos filamentos blancos que
caen del cielo están preocupando a todos los residentes de los
departamentos Drôme y Ardèche en Francia, quienes llamaron
rápidamente a los servicios de urgencias para informar del
misterioso fenómenos, un hecho que nunca había ocurrido
anteriormente.
Nadie
sabe cuál es el origen de estos misterioso filamentos, ya que se
encuentran aferrados a los árboles o flotando en el aire. Por su
parte, las autoridades de Drôme y Ardèche también se han quedado
profundamente desconcertados por el extraño fenómeno, pero según
los medios de comunicación locales no parecen preocupados y tampoco
han solicitado ninguna investigación. Pero otras personas han
llevado muestras a los laboratorios, porque sostienen que podrían
llegar a ser perjudicial para la salud.
Pero
rápidamente los teóricos de la conspiración han advertido que
estos misteriosos fenómenos son nada más ni nada menos que producto
de las “estelas químicas” producidas por los aviones con la
única intención de envenenar a lo población.
Estas teorías
rechazadas por la comunidad científica sostienen que los
“Chemtrails” son utilizados como un medio para llevar a cabo una
guerra biológica contra la ciudadanía global o como un método de
modificación del clima, tal vez relacionadas con la mitigación del
calentamiento global. El controvertido tema fue popularizado por el
conocido programa de radio “Art Bell” hace una década y todavía
es considerada como una conspiración audaz y peligrosa por numerosos
conspiranoicos.
Pero
más controvertido es el supuesto origen de los filamentos de los
departamentos Drôme y Ardèche, que muchos apuntan a que puedan
tratarse de “Morgellons”, una supuesta invasión nanotecnológica
transmisible a los tejidos humanos. El nombre de “Morgellons”
tiene su origen en el año 1680, cuando Sir Thomas Brown escribió
sobre una misteriosa condición que afectaba a los niños que tenían
un inusual crecimiento del bello en la espalda. Un investigador que
envió muestras del tejido fibroso a un laboratorio de la universidad
para su análisis concluyó que las fibras no podían ser
identificadas, pero que estaban creadas por el hombre.
Pero
en abril de 2007 un experto detalló los “Morgellons” como “una
invasión nanotecnológica transmisible a los tejidos humanos en
forma de auto-ensamblaje, nanotubos autorreplicantes, nanocables con
sensores y otras configuraciones derivadas de la nanotecnología”,
que algunos llegaron a pensar que estaban genéticamente alteradas y
conectadas al ADN. Pero dejando los tecnicismos a un lado, los más
conspiraonicos apuntan que con el avance de la tecnología los
“Morgellons” son transmitidos a la población mediante los
“Chemtrails”.
Los
ufólogos por su parte creen que estos misteriosos filamentos son
rastros de naves extraterrestres. Como ya ocurrió el 27 de octubre
de 1954, mientras se jugaba el partido de fútbol entre los reservas
de la Fiorentina y el Pistoia en el Stadio Comunale de Florencia,
10.000 personas fueron testigos de la aparición de 20 objetos
voladores no identificados. Pero tras el avistamiento, el estadio de
fútbol se cubrió por “una especie de nieve pegajosa” que se
componía principalmente de boro y silicio.
Según
los biólogos en Lyon, el misterioso filamento tendría su origen en
una variedad de arañas que usan su telaraña para desplazarse, lo
que les permite moverse con el viento.
“Mediante
la agregación en el aire, el filamento es más delgado que un
cabello humano, que en grandes cantidades pueden formar un filamento
más grueso. Pero eso no explica por qué ha ocurrido en una concreta
zona geográfica”, dijo Alice Michaud, especialista en arañas de
Lyon.
Muchas
personas pueden pensar que el misterio está más que resuelto, que
unas arañas fueron las causantes de los inusuales filamentos. Pero
como ya ocurrió en el Stadio Comunale de Florencia en 1954, también
algunos biólogos sostuvieron de qué se trató de una telaraña
producida por un arácnido migrador. Nadie ha podido explicar porque
han aparecido los misterios filamentos en un punto en concreto.
Los Gemelos Traviesos
Pedrito
y Juanito eran inseparables, no en vano eran hermanos gemelos y
estaban entre los pocos niños de su edad que quedaban en el pueblo.
Hacia años que la gente había empezado a migrar a la ciudad y los
pocos jóvenes que permanecían en el pueblo lo hacían más por
apego a sus mayores que por un deseo real de quedarse. Los padres de
Pedro y Juan no eran la excepción, más de una vez se habían
planteado hacer las maletas y arriesgarse a empezar una nueva vida en
la ciudad, alejados de la monotonía del campo y el pesado trabajo de
arar y sembrar los cultivos. Pero la idea de que sus hijos se criaran
entre coches, humo y los peligros propios de las grandes urbes les
frenaban. Aunque claro, eso también tenía su contra, los niños
prácticamente estaban solos y no tenían muchos amigos con los que
jugar.
Los
gemelos eran conocidos en todo el pueblo por sus travesuras, es
normal a esa edad que los niños sean inquietos y más cuando se
aburren por no tener amigos con los que correr y jugar, pero los
pequeños no paraban con sus pillerías y muchos ancianos del pueblo
ya estaban hartos de ellos. Incluso, más de uno le había dado una
bofetada a alguno de los gemelos o había ido con el cuento a sus
padres o al cura, quienes a su vez ya les habían pegado más de un
tirón de orejas. Su curiosidad no tenía límites y aprovechaban
cualquier despiste para colarse en la casa de un vecino o espiar por
una ventana.
Como
en todos los pueblos, en el que residían los niños había un viejo
huraño, uno de esos abuelos cascarrabias y con mal carácter al que
pocos echan de menos cuando muere. Ese era el caso de don Vicente,
que cuando falleció a los 75 años de edad no dejó mas que una
sensación de alivio entre sus vecinos. Ya había protagonizado
alguna pelea por sus terrenos con familiares y propietarios de las
zonas colindantes, así que la noticia de su muerte no tuvo demasiado
impacto en el pueblo. Aunque por supuesto llegó a oídos de los
gemelos, que no dudaron ni un segundo que tenían que ir a
investigar.
