Atención Por Favor.

Ante todo nos dirigimos y agradecemos a todos por la ayuda que nos dan con este blog ya sean seguidores, oyentes del programa de radio y por sobre todo a todos aquellos propietarios de webs, blogs, libros y todos los lugares donde han obtenidos la información y nos han acercado a nuestro mail para que podamos publicarlas en este humilde blog, para que todas las semanas desde hace ya 7 años podamos compartir en dos emisiones las tantas historias, enigmas y misterios del universo que se van pasando de generación en generación y así reflejar esas viejas leyendas, historias, enigmas y misterios que de niños oímos mas de una vez y que nos asustaban en algunos casos como también en otras nos enseñaban a valorar y respetar esas narraciones.

Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



sábado, 11 de enero de 2020

La Leyenda del Auto Rojo de Cuernavaca


Esta leyenda de terror afirma que cada cierto tiempo se suele observar, en la carretera que une a Cuernavaca con la Ciudad de México, a un vehículo de color rojo conducido por un grupo (mencionan desde tres hasta cinco) bellas e impactantes mujeres. Las féminas van gritando de alegría y felicidad, como que van hacia una fiesta e invitan a quienes se acercan a subirse al vehículo.


Para lograr su objetivo recurren a todo tipo de artilugios como mostrarles parte de su cuerpo, propuestas indecentes, en fin recurriendo a todos sus encantos para que el desprevenido transeúnte se suba al carro….que será lo último que haga en su vida.


Poco tiempo después el cadáver del desdichado aparecerá al costado de algún camino rural, con su cuerpo recubierto de extraños símbolos y con síntomas de haber sido torturado bajo rituales satánicos. Sólo los hombres pueden ver este vehiculo y quienes han resistido la tentación de subirse al mismo (muy contadas excepciones) han manifestado que el color escarlata que decora al vehículo es la sangre de los incautos que no han podido resistir el impulso de obedecer a las hermosas mujeres.

Estas mujeres no son más que brujas en busca de almas para realizar sus rituales o incluso demonios que adoptan la forma femenina para atraer a los incautos.

La Leyenda de las Matrioska


Érase una vez , un viejo carpintero ruso llamado Serguei.

El viejo Serguei, fabricaba preciosos objetos de madera: silbatos, juguetes, instrumentos musicales… Para ello, todas las semanas, salía a buscar buena madera al bosque para su trabajo.

Aquella noche había nevado mucho, pero con los primeros rayos de sol de la mañana, nuestro amigo salió esperando tener fortuna y encontrar un buen tronco con el que poder trabajar la madera. Pero sólo encontró viejos trozos de madera húmedos y pequeños, que con suerte solo podían servirle para calentarse al fuego.
Cuando iba a retirarse rendido por el cansancio, algo llamó su atención: un bulto grande sobresalía sobre la nieve. Al agacharse, vio el más hermoso de los troncos que nunca había recogido, de una maravillosa madera blanquecina. Serguei tomó fuerzas y recogió el tronco, que transportó hasta su casa. Tomó aquel tronco como el mayor de los tesoros y pensó que debía valer para hacer algo muy especial.

Pasó días y noches sin dormir, hasta que por fin se le ocurrió hacer una muñeca con la madera y así lo hizo. Cuando terminó, estaba tan orgulloso de su trabajo, que decidió no ponerla en venta. Se sentía muy solo y aquel pequeño objeto lo acompañaba en su soledad.

-Te llamaré “Matrioska”- dijo a la pequeña muñeca.
Cada mañana, Serguei se levantaba y saludaba a su amiga:
-Buenos días, Matrioska. Hasta que un día, la Matrioska contestó:
-Buenos días, Serguei. -Serguei se quedó muy impresionado y volvió a responder:
-Buenos días, Matrioska.
El viejo carpintero se sentía muy afortunado de tener alguien con quien conversar en su soledad. Pero Matrioska solo hablaba cuando los dos estaban solos.

Un día, Matrioska se levantó muy triste. Serguei, que lo había notado, preguntó:
– ¿Qué te pasa, mi querida Matrioska?
– ¡Que no es justo!
– ¿El qué?- contestó el carpintero.
– Cada mañana me levanto y veo a la osa con sus oseznos, a la perra con sus perritos… incluso tú me tienes a mí. Yo querría tener una hijita- contestó la Matrioska.
– Pero entonces -le dijo Serguei- tendría que abrirte y sacar madera de ti, y eso sería doloroso.
-Ya sabes que en la vida las cosas importantes siempre suponen pequeños sacrificios- contestó la bella Matrioska.

Y así fue como el carpintero abrió a su pequeña muñeca y de ella extrajo madera de su interior, para crear una muñequita más pequeña pero exactamente igual a ella, a la que llamó Trioska.
Desde aquel día, todas las mañanas saludaba:
– Buenos días Matrioska, buenos días “Trioska”.
– Buenos días, Serguei- respondían al unísono.


Muy pronto ocurrió que Trioska también sintió la necesidad de ser madre. Así, el viejo Serguei volvió a repetir el proceso y de ella sacó otra muñeca exacta a ella pero más pequeña a la que llamó “Oska”.

Al cabo de un tiempo, también el instinto maternal se despertó en Oska, que rogó a Serguei que la hiciera madre. Al abrir a Oska, se dio cuenta de que sólo quedaba un mínimo trozo de madera. Sólo una muñeca más podría realizarse.

Entonces, el viejo carpintero tuvo una gran idea. Fabricó un diminuto muñeco y antes de terminarlo, le pintó unos grandes bigotes. Cuando lo hubo terminado, lo puso delante del espejo y le dijo:
– Mira , “Ka”,… Tú tienes bigotes. Eres un hombre. Por tanto, no puedes tener un hijo o una hija dentro de ti.

Después abrió a Oska. Puso a Ka dentro de Oska. Cerró a Oska, abrió a Trioska. Puso a Oska dentro de Trioska. Cerró a Trioska, abrió a Matrioska. Puso a Trioska dentro de Matrioska y cerró a Matrioska. Un día, Matrioska desapareció misteriosamente de la casa de Serguei.

El Demonio De Jersey


El Diablo o Demonio de Jersey, es una criatura pseudocríptida, perteneciente a la cultura popular estadounidense. 

La criatura se describe a menudo como un bípedo volador con pezuñas, pero hay muchas variaciones. La descripción más común es la de una criatura similar al canguro con la cara de un caballo, la cabeza de un perro, correosas alas de murciélago, cuernos sobre la cabeza, brazos pequeños terminados en manos con garras, pezuñas hendidas y una cola bifurcada. Se ha informado que puede moverse rápidamente para evitar el contacto humano, y a menudo se le describe como capaz de emitir un "espeluznante grito."


El origen más aceptado de la historia, en lo que se refiere a residentes de Nueva Jersey, se inició con la madre Leeds y es el siguiente:

"Se dice que Madre Leeds tuvo 13 hijos, y después de dar a luz a su hijo numero 12, declaró que si tuviera otro, sería el Diablo. En 1735, Madre Leeds entró en trabajo de parto en una noche tormentosa. Reunidos en torno a ella estaban sus amigos. Madre Leeds era supuestamente una bruja y el padre del niño era el mismo Diablo. 

El niño nació normal, pero luego cambió de forma. Pasó de un bebé normal a una criatura con pezuñas, cabeza de caballo, alas de murciélago y un cola bifurcada. Gruñó y gritó, y luego mató a la partera antes de volar por la chimenea. Recorrió las aldeas y después se dirigió hacia los pinos. En 1740 un clero exorcizó al demonio por 100 años y no fue visto de nuevo hasta 1890."

jueves, 9 de enero de 2020

Leyenda de la Matlazihua


Muchos aseguran haberla visto caminando, casi flotando por las calles de Miahuatlán. Han visto a una mujer vestida de blanco caminando a altas horas de la noche y madrugada cerca del arroyo que cruza la ciudad. Aunque nadie recuerda con certeza las facciones de su rostro, una vaga imagen en la memoria de los que la han visto dicen que es una hermosa mujer, coqueta, de movimientos suaves que los seduce inmisericorde.

La Matlazihua se les aparece a los borrachos o a los enamorados que vagan por la ciudad a altas horasde la noche. En su coqueteo, los seduce a seguirla, siempre hacia el arroyo. Con sus movimientos crea un embrujo paralizante que hipnotiza a los que la siguen en la densa oscuridad. Con este encanto los arrastra hacia lugares donde crecen las plantas de huizache, una planta espinosa que se caracteriza por su fuerte olor. Los encantados por el embrujo de la Matlazihua despiertan del encantamiento sobre estas plantas, espinados y adoloridos, y su reacción es casi siempre invariable por no saber qué hacen y cómo llegaron a ese lugar.

“Mujer que enreda” era el significado de la mujer en dialecto zapoteco, se trataba de una atractiva dama, vestida de blanco, de larga cabellera y hermoso rostro. Siempre a media noche se escuchaba su caminar en las calles empedradas y solitarias de pueblos como Mihuatlán o Santa Maria Sola de Vega. En su andar, atraía de manera hechizante a cualquier hombre que se le atravesara en su camino para arrastrarlo a la perdición.

Hay tantas historias de este señuelo femenino vestido de tela blanca -casi transparente-, que aún los ancianos oaxaqueños creen o aseguran haberla visto en su época dorada y quizá haber tenido un encuentro cercano con ella.


Según la creencia en el siglo pasado, cuando el alumbrado de las calles aún se obtenía con velas de cebo, en la Ciudad de Oaxaca había un General quien se había ido de parranda con unos amigos y estos se acompañaban de esos músicos callejeros que andan en todos los moles. El grupo de eufóricos borrachos caminaban zigzagueantes y alegres por el llano de Guadalupe, hoy Paseo Juárez. Cuando de pronto… apareció ella.

Se trataba de una hermosa mujer, delgada, vestida de blanco con un rebozo negro y el pelo suelto. Ante la mirada de todos, ella hizo una irresistible señal al militar, que bien era reconocido por no tenerle miedo al enemigo en épocas de la Intervención Francesa ¿Cómo iba a rechazar hacerle caso a la bella dama? Seguido de sus encantos, el general desapareció tras seguir a la mujer y alejándose ante los ojos de todos como si fuera arrastrado por la imagen.

