Nos preguntamos: ¿Qué es un mito? ¿Cuál es su origen o función? Al desarrollar le concepto de mito nos encontramos ante infinidad de enfoques y conceptualizaciones desde diversos campos de estudio del fenómeno. Se trata de una realidad social compleja que está presente en los diferentes grupos sociales. Los mitos atraviesan el ámbito de la política, de lo social, de la religión, del arte, la literatura, es decir, forma parte de la cultura, de la memoria e identidad de un pueblo o un grupo social determinado.
Las figuras paradigmáticas son componentes de todo universo mítico y los espacios, al igual que las figuras, adquieren una dimensión mítica ya que cobran significado en esa cultura.
Para introducirnos en la definición de mito elegimos, en un principio a Adolfo Colombres que profundiza en la fuerza simbólica que tienen los mitos en cada sociedad o grupo social.
Colombres afirma “El mito es vivido como un relato sagrado y es una vía de comprensión del mundo a partir del pensamiento simbólico que recurre a la analogía”
Entonces el mito tiene una significación profunda en los actores sociales y a través de ese relato trata de encontrar una coherencia a los fenómenos tanto sociales como naturales y a su vez expresar los valores sostenidos por la comunidad.
Al tomar la definición de Colombres no caeremos en acepciones usuales o del sentido común que relacionan los mitos con ficción, cuento, invención o mentira cargando la terminología con juicios de valor e ideas erróneas.
El mito cumple un rol social significativo en la sociedad, como expresa Kattia Chinchilla Sanchéz “Su función es fijar modelos ejemplares, tanto para la participación en los ritos como para todas las acciones humanas significativas. Este, como un símbolo tiene su propia lógica, una coherencia que lo hace verdadero y creíble”
Así el mito es materializado en los ritos donde la comunidad es partícipe en los rituales donde se rememora al ser mítico y se el rinde tributos y venera, en otras palabras se lo reactualiza para tenerlo siempre presente como afirma Godelier “El mito, se remonta a una historia pasada pero siempre viva, eternamente co-presente. Clasifica sus representaciones, las transforma y las totaliza en un sistema”.
Al ser “un símbolo tiene su propia lógica, una coherencia que lo hace verdadero y creíble” el mito es una verdad revelada, no se discute ya que es una verdad por analogía. Por eso no debe ser comparado con el conocimiento científico ya que éste actúa bajo la lógica, dentro del pensamiento analítico, siendo de esta manera, dos vías diferentes de acceso al conocimiento. En cambio el pensamiento mítico “se relaciona con la intuición, lo emocional y produce imágenes” explica Colombres para relacionarlo con la fuerza simbólica que este tipo de relato tiene en los grupos.
Por otro lado los mitos pasan de generación en generación pero a su vez no se mantienen exactos a lo largo del tiempo sino como asevera Colombres “su eficacia y vitalidad dependerá de reflejar valores actuales y ensamblarlos con los antiguos”
Sin embargo los cambios operan con lentitud y el mito mantiene un núcleo de concepto que trascienden a lo largo de la historia.
Por otro lado Graciela Dragoski da otro enfoque respecto a la lógica de cambio de los mitos “como un producto social de compleja elaboración simbólica es sometido a las variables históricas de su propia cultura” así el énfasis es puesto en las condiciones objetivas y subjetivas en la cual el mito es expresado.
Otro teórico que relaciona la construcción del mito y permanente actualización es Levi Strauss que reflexiona “el mito no posee autor, pertenece al grupo social que lo relata, no se sujeta a ninguna trascripción y su esencia es la transformación”
Para la actualización se utilizan los ritos que son intrínsecos a los mitos ya que cada mitificación posee materializaciones de sus contenidos. Se definirá a partir de Colombres el concepto de rito “Al mito sigue el rito, como puesta en escena de ese imaginario, a fin de reducir su polisemia y darle una forma concreta capaz de intensificar con su fuerza unificadora la experiencia comunitaria”
Mitos contemporáneos:
Los mitos han variado a través del tiempo, los seres mitificados han cambiado aunque las sociedades contemporáneas no son ajenas a la construcción de arquetipos ya que estos expresan valores, anhelos profundos de un grupo social.