Nunca
habían visto un muerto y su curiosidad fue tan grande que decidieron
colarse en la casa de don Vicente cuando todo el mundo había salido
del velatorio. Lo de “todo el mundo” es más un decir que lo que
pasó realmente, porque salvo un par de plañideras aficionadas a
llorar sin motivo aparente en cada funeral que se celebraba en el
pueblo (incluso cuando casi no conocían al fallecido), prácticamente
no fue nadie a presentarle sus respetos a don Vicente. Tal era el
abandono del cadáver del anciano que incluso faltando pocas horas
para su funeral ni siquiera le habían metido dentro de su ataúd y
aún descansaba sobre una mesa en mitad del salón de su casa.
Pedrito
y Juanito encontraron la casa vacía y las condiciones idóneas para
saciar su curiosidad y ver al muerto sin que nadie les moleste. Con
una total falta de respeto lo manosearon, le intentaron abrir los
ojos y la boca, le movieron los brazos como si fuera una marioneta y
le imitaron mientras se reían de él, pero un ruido en la finca les
alertó.
Corrieron
hacia la salida, pero ya era demasiado tarde y, sin saber dónde
ocultarse, se metieron en un pequeño armario que estaba tirado en
mitad del suelo del recibidor.
La
voz de dos hombres que reconocieron como el cura y un viejo herrero,
con el que habían tenido problemas en el pasado, sonó acercándose
al armario.
-¿Quién
ha dejado esto aquí tirado? No se puede ni pasar al salón, ya me
contarás cómo va a pasar la gente a presentar sus respetos a don
Vicente- Dijo el cura
-Tampoco
creo que fuera a venir nadie, don Vicente se ha labrado a pulso una
reputación de maleducado durante años y no creo que le llore nadie
en este pueblo.
-No
hables así, el hombre ya está esperando el juicio de Dios que es el
único que tiene el poder de juzgar sus actos- aseveró el cura.
Ambos
trataron de levantar el atáud (los niños, mientras los hombres
hablaban, se habían escondido dentro por miedo) y se dieron cuenta
de que ya estaba lleno.
-¡Ves!
aún quedan buenos samaritanos en el pueblo, alguien nos ha
facilitado el trabajo y ha metido a don Vicente en su caja.
Llevésmoslo a su descanso eterno.-dijo el cura.
Los
niños escuchaban toda la conversación desde el interior del
féretro, pero era tanto el miedo que tenían al cura y al herrero
que no quisieron revelar que en realidad eran ellos los que estaban
dentro y quisieron esperar el momento adecuado para escapar.
Nadie
acudió al funeral de don Vicente, por lo que el cura, cansado de
cargar con la caja y el supuesto muerto, decidió realizar una
versión rápida de la misa y en cinco minutos ya había despachado
la situación. Los niños, víctimas del calor y el aburrimiento,
empezaban a sentirse muy cansados y casi sin darse cuenta se quedaron
dormidos. No pasaron más de cuarenta minutos cuando un ruido en la
tapa del ataúd les despertó. Paletadas de tierra caían sobre la
caja que ya había sido sellada y ni las patadas ni los gritos de los
gemelos parecieron alertar al anciano enterrador que era conocido en
el pueblo por su sordera. Los niños quedaron enterrados vivos y
nadie parecía haberse dado cuenta…
Los
padres de Pedrito y Juanito se sorprendieron cuando estos no llegaron
a la hora de la merienda, pero imaginaron que estarían demasido
entretenidos jugando o que algún vecino del pueblo les había
invitado a comer algo. Lo que ya les alarmó fue que anocheció y
llegó la hora de la cena y no aparecían por ninguna parte. Entonces
comenzaron a buscarles y preguntaron a todo el que se encontraban por
las calles, pero nadie parecía haberles visto en todo el día.
Asustados llamaron a la Guardia Civil y una pareja de agentes se
acercó a coordinar las labores de búsqueda. La madre recordó la
muerte de don Vicente y tuvo la intuición de que los niños
probablemente fueran a curiosear, pero allí no encontraron más que
el cadáver del anciano sobre la mesa del salón, los vecinos se
alarmaron cuando encontraron al muerto aún sin enterrar y
rápidamente llamaron al cura.
-¿Cómo
que no está enterrado? Yo mismo le llevé al cementerio y tuve que
darle una misa a la que ninguno de vosotros fue.
-Eso
es imposible, padre, don Vicente aún descansa sobre la mesa de su
casa.
-Pero
el ataúd estaba lleno cuando lo enterramos, si no fue a él ¿A
quién hemos sepultado?
La
cara de miedo de la madre se reflejó al instante y, conociendo como
conocía a sus hijos, intuyó que ellos eran capaces de haberse
metido dentro del ataúd en una de sus travesuras.
Por
más prisa que se daban en desenterrar el ataúd, el tiempo parecía
eterno para los habitantes del pueblo. Era tradición allí enterrar
lo más profundo que era posible los féretros, de esta forma se
podían sepultar en una tumba a varios familiares y se evitaban
olores que se podían convertir en insoportables al visitar el
cementerio en los meses más calurosos. Por este motivo llevó varios
minutos remover suficiente tierra como para poder abrir el ataúd.
Lo
que encontraron allí dentro fue un espectáculo escalofriante. Los
niños habían muerto asfixiados, pero no sin antes luchar por sus
vidas intentando escapar. Se habían destrozado las uñas de las
manos arañando la madera y sus pequeños cuerpecitos estaba
cubiertos de sangre. En plena desesperación habían tratado de
romper la caja a golpes y se habían lastimado entre ellos y,
probablemente fruto de la misma desesperación, habían acabado
peleándose como animales acorralados, de modo que podían verse
marcas de mordiscos y arañazos en los cadáveres de los gemelos.
El Infernal Aparecido
En
épocas pasadas, la vinculación comercial de los pueblos de la
sierra con los de la costa peruana, se hacía mediante vías
improvisadas abiertas al tránsito, caminos de herraduras por donde
viajaban los arrieros con sus acémilas cargadas de mercancías y
demás productos.
En
estos caminos, hoy convertidos en afirmadas carreteras y debidamente
asfaltadas para facilitar los viajes de vehículos, los antiguos
caminantes transitaban días para llegar a la costa; generalmente, el
viaje lo realizaban en horas de noche para gozar del frescor del
clima o verse favorecidos por la luz de la luna. Se cuenta que a la
vera del camino que conduce de Ascope (a 2 horas de la ciudad de
Trujillo) a el pueblo de San Benito, se levanta un caprichoso risco
de amorfa geometría, bordeado por barrancos y por otros cerros que
le circundan, dándole aspecto de tétrica soledad; este lugar se
hizo célebre entre los caminantes de pasadas épocas por el encanto
que ese montículo encerraba.
Era
común oír a los viajeros que contaban como entre las sombras, a la
luz de los luceros, veían la enorme figura de un macho cabrío; su
forma, su color y demás señales extrahumanas, producían terror, un
terror que se hacía más intenso al escuchar el siniestro balido del
aparecido, que se extendía por la hondonada del silencio y los
cerros repetían el eco, dando una sensación tétrica, sombría y de
terror.
Esta
aparición era frecuente en las noches oscuras, y cada vez que los
viajeros cruzaban el sendero la sombra desaparecía súbitamente en
la horrenda y misteriosa peña como si la oscuridad la hubiera
llevado a través del viento en el instante en que en la lejanía se
escuchaba el canto del gallo, anunciando la presencia del Creador.
Mucho
tiempo se repitió esta terrorífica aparición, y la noticia
extendida entre los lugareños, creó el terror. Para aliviar el
miedo y salvarse de la influencia maligna del aparecido, los
moradores realizaban sus viajes calculando pasar por el lugar antes
de la hora de su aparición, o esperaban los albores de la madrugada.
Solamente a esas horas, se libraban de ver y escuchar ese maléfico
ser.
Tan
común se hizo ese sobrehumano acontecimiento, que les era familiar
escuchar diariamente las misteriosas hazañas del diabólico
aparecido.
Para
combatir su fatal influencia los lugareños recurrieron a diversos
medios, pues según las versiones del común de las gentes se trataba
del demonio que, tomando la figura de un macho cabrío, se les
presentaba a quienes transitaban por aquel lugar a aquellas horas de
la noche.
Un
día, dedicado al culto para ofrecer a Dios su ferviente devoción,
los habitantes de los pueblos comarcanos peregrinaron al lugar del
misterioso encanto, llevaban consigo sus imágenes y hasta el
sacerdote del lugar acudió para exorcizar el peñón, refugio de la
maligna figura cuya aparición se producía cada noche. Se realizaron
actos rituales, sacrificios de todo orden y invocaciones al Supremo
Hacedor para que, con su rayo divino, terminara con la siniestra
figura y con el terror de los habitantes de los pueblos cercanos a
ese lugar.
Estimado
lector, cuando vayas hacia San Benito, distrito de la provincia de
Contumazá, siguiendo la ruta de Ascope, hallarás a la vera de la
carretera, sobre un montículo de piedra, una cruz de madera roída
por el tiempo, que colocada por los creyentes de Dios señala que
allí, o muy cerca, aparecía la figura del macho cabrío, diabólica
imagen que noche tras noche, mediado las doce, destapaba su
horripilante efigie y lanzaba su tétrico balido que se extendía por
la lejanía del silencio y que el eco repetía en el solitario
paraje.
Desde
que se colocó la cruz, bandera de la fe cristiana, no volvió a
presentarse aquella imagen, y los viajeros, llenos de seguridad,
volvieron a su acostumbrada actividad sin el peligro de hallarse con
la horrenda figura del diabólico aparecido.
miércoles, 9 de julio de 2014
La Bruja y El Diablo
En
el caserío de Cujurgunga, distrito de Cachicadan, vivía una mujer
muy temida por su fama de bruja. Los vecinos y toda la gente del
lugar decían que tenía pacto con el diablo. Don Hipólito, con sus
más de 80 años, aseguraba que el acuerdo se celebró en un cerro de
la comarca, a las 12 de la noche de un viernes.
Por
efectos del pacto, la mujer podría hacer y conseguir todo lo que
quisiera, especialmente curar enfermedades, adivinar pérdidas y
hacer daño; a cambio de ello, entregaría su alma al diablo el día
de su muerte. En prueba del acuerdo, el diablo le sacó a la mujer el
dedo mayor de su mano izquierda y él le entregó la punta de su
cuerno del mismo lado. Una vez en posesión de su respectiva prenda,
se despidieron para no volverse a ver nunca más por el resto de su
vida.
La
mujer lucía en su cuello el cuerno diabólico a modo de medalla; lo
mostraba orgullosa a sus clientes; se vanagloriaba que su mano
izquierda tuviera un dedo menos; y alardeaba de su enorme poder. Su
fama se extendió por los lugares más alejados, desde donde la gente
acudía en busca de solución a sus problemas. Su casa se convirtió
en posada permanente que se tornó terrible y peligrosa. Pero, ya
anciana; sufrió por primera vez de una extraña enfermedad, a
consecuencia de la cual desapareció del pueblo por espacio de 45
días, sin que nadie pudiera dar razón de su paradero. Cuando
reapareció, lo hizo totalmente cambiada; ya no quiso trabajar ni ver
a nadie. Duró pocos meses y al fin dejó de existir.
Aunque
en la sierra se acostumbraba velar a los difuntos durante tres
noches, poca gente acompañó al velorio por temor a que algo malo
les ocurriera. En efecto, las dos primeras noches no hubo nada
anormal; pero faltaba la última…
Cuando
el diablo se enteró del fallecimiento de su socia, ensilló su
caballo negro con una montura plateada, que relampagueaba con los
reflejos de la luna, y emprendió rápido viaje. Calzaba relucientes
botas con espuelas de plata; llevaba sombrero negro de filos también
plateados; y se cubría el cuerpo con una capa negra de cuello
blando, de modo que con el viento y la velocidad se extendía como
alas y presentaba el aspecto de un cóndor gigantesco. Además, como
la distancia que le separaba de la casa de la bruja muerta era de
varios kilómetros, debía darse la próxima prisa, antes de que le
ganara el día, dejando a su paso un ruido sordo que retumbaba por
todos los confines.