Al momento, todos corrieron dispersándose por todas partes: ¡La Matlazihua! ¡La Matlazihua! ¡Se lo llevó la Matlazihua! Gritaban al mismo tiempo que arrancaban la partida dejando sus sarapes, guitarras y botellas. Seguramente hasta la borrachera se les olvidó mientras huían y se perdían en la oscuridad de las calles.

Dicen por ahí que días después, el General fue encontrado hecho una desgracia, bajo el puente en donde corre el rio de Jalatlaco, cercano al panteón. Su infortunio dicen que fue por una golpiza de algunas personas quienes habían sido cómplices de aquella hermosa pero falsa visión.

Algunas lenguas afirman que la Matlazihua era una mujer real de aquella época, que ciertamente cautivaba a los hombres con su belleza, se los llevaba y los seducía; pero en medio de las caricias los despojaba de sus pertenencias como su salario o una que otra joya.

Lo cierto es que padres conservadores, tías solteronas y madres angustiadas, ordenaban a todos los varones resguardarse en casa antes del toque de oración, Así para cuando aparecía el sereno, el encargado de vigilar las calles y regular el alumbrado público con las velas de cebo, todos debían estar en casa ya que alguna bella imagen podría reaparecer.

La Posesión de Clara Germana Cele


Uno de los casos más impactantes de supuesta posesión demoníaca afectó a la misionera sudafricana Clara Germana Cele, de quien se dice que en 1906 realizó un pacto con el diablo mientras realizaba un viaje de misión evangelizadora en Natal (Sudáfrica).

De acuerdo a la revista católica The Catholic Digest, Clara confesó aquel pacto con su sacerdote desde los 4 años, Erasmus Horner. Posteriormente comenzó su calvario.

Según señala el citado medio, el 20 de agosto de 1906 se produjo la primera manifestación demoníaca, cuando ella se desgarró los vestidos, rompió una de las columnas de su cama, gruñó como animal y habló con seres invisibles. Todo eso fue presenciado por las hermanas que la tenían a su cuidado.

“Por favor, llamen al padre Erasmus, tengo que confesarme y decirlo todo, pero dese prisa o satán me matará. ¡Me tiene en su poder! No llevo nada bendecido, he tirado todas las medallas que usted me dio. Me has traicionado. Me habías prometido días de gloria, pero ahora me tratas cruelmente”, les habría dicho en un momento de lucidez.

Hasta esa fecha, todo el grupo cercano a Germana Cele la había considerado como una joven de 16 años normal, sin embargo, tenía algunas excentricidades que llamaban la atención de la comunidad eclesiástica.

La historia dice que el agua bendita se secaba cuando se la rociaban en misa, pero su reacción con el agua corriente de llave era normal. Además daba fuertes gritos cuando le acercaban una cruz.


Según el libro The Devil’s bride: exorcism: past and present, los casos más complejos se daban cuando ella lograba levitar hasta un metro sobre el suelo, lo cual era observado en su habitación y en la iglesia.

“Clara flotaba a menudo hasta a metro y medio del suelo, unas veces verticalmente con los pies hacia abajo, y otras veces horizontalmente, con el cuerpo flotando sobre la cama. Permanecía en una postura rígida y ni siquiera la ropa se le veía abajo, como hubiera sido normal”, declaró el padre Erasmus Horner en la oportunidad.


Se dice también que en una oportunidad, mientras la estaban sujetando, le tiró un rayo a una monja que estaba arrodillada frente a ella rezando. Luego de eso la mordió en un brazo, dejando una marca similar a la mordida de una serpiente.

El 10 de septiembre de 1906 se dio el permiso para el exorcismo de Clara Germana Cele, el cual fue llevado a cabo por el padre Erasmus y el padre Mansuet, quien era rector de la misión.

De acuerdo a The Catholic Digest, los ritos comenzaron a las seis de la madrugada, se extendieron hasta el mediodía, continuaron a las tres de la tarde y duraron hasta medianoche.

En aquella oportunidad Clara atacó a los dos padres, aunque finalmente el demonio dijo que iniciaría su retirada a través de una nueva levitación, la cual se llevó a cabo ante 170 testigos en la capilla de la misión.

Sin embargo, en enero de 1907 la joven tuvo una recaída e hizo un nuevo pacto con el diablo, en el cual habría desarrollado los mismos comportamientos que había tenido un año atrás.

Aquel exorcismo, desarrollado por los mismos sacerdotes, tuvo lugar el 24 de abril de 1907 y duró dos días. La retirada definitiva del demonio habría quedado marcada por un fétido olor que se sintió en el lugar.

Posterior a eso, Clara Germana Cele nunca más volvió a ser víctima de una posesión, a eso se sumó que nunca recordó lo sucedido.

