miércoles, 25 de diciembre de 2019
Feliz Nochebuena y Dichosa Navidad
Que el misterio de
la Navidad te cubra con un manto de amor y bondad para que a la hora
de levantar la copa se abra tu corazón, veas que el Niño Jesús no
estará solo ya que él, traerá consigo muchísimo amor para que se
lo des a los demás.
Espero que tu vida entera sea bendecida y que
jamás dejes de tener motivos para sonreír ¡Feliz Navidad, amigo
mío!”.
Es el deseo del
Equipo Infinito para todos nuestros amigos seguidores y lectores que
nos acompañan siempre.
Deseándoles muchísima Paz, amor, dicha y prosperidad en estas fiestas navideñas.
miércoles, 11 de diciembre de 2019
La Sociedad Thule
Aunque la mayoría
de nosotros asociamos el ascenso del nazismo en Alemania como obra de
Hitler, lo cierto es que el movimiento de fondo estuvo orquestado por
una oscura sociedad muy poco conocida como la Sociedad Thule, una
asociación dedicada en principio al estudio de los orígenes del
pueblo alemán.
Esta sociedad de
estudio, creada entre 1918 y 1919, funcionaba como un grupo cerrado y
selecto de manifiesta actitud racista y con gran interés por el
folclore y el ocultismo, siendo su obra más relevante el haber
patrocinado al Partido Obrero Alemán (DAP), que después pasaría a
llamarse Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP).
Irónicamente, la ascensión de Hitler al poder llevó consigo la
disolución de la Sociedad Thule, así como de la ocultación de sus
miembros y costumbres al gran público, pero muchas de sus ideas
ocultistas quedaron en el aire y formaron parte del trasfondo del
Tercer Reich.
Según los preceptos
de la sociedad la raza aria proviene de un país llamado Thule, que
el poeta romano Virgilio situaba en las norteñas latitudes
escandinavas, probablemente en algún punto de la costa noruega.
También creían que la Tierra estaba inexplorada bajo su superficie
y que la humanidad convive con otras civilizaciones intraterrestres
más avanzadas. Para los miembros de esta sociedad los arios serían
los últimos descendientes de una de estas razas avanzadas y cuyo
lugar de origen fue destruido u olvidado. Estas ideas románticas
sobre los orígenes de los arios no fueron las que más calaron en el
público, convirtiéndose su faceta de lucha contra los judíos y los
comunistas (a quienes consideraban inferiores y enemigos) en la
bandera del movimiento.
Cuando se establece
la República de Baviera los miembros de la Sociedad Thule trataron
de ejecutar un fallido golpe de estado, durante el 30 de Abril de
1919, tras el cual algunos de sus miembros fueron capturados y
ejecutados por el gobierno comunista. Poco después la sociedad se
hace con un semanario llamado “Observador de Múnich” (Münchener
Beobachter), haciéndole un lavado de cara y tratando de aumentar su
circulación al incluir noticias deportivas, aunque finalmente
terminó llamándose “El Observador del Pueblo” y siendo la más
importante publicación del movimiento nazi.
Uno de los miembros
de la Sociedad Thule se unió a Karl Harrer para fundar entre ambos
el Partido Obrero Alemán en 1919, al que se uniría Hitler ese mismo
año. En 1920 el partido pasa a llamarse Partido Nacionalