Atención Por Favor.

Ante todo nos dirigimos y agradecemos a todos por la ayuda que nos dan con este blog ya sean seguidores, oyentes del programa de radio y por sobre todo a todos aquellos propietarios de webs, blogs, libros y todos los lugares donde han obtenidos la información y nos han acercado a nuestro mail para que podamos publicarlas en este humilde blog, para que todas las semanas desde hace ya 7 años podamos compartir en dos emisiones las tantas historias, enigmas y misterios del universo que se van pasando de generación en generación y así reflejar esas viejas leyendas, historias, enigmas y misterios que de niños oímos mas de una vez y que nos asustaban en algunos casos como también en otras nos enseñaban a valorar y respetar esas narraciones.

Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



miércoles, 25 de diciembre de 2019

Feliz Nochebuena y Dichosa Navidad


Que el misterio de la Navidad te cubra con un manto de amor y bondad para que a la hora de levantar la copa se abra tu corazón, veas que el Niño Jesús no estará solo ya que él, traerá consigo muchísimo amor para que se lo des a los demás. 

Espero que tu vida entera sea bendecida y que jamás dejes de tener motivos para sonreír ¡Feliz Navidad, amigo mío!”.

Es el deseo del Equipo Infinito para todos nuestros amigos seguidores y lectores que nos acompañan siempre.

Deseándoles muchísima Paz, amor, dicha y prosperidad en estas fiestas navideñas.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

La Sociedad Thule


Aunque la mayoría de nosotros asociamos el ascenso del nazismo en Alemania como obra de Hitler, lo cierto es que el movimiento de fondo estuvo orquestado por una oscura sociedad muy poco conocida como la Sociedad Thule, una asociación dedicada en principio al estudio de los orígenes del pueblo alemán.

Esta sociedad de estudio, creada entre 1918 y 1919, funcionaba como un grupo cerrado y selecto de manifiesta actitud racista y con gran interés por el folclore y el ocultismo, siendo su obra más relevante el haber patrocinado al Partido Obrero Alemán (DAP), que después pasaría a llamarse Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP). Irónicamente, la ascensión de Hitler al poder llevó consigo la disolución de la Sociedad Thule, así como de la ocultación de sus miembros y costumbres al gran público, pero muchas de sus ideas ocultistas quedaron en el aire y formaron parte del trasfondo del Tercer Reich.

Según los preceptos de la sociedad la raza aria proviene de un país llamado Thule, que el poeta romano Virgilio situaba en las norteñas latitudes escandinavas, probablemente en algún punto de la costa noruega. También creían que la Tierra estaba inexplorada bajo su superficie y que la humanidad convive con otras civilizaciones intraterrestres más avanzadas. Para los miembros de esta sociedad los arios serían los últimos descendientes de una de estas razas avanzadas y cuyo lugar de origen fue destruido u olvidado. Estas ideas románticas sobre los orígenes de los arios no fueron las que más calaron en el público, convirtiéndose su faceta de lucha contra los judíos y los comunistas (a quienes consideraban inferiores y enemigos) en la bandera del movimiento.

Cuando se establece la República de Baviera los miembros de la Sociedad Thule trataron de ejecutar un fallido golpe de estado, durante el 30 de Abril de 1919, tras el cual algunos de sus miembros fueron capturados y ejecutados por el gobierno comunista. Poco después la sociedad se hace con un semanario llamado “Observador de Múnich” (Münchener Beobachter), haciéndole un lavado de cara y tratando de aumentar su circulación al incluir noticias deportivas, aunque finalmente terminó llamándose “El Observador del Pueblo” y siendo la más importante publicación del movimiento nazi.

Uno de los miembros de la Sociedad Thule se unió a Karl Harrer para fundar entre ambos el Partido Obrero Alemán en 1919, al que se uniría Hitler ese mismo año. En 1920 el partido pasa a llamarse Partido Nacionalsocialista Alemán. Resulta curioso por otra parte el hecho de que Aldolf Hitler fuese el cabecilla del partido pero que no se tenga constancia de su asistencia a ninguna de las reuniones de la Sociedad Thule, pero si que lo hicieron otros miembros como Hans Frank, Rudolf Hess, Alfred Rosenberg, Gottfried Feder o Dietrich Eckart entre otros.

Pripyat, la Ciudad Fantasma de Kiev


A principios de los años 80 la entonces floreciente ciudad de Pripyat (en la región ucraniana de Kiev) era presentada como modelo de la prosperidad de la extinta Unión Soviética ante el mundo, pero la tragedia de la central nuclear de Chernobyl la transformó de la noche a la mañana en una aterradora ciudad fantasma, quizá uno de los lugares más inquietantes que se pueden encontrar en la actualidad y de la que tuvieron que huir cerca de 50.000 personas huyendo de una nube radiactiva.

La que una vez fuese una flamante urbe es hoy un lugar inhabitable debido a la radiación remanente, y aunque se organizan visitas guiadas por su interior, éstas no suelen durar más de unas pocas horas debido a la radiación remanente. Pripyat se ha convertido en la ciudad fantasma por excelencia, siendo el lugar elegido para rodar alguna que otra película de terror (Atrapados en Chernobyl) y habiendo inspirado una saga de videojuegos (Stalker). Quizá el factor que más miedo produce sea el hecho de que fue abandonada tan rápido que todo quedó en suspenso, como es el caso de las urnas en la casa del voto que aun aguardan una votación que jamás se celebrará, así como juguetes, utensilios y objetos personales regados por toda la ciudad, ahora casi cubierta por la vegetación.

¿Qué ocurrió en Pripyat, cerca de Chernobyl?

La tragedia de Pripyat comenzó el 26 de Abril de 1986, cuando el reactor número cuatro de la central de Chernobyl explotó debido al sobrecalentamiento, pero las autoridades de la URSS mantuvieron el incidente en secreto durante las primeras 24 horas, exponiendo innecesariamente a la radiación a toda la población de la ciudad, situada a apenas 3 kilómetros de la central nuclear. Cuando por fin se decidió evacuar a los habitantes apenas se tardó tres horas, y atrás quedaron tanto las mascotas como el ganado sacrificados en el proceso de evacuación.

Hoy en día sigue sin habitar nadie en Pripyat y ejército vigila los accesos a la llamada “zona de exclusión” (de unos 30 km2 de extensión) para evitar que cualquier imprudente se adentre en la ciudad y pueda recibir una dosis letal de radiación.

La Leyenda De Aka Manto


La leyenda de Aka Manto es una de las leyendas urbanas más difundidas en Japón. Una tenebrosa historia que habla del fantasma de una mujer, el cual habita el último de los retretes de mujeres de los baños públicos.

Al parecer, hace años ya existía otra versión de esta leyenda de terror que hablaba de un hombre vestido con una capa roja que se escondía en los armarios de una escuela primaria de Osaka, allá por el año 1935. Más tarde, sobre 1940, la leyenda derivó en una especie de vampiro que aterrorizó un vecindario de Tokio con una capa roja. No obstante, la leyenda actual comenzaría a difundirse allá por 1980 y tomaría forma de mujer.

Aka Manto, que significa Capa Roja en japonés, es el espíritu de una mujer que habita los baños públicos de Japón. Suele esconderse en el último de los retretes atemorizando a toda aquella joven que lo use. Al parecer, Aka Manto fue en realidad una joven sometida a la humillación constante de sus compañeros de colegio. Ahora, una vez muerta, su único objetivo es pagar con el resto del mundo las vejaciones por las que pasó durante su vida.

La leyenda asegura que una vez dentro del retrete escucharemos una voz siniestra que nos preguntará “¿Papel rojo o azul?”. Tras esta pregunta, aparecerán dos rollos de papel con estos colores. Si la persona escoge el rojo, Aka Manto aparecerá y desollará a sus víctimas. Arrancará su piel poco a poco para que las víctimas puedan sentir el dolor mientras se desangran.

Por el contrario, si la víctima escoge el papel azul, el malvado espíritu cortará las piernas de la persona para que se desangre poco a poco.

Al parecer, esquivar la pregunta tampoco funciona, aunque muchas versiones aseguran que es la única forma de escapar de la ira de Aka Manto. No obstante, otras aseguran que si optamos por esquivar la pregunta terminará con nuestra vida igualmente.

Asimismo, si escogemos otro color se abrirá un agujero del que comenzarán a salir manos blancas que arrastrarán a la víctima hacia la más absoluta oscuridad.

Algunas versiones aseguran podemos librarnos de Aka Manto corriendo nada más escuchar la voz. No obstante, otras tantas cuentan que si esto sucede, Aka Manto podría aparecer frente a la persona bloqueando la salida y acabando con su vida de igual forma. Asimismo, otras cuentan que durante esta aparición el cuarto de baño queda completamente bloqueado, como en una dimensión paralela, impidiendo que las víctimas puedan salir. Sin duda una de las leyendas de terror más poco esperanzadoras de Japón, pues lo cierto es que parece que Aka Manto tiene muy claro su objetivo, acabar con la vida de la gente.

Aunque parece imposible escapar de esta espeluznante aparición repleta de odio e ira, lo cierto es que si contestamos serenamente que no necesitamos papel, cabe una pequeña posibilidad de que Aka Manto nos permita seguir viviendo. Quizá dependa del humor que presente el espíritu en esos momentos, pues lo cierto es que esta vía de escape no siempre funciona.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Futakuchi-Onna, La Mujer de Dos Bocas


Hace mucho tiempo vivió en Japón un hombre apasionado por su trabajo de artesano, conocido por todos por su eficacia y buena mano, pero también por ostentar un gran defecto ya que nunca quiso formar una familia, simplemente por no tener que mantener económicamente a una mujer y a sus posibles hijos. Y no es que su situación económica fuese mala o precaria, simplemente era un tacaño recalcitrante, y todo beneficio que ganase con su esfuerzo quería que fuera exclusivamente para él.

Todo cambió un buen día, cuando una hermosa y desconocida mujer llegó al pueblo, encandilando a todos con su misteriosa belleza.

El artesano también quedó prendado de la belleza de esta mujer, ante sus delicados rasgos y sus negros y largos cabellos, así que olvidando su tacañería la cortejó hasta conseguir casarse con ella, tras lo cual ambos comenzaron a vivir juntos.

En los primeros tiempos su relación fue a pedir de boca, y no sólo por lo bien que se llevaban ambos, sino porque aquella mujer parecía no comer absolutamente nada. Lo raro es que sus sacos de arroz iban disminuyendo considerablemente.

Al principio el artesano no dio muestras de interés por este hecho, pero con el paso del tiempo las preguntas comenzaron a surgir en su cabeza… ¿acaso comía sólo cuando él no miraba? Así que, para resolver sus dudas, hizo creer a su esposa que se iba a trabajar y se quedó escondido en casa a la espera de ver a su mujer comiendo.

Pasados unos minutos escuchó ruidos en el almacén donde guardaba el arroz y sin hacer ruido se acercó a observar, y pudo contemplar con horror como su esposa poseía una boca en la parte posterior de la cabeza con la que devoraba ávidamente, mientras que comía con timidez por la boca “normal”. Sus largos y negros cabellos se movían como tentáculos o extremidades inteligentes que llevaban la comida a aquel horrendo orificio dentado, hasta que la mujer se dio cuenta de que estaba siendo observada por su atemorizado marido y decidió acabar con su vida devorándole el rostro.

Esta leyenda popular nos habla de una criatura llamada Futakuchi-Onna, un ser perteneciente a los Yokai (seres mitológicos del Japón que pueden ser tanto buenos como malvados), y a la que la tradición describe como una mujer que ha sido víctima de una maldición, ya sea por no haber alimentado bien a sus niños o por negarse a comer para estar más delgada que las demás. La segunda boca de la Futakuchi-Onna se comporta de manera autónoma y mientras unas historias la describen como una copia de la boca normal (con labios, dientes y lengua) otros relatos la muestran como una horrenda cavidad con afilados dientes. Esta boca también puede gritar y murmurar, dando instrucciones a la persona maldita para que cumpla su aviesa voluntad.

La Sallana


El origen de esta leyenda mexicana lo encontramos en la época colonial. Durante aquellos días, en Villavicencio, vivía una mujer criada en una familia aristocrática. Estaba felizmente casada con un hombre honorable y querido por el resto de ciudadanos. El matrimonio contaba además con un hijo pequeño.

Esta mujer contaba con todo lo necesario para disfrutar de una vida feliz y llena de comodidades. No obstante, vivía obsesionada con todo lo que se decía de ella y su familia. Un carácter neurótico y celoso hacía que la mujer vigilara constantemente a su marido; y es que aunque al parecer el hombre estaba plenamente enamorado de ella, nunca era suficiente. La duda de los celos siempre abordaba a esta mujer.

Intentaba evitar todo tipo de chismes, pero era muy difícil, pues rondaba constantemente los lugares en los que se veía a su marido, indagando y buscando signos de traición.

Un día llegó a sus oídos un rumor que terminó por destrozarle la vida a ella y a toda su familia. Al parecer, las chismosas del pueblo comenzaron a difundir que su marido le era infiel con su propia madre. La joven se volvió literalmente loca. No atendió a razones y decidió creer completamente esta serie de cotilleos que se esparcían como la pólvora por el pueblo.

Así, sin preguntar a ambas partes si la historia era real o no, degolló a su marido mientras dormía y lo descuartizó cegada por los celos. Su hijo no corrió mejor suerte, pues también fue asesinado por sus propias manos.

Tras estos crímenes se dirigió a la casa de su madre, la apuñaló y posteriormente quemó su casa para no dejar huella alguna de lo que había hecho.

Justo antes de que las llamas alcanzaran a su madre, medio muerta y sin fuerzas, la misma recobró fuerzas para hablar por última vez a su hija asegurándole que había cometido el peor pecado: matar, y es por ello que estaría condenada. Su nombre sería a partir de ahora Sallana, y vagaría por los llanos asustando a borrachos y chismosas sin descanso alguno.

A partir de ese momento, la joven se aparece vestida de negro por los llanos de la comarca. Camina sola por la calle y atrae la atención de sus víctimas cuando están cerca, normalmente personas que han bebido en exceso. Una vez tiene contacto visual con ellos, abre su ropaje y deja ver su cuerpo y su verdadero rostro, un rostro espeluznante marcado por la muerte y la desolación.

Cuenta una de esas leyendas cortas que suelen oírse que, al parecer, la Sallana también persigue a las mujeres que no tienen otra cosa más que criticar y crear rumores. Así, intenta vengarse de aquellas que terminaron con su feliz vida, las chismosas.

Fergus y el Caballo de Río


Según nos narra una antigua leyenda celta, Fergus era un gobernante que disfrutaba siempre que podía de largos periodos de exploración, buscando recorrer todos los rincones de su amada Irlanda natal. Y fue así como un buen día se encontraba explorando los alrededores del lago Rury tuvo la desgracia de toparse con una horrorosa criatura, con cuerpo de caballo, ante cuya visión quedó momentáneamente petrificado. Mientras contemplaba a la criatura las facciones de Fergus fueron contrayéndose y deformándose, dejando su rostro en una expresión vacía y laxa.

Fergus pudo escapar y mientras regresaba a su hogar comprobó que los músculos de su cara no se recuperaban así que a su llegada pidió a los habitantes de su ciudad que ocultasen o rompiesen todos los espejos, para que ninguno pudiese reflejar su extraña expresión. A medida que pasaban los meses y los años el carácter de Fergus se tornó sombrío y despectivo debido a su condición, hasta que en medio de una acalorada discusión con una mujer ésta le recomendó que en lugar de pagar su desgracia con los demás, lo hiciese con la horrorosa bestia que le había provocado el daño.

Tras reflexionar unos momentos pidió que le trajeran un espejo y mirándose durante varios minutos tomó la decisión de regresar a buscar a la criatura para vengarse en sus carnes. Se calzó sus zapatos mágicos y ciñó su espada para a continuación dirigirse hacia el lago Rury. Allí levantó campamento y esperó durante un día y su respectiva noche a que la criatura apareciese.

Pasado este tiempo, en su ciudad se empezaba a respirar la intranquilidad al no saber del destino de su gobernante y por si fuera poco veían con asombro e inquietud como las aguas del lago se tornaban de un color rojizo, así que asumieron que FErgus había caído presa de la criatura del lago. Para su sorpresa al poco tiempo Fergus regresó portando en su mano la cabeza de la criatura y sus facciones completamente recuperadas.

Fergus se acercó a sus ciudadanos (Ultonianos) para proclamar con orgullo que había sobrevivido, pero inmediatamente tras pronunciar estas palabras cayó fulminado al suelo. Aunque no se pueda considerar su muerte como la que se esperaría de un gran rey, lo cierto es que las leyendas siempre le recuerdan como un hombre valeroso, justo y sobre todo un gobernante amante de su pueblo.

sábado, 7 de diciembre de 2019

La Leyenda del Hada Pressina y el Rey Elinas


No hacía mucho tiempo que el rey Elinas de Albania, tierras que hoy conocemos como Escocia, se había quedado viudo. Consolaba desde entonces su tristeza cazando en soledad sin albergar esperanzas de encontrar el amor de nuevo. Cierto día ocurrió que se acercó a una fuente para beber y allí encontró a una bella mujer que entonaba un canto igual de bello. Su nombre era Pressina y resultó ser un hada. El rey se enamoró en ese mismo instante de ella y le pidió matrimonio. Ella aceptó con una única condición: “No has de visitarme cuando esté dando a luz”, le dijo a su futuro esposo.

El rey y el hada se casaron y pasado un tiempo llegó el momento tener descendencia. De un solo parto nacieron tres hijas a las que luego llamarían Melusina, Melior y Palatina.

Pero sucedió que fue tan grande la alegría del rey que, olvidando la condición impuesta, entró en los aposentos de su reina justo en el momento en el que bañaba a sus recién llegadas hijas. Pressina enfurecida desapareció llevándose consigo a los bebés y se escondió en una isla desde la cual podía verse Albania. No quería olvidar la traición de su esposo ni que sus hijas crecieran sin saber que por culpa de su padre la felicidad familiar ya no formaba parte de sus vidas.

Como era de esperar, Melusina y sus hermanas odiaron a su padre en cuanto tuvieron uso de razón y planificaron su venganza en secreto. Habían ya cumplido quince años cuando finalmente secuestraron al rey y lo encerraron en lo más alto de la montaña Brandelois.

Pero la reacción de su madre no fue la que esperaban cuando, eufóricas, le contaron lo que habían hecho. Pressina montó en cólera y se enfadó sobre todo con Melusina, a la que consideró principal responsable, y la convirtió de cintura para abajo en serpiente condenándola además a vagar así por el mundo hasta que algún hombre quisiera casarse con ella bajo la condición de que no habrían de verse nunca en sábado.

La Historia de Amor de Eos y Titonos


El joven y bello Titonos, hijo del Rey de Troya Laomedonte, amaba a Eos, la diosa de la aurora. Era el primero en saludarla cada día, cuando ella abría en el cielo las cortinas color púrpura que daban lugar a las primeras luces del amanecer. Así Tithonos dormía al raso, sobre la hierba, para no perderse nunca la llegada de Eos. Por su parte, la diosa se acostumbró con el tiempo a recibir los saludos del joven y acabó enamorándose de él.

Por eso una mañana, Eos se percató enseguida de la ausencia de Titonos. No estaba en su lugar de costumbre, esperándola. Muy nerviosa, comenzó a buscarlo por todas partes. Cuando sus ojos dieron con el muchacho, éste yacía inerte sobre la tierra, pálido y con los ojos cerrados. Eos, aterrada, se precipitó sobre el cuerpo casi sin vida del joven y lo llevó volando hasta Zeus, el rey del Olimpo. Suplicó al dios que no permitiese morir a Titonos nunca. Zeus acepto su petición e hizo inmortal al joven.

Durante años, Titonos vivió en el Olimpo, rodeado de todos los dioses, en absoluta felicidad. Comía la mítica ambrosía y Eos, su amor, bailaba y cantaba para él. Pero había un problema. Eos, en su afán por salvarle la vida a su amado, olvidó pedirle a Zeus un pequeño detalle: que Titonos no envejeciera. Por eso, como cualquier mortal aunque se le había concedido la eternidad, comenzó a marchitarse. Su cuerpo se encogió, su voz se quebró y la debilidad se apoderó de él. Su aspecto era tan deplorable que los mismo dioses empezaron a rehuirlo.

Sintiéndose como un despojo, Titonos pidió volver a su querido prado, a aquel lugar donde había sido tan feliz. Eos lloró, pero se apiadó del anciano y le dijo: “Volverás a la Tierra, mi Titonos. Hacerte feliz sigue siendo mi mayor deseo. Serás libre, pero no como hombre, ya que no soporto la idea de que tengas que trabajar para comer siendo tan viejo. Vivirás cada estación de la manera más cómoda posible. En verano, serás un saltamontes, seguirás comiendo ambrosía y podrás cantar y bailar todos los días“.

Entonces la diosa convirtió a su amado en un pequeño y ágil saltamontes cuyo color verde el ayudaría a pasar desapercibido entre la hierba. Desde entonces, y todos los días, allí, en los campos podemos verlo saltar alegre bajo el sol.

La Leyenda de los Amantes Mariposa


Hace ya mucho tiempo vivió una joven en la ciudad de Hangzhou, en la provincia china de Zhejiang, cuyo nombre era Zhu Yingtai, la cual comprendió que la única forma en la que podría estudiar era hacerse pasar por hombre. Eran otros tiempos y era algo que en la antigua China no estaba permitido a las mujeres. El disfraz de Zhu Yingtai fue tan convincente que ni sus propios compañeros se dieron cuenta de que era sólo eso, un disfraz. Ni siquiera uno que llegó a ser muy especial para ella y con el que pasó mucho tiempo, Liang Shanbo.