En
estos momentos, dos arrieros que se dirigían tranquilamente a su
chacra, arriando su burrito, escucharon de pronto el ensordecedor
ruido que cada vez se acercaba más. Se detuvieron para atender mejor
y quedaron paralizados de terror al observar el relámpago de los
ásperos y espuelas de la maligna figura. En menos de un segundo el
diablo cogió a uno de los hombrecitos, lo subió al anca del
caballo, le dijo: “¡Agárrate fuerte!” y él prosiguió su loca
carrera. El pobre arriero sentía la cintura y el cuerpo del jinete
infernal fríos y duros, como el hielo y la madera.
A
eso de las 3 de la madrugada y a unos doscientos metros de la casa,
el diablo le dijo: “Espérame aquí, cuidando mi caballo, no te
muevas”. De inmediato se dirigió al cuartito del dueño,
convertido en perro. Súbitamente se apagaron las velas y se pudo
escuchar el ruido del ataúd al abrirse la tapa. Varios cristianos se
inmovilizaron de espanto; otros rezaban, pero realmente nadie pudo
ver nada. Solo cuando otra vez se encendieron las luces, el cajón
apareció destrozado por el suelo. El cadáver había desaparecido.
Todo ocurrió en brevísimos instantes.
El
diablo llevó a la muerta de una sola mano; de un salto subió a su
caballo. Lo propio hizo con el hombrecito, al que colocó en la anca
de la bestia, junto al cadáver; enseguida emprendió veloz carrera
por entre cerros y quebradas, rumbo a un lugar desolado. Cuando el
día ya clareaba se detuvo y bajó el cadáver al suelo; le pasó la
uña por la frente; le partió en dos partes iguales, que se
distribuyó con su acompañante, diciéndole: “Toma tu parte; esta
es mía”. Rápido volvió a cabalgar y se prendió sin rumbo.
Un
poco recuperado del susto, el arriero caminó sin saber por dónde,
pues estaba completamente perdido. Después de unos ocho días pudo
llegar a su casa. Profundamente conmovido refirió la historia a su
familia, y se retiró a descansar. Se le brindó toda clase de
cuidados, en medio de rezos y oraciones; pero cuando quiso levantarse
sintió fuertes dolores de cabeza: se enfermó muy seriamente y
comenzó a enflaquecer, hasta que a los pocos días murió.
Desde
entonces, los cristianos de Cujurgunga tiene mucho miedo a los
brujos, especialmente a los descendientes de la mala mujer.
Original
relato en el que, mas allá de las conjeturas, se exhiben las pruebas
concretas del pacto con el diablo, quizás debido a que la persona no
es alguien “normal”, sino prácticamente del mal. Tal vez un poco
incomprensible resulte la muerte de uno de los arrieros, sin culpa
alguna, pero el hecho se explicaría porque las fuerzas maléficas
acechan a todos los hombres, sin ninguna diferencia.
La Procesión De Las Animas.
Una
vez hubo en la Villa una mujer de éstas que averiguaba a vida de
todo el mundo y espiaba de noche, protegida por la oscuridad, para
saber las andanzas de la gente. A cualquier hora que se pasara, tarde
de la noche, por su calle, era casi seguro que ahí, detrás de
alguna puerta o escondida en alguna sombra, estaba ella observando.
Su fama llegó a ser tan grande, que la llamaban "María
Chismosa".
Una
noche, como a las doce, estaba ella, como de costumbre, con una
puerta “entrejusta”, esperando que algo se moviera o algo pasara
por allí, cuando oyó un murmullo como de voces lejanas que luego le
parecieron rezos. Miró por la rendija de la puerta y vio que por
toda la calle abajo venía un gentío con luces encendidas.
Un
nietecito suyo comenzó a llorar en ese momento y para consolarlo fue
a su cunita, lo cogió cargado y volvió a la puerta; la abrió un
poquito más para ver mejor y pudo apreciar que una gran procesión,
venía caminando también por los portales. Notó que todos venían
alumbrando; no había una sola persona que no trajera su vela
encendida. Ya llegaban frente a su puerta. Iban rezando el rosario.
De pronto una de las “alumbrantes” le entregó una vela grande
encendida, que ella tomó con la mano izquierda que le quedaba libre.
La misteriosa procesión siguió adelante y cuando "María
Chismosa" apagó la vela se dio cuenta de que era muy dura y que
no era enteramente redonda y tenía protuberancias en los extremos.
Trató de prender la vela y no pudo. Comprobó que no tenía mecha y
empezó a temblar de miedo. Ensendio luz y “¡Jesús, Ave María
Purísima!”, exclamó, “es una canilla de muerto lo que me han
dado”. Presa de terror llamó a la vecina y le mostró la tibia
macabra; y enseguida se pusieron a rezar.
“Esas
fueron las ánimas” convinieron las dos. La vecina le aconsejó que
fuera a ver al cura y así lo hizo muy temprano en la mañana. El
Cura después de oír la historia de "María Chismosa" le
dijo que se había salvado porque tenía el niño en los brazos y le
aconsejó entonces que otra noche, cuando volviera a pasar la
procesión, le devolviera a un ánima el hueso de muerto, pero que
tuviera el niño en los brazos.
Así
lo hizo una noche que volvió a pasar, a la misma hora, la procesión
macabra. Le entregó la tibia de muerto a la primera ánima que pasó
y ésta, volviéndose hacia ella y dejándole ver su cara descarnada,
le dijo moviendo en horrorosa mueca los huesos de su boca: “Te has
salvado por cargar en tus brazos un niño inocente, María Chismosa.
Quédate en tu casa y no averigües más la vida ajena”.