Como dice Nietzsche en “Así habló Zaratustra “, “los valores fueron puestos por el hombre en las cosas y sólo por estimación hay valores”
Así estas construcciones cargadas de simbolismos se pueden transformar, como ocurre con los mitos contemporáneos, en héroes que llevan adelante una utopía, un sueño colectivo como por ejemplo: “una sociedad sin clases” expresada por el marxismo ó “una sociedad pura o aria” sostenida por el nacionalsocialismo.
En estos dos casos, como muchos otros de los mitos contemporáneos se observa el “proceso de laicización” que sostiene Celia De Franco mostrando, a los mitos en continua desacralización. Pero advierte que “Si bien el mito ya no es la palabra existencial, nunca desaparece como una constante para manifestar sus deseos más íntimos de la sociedad como una manera de interpretar la realidad y vivirla”
Entonces los seres mitológicos del mundo contemporáneo ya no son dioses sino hombres de carne y hueso, modelos para emular o levantarlos como bandera de una posición política, social o cultural, es decir, los “nuevos” mitos pasaron de ser teocéntricos a antropocéntricos como característica central.
En relación a los héroes Colombres describe las características y su relación con los sujetos que lo idolatran “La sociedad crea arquetipos perdurables, mitifica su gesta, inventa fábulas morales, hasta deshumaniza a sus héroes, para que puedan funcionar como modelos socialmente útiles, libres de la ambigüedad de la vida” como ocurrió con Eva Perón luego de su muerte.
“Volveré y seré millones”
Partiendo de la concepción de que el mito de Eva Perón es polisémico tomaremos como central la “posición popular del mito” que caracteriza a Eva como una santa, “la protectora de sus descamisados”, “la madre de los pobres y desamparados”, “la líder revolucionaria”, “el hada rubia”, o simplemente: “la compañera Evita”
A continuación pasaremos a especificar las características que hacen de Evita un mito contemporáneo. Estos puntos poseen anclaje en la realidad a partir de hechos concretos que luego fueron enaltecidos por el movimiento peronista:
a) Madre de los pobres, su defensora: Fue central su rol en la actividad política que desplegó desde 1946, en pos de la ayuda a los grupos más desfavorecidos, a los cuales llamó cariñosamente “mis grasitas”.
María Cristina Pons expone cómo los “descamisados” se arraigan a la figura de Evita y la toman como bandera del movimiento “estas masas se enamoran de Evita porque ella defiende sus intereses como nadie, ella es una de ellos”
La tarea de Evita en relación a la ayuda social la ejerce de manera directa entrevistando a cada necesitado y solucionando sus problemas desde la Fundación Eva Perón.
En un primer momento Evita comenzó su labor en el Ministerio de Trabajo “Eva intervenía para los casos que eran infinitos que escapaban al control y la actividad del ministerio” explica Carlos Citiva. Por eso luego el gobierno crea la Fundación Eva Perón desde la cual Evita ejercería su tarea social.
Sin embargo Evita no se limita a su rol desde su lugar de trabajo que era su Fundación sino que se desplaza a lo largo del país para atender las necesidades de los sectores más empobrecidos. Citiva argumenta “De las incursiones de Evita por el interior no responde a razones electorales sino al propósito de ejercer en forma directa y personal su altruismo” porque “ella intima con el pueblo”
El pueblo enalteció su personalidad desinteresada de lo material y la entrega que tuvo, a pesar de los problemas, en la realización de sus anhelos. Citiva expone una anécdota de las tantas que explicitan la actitud y el amor de Evita frente a los necesitados: “A menudo su acendrada generosidad se impone a las verificaciones burocráticas: como la vez que se quitó un valioso pendiente y sin más se lo entregó a una mujer urgida por dinero: ‘véndalo –le dijo- y con eso podrá ir tirando hasta que solucionemos el problema’. Durante todo el día prosiguió con sólo un pendiente puesto”
b) El segundo elemento que se mitificó fue su la dimensión contestataria de la personalidad de Eva Perón ya sea por un lado por medio de discursos públicos, enérgicos, directos a veces violento contra “los agentes oligárquicos” como ella calificó a las clases dominantes ó por otro lado su rol redistributivo, inédito que ejerció para aquellas épocas, en busca de modificar la estructura social existente.