Pasan los años, ambos terminaron sus estudios y llegó el momento de despedirse. La joven Zhu, ante el temor de no volver a ver a Liang, le ofreció a su hermana en matrimonio para que entrara en la familia. Zhu no tenía hermanas, sólo quería que Liang supiera de una vez que era una mujer y que estaba enamorada de él. Una vez más, los planes de Zhu salieron bien y Liang también comprendió que estaba enamorado de ella.

Pero resultó que en el camino de Zhu había alguien más, alguien que esperaba ser el esposo de Zhu tras haber sido concertado el enlace por los propios padres de la joven. Ella no lo amaba pero nada se podía hacer por evitar el matrimonio. Liang se desmoronó cuando se enteró y se sumió en una profunda tristeza que lo llevó hasta la muerte.

Tras la muerte de su enamorado, Zhu perdió las ganas de vivir, ya no le quedaba nada, pero siguió adelante con lo que para ella habían planificado.

Llegó el día de la boda y Zhu caminó en compañía del cortejo nupcial. Cuentan que en un punto del camino se levantó de pronto un fuerte viento en remolinos que no la dejaba avanzar hacia adelante. Descubrió entonces la tumba de su enamorado, aquel que murió de pena por no poder estar con ella. Cuentan que entonces la tumba se abrió y Zhu entró en ella al tiempo que dos preciosas mariposas de vivos colores salían de ella. Eran sus dos almas que por fin eran libres para estar juntas por toda la eternidad.

jueves, 5 de diciembre de 2019

El Mito de Electra


El mito de Electra cuenta la historia de la hija de Agamenón, rey de Micenas, y su esposa, la reina Clitemnestra, hermana de Helena de Troya. Agamenón y Clitemnestra tenían además otro hijo más joven, Orestes, y otra hija de nombre Ifigenia. Ifigenia, según cuenta Homero en la Iliada, fue sacrificada por su propio padre a cambio de protección en su camino hacia Troya.

Tras la huida de Helena con Paris, Agamenón se embarcó rumbo a Troya y allí permaneció asediando la ciudad hasta que finalmente se pudo hacer con ella tras colar dentro el famoso Caballo de Troya. Diez años duró el asedio. Mientras la reina Clitemnestra fue seducida por el ambicioso Egisto y se convirtieron en amantes.

Pero el rey volvió y tomó posesión de su casa y de su reino. En cuanto tuvieron ocasión, Egisto asesinó a sangre fría a Agamenón para eliminarlo como obstáculo en su camino hacia el poder. Clitemnestra fue su cómplice. Electra fue testigo y en su interior comenzó a crecer el odio hacia Egisto, pero sobre todo hacia su propia madre por haberle arrebatado a su padre.

Desde ese momento Electra no vivió sino esperando el momento en que pudiera vengar la muerte de Agamenón. Protegió a su hermano pequeño enviándolo lejos, al monte Parnaso, bajo la protección del rey Estrofio, hasta que tuviera edad suficiente como para reclamar el trono y ejecutar su venganza.

El día llegó, unos años después, cuando Orestes volvió ya convertido en adulto y consiguió colarse en el palacio real tras haber hecho creer a todos que había muerto. Su objetivo era acabar con Egisto y Clitemnestra y reclamar su lugar como sucesor legítimo de su padre. Así lo hizo, pero la visión de su madre muerta con su puñal en el pecho lo empujó hacia un estado de locura que lo hizo huir y, según cuentan algunos autores clásicos, refugiarse en el templo del Oráculo de Delfos atormentado por las Furias.

Cuentan las distintas versiones de este mito que Orestes fue perdonado por los propios dioses ya que su venganza fue el punto final de la injusticia cometida contra los hermanos.

Un tiempo después Electra contrajo matrimonio con Pílades, hijo del rey Estrofio y amigo de confianza de Orestes durante su niñez en el exilio.

Fantasmas en el Jardín Botánico Carlos Thays de Buenos Aires


El jardin Botanico Carlos Thays es uno de los llamados espacios verdes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Proyectado en el año 1892 por el paisajista Carlos Thays actualmente es uno de los puntos obligados de visita y amado por todos los que disfrutamos de una caminata disfrutando la flora autóctona de nuestro País. El mismo tiene una dimensión aproximada de 79.772 m² y está conformado por diferentes tipos de jardines tematizados, diferentes infraestructuras e invernaderos.

Fue hace poco más de dos meses cuando una valiosa contribuyente de la página aporto un dato muy interesante sobre el lugar. Compartiendo conmigo que en el sitio era común el Avistaje de fantasmas y sucesos extraños por las noches.

Esa fue la punta del Iceberg de esta pequeña y nueva investigación.

Fue un sábado de marzo cuando, luego de poco más de hora de viaje, me encontraba dentro de este maravilloso parque. Los caminos serpenteantes y continuos estaban llenos de bifurcaciones que me invitaban a recorrerlos indefinidamente.

El clima era caluroso e llamaba a practicar en esta pintoresca zona de Palermo todo tipo de actividades deportivas y recreativas.

Gracias a la inmensa cantidad de gente en las calles no fue muy difícil empezar a recopilar valiosa información.

Mateo (Vendedor de Garrapiñadas callejero): Muy pocas veces escuche sobre cosas que pasaran en el Botánico. Algunos hablan sobre el espíritu de una mujer que fue asesinada en el lugar. Otros sobre un duende que hace travesuras y de vez en cuando asusta a los gatos del parque.

Patricia (Visitante del Thays): Yo vengo aquí todos los sábados por la tarde. Es el lugar perfecto para. Ayuda mucho la cantidad de verde que hay. Una sola vez escuché algo sobrenatural del lugar, pero no tenía relación con un fantasma ni espíritu sino con la enorme cantidad de gatos que viven acá.

Lo que me dijo Patricia era completamente cierto. Es increíble la cantidad de felinos que viven ahí y que diariamente son alimentados, cuidados y hasta adoptados por un equipo de Voluntarios cuyo grupo es conocido como “¡Hacé feliz a un gato!” (https://www.facebook.com/hacefelizaungato/). Eran como los extraños celadores del Botánico, únicos conocedores el misterio que el mismo esconde en sus raíces y alberga en sus pequeñas fuentes y pintorescos edificios.

A criterio propio, lo maravilla del Parque es el mayor de los cinco invernaderos. El mismo fue diseñado con estilo Art nouveau y premiado en la Exposición de París de 1900 por su hermosa arquitectura. Fue en su entrada cuando me topé con uno de los cuidadores del lugar que, por obvios motivos, prefirió dejar su nombre en el anonimato.