La Señora De Los Anillos
Se
dice que en San Salvador, hace ya varios años, desaparecían muchos
niños, y esto se atribuía a una mujer de vestimenta blanca, con un
rostro indescriptible, que en sus manos llevaba muchos anillos, una
especie de bruja o espectro indefinido.
La historia se centra
específicamente en una pareja y su bebé que vivían en un
apartamento. Una noche el señor estaba trabajando y su esposa
leyendo en el cuarto; hacía mucho calor y pusieron al niño a la
orilla de la ventana, a quien el señor cuidaba de reojo. Al poco
rato, ya con una pesadez de sueño, el señor empezó a cabecear y
miró hacia la ventana, en la cual vio una mano detenida con muchos
anillos.
Pero se sacudió frotándose los ojos y volviendo a ver de
nuevo, cual fue su sorpresa, que ya no había nada. Se quedó dormido
y después de unos minutos se despertó sobresaltado, viendo una
mujer parada a lado de su hijo.
En ese momento se quedó paralizado
sin poder hablar, pero reaccionando, corrió y tomó el niño y se
fue al cuarto donde estaba su esposa, que le dijo que lo que veía se
debía a que no había podido dormir bien durante varios días. Al
día siguiente, el hombre se fue a trabajar, y cuál fue su sorpresa
cuando vio a la mujer sentada en la entrada del edificio y la
identificó por los anillos.
Tomó el bus dejándola allí sentada
como una estatua, y allí, oyendo que alguien se reía a carcajadas
miró hacia adelante y vio a la misma mujer parada frente a él, con
su hijo en brazos, y desde ese día el hombre ya no coordinó ideas,
se quedó loco y sin bebé.
lunes, 7 de julio de 2014
Mica Bruja
En
todo El Salvador se conoce la leyenda de la mica bruja. En algunas
partes también lo relacionan con otras especies como la mona o la
chancha.
Se decía que habían unas mujeres que a las once de la
noche se daban tres volantines para atrás y luego tres para
adelante (saltaban hacia delante o hacia atrás); que estas mujeres
tenían un guacal donde dejaban su alma y ya sin ésta tomaban figura
de monos, o chanchos y se dedicaban a hacer diabluras.
Y así estas
brujas, acompañadas de la oscuridad de la noche, trepaban a los
árboles y tiraban frutas a la gente. Se subían a los techos de las
casas, saltando de un lugar a otro y arrojando piedras contra las
personas que pasaban en la calle vecinas.
Muchas personas han tratado
de agarrarlas y matar a la mona o chancha, pero de nada les sirve,
pues cuando ya están cerca y creen tenerla acorralada se les esfuma
como por encanto.
los dos Cigarrillos
Ve
hacia algún baño de alto tráfico. Debe ser un baño donde haya
estado mucha gente, o no habrá la suficiente energía latente
residual para poder hacer esto. El baño de un hotel es perfecto.
Asegúrate que es después de las 00:00, y asegúrate de que lleves
dos cigarrillos. Entre más fuertes sean los cigarros, más
probabilidades de éxito tendrás. Siéntate a obscuras y fúmate uno
de los cigarrillos; asegúrate de que haya un espejo y que puedas ver
tu reflejo siempre. La cereza del cigarrillo encendido te debe dar la
luz suficiente para esto.
Cuando te hayas fumado más o menos tres
cuartos del cigarrillo, el cuarto deberá estar lleno de humo. Tus
ojos probablemente se pondrán llorosos, pero no parpadees. No quites
la vista de tu reflejo en el espejo por nada del mundo. Si parpadeas,
todo lo que hayas hecho hasta ahora será en vano.
Te
darás cuenta de que tu reflejo se desvanecerá en la obscuridad. Sin
embargo, la cereza del cigarro se separara en dos ojos rojos. El humo
del cuarto se empezara a condensar y antes de que te des cuenta de lo
que ha pasado, una figura estará sentada a tu lado. Te pedirá un
cigarrillo, dáselo y se encenderá por si sólo en cuanto lo lleve a
donde su boca debiera estar.
En este momento puedes preguntarle lo
que tú quieras, y siempre te dirá la verdad. Puedes preguntarle
sobre quién mató a JFK o quién era Jack el destripador. Cualquier
cosa que se te ocurra. Asegúrate de estar pendiente de cuánto ha
fumado del cigarrillo; cuando esté a punto de acabársele, el humo
de tu cigarro empezará a definir más de sus facciones, haciéndolo
mas material que etéreo.
En
este momento, párate y arráncale sus ojos de un movimiento. La
figura deberá ser en su mayoría humos, así que tus manos
atravesarán su cabeza. Si dejas que termine su cigarro, él te
atacará, seguramente tomando tu vida. La figura te gritará e
insultará, y la mano con la que arrebataste sus ojos te arderá
intensamente. ¡No abras tu mano! Aunque los ojos se hayan casi
desvanecido, pueden aún ver; corre hacia el interruptor de luz y
préndelo. Esto desvanecerá a la forma física de la figura y lo
regresará a su forma etérea.
Abandona el cuarto, y espera hasta
después de las 3:00 AM para abrir tu mano. Probablemente el ardor
sea insoportable, pero si abres la mano, todas las luces de donde
estés se apagarán, permitiéndole a la sombra regresar y tomar
venganza. Quizás tengas marcas en la palma de tu mano cuando la
abras, aunque ya cauterizadas.
A
partir de ahora, no podrás nunca estar en un cuarto a obscuras con
un espejo, porque la figura podrá seguirte gracias a las marcas en
tu mano. Después de esto, quizás sientas más frío de lo normal,
sin importar lo cálido del lugar donde estés. A partir de ahora,
tendrás muchas pesadillas, pero en ellas, tendrás la habilidad de
una especie de sexto sentido. Podrás ver eventos futuros cercanos,
quizás cosas horribles. Cosas que solo tú sabrás y nunca podrás
detener.
Leyenda de Hello Kitty
Hoy
voy a escribir algo de la muy famosa gatita, Hello Kitty sobre la
cual encontré una interesante historia que esta detrás de este
personaje.