Maria Cristina Pons explica la relación entre las partes “su voz (de Evita) encuentra el discurso para expresar las necesidades de las silenciosas masas”
En este sentido el mito se convierte en crítica al orden preestablecido, al orden tradicional de la sociedad ya que Evita alza la voz en representación de “las masas silenciosas”
También Colombres expone que hay mitos que poseen capacidad critica del orden social “La dimensión contestataria no se agota en la pura crítica sino que destaca la necesidad de un cambio que revolucione las estructuras existentes o que regenere una estructura destruida a la que se ve como una edad dorada”
Con el mito de Eva perón se dio el proceso doble: ya que a) En un primer momento se rompe con el orden establecido, se crea un Estado Benefactor, distribuidor de las riquezas, que atiende las necesidades sociales de los argentinos a partir de Eva Perón que representa la solidaridad y el amor por su Pueblo.
b) En un segundo momento bajo continuas rupturas del orden constitucional desde 1955, el peronismo estuvo proscrito, resistiendo desde sus bases, y esperando la añorada “época dorada” a la cual se refiere Colombres que es, para los peronistas, la vuelta de Perón y la realización de la patria que Eva Perón buscó forjar.
c) La tercera característica que se enaltece de Evita es su interminable labor y dedicación por su pueblo. Citiva afirma esta característica en la líder peronista “se entrega a un ritmo de trabajo febril y agotador”, por su parte el gremialista vitivinícola Ángel Peralta recuerda que “Evita no dormía más de dos o tres horas” y que ella aseveraba “todo el tiempo es poco para los grasitas”
Liliana Trotta encuentra en Evita, el “mito que continua”, “el alter ego femenino, la mujer ocupada en su trabajo dejando su propia salud en el camino”
Asimismo su enfermedad fue seguida por las multitudes peronistas en cada publicación periodística y en cada informe radial esperando la mejora de su líder.
La cuarta categoría es la mitificación de su cuerpo que durante la enfermedad adelgazó cada vez más, en su velorio fue acompañado por más de dos millones de personas, luego fue embalsamado para mantener viva la figura de Evita como estandarte del movimiento y por último la desaparición del cuerpo ubicado en la CGT para imposibilitar a las multitudes peronistas contemplar la tumba de quien fuera su abanderada.
Cristina Pons se refiere a la centralizada mítica del cuerpo de Eva Perón “El cuerpo de Evita es del movimiento peronista, es el cuerpo enfermo de Eva que adelgaza y se consume, se ofrece para ser leído como un cuerpo de una mártir. Las fotografías muestran a la mujer que insiste en permanecer de pie durante las ceremonias de asunción del segundo mandato de Perón”
Asimismo Felipe Pignia grafica en la colección de “Mitos Argentinos: Eva Perón” la importancia que tuvo el cuerpo tanto para la veneración de sus seguidores como para las diferentes dictaduras cívico –militares que se sucedieron y buscaron borrar de acervo popular los restos de Evita “las periodistas María Seoane y Silvana Boschi le preguntaron a un alto jefe de la represión ilegal, muy cercano a Videla ‘¿por qué urgía más trasladar el cadáver de Evita que el de Perón?’ La respuesta del militar no se hizo esperar: ‘tal vez porque a ella es a la única que siempre, aún después de muerta, le tuvimos miedo’ ” El miedo al que hace referencia el militar se puede leer no como miedo al cuerpo en sí mismo sino a qué la capacidad mítica que tenía el cuerpo de Evita de fuerzas al movimiento peronista y se levante contra las distintas dictaduras.
Por otro lado el relato literario de Rodolfo Wash en “Esa mujer” se organiza a partir del deseo de traer de vuelta el cuerpo de Eva Perón. El coronel en “Esa Mujer” dice haber evitado que el ejercito hiciera con el cadáver lo que quería hacer: “fondearla en el río, tirarla de un avión, quemarla y arrojar los restos por el inodoro, diluirla con acido” Se describe el afán de destruir todo rastro de ella que pueda conectar al pueblo con la “doctrina de Evita” para tomarla como bandera, como había expresado. Esta actitud también se ejemplifica con la destrucción de toda iconografía peronista Así anular la memoria y la identidad de las clases populares.