Cuidador anónimo del Jardín Botánico Carlos Thays: Muchas veces escuche de algo que se paseaba por el lugar por las noches. Es extraño pero algunas veces los invernaderos madrugaban con sus puertas y ventanas abiertas, pero sin dar señales de vandalismo. Comúnmente algunas de las cámaras captan extrañas manchas blancas desplazándose por las noches frente a ellas y que se puedan escuchar ruidos espantosos. Algunos dicen que es un fantasma de alguno que mataron por la zona, otros dicen que es algo de hace más de cien años (Quizá un obrero o jardinero que sufrió algún tipo de accidente en obra). Lo que yo creo es que pueden ser los fantasmas de aquellos que son depositados aquí. – Intuyo que vio mi ceño fruncido porque enseguida explico su ultimo comentario – Muchas personas piden que sus cenizas sean arrojadas en estos terrenos. El lugar es muy querido por muchísimos vecinos y piden reposar aquí por siempre. Quizá, alguna de estas personas, no pudo desprenderse y vivirá aquí por el resto de sus días. Pero ojo pibe. Te pido por favor que no dejes mi nombre en ningún lado que no quiero que me rajen del trabajo.

Luego de esa corta y precisa charla decidí caminar sin rumbo por el lugar para aclarar mis pensamientos. La idea era clara, concisa y extremadamente probable. Muchos ven el Thays como un lugar para quitarse el estrés de la semana, para tomar unos mates al aire libre o pasear charlando tranquilamente. Pero este lugar tan hermoso puede tener un propósito oculto. Después de todo, si los rumores son ciertos, las cenizas de aquellos que murieron transformaron el Thays en un camposanto. Las manchas blancas en las filmaciones, los lamentos en mitad de la noche son señales claras de la actividad paranormal. De hecho, desde los albores de la historia siempre se asoció al gato con poderes mágicos e influyente sobre los muertos. Desde el ancestral Egipto del Nilo hasta hoy estos animales tienen la capacidad, compartimos muchos, de poder ver cosas que nuestra sensibilidad visual no. Y el mismo lugar está lleno de estos animales.

Decidí salir del Jardín con cierto sabor de duda en la boca. Pero hay misterios imposibles de revelar. Imposibles de explicar. Me zambullí en esas calles hermosas de Palermo. Recorrí por las inmediaciones del Zoo Porteño por Av. Sarmiento hasta los famosos bosques de Palermo. Trate de mezclarme con la naturaleza. De absorber su energía y parte de su sabiduría.

La tarde paso rápidamente. Cuando consulte mi reloj el sol empezaba a desaparecer y la sombra de una noche venidera empezaba a envolvernos a todos como si de una negra mortaja se tratara.

Fantasma en Lavallol, Buenos Aires


Marcela se sentía agotada. Había decidido mimar a sus hijas con uno de sus platos preferidos, pero no había calculado lo laborioso que eran. La atmósfera de su cocina está impregnada de especias y adobes y el horno le brindaba una temperatura pesada y calurosa. La sarten donde una salsa se cocinaba de a poco llenaba de aromático vapor el recinto. La luz que pendía sobre su cabeza titilaba de a poco.

La cabeza de la mujer estaba a mil por horas. Pensamientos (mayoritariamente malos) se a galopaban en su cabeza como una emboscada que pretendía embestirla y darle un ataque de nervios. Su divorcio prematuro, los problemas del trabajo, el cuidado de las chicas, el perro que cada día rompía algo nuevo en la casa o en el jardín y ahora la nueva amiga imaginaria de Mica, quien empezó a jugar con ella luego de unos días donde su divorcio con Nicolás se había concluido. Tenía ganas de llorar, gritar y maldecir a los cuatro vientos. Pero no iba a solucionar nada con ello. Quería que estar fuerte e integra para las dos pequeñas. Lo único que le brindaba luz a su corazón. Un amor y una energía poderosa que solo aquellas que son madres pueden comprender.

Fue luego de unos instantes cuando unos ojos llorosos y nerviosos la sacaron de sus pensamientos y la llevaron nuevamente a esa cocina. La pequeña Paula la miraba de una forma extraña. Su piel infantil estaba pálida y sudorosa. De hecho, su miedo y parálisis era tal que la madre se vio obligada a sacudirla levemente para que pronunciara palabra.

Al parecer, según lo que le relataba entre cortadamente la pequeña niña rubia de ojos saltones, su hermana y ella estaban jugando con Monica (La amiga imaginaria de Micaela). Al principio el juego fue lindo e inocente. Hablaban y cantaban canciones infantiles y movían sus muñecas al son de las mismas. Pero cuando Mica quiso jugar con la Tablet la niña “pálida” (Esta palabra sobresalto a la madre de las chicas) se había enojado. Ella odia la tecnología y quería volver a jugar con las muñecas. Pero como Mica no le hacía caso y Paula no tenía ganas de jugar sola con la extraña visitante esta última se enojó con ambas. Su odio fue tal que según la pequeña Paula, tomo el control de su hermana y la obligo a ir al baño. Tomar detrás del espejo las pastillas de mama y meterse en la boca todo su contenido.

Marcela, anonada y con un revuelto en el estómago le ordeno a la pequeña Paula que se quedara en la cocina. Sus nervios estaban al límite. Pensaba en lo que el doctor le había informado sobre la pequeña Marcela. Era normal en ciertos chicos que pasan por un estrés fuerte como una separación de sus padres una niña generara una amiga imaginaria. Pero también el doctor le dijo que no iba a ser peligrosa en ningún sentido. Lo que era extraño y nunca se había percatado era que su otra hija también podía verla.

La madre subía fuerte y rápidamente las escaleras. La habitación de las niñas se encontraba en el fondo del pasillo. La penumbra en el primer piso era absoluta. Era extraño, pensó la madre, ya que las chicas odiaban la oscuridad y ella se encargaba de que las lámparas funcionaran prácticamente en todo momento. Sus lágrimas inundaban sus ojos en cada paso. Su corazón iba a estallar. Sus nervios estaban al límite de lo racional y abrazaban la locura. Se preguntó para sus adentros sobre aquella niña imaginaria y cómo demonios habría llegado a sus vidas. Porque la pequeña Mica habría tomado esa horrible decisión. No era propio de una niña de su edad.

Llego frente a la puerta cerrada. Poso la mano sobre le picaporte, pero no podría abrirla. Era como si una fuerza invisible y terrible no la dejara avanzar. Volvió a intentar girar el picaporte nuevamente, pero la puerta no se movía un milímetro. Horrorizada escucho como el mecanismo de la puerta funcionaba a la perfección. Había algo o alguien del otro lado que no la dejaba entrar. Se sentía sumida en la desesperación. Mica estaba del otro lado de la puerta necesitándola. Trato de poner su mente en blanco para resolver el horror que vivía.

Sin pensarlo se dirigió a su propio cuarto. Sin siquiera prender las luces empujo con una patada en seco la cama contra el placard. Se subió en ella y extendiendo un brazo sobre el mueble sintió el frió tacto. Hoy más que nunca agradeció para sus adentros que Nicolás, su ex esposo, le enseñara la completa manipulación de un arma de pequeño calibre.

Impulsada con la fuerza de mil infiernos volvió a al pasillo con el arma en mano y apunto a la cerradura de la puerta de tal manera que la bala no ingresara a la habitación. Poco le importaba el efecto rebote de la misma. Si ella sufría una herida sería mala suerte.

El sonido del disparo retumbo en toda la casa. El llanto de su hija en la planta baja al escuchar el disparo fue tan fuerte que inundaba por completo la vivienda. Marcela sudaba nervios, adrenalina y terror. Sin saber porque soltó el arma al piso y empujo de tal manera la puerta del cuarto de las chicas que la misma pego contra un mueble de melanina abollándolo. Ya se encontraba dentro de una habitación completamente a oscuras.

Cuando el interruptor de luz genero la iluminación en aquel lugar dio lugar a un paisaje terrible. El cuarto estaba desecho. Muñecas se encontraban por todo el piso y papeles con dibujos infantiles inundaban las paredes. Opuesto a ella, apoyada contra la pared se encontraba la pequeña Micaela. Sus ojos estaban desorbitados, espuma caía por su boca y su cuerpo entero se convulsionaba de una manera horrible.

La madre sin pensarlo fue en búsqueda de su pequeña. La agarro en sus brazos mientras que pensaba en la ruta al hospital más cercano. Tanteo como pudo sus bolsillos y para su alivio comprobó que las llaves del auto estuvieran ahí. Sin pensarlo. Solo por un instinto maternal corrió como nunca antes hacia la planta baja. Solo se retuvo en las escaleras para evitar caer con su hija en brazos. Lagrimas cargadas de miedo caían resbaladas por sus mejillas sin cesar.

Llamo a gritos a su otra hija para que saliera de la casa y las esperara en el auto. En ese momento, cuando la niña Paula abandono la casa las luces de la misma empezaron a prenderse y a apagarse continuamente. Marcela fue presa del horror. No porque las luces se comportaban de forma extraña. Sino por lo que había visto en el descanso de la escalera.

Fue por unos segundos, por una muy pequeña fracción de tiempo. Nunca podrá saber si fue testigo de algo macabro y fantasmagórico o de una mala pasada de sus nervios. Pero cuando las luces se empezaron a prender y apagar en la vivienda no pudo evitar mirar nuevamente hacia el pasillo de arriba de las escaleras. Algo la obligo a dirigir su mirada a aquel lugar. Fue en ese instante cuando su corazón se comprimió y casi se detuvo. Sintió como si su corriente sanguínea hubiera bajado una buena gran cantidad de grados drásticamente. Esta madre que en sus brazos tenía a su hija debilitada de muerte contemplo lo que más tarde catalogo como el máximo de los horrores.

Una niña de una palidez marmórea la observaba desde el alto de su escalera. Una boca putrefacta mostraba una sonrisa infernal y macabra. Unos ojos muertos se burlaban de ella desde las sombras. Su cuerpo era vestido por un guardapolvo escolar en absoluta decadencia. Las manchas de sangre inundaban sus vestimentas al igual que los girones de su ropa destruida. Un aura negra y visible recorría su silueta fantasmagórica que, inmóvil desde aquella altura, contemplaba la escena como un dios de la noche eterna.

Marcela se obligó a volver en sí. Decenio los tres escalones después del descanso y sin siquiera cerrar la puerta de entrada salió hacia la noche. Vecinos que habían escuchado el llano de la niña y el disparo anterior se juntaron en la vereda de la casa observando como una madre pálida ingresaba en su vehículo y lo sacaba hacia la calle a una velocidad increíble perdiéndose en la noche.
MESES MAS TARDE

El obelisco porteño brillaba bajo la noche. Las luces que lo iluminaban lo hacían ver como un níveo ídolo que desde sus porosos muros transmitía elegante y mítica majestuosidad. A sus pies, cientos de personas transitaban alborotadamente en varias direcciones sin deparar atención mínima en él. Uno de los emblemas arquitectónicos de nuestra Buenos Aires.

La plaza de la República. Ubicada a los pies de esta blanca estructura de poco más de ochenta años, era antaño terreno de una Iglesia dedicada a San Nicolás de Bari, donde en el año 1812 izo oficialmente por vez primera la Bandera Argentina en Buenos Aires. Este acontecimiento fue luego perpetuado en la cara norte del Monumento.

A no más de cincuenta metros me encontraba esperando a Luciana, una chica de mediana edad que se comunicó conmigo en forma privada con la intención de contarme una misteriosa historia de fantasmas que trascurría en el partido de Lavallol (Provincia de Buenos Aires).

Lo adelantado en forma digital fue poco pero lo suficientemente atrayente para que a la brevedad concordemos un encuentro. A mi criterio, si las palabras “fantasma”, “niña” y “colegio” se encuentran dentro de la misma oración es suficiente para hacerme dirigir a casi cualquier lado.

Faltando ya unos quince minutos de la hora acordada mi testigo se materializo ante mí a una velocidad increíble. Habíamos agendado en vernos luego de su horario laboral, pero al parecer salió unos minutos antes de su oficina El lugar del encuentro era una casa de comidas rápidas situada en la esquina de Corrientes y Nueve de Julio.

La señorita, que a simple vista parecía trabajar dentro del ámbito jurídico se sentó frente a mí. Un flequillo pelirrojo ocultaba una mirada nerviosa y cansada. Su respiración denotaba que había corrido o caminado muy ligero para llegar. No pasaron ni dos minutos desde el primer sorbo de café que ella empezó a relatarme una historia.

La misma era sobre una mujer y sus dos hijas. Al parecer una extraña entidad había corrompido o posesionado a una de las pequeñas para luego desatar en la casa un terror absoluto. Lo último que se supo era que Marcela (La mujer de la historia) había salido corriendo de su casa a los gritos con su hija en brazos y luego de subirse al auto desapareció en la noche. Los vecinos nunca más vieron el rostro de Marcela por el barrio y la casa fue puesta a la venta a la brevedad. Al parecer la madre de las dos criaturas se había asustado de muerte.

Confieso que mi primera reacción fue de sospechar sobre la veracidad del relato. El mismo tenía clichés sacados de las típicas películas de terror sobre posesiones demoníacas contemporáneas. Pero había algo en la mirada de mi testigo y en su tono de voz que indicaba realidad. Que no eran locas ideas sacadas de filmes como “El Horror de Amityville” y “El Conjuro”.

Luciana empezó a relatarme lo que se consideraba como el inicio de la historia. Al parecer una pequeña de niña de poco más de siete años había acabado con su vida saltando al vacío desde el tejado de su escuela. Nunca se supo si esta menor fue obligada, inducida o simplemente algo en su infantil mente no adulta le hizo tomar semejante y drástica decisión.

El mismo había ocurrido hace casi 15 años en una de las escuelas cercanas a la estación ferroviaria del mismo Partido. El nombre de la víctima nunca se dio a conocer y todo fue tapado con el máximo profesionalismo posible. Muy pocos son los que hoy en día en el Barrio que conocen la historia de la famosa niña fantasma de Lavallol.

Lo que comúnmente se habla en el lugar es sobre que aquella escuela pose una maldición. Muchos alumnos, profesores y personal no docente aseguran haber visto por lo menos una vez la forma fantasmal y difusa de una pequeña jugando en las aulas vacías, moviendo pupitres por las noches y haciendo toda clase de travesuras que a un simple mortal podría llevarle un problema cardíaco. Prometí no dar a conocer el nombre de la institución, pero basta simplemente con acercarse a las inmediaciones y preguntar un par de veces para que la historia de la escuela con la pequeña fantasma salga a la luz.

Ahora. Pocos conocen que en las proximidades de ese edificio ciertas personas disponen de la capacidad sensitiva de poder ver a esta entidad en sus propias casas y, al parecer, no se comporta como una niña pequeña sino pose habilidades completamente malsanas.