La
historia cuenta así:
Había
una niña de 14 años que estaba en la fase terminal de cáncer de
boca, y los médicos ya habían arrancado todas las esperanzas de la
familia en relación a la cura de la niña. La madre de la niña,
desesperada, tomo una decisión muy peligrosa: Hizo un pacto con el
diablo.
Presentó
la niña al diablo para que curase a su hija, le hizo una promesa de
fabricar una marca que fuese famosa en todo el mundo, posteriormente
el diablo curó a la niña y la madre cumplió su promesa: Creo a
“Hello kitty”
La
palabra “hello” en inglés significa hola, y la palabra kitty de
origen chino significa demonio.
Hello
kitty en un simple análisis diría “hola demonio”.
Usted
puede percibir que “Hello Kitty” no tiene boca debido al caso de
cáncer en la boca de la niña.
Hello
Kitty, según algunas personas, es un símbolo de la secta nueva era,
dicha secta va en contra de todos los principios de Dios pues busca
crear símbolos bonitos para agradar a todos.
sábado, 5 de julio de 2014
El Justo Juez De La Noche
El
justo juez de la noche es un personaje de leyenda de El Salvador,
cuyo origen parece situarse en la época de la colonización
española.
Según la tradición oral, es un fantasma que se aparece a
quienes deambulan por los caminos rurales a altas horas de la noche,
advirtiéndolos de que regresen a sus casas, pues el espectro afirma
que la noche le pertenece solo a él.
En más de una ocasión,
mostrándose como un vigilante del orden, azota a cualquier incauto a
manera de reprimenda. Algunos lo describen montado sobre un caballo
negro, otros como un sujeto alto que no posee cabeza, y en lugar de
ésta aparece una columna de humo.
Seco como un árbol aniquilado por
el bejuco matapalo, su rostro brilla levemente con la ceniza pálida
de los siglos y sus ojos rojos tienen un fondo donde espera la locura
o la muerte. Nadie más justo que él, sin embargo, de ahí su
nombre.
Solamente los fatuos, los necios y los obstinados deben temer
su daño sin motivos especialmente graves.
La Descarnada
La
descarnada es un espíritu vengativo que seduce a los hombres con su
gran belleza y cuando se acercan a ella les revela su verdadero
rostro, podrido y en descomposición hasta el punto de convertirse en
un esqueleto viviente.
En
El Salvador abundan las personas que afirman haber tenido una
experiencia macabra con una hermosa mujer, la Descarnada, que aparece
por los caminos o carreteras solitarios, pidiendo que la lleven.
La
mujer sale a orillas de la calle con una vestimenta provocativa y con
una actitud sensual, llamando audazmente la atención de los incautos
que se sienten atraídos por su belleza y coquetería. Cuando los
conductores le preguntan hacía donde se dirige, ella les contesta
que a unos pocos kilómetros del lugar, entonces monta en el carro o
el automóvil y comienza a seducirlos.
Cuando los hombres empiezan a
tocarla y besarla, sucede algo espantoso: la piel de la mujer se
desprende de su cuerpo hasta quedar totalmente convertida en pocos
segundos en un esqueleto humano.
Sus víctimas son halladas en estado
de total confusión, recordando sólo aquella escena tenebrosa había
ocurrido. Algunos pobladores dicen que la Descarnada es en realidad
el espíritu de una bruja maligna.
Cuyancúa
La
cuyancúa es un legendario animal mítico de El Salvador, cuya
historia se narra principalmente en el municipio de Izalco, en el
Departamento de Sonsonate, y en general en la zona occidental del
país.
Según la tradición oral, por la noche sale un ser de gran
tamaño, mitad cerdo en el extremo superior y mitad serpiente en el
extremo inferior, que anuncia la lluvia.
Según cuentan los
lugareños, por la noche se escucha un chillido tenebroso a lo lejos,
seguido de fuertes turbulencias bajo la tierra; esto sucede
principalmente alrededor de los ríos y quebradas, y dicho sonido
proviene de este animal, motivo por el cual, los lugareños se
encierran a tempranas horas en sus hogares, ya que a esas horas
nocturnas dicho animal se arrastra recorriendo la zona en busca de
alimento.
Según
algunos testimonios, la cuyancúa no siempre aparece sola, sino que a
veces lo hace en grupo. Según el libro “Mitos y leyendas de los
Pipiles de Izalco”, de L. Shultze Jena, la cuyancúa es también un
ser mitológico que tiene cierto dominio sobre las aguas de los ríos
y la lluvia.
jueves, 3 de julio de 2014
Cipitío
Al
Cipitío –también conocido como Cipitio, Cipitillo o Cipit (del
nahuat, “niño”)- se lo hace hijo de la Siguanaba (ver:
Siguanaba), aunque posee un carácter totalmente festivo e inocente
del que su madre carece totalmente, siendo una de las figuras
legendarias más populares de El Salvador. Es un niño pequeño que
nunca creció a causa de una maldición, aunque a pesar de ser
inofensivo, puede llegar a resultar hostigoso y pesado, apareciéndose
por las noches como un espíritu burlón, haciendo bromas, riendo a
carcajadas sonoras y bailando alrededor de su víctima.
El
Cipitío tiene la apariencia de un niño de diez años. Es bajito,
barrigón y tiene los pies vueltos al revés, de modo que sus huellas
engañan: uno cree que va en una dirección cuando en realidad lo
hace exactamente en la contraria. Tiene una vestimenta y costumbres
sumamente peculiares, se le atribuye una diversidad de habilidades,
facultades y poderes sobrenaturales que, sin perjuicio de nadie, usa
para divertirse. A pesar de ser un hijo de dioses, suele vestir
siempre como un niño de baja condición social y económica,
llevando ropa de manta blanca, caites (sandalias) y un sombrero de
palma puntiagudo y de grandes alas que se mueve al ritmo de sus
pasos.
Frecuenta
los trapiches de las moliendas de caña, los ríos, las pozas y las
zonas rurales. Le gusta bañarse con cenizas, de las que también se
alimenta, que quedan en las cocinas de leña de las casas, y come
también guineos (una variedad de plátano pequeña).