La Triste Parábola de Joyce Vincent


Un día de noviembre (o quizás de diciembre) del 2003, Joyce Vincent, señora inglesa de 40 años, regresó de hacer compras al pequeño apartamento de Londres que le había concedido un programa oficial en su calidad de víctima de la violencia doméstica. Encendió el televisor (o quizás nunca lo apagaba), enchufó la calefacción (o quizás ya estaba conectada) y, cuando se disponía a quitarse el abrigo (o quizás a lavar los platos con restos de comida), cayó al suelo víctima de un infarto (o quizás de algún aneurisma cerebral).


Se ignora durante cuánto tiempo agonizó (quizás, para su fortuna, murió instantáneamente) y no se sabrá nunca con exactitud cómo fueron sus últimas horas, porque el cadáver de Joyce Vincent solo fue encontrado en enero de este año, cuando la empresa de arrendamientos forzó la puerta de la vivienda de esta mujer que completaba ya más de dos años de atrasos en el pago del alquiler. Allí estaban sus restos en el suelo, polvo y huesos, mientras el televisor seguía encendido, los platos sucios y la calefacción a todo dar.


Joyce Vincent murió sola en un edificio de 200 viviendas, instalado en el corazón de una ciudad de 7 y medio millones de habitantes. Nadie se interesó por ella, por su silencio, por su súbita ausencia. Había comprado regalos de aguinaldos. ¿Para quién, que nunca la buscó? Tenía hermanas. ¿Dónde estuvieron durante estos dos años? Tuvo un marido que la trataba mal. ¿Ni siquiera él quiso conocer su paradero? La rodeaban varios vecinos. ¿Jamás se preguntaron por qué había desaparecido? La agencia gubernamental que pagaba parte del apartamento, las empresas de luz, teléfono, agua, gas, ¿no se extrañaron de que durante dos años dejara de pagarles esta inquilina?


Terrible parábola la de Joyce Vincent, que muestra el egoísmo de la sociedad contemporánea. El concepto original de la ciudad la polis partía de la idea de la ayuda mutua entre los habitantes. Pero las cosmópolis modernas no son más que una suma de individuos, un cementerio de vivos, donde se disuelven los valores de familia, de amistad, de vecindad. El imperio de la competencia económica, el lucro y el triunfo a toda costa aplastan toda solidaridad. La soledad escribía hace 120 años el célebre abate parisino Joseph Roux vivifica, pero el aislamiento mata.


La muerte de Joyce Vincent fue, en el fondo, producto de ese aislamiento, que convierte al prójimo en extraño y fija una nueva ley de la selva: que cada quien se salve como pueda. El proceso jurídico por el fallecimiento de Joyce Vincent, donde acaba de surgir la noticia de su triste post mórtem, diagnosticó causas naturales en el deceso y declaró que no hay incriminados. La verdadera sentencia dice que todos fuimos culpables y que cada día, a su manera, Joyce Vincent muere miles de veces.

martes, 7 de enero de 2020

Desde La Morgue


Cuando llegan los cadáveres a la necropsia pues llegan con la ropa con la que fallecieron y es trabajo del perito desvestirle para iniciar la necropsia.

Muchas veces llegan los difuntos con las expresiones faciales que tuvieron en el último momento (miedo, tranquilidad, enojo, tristeza) incluso a veces hasta con lágrimas.

Los médicos legistas nos dan una explicación científica como lo exige su trabajo, pero por experiencias personales he tenido que combinar entre lo científico y mis creencias.

Tal es un caso donde bajo investigaciones se pudo dar con una fosa de un profesor que había sido secuestrado, asesinado y sepultado hace 3 semanas en un paraje lejano.

Cuando lo exhumaron se encontraba aun con el uniforme de su escuela y estaba en una posición fetal y su rostro reflejaba una profunda tristeza.

Pues el trabajo de desvestirlo sin cortar la ropa (se conserva la ropa integra para analizarla) fue prácticamente imposible para los peritos dada la rigidez cadavérica.

Fue cuando el médico legista llegó y dijoles voy a decir como es la manera correcta…
Todos pensamos que nos iba a dar una solución técnica, científica, medica o profesional, pero ohhhhh sorpresa !!

Empezó a hablarle al cadáver mientras empezaba a desvestirlo.

“Ya estas aquí amigo”
“Tu familia ya te encontró”
“Ya no vas a estar allá sólito”
“Lo único que quieren es velarte para que estés en paz”
“Mira que nunca dejaron de buscarte”
“Ayúdame para que terminemos rápido y te vayas con tu familia”

Pues mientras hacia eso mas se nos erizaronlos pelos cuando vimos que el cadáver que llevaba  3 semanas sepultado empezó a aflojarse a modo que desvestirlo fue muy fácil.

Y dejarlo en una posición como si estuviera acostado boca arriba y su rostro cambio, se veía tranquilo.

Este tip lo usan los buenos médicos que a pesar de convivir diario con la muerte no han perdido la sensibilidad de saber que ante ellos esta una persona que es padre, hijo, esposo y que deben de tratarse con respeto y dignidad.

Siendo psicólogo me doy cuenta que aún de los cadáveres emanan emociones.