La protagonista de esta historia no es más que la propia Luciana. La chica que tenía sentada delante de mí y empezaba a mostrar señales de nerviosismo en sus ya visibles y cristalinas lágrimas.

Lo siguiente tiene lugar durante el mes de Marzo del presente año (2017). Ella vive sola en su pequeño departamento situado en las inmediaciones de la estación ferroviaria Barrio. Entre su vida laboral y académica, Luciana apenas tiene oportunidad de poder pasar tiempo por su casa. Un lugar que más allá de verlo como un hogar lo ve como un sitio transitorio que apenas usa para dormir, asearse y estudiar.

Quizá por este tipo de vida tan acelerada y movida. Nuestra protagonista no noto los extraños acontecimientos cuando empezaron sino cuando ya los mismos tomaron una dimensión considerable. Ella no notaba que la temperatura ambiental era extrañamente baja y que un rancio y pesado hedor de a poco se empezaba a sentir en su pequeño mono ambiente.

Una noche despertó a causa de un fuerte ruido. Entre una mezcla de miedo y confusión capto que el sonido había venido desde dentro de su hogar. Al prender la luz encontró diezmado por el piso los objetos que había acomodado la noche pasada dentro de su cartera. Ese fue el principio del terror. El extraño frió se pronunció noche a noche hasta transformar su refugio en un lugar gélido y casi inhabitable. Lo más extraño y aterrador era ella y solo ella podía notar ese cambio de temperatura.

Luego de visitar a un vidente llevo a cabo un pequeño ritual. Pero el mismo no había dado frutos. De hecho, esa mezcla de oraciones y velas pareció enfurecer aún más a la entidad y desataba su rabia encargándose de que ese lugar fuera cada vez más incómodo. Al parecer, buscando en Internet información sobre estos hechos tan extraños se topó con una página de mitos y leyendas urbanas donde, entre sus historias aparecía un caso similar. Sin siquiera pensarlo dos veces navego al apartado de contacto del sitio y relleno su formulario con las cosas que pasaban en su casa y lo que había escuchado en el barrio cuando comento a sus vecinos su extraña vivencia. Acto seguido, en algún lugar de Lanus, un celular se ilumino dando lugar un pitido que indicaba la llegada de un correo.

Ella termino su historia casi al borde del llanto. Ya eran aproximadamente las nueve de la noche cuando abandonamos el restaurante y nos internamos en la boca de subte camino al sur. Compartimos el recorrido hasta la estación Lanus. Durante el trayecto decidí platicar de banalidades y no enroscar más a mi entrevistada. Ya que ella se tendría que dirigir sin remedio a ese lugar donde algo ya la estaba esperando.

Ya en casa y luego de un baño reparador opte por sentarme en la computadora y buscar algún caso similar entre el de todos mis testigos y confidentes. Al parecer Luciana vivía con un tipo de entidad espectral con la suficiente fuerza de poder mediante fenómenos poltergueist no solo enfriar el ambiente sino hacer volar pequeños objetos por los aires.

El gran problema es que el peso que podría tener una cartera de mujer llena de cosas es seguro muchísimo mayor que el que pueda poseer un cuchillo o cualquier otro objeto punzante que podría salir disparado y llegar prácticamente a cualquier rincón dentro de un mono ambiente donde la cama está a solo metros del cajón de la alacena.

Sin dudarlo tome mi celular y marque el número de la chica que había visto hace unas horas. Le explique mis temores y le pedí que por favor sacara todo objeto peligroso de la casa y lo llevara al jardín que comparte con los demás departamentos. También le pedí que me mantuviera al tanto sobre cualquier cosa que sintiera durante la noche.

Al cabo de dos horas recibí la primera llamada. Según ella la temperatura había bajado drásticamente unos siete u ocho grados y el aire se sentía extraño y pesado. Le recomendé salir de ese lugar y pasar la noche en lo de algún familiar pero al encontrarse su familia en la Provincia Córdoba a muchísimos kilómetros de distancia y no tener suficiente relación con nadie, debía pasar la noche ahí. Con “eso”.

La segunda llamada fue alrededor de las dos de la mañana. Por suerte me encontraba despierto y pude atender a la brevedad. La voz del otro lado estaba nerviosa y llorosa. Esa cosa había cruzado la línea y la había tirado de la cama de un empujón mientras dormía.

Mi respuesta fue directa y clara. Quedarse despierta escuchando música con todas las luces prendidas sería la mejor forma de combatir esa presencia. Durante la mañana nos encontraríamos nuevamente en la estación de Lavallol y me guiaría a su casa. Quería conocer al monstruo disfrazado de cordero.

Aproximadamente a las once de la mañana siguiente me encontré con Luciana. La muchacha mostraba unas ojeras descomunales en su rostro y se encontraba al borde del llanto. Caminamos juntos hasta su casa mientras me confesaba los sucesos de los que había sido víctima esa misma noche. Al parecer esta cosa tenía un poder mayor al esperado y no solo había arrojado pequeños objetos al rostro de la joven durante la madrugada sino que le había hablado y maldecido diciéndole toda clase de perjurios. Esto último fue lo que la hizo decidir a abandonar aquel lugar en medio de un contrato de alquiler y volver a su Provincia natal con la idea de olvidar y alejarse de ese lugar y su extraño habitante.

Una vez en la puerta del mono ambiente la chica se paró en seco y con una mirada perdida giro la llave en la cerradura. La puerta se abrió lentamente dando lugar a un paisaje completamente abrumador. El piso del lugar estaba lleno de papeles destrozados y vidrios hecho añicos. Un olor rancio inundaba esa morada invitando al visitante a alejarse ante el hedor. Pero el frió, ese frió que pertenece únicamente al frió de los muertos y las almas perdidas, era lo más aterrador.

Durante toda mi vida y desde muy temprana edad conviví con todo tipo de fenómenos y visiones. No sé si considerarme una persona hipersensible, pero tengo ciertas facultades de poder detectar todo tipo de presencias (Entre otras cosas). Y en aquel lugar claramente se encontraba el espíritu de un muerto con muy malas intenciones.

Basto que diera el primer paso dentro de aquel lugar de pesadillas para que mi cabeza fuera presa de un aplastamiento y dolor abismal. Mi piel sintió el frió del ambiente y respondió poniendo en alerta a mi cerebro. Dirigí mí mirada a Luciana que me espiaba extrañada desde fuera del lugar y le pedí que no entrara. El recinto era claramente peligroso.

Sin tiempo que perder inspeccione el lugar en búsqueda de algún utensilio o marca evocadora. Quizá algún objeto animal o vegetal dejado por alguna persona con el fin de dañar. Pero pese al desorden. Ni objeto, ni marca, ni parte humana o animal de cualquier forma o tamaño descansaba entre esas paredes. Eso era clara señal de que una presencia se había instalado por propia voluntad y fuerza cuyo único fin de dañar o ahuyentar a mi testigo.

Envalentonada por mi invasión en su casa, Luciana entro rápidamente y sacando un bolso oscuro de gran tamaño de un placar empezó a tirar todos sus objetos personales en él. Claramente no tenía la mínima intención de estar ahí dentro ni un minuto más.