Es
un eterno enamorado de las muchachas a las que constantemente espía,
silba, o arroja piedrecitas y flores. Le gusta arrojar piedrecitas a
las muchachas bonitas que van solas a lavar ropa en las pozas de los
ríos. Cuando una chica es objeto de su hostigamiento, la solución
para alejarlo es comer en el baño, frente a la taza de un inodoro;
esto se debe a que se cree que el Cipitío siente asco de los malos
hábitos de las personas, en este caso las mujeres, por eso se supone
que ésta es la solución más efectiva.
El
personaje Cipitío puede estar emparentado con una deidad
precolombina: el XipeTotec. Este dios era el patrono de la
regeneración vegetal, por consiguiente tendrían que ver también
con él los frutos y las flores. De hecho, como ya se ha mencionado,
el Cipitío es hijo de dioses. Nació de la relación que tuvo su
madre Sihuehuet (“Mujer hermosa”, más tarde convertida en la
Siguanaba) con el Dios Lucero de la Mañana, traicionando infielmente
al Dios Sol. Es por eso que el dios Tlaloc condenó tanto a la madre
como al hijo. A la madre la condenó a ser una mujer errante y al
niño a nunca crecer, y conservarse por siempre en la edad de diez
años. Durante siglos, Cipit fue el dios de las relaciones prohibidas
y adulteras, en la actualidad es un icono de la cultura salvadoreña
donde es representado como un niño alegre y que vaga errante.
Caballero Negro
El
caballero negro parece ser el mismo Diablo. Dicen que cuando la mala
suerte rodeaba a algunas personas o por razones de la vida un hombre
se desesperaba, a veces invocaban al diablo en busca de ayuda, y
entonces, sin esperar, se formaba un remolino espeso y aparecía un
jinete, muy elegante, en un poderoso caballo, con monturas
relucientes y una gran capa.
Su negocio era comprar almas, y otorgaba
algunos deseos a quien lo invocara a cambio de la suya. Cuentan que
él ofrecía dinero, mujeres, suerte, futuro para los hijos y
riquezas a cambio de ello.
El caballero daba siete años a sus
clientes para que disfrutaran de todo lo que el ofrecía y al cabo de
los siete años venía para llevarse el alma que había comprado.
Entonces, algunos dueños de haciendas que presubiblemente habían
hecho tal trato con el caballero negro, de repente desaparecían y
tiempo después algunos aparecían en los potreros, muertos, y en su
interior nada más que zacate, pasto o forraje.
La Carreta Bruja
Cuentan
que desde hace mucho tiempo, y hasta la fecha, todos los viernes por
las noches, en algunos pueblos de El Salvador, al filo de la media
noche se escucha el sonar de una carreta que comienza en lo profundo
de los llanos y se acerca lentamente, se puede escuchar claramente el
chirrido de las ruedas al rozar con los ejes con resequedad de grasa.
Hay
muchas historias de la carreta bruja, os contaré hoy la experiencia
de Majin un señor que avanzada edad que vivía, cuando era joven, en
un pueblito del norte de El Salvador, sucede que una noche que él
venía de visitar unos parientes en la noche, era casi media noche
pero él ya estaba acostumbrado a caminar por aquellos caminos
oscuros, solo con la luz de la luna.
A
Majin ya nada le asustaba, se había topado con el Cipitillo, la
Siguanaba y en ocasiones le acompañaba el Cadejo, pero esa noche ni
Palomo su perro guardián iba con él. De repente faltando unos 2
kilómetros para llegar a su pueblo sintió el ruido de una carreta
que se acercaba, de repente pensó, será don Concho que viene noche
de traer zacate, o será que se les había arruinado, en fin muchas
ideas pasaron por su cabeza.
Cada
vez aquel ruido se hacia más cercano y estrepitoso, para eso Majin
estaba por llegar al pueblo, solo le faltaba pasar junto al
cementerio, siempre sentía escalos fríos al pasar por ese lugar,
así que solo se persignó y siguió su camino, al lograr pasar la
carreta estaba casi a sus espaldas, cuando sintió una corriente de
frío helado que recorrió toda su espalda.
Lo
que más le encrespó el cabello fue cuando las gallinas comenzaron
con su característico chillar de miedo, los perros salieron
espantados asustados, eso infundió mas miedo, él sabia que la
carreta no era nada bueno, así que se persignó y medio se brincó
un alambrado y se refugió detrás de unos piñales cuando sintió
que la carreta esta casi enfrente, rezó oraciones.
En
ese momento se iba apareciendo un bulto, que al ver más de cerca
pudo ver la figura de una carreta resquebrajada que avanzaba
lentamente, además no tenía bueyes, y en la punta de sus trinquetes
llegaban calaveras, en su interior yacían cuerpos de personas, a las
cuales no reconoció, y tras ella avanzaban seres con la cabeza de
zacate, pasó frente a él y se alejó, Majin no se acuerda como
llegó a su casa, solo que paso 3 días con fiebre, desde ese día ya
no se deja agarrar más de la noche y peor si es viernes.
Muchos
dicen que la carreta pasaba por los pueblos llevándose el alma de
las personas malas y otros dicen que esta leyenda comienza cuando un
hombre fue ganado por el diablo y obligaba a sus bueyes a entrar a
una iglesia, pero los bueyes se resistían y no lo hicieron, sino que
reventaron sus coyundas y escaparon, la carreta rodó sin bueyes
cuesta bajo lo raro es que nunca la encontraron, pero la carreta
siempre recorre las calles de pueblos y ciudades solitarias en busca
de almas malas.
martes, 1 de julio de 2014
La Muerte Vestida de Novia
Esta historia es muy conocida en la parte norte de Colombia,
y probablemente en todo el mundo pero con ciertas variantes .
Esta leyenda es
de un novia que fue abandonada por su novio el día de la boda, y esa misma
noche, una noche oscura y tormentosa, cansada de tanto sufrimiento, decidió
suicidarse en una carretera sola y oscura.