El Árbol del Vampiro


A finales del siglo XVIII, en plena época de la colonia en México, vivió un hombre al que todos conocían como Don Jorge, el cual era oriundo de Guadalajara. Él no se quedó a vivir en la capital, sino que se marchó a un pequeño pueblo llamado Belén, en donde se compró una preciosa Hacienda de gran tamaño.

Cualquiera pensaría que disponiendo de una gran fortuna. Don Jorge sería del agrado de muchas personas, pero lo cierto era que todos ahí lo veían con miedo y recelo. Siempre vestía completamente de negro y salía a caminar a altas horas de la noche, costumbres que les parecían muy sospechosas a los lugareños. La situación empeoró cuando, al poco tiempo de llegar él, notaron que varios de sus animales se les estaban muriendo.


La escena era siempre la misma: guardaban el ganado por las noches y por la mañana, encontraban a las criaturas inmóviles en el suelo, con la yugular ensangrentada como si alguna bestia las hubiese mordido y luego les hubiera drenado la sangre.

Rápidamente se corrió la alarma por todos los rincones de Belén y algunos campesinos acordaron hacer guardia al oscurecer.

Fue así como una noche, tras escuchar ruidos en el corral de uno de los vecinos, acudieron con palos y rifles en mano. Cual fue su sorpresa al encontrar a Don Jorge encaramado al cuello de un toro, sorbiendo la sangre como si le fuera la vida en ello.

Asustados, los campesinos trataron de atraparlo pero el hombre se les escapó con una agilidad inhumana. Al día siguiente, todos en el pueblo se habían enterado de que el hacendado era un vampiro.

Por eso siempre salía de noche.

Algunas personas decidieron acudir con el sacerdote de la parroquia local, para pedirle que exorcizara la hacienda. Otros, convencidos de que la única manera de acabar con la criatura era clavándole una estaca en el corazón, afilaron un palo y lo mojaron con agua bendita antes de ir en su busca. Acorralaron a Don Jorge dentro de su propiedad, mientras en las afueras, el párroco gritaba oraciones y encomendaba su alma a Dios.

Cuando la estaca le atravesó el corazón, el hacendado emitió un agudo grito de terror y de rabia, y juró agonizando, que un día volvería para vengarse de todos los que habitaban en ese pueblo.

Por la mañana recogieron su cuerpo sin vida y fueron a enterrarlo en el Panteón de Belén. Pasó el tiempo e inexplicablemente un árbol empezó a crecer en la tumba, rompiendo la losa a su alrededor y dejando únicamente intacta la lápida. Los lugareños lo llamaron el árbol del vampiro y tienen la creencia de que es un mal augurio, por lo que siempre que pueden, evitan acercarse a él.

Dicen que el día en que el árbol logre atravesar la lápida o sea cortado desde la raíz, Don Jorge regresará a Belén para concluir su venganza, haciendo mucho daño a los descendientes de las personas que acabaron con él en vida.

La Muelona


Esta es la historia de una hermosa mujer, condenada a arruinar a todos los hombres que se cruzan en su camino, a causa de una aterradora maldición.

Cuentan que hace mucho tiempo, vivía un Colombia una muchacha que era tan linda como coqueta. En todos los bailes y festividades era la sensación, pues no había un solo mozo que no quisiera bailar con ella, ni ninguna joven que no se sintiera envidiosa de su belleza. Y ella disfrutaba de saberlo, pues era vanidosa en extremo y le encantaba recibir la atención de los demás.

Frecuentemente bailaba en garitos y tabernas, sin hacer caso al que dirán. Se había hecho de una reputación muy mala entren resto de las mujeres, que la tenían por bruja.

A menudo seducía a hombres casados o comprometidos, bebía igual que los bribonas experimentados, se colaba en las peleas de gallos, pedía monedas por leer las manos y emitía una risa melodiosa en medio de la noche, a la que nadie se podía resistir. Era toda una sinvergüenza.

Pero fue esa vida licenciosa lo que la condujo a la perdición.

Un día no se la volvió a ver más por el pueblo en que habitaba. Los lugareños decían que se había fugado con un hombre, o que se había muerto. Como no hubo nadie que se interesara realmente por descubrir su paradero, la gente se olvidó de ella con el tiempo.

Poco después, los hombres viciosos de la aldea también empezaron a desaparecer. Muy pocos volvían del bosque, pálidos e inundados de terror. Afirmaban haber visto de nuevo a la muchacha, quien seguía tan esbelta y preciosa como la recordaban, el tiempo no parecía haberle afectado en lo absoluto. Esta vez, además de ser atractiva, tenía una misteriosa influencia que atraía a los sujetos que se extraviaban irremediablemente.

Primero los llamaba con una voz dulce, invitándolos a estar junto a ella. Los más osados no lo dudaban ni un segundo, tentados por la posibilidad de obtener algo más que un beso. Luego, cuando se acercaban lo suficiente y estaban envueltos por su hechizo, su rostro inmaculado se transformaba en el de un cadáver, en el cual resaltaban unos dientes grotescos y afilados, con los cuales buscaba morder a la víctima hasta la muerte.

Desde entonces la conocieron como la Muelona.