Ya me había acostumbrado al frió y punzante dolor de cabeza cuando terminamos de empacar las últimas fotos y otros objetos personales. Miramos muy velozmente que nada hubiera quedado en el lugar cuando sentimos un inexplicable olor a gas. Sin siquiera dudarlo me acerque al anafe que se encontraba sobre la mesada de granito al lado de una pequeña y reluciente bacha de acero. Misteriosamente (o no tan) la llave del gas se había abierto en su totalidad inundando de a poco el ambiente de ese somnífero olor. Una vez puse mi mano en aquella llave y la cerré note como una pequeña fuerza realizaba un movimiento contrario al mío tratando así de volver a liberar la mortífera sustancia gaseosa. Le pedí a la ya horrorizada chica de cabello fuego que saliera del lugar y cerrara el tanque de gas que alimentaba el anafe.

Una vez afuera de aquella habitación fue cuando paso lo más extraño. Estábamos ya dispuestos a retirarnos cuando hacemos una última revisión. Fue muy gracioso para mí descubrir que no solo mis llaves, sino mi celular que se encontraba dentro de un protegido bolsillo habían desaparecido ahí dentro por arte de “magia”. Esa maldita cosa quería hacerme entrar nuevamente y el celular, junto a todo su valioso y sensible contenido, valía el intento.

Una vez deje a Luciana en la calle con sus pertenencias volví a cruzar el pasillo y a entrar a aquel recinto. Deje la cerradura abierta con la llave puesta desde dentro y una pesada maceta en la línea de la puerta por medida de seguridad. El frió adentro ya era demasiado y un olor putrefacto muy parecido al de un cuerpo en estado de descomposición supuraba desde las entrañas del lugar. Fue muy gracioso ver mis llaves sobre una silla que habíamos dejado a poco más de un metro de donde reposaba ahora. A paso decidido me acerque a ellas y las tome en mis manos. Mi mirada volaba por todo el lugar buscando mi pequeño teléfono blanco pero no lo veía. Claramente no quería que lo encontrara tan fácilmente.

Metí mi mano diestra en el bolsillo de mi pantalón y retire el teléfono de la chica que me esperaba afuera de aquel lugar. Oprimí el botón para llamar al último contacto y viendo mi nombre en el display lo guarde nuevamente y me dispuse a escuchar. Luego de unos segundos. Una melodía parecía sonar desde debajo de la cama.

Ya un poco más molesto con aquel espíritu me acerque a ella y me puse de rodillas. No fue necesario introducir mi brazo debajo del somier de una plaza porque antes de hacerlo mi móvil salió disparado desde debajo de la misma hacia mi mano. Confieso que aquel acto de bondad me dejo un poco extrañado.

Me pare lentamente obligando a mis sentidos a estudiar el ambiente. Algo había cambiado. Claramente la entidad tomo la fuerza necesaria en las últimas horas y lo había demostrado a través de los múltiples fenómenos poltergueist. El aire era pesado. El ambiente era frió y opresivo. El solo exhalar un poco de aire de mi boca materializaba una pequeña nube de frió. Sabía que algo no andaba del todo bien ahí dentro y solo me resto volver mi mirada hacia mi espalda para descubrir porque.

Frente a mí se encontraba una figura translucida. Un aura negra rodeaba la silueta de una joven de no más de siete u ocho años. Un rostro marmóreo, unas cuencas vacías me miraban fijamente mientras que una boca podrida y llena de sangre vieja y putrefacta me sonreía desde la pared opuesta.

¿Cómo describir a un ser semejante? ¿Cómo describir a una criatura que parecía salida del mismísimo infierno de Dante? Su ropa gastada ya echa harapos estaban podridos y sucios. Sus pies esqueléticos descalzos y sus rodillas partidas dejando ver sus huesos salir de la carne fantasmal. Su mirada muerta y vacía no desprendía más que odio y resentimiento. Sus manos esqueléticas se mecían lentamente y sostenían lo que parecía ser un muñeco horrible.

La puerta de entrada se movió rápidamente buscando cerrarse. Pero la pesada maseta que use para trabar la abertura había cumplido su cometido. Volví en mí rápidamente despegando la mirada de aquellos ojos vacíos. Me dirigí a la puerta luchando conmigo mismo para no ver a aquella malignidad, retándole así su poder sobre mí. Pero todo fue en vano cuando aquella niña maldita o aquel demonio impuro dentro de un cuerpo infantil se materializo entre la salida y mi persona.

La puerta lucho contra la maceta nuevamente. El ruido fue más fuerte en esta oportunidad. La misma se abría y cerraba en vano una y otra vez. Cada vez con más fuerza. Sus ojos no paraban de mirarme. Una voz oscura e incomprensible inundaba mi cabeza que empezaba a doler nuevamente. Sabía que ella quería dejarme encerrado en aquel lugar y que haría todo lo que estuviera a su alcance para lograrlo.

Sin pensarlo dos veces dirigí pesadamente mi mano siniestra hacia el bolsillo interno de mi abrigo. Volví en si cuando toque los frascos. Me concentre en el de vidrio que había dejado a la derecha y en un rápido movimiento lo arroje a sus pies inundando la baldosa donde cayó con agua consagrada (Agua mineral que mezclado con una medida de sal gruesa y una oración especifica genera lo que conocemos como agua bendita).

La pestilencia que tenía enfrente desapareció y rápidamente cruce el umbral de la puerta. Solo me restaba otra cosa por hacer. Volví a meter mi mano en el bolsillo esta vez ya más rápidamente y saque el otro recipiente. Con un pulso firme desenrosque la pequeña tapa del frasco plástico y vertí su contenido dibujando una línea de protección ante la puerta.

La sal es un arma poderosa ante lo fantasmal. Desde los albores de la historia el hombre la utilizo para innumerables rituales mágicos. Los antiguos arcanistas ya conocían sus poderes curativos y místicos. Inclusive, no es extraño pensar que tirar tan valioso recurso podría traer mala suerte ante un viaje por venir.

Lentamente y sin deshacer la línea del blanco y pequeño mineral cerré la puerta con llave desde afuera dejando así presa en su propia trampa a aquella malignidad.

Una última mirada sobre mis espaldas antes de salir al encuentro con Luciana me mostró un fantasmal y ya casi transparente rostro de odio mirarme desde na de las ventanas. No pude evitar sonreírle en gesto de burla.

Dos horas y dos submarinos calientes más tarde me despedí de mi testigo en una de las plataformas de abordaje de la estación Retiro. Con mucha suerte pudo conseguir un pasaje inmediato hasta su hogar de la infancia. Un lugar lejos de las garras de aquella “Cosa”.

Luego de un abrazo la chica tomo su equipaje y subió al micro de dos pisos. Yo volví sobre mis pies en dirección a casa. El día había sido largo. Sentía mi cuerpo cansado y débil. Pero de cierta forma me sentía pleno y feliz.

Una vez llegue a mi hogar y santuario pasadas las cuatro de la tarde puse en marcha la cafetera y me senté frente a la televisión. Al no encontrar nada interesante (Nunca lo encuentro) hice contacto visual con la negra y pesada consola que tengo instalada en el estante debajo de la TV. Confieso que no acostumbro despejarme con un Joystick en la mano fuera de horarios nocturnos pero la situación lo ameritaba. Desde la cocina un pitido me indicaba que el agua estaba a punto. Presione un botón en el mando para que la consola empezara a funcionar y luego fui por mi medida doble de negro café. El día ameritaba un pequeño premio aunque estaba lejos de terminar.