Se arrojó a un carro muriendo al
instante. Desde entonces se le aparece a todos los conductores desde una colina
aledaña al lugar de su muerte vestida de blanco y dando grandes gritos o bien
en medio de la calle, pidiendo un aventón , y para la sorpresa del conductor,
cuando dicha mujer se le monta en el auto es un esqueleto vestido de novia .
Muchos han muerto de un infarto o por el desespero arrancan el auto a toda
velocidad y se estrellan contra los árboles o caen por el precipicio. Por ello
muchas personas prefieren viajar de día que de noche.
La Casa Que Mata
Sin duda, no hay ninguna ciudad en el mundo, y en concreto,
ninguna calle o avenida comparable con el Gran Canal Veneciano. Las fachadas de
sus majestuosos palacios deslumbran y abruman a turistas y visitantes, sea cual
sea su procedencia. Para los amantes de lo misterioso, las callejuelas y
recovecos de esta mágica ciudad son un paraíso que explota ante sus ojos a cada
paso y a cada mirada. Cientos de antiguas leyendas se adhieren a las paredes
desvencijadas que durante cientos de años, han sido testigo mudo de los más
increíbles sucesos. Conspiraciones, asesinatos, guerras, terribles plagas, como
la peste negra…
Si uno pasea de noche por aquellas calles, no puede evitar
estremecerse al ver un gato negro cruzando el puente del diablo, o al escuchar
pasos cercanos mientras cruza presuroso por el callejón de los asesinos.Los
edificios oscuros, muchos presa del abandono por sus costosas rehabilitaciones
y mantenimiento, tan solo son ruinas húmedas y corroídas donde las ratas juegan
al escondite con los fantasmas de antiguos nobles del pasado.
Y de entre todos los palacios, Ca´Dario es, con su torre
ligeramente inclinada y su fachada de mármol blanco, el más legendario de
todos.
Ca’ Dario es un lugar maldito cuyos propietarios, desde el
primero en 1487 hasta el último en 1993, han muerto de modo violento uno tras
otro después de adquirir el inmueble, en un reguero de sangre que se prolonga
hasta nuestros días. En sus cinco siglos de existencia se pueden contar con los
dedos de una mano los dueños de ese palacio que han conseguido burlar a la
maldición que pesa sobre ella y que han fallecido de muerte natural. Con razón los
venecianos llaman a Ca’ Dario: "la casa que mata".
Con esa fama a sus espaldas, y después de que su último
propietario, el magnate italiano Raul Gardini se suicidara de un disparo en la
sien en pleno escándalo de los procesos de corrupción de Manos Limpias, no es
de extrañar que el fastuoso palacete renacentista llevara 10 años completamente
abandonado. Estaba a la venta sí, pero no encontraba comprador. Y no sólo por
su elevado precio sino sobre todo, cuentan los venecianos, porque nadie osaba
desafiar la maldición que pesa sobre la casa. Ahora, sin embargo, un valiente
millonario estadounidense acaba de atreverse a plantar cara al embrujo y ha
comprado Ca’ Dario. ¿O es posible que haya desembolsado ocho millones de euros
por la casa sin conocer su lúgubre pasado?, se preguntan muchos de los
habitantes de la laguna. Pero, por encima de todas, la pregunta que estos días
corre por toda Venecia es: ¿Volverá Ca’ Dario a imponer su maldición?
De lo que no hay duda es que este palacio suma un número
considerable de infortunios, por llamarlos de alguna manera. Ya en el siglo XV
su primer dueño, el senador de la Serenissima Giovanni Dario sufrió en sus
carnes (o más exactamente, en la carne de su carne) la maldición de la mansión.
Su hija Marieta, que junto a su marido Vincenzo Barbaro también residía en el
palacio de marras, falleció de la angustia que le provocó saberse en la más
absoluta ruina económica. Ca’ Dario pasó entonces a manos de la familia
Barbaro, contra quien el palacio también dirigió su furia: uno de los herederos
de esa noble estirpe fue asesinado en Candia. Su siguiente propietario tampoco
tuvo mucha suerte. Arbit Abbdoll, un rico comerciante armenio de diamantes,
murió en la miseria más total, después de que perdiera su fortuna tras adquirir
la maldita casa.
Los siglos pasaron y el inmueble siguió haciendo de las
suyas a todo aquel que osaba comprarlo. En el siglo XIX, por ejemplo, un
estudioso americano de Venecia llamado Radon Brown se suicidó entre los muros
de Ca’ Dario junto a su compañero, después del escándalo que se desató al
saberse que ambos hombres eran pareja. El Palacio pasó entonces a manos del
también estadounidense Charles Briggs, quien ante las habladurías sobre su
homosexualidad abandonó Venecia y buscó refugio en México, donde su amante se
quitó la vida.
Pero la maldición llega hasta nuestros días. En 1970 el
entonces flamante propietario del inmueble, el conde Giordano delle Lanze, fue
asesinado en Ca’ Dario por su amante, Raoul, un joven marinero serbio de 18
años que le abrió la cabeza con una estatua de bronce. Tras cometer el crimen,
Raoul huyó a Londres, donde a su vez fue asesinado.
Para entonces, la maldición de Ca’ Dario ya era de dominio
público. Pero eso no evitó que Christopher Lambert, el mánager del grupo The
Who, la comprara. Aunque quizás le hubiera ido mejor si no lo hubiera hecho.
Poco después de adquirirla se cayó por las escaleras de la casa londinense de
su madre, muriendo en el acto. El siguiente fue el hombre de negocios italiano
Fabricio Ferrari quien, tras comprar la dichosa casa, murió endeudado hasta las
cejas en un accidente de coche. La misma suerte que corrió el tenor Mario Del
Monaco, fallecido en un incidente de tráfico mientras se dirigía a Venecia para
cerrar la compra de Ca’ Dario.
La casa pasa así a manos del financiero Raul Giardini, quien
se quitó la vida en 1993, justo un día antes de que el grupo empresarial que
dirigía se declarara en bancarrota. Desde entonces Ca’ Dario estaba abandonada.
Hasta ahora, que ha sido adquirida por un millonario americano. ¿Se mostrará el
palacio más condescendiente con él?
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