Incluso hoy en día, la gente sabia y anciana que habita en las zonas rurales, aconseja a los muchachos de no ir a caminar solos cuando se hace de noche. Y, en caso de que tengan que salir de casa por alguna emergencia, les dicen que deben ir preparados por si se encuentran con ella.


La Muelona busca sobre todo a los hombres borrachos y pendencieros, pero tampoco le disgusta meterse con los chicos sensatos. Te puedes proteger llevando encima una imagen de San Isidro Labrador o de la Virgen del Carmen; aunque probablemente, lo mejor sea que no busques arriesgarte.

Pues si la Muelona no logra matarte con sus dientes, podría hacerlo de un susto.

domingo, 5 de enero de 2020

La Casa de la Tía Toña en Chapultepec


En la Barranca El Castillo, en la tercera sección del Bosque de Chapultepec, muy cerca del Panteón de Dolores, hay una casa que es uno de los principales atractivos de los amantes de sucesos paranormales. Si te adentras en el bosque con dirección a la casa, escucharás risas de niños, lamentos de mujer y quizás podrás observar algunas sombras antropomorfas paseándose entre los árboles.

Para entrar a la casa, se debe cruzar un puente arruinado y viejo, al caminar sobre él se escucha la madera crujir; la casa siempre está rodeada de una espesa niebla, sin importar las condiciones del clima, y si divisas hacia la casa, podrás ver el rostro de una anciana mal encarada asomándose por una de las ventanas.

La Tía Toña odia que la gente se acerque a su propiedad, y se piensa que eso provoca un gran número de accidentes mortales, como el que ocurrió el pasado 7 de marzo del 2008, cuando veinte estudiantes cayeron a una de las barrancas que rodea la casona embrujada.


Se dice que en esta lujosa casa vivió una solitaria mujer de avanzada edad, suplía sus necesidades de compañía ayudando a los demás, les daba comida, cobijo y techo a los niños más pobres. Sin embargo, estos niños de la calle no tenían buenos modales, y comenzaron a fastidiar a esta pobre mujer.

Un día, la conducta de los jóvenes colmó la paciencia de la anciana, y en un arrebato de ira, la mujer los asesinó a todos. La tía Toña se deshizo de la evidencia llevando los cuerpos de los infantes por la barranca y aventó los cuerpos al río. Más tarde los sentimientos de culpa provocaron que la anciana se suicidara en su recámara.

Aunque nadie sabe a ciencia cierta cómo murió, algunos dicen que el cuerpo sigue en la habitación principal de la mansión y otros dicen que los espíritus de los niños continúan atormentando a esta mujer.


Son muchos quienes aseguran ver su silueta en las ventanas de aquella gran casa, asegurando que simplemente al pasar cerca se siente una enorme presión sobre los hombros, acompañada de una fuerte sensación de ser visto fijamente.

En ciertas ocasiones se han podido escuchar muchos gritos en los alrededores, atribuyéndolos a aquellos niños asesinados en ese terrible día en que la “Tía Toña” les arrebató hasta el último aliento a golpes.

La Mujer De Las Empanadas


Cuentan los habitantes más viejos de la hermosa ciudad de Bogotá, que hace varios años, en uno de los barrios más populares de la urbe, era muy común ver a una señora de sonrisa amable y modos gentiles, andando por las calles con su cesta de empanadas recién hechas. Sus ropas humildes la delataban como una persona de bajos recursos, cuyo único medio de subsistencia serían, seguramente, aquellas delicias preparadas con sus propias manos. Mismas que por suerte, se habían vuelto sumamente populares entre la gente del vecindario, nunca faltaba quien le comprara una.

A juzgar por su costumbre de sonreír y porque siempre estaba de buen humor, cualquiera de las personas que vivían en los alrededores diría que la pobreza no le afectaba en lo absoluto. Pero como suele pasar con la mayoría de las personas, uno no puede imaginarse la clase de situación por la que realmente pasan en la intimidad.

Esta mujer vivía en una casita destartalada junto a su marido, un hombre vicioso que contribuía muy poco con la economía de ambos. Día tras día, todo eran discusiones entre ambos, a tal punto que la pobre esposa ya no sabía que más hacer para estirar el dinero que ganaba con sus empanadas, ni porque seguía soportando a aquel sujeto, que tan pronto cobraba un sueldo miserable, no perdía el tiempo para botarlo en el bar más cercano. Lentamente la desesperación hacía mella en ella.


Fuera de casa no paraba de sonreír, ni de ser tan amable con las personas que le compraban. Todos la veían con lástima.

Un día, se supo que su marido la abandonó y no lo volvieron a ver por el barrio. Ella salió a vender sus empanadas como de costumbre, toda sonrisas y buen humor. Estaban realmente deliciosas, con su cubierta crujiente y la carne tan tierna que tenían por dentro.

—¡Qué buenas están sus empanadas, señora! —le dijeron varias veces a lo largo de aquel día, y de los siguientes, haciéndola reír como una niña.

—¿Qué fue lo que les puso? Es la primera vez que le quedan tan sabrosas; no es que antes no lo fueran, pero es que ahora están realmente exquisitas. ¿Nos daría la receta?

—Eso es un secreto —decía ella, guiñando el ojo.

Tal vez la ausencia del marido, lejos de entristecerla, suponía un gran alivio que le permitía hacer maravillas en la cocina.

No obstante, tiempo después los vecinos se sorprendieron al ver como la policía irrumpía en su casa y la arrestaba. Esta vez, la mujer no sonreía. Habían encontrado los restos de su esposo, (o más bien lo que quedaba de ellos), guardados en el refrigerador.

Y es que semanas atrás, después de discutir, la pobre había perdido el control y lo había acuchillado de manera mortal. Sin que nadie se enterara, había sido su carne lo que usara para rellenar sus macabras empanadas.

Las Voces del Panteón


Debería comenzar diciendo que nunca me había pasado nada realmente paranormal, hasta que viví la siguiente experiencia, de la que cada vez que me acuerdo, puedo sentir como me hiela la sangre.

Vivo en Brooklyn, en el estado de Nueva York. Mi auto necesitaba una reparación, así que fui a una tienda en Red Hook, donde trabaja el mejor mecánico que he conocido. Mientras esperaba a que terminaran con la inspección de mi automóvil, caminé hasta un banco en la calle. Decidí entonces llamar a mi tía, algo que hago con frecuencia. En ese instante, me dí cuenta de que el Cementerio de Greenwood estaba justo en esa calle. Greenwood es un lugar enorme, el cual también alberga el monumento a la Batalla de Brooklyn, un hecho de guerra revolucionario.

Fue el sitio turístico natural más visitado en la década de 1800 y durante el cambio de siglo, superado solo por las cataratas del Niágara. Siempre quise ir allí, ya que es muy hermoso y funciona como parque público. El mecánico me volvió a llamar, así que puse a mi tía en espera y me dijeron que mi automóvil estaría listo en dos horas. Aquí es donde decido visitar el cementerio.


Caminé por ahí hablando con mi tía por teléfono durante aproximadamente una hora, leí en voz alta las lápidas antiguas y me maravillé de lo hermoso que era realmente aquel lugar.

—No es de extrañar —le dije a ella—, que la gente pague 17,000 dólares para ser enterrada aquí.

Justo cuando finalizan mis dos horas libres, me levanté del banco en el que estaba sentado, en la cima de una de las muchas colinas.

—Desde aquí puedo ver exactamente hacia donde está la salida —le dije a mi tía mientras bajaba por la colina.

Empecé a quejarme de lo empinadas que son las colinas, cuando ella me hizo una broma acerca de asegurarme de que las puertas aún estuvieran abiertas, pues había escuchado de gente que se había quedado encerrada en el mismo cementerio.

De repente, de la nada, surgió un sonido de silencio, como si alguien nos estuviera ordenando que nos callaramos. Inmediatamente después, cientos de voces distorsionadas, todas ininteligibles, hablaron al mismo tiempo. Decir que estaba sorprendido y confundido, francamente es poco. Ninguno de los dos pudimos oírnos más, solo aquellas voces distorsionadas, interrumpidas ocasionalmente por un «shhh» bastante claro y duro, como si alguien estuviera molesto por el ruido.

Me quedé escuchando durante mucho tiempo, pensando que tal vez había una interferencia con el teléfono celular. Pero había tantas voces al mismo tiempo y estaban tan distorsionadas, que empezaba a dudar que se tratara de interferencia normal en la línea telefónica. Escuché aquello durante al menos 2 minutos, tratando de comprender lo que decía al menos una voz, sin éxito.

Tengo que decir decir, soy un escéptico bastante grande. Pero esto fue algo que no puedo explicar, algo que me dejó bastante mal y aun hoy sigue dándome escalofríos.

viernes, 3 de enero de 2020

El Columpio del Diablo


María y Viviana regresaban a sus casas, tras asistir a una fiesta que se terminó a altas horas de la noche. Desafortunadamente el coche se les había descompuesto a mitad del camino, por lo que les tocaba caminar si no querían meterse en más problemas. Ya era bastante malo que hubieran asistido sin el permiso de sus padres.

—¡A ver si no nos pasa nada por andar aquí solas!

—Eso es lo que me preocupa, ¿qué no sabes las cosas que se dicen de este lugar?

Viviana se estremeció al escuchar a su amiga. Por supuesto que sabía lo que decían los pobladores de Tecozautla, el municipio en el que vivían. La zona por la que atravesaban se encontraba muy cerca de la carretera y era temido por todos, debido a los fenómenos extraños que ocurrían allí. Siempre se escuchaba todo tipo de ruidos insólitos y escalofriantes.

—No te preocupes, eso no son más que rumores. Enseguida llegamos —repuso, tratando de convencerse a sí misma de que tenía razón.

No tardaron en llegar ante un par de colinas, entre las cuales, un desvencijado columpio colgaba de un árbol. Y había alguien meciéndose en él.

Las muchachas se quedaron pálidas al verlo.

Se trataba de un hombre sumamente delgado, con la piel inusualmente pálida y una expresión indiferente en el rostro. Tenía los ojos muy abiertos y se mecía de manera mecánica. María aferró el brazo de Viviana, asustada.

De pronto, una sonrisa se dibujó en el rostro del desconocido, mostrando todos sus dientes. Una sonrisa que les heló la sangre.

El columpió aumentó su velocidad de una manera frenética, a pesar de ahora, el extraño apenas se movía. Una risa histérica y horrorosa brotó de él, pero su cara se había congelado con aquella maldita sonrisa. Fue entonces cuando una sombra siniestra surgió a sus espaldas, envolviéndolo con sus brazos y haciendo que se convirtiera en una bola de fuego.

Luego, ambos se consumieron por completo hasta quedar reducidos a cenizas. No quedaba más que el eco de aquella risa horripilante.

Las chicas gritaron aterrorizadas y atravesaron las colinas corriendo, sin atreverse a mirar atrás. Las hallaron a la mañana siguiente, deambulando por el camino y balbuceando incoherencias. De inmediato fueron llevadas con sus familias, quienes se impresionaron al verlas en semejante estado de shock.
Una de sus madres sugirió que las llevaran ante el cura del pueblo, quien después de mirarlas un rato, consiguió sacarles lo que habían visto la noche anterior.


Eso lo alarmó demasiado.

—No debieron caminar por ese lugar, se sabe que está maldito desde hace años. El mal ronda allí —dijo el cura de forma sombría—, dicen que el mismo diablo mandó poner ese columpio para tentar a las malas personas. El hombre que vieron anoche, seguramente tenía tratos con él. Y ahora su alma debe estar sufriendo con todos los condenados de los infiernos.

Asustadas, Viviana y María hicieron caso al padre cuando las mandó a decir unas cuantas oraciones. Y también prometieron que nunca más volverían al mismo sitio. Con el tiempo, les contaban la experiencia a sus hijos y nietos, para prevenirlos en caso de que fueran tan rebeldes como ellas.

Desde entonces, el columpio aquel es conocido como «el columpio del diablo» y dicen que el maligno sigue rondando por ahí.

Esta leyenda proviene de Tecozautla, un poblado dentro del estado mexicano de Hidalgo, y muy cercano al estado de Quéretaro en el que dicen que se puede ver el mencionado columpio. Aunque como es de esperarse, no muchos se atreven a acercarse a él.

El Caballo Blanco


En el municipio español de Millanes, dentro de la hermosa Comunidad de Extremadura, se cuenta una leyenda lúgubre y llena de misterio que se remonta a varios años en el pasado. Dicen que hace mucho tiempo, vivía ahí un chico llamado Guillermo, junto a sus padres. Ellos tenían una próspera finca y aunque el muchacho solo contaba con doce años de edad, nunca dudaba en ayudar a su padre con las faenas más pesadas del lugar.

Su propiedad se encontraba algo retirada del pueblo y justo enfrente de un lúgubre cementerio.

Un día, Guillermo se levantó como de costumbre para trabajar junto a su papá. Ahí estuvieron a lo largo de la jornada, atendiendo a los animales, cultivando la tierra y cargando pesados fardos de paja.

Horas después comenzaba a anochecer y las nubes en el cielo anunciaban una temible tormenta.

—Hijo, será mejor que termines de guardar los caballos —le dijo a Guillermo su padre— y cuando termines, te vas inmediatamente a la casa, que tu madre te está esperando. Yo me voy adelantando al pueblo, porque ya quedé de estar en la taberna con unos amigos.

El niño le dijo que no se preocupara y el hombre se fue tan tranquilo.

Horas después, cerca de la medianoche, salió de la taberna y entró en su casa, sorprendiéndose de ver a su mujer tan preocupada.

—¡Al fin llegas! ¿Y Guillermo? ¿Cómo es que no viene contigo?

—Guillermo se quedó en la finca, le dije que en cuanto terminara con los caballos regresara a casa. Y de eso hace ya varias horas.

La pobre mujer se puso pálida como el papel. Rápidamente tocaron a las puertas de sus vecinos y entre todos se organizaron para salir a buscar al muchacho en el campo, con antorchas y armas.

A lo largo de la noche, lo único que podía escucharse eran los gritos de la gente llamando a Guillermo junto con el llanto inconsolable de su madre. Revisaron en la finca y vieron que los caballos se encontraban en sus caballerizas, pero del chiquillo no había ni rastro. Por un instante, su padre tuvo miedo de que jamás fuesen a dar con él.

Hasta que uno de los hombres del pueblo empezó a llamarlo.

Los padres del niño acudieron con un nudo en el estómago. Guillermo había sido encontrado pero ya era demasiado tarde. Su cuerpo yacía tendido en el suelo, mojado y con la cabeza ensangrentada. Se había matado al caer de su caballo y golpearse con una roca. El animal, probablemente se había asustado al escuchar un trueno, provocando así la fatal desgracia.


Devastados, los padres de Guillermo recogieron su cuerpo para velarlo y poco después fue enterrado en el cementerio frente a la hacienda.

Dicen que a veces, a las afueras de Millanes y durante las noches tormentosas, puede escucharse el eco fantasmal de la gente buscando al niño aquella noche tan triste y que en el cielo las nubes forman la silueta aterradora de un caballo blanco, como el que lo mató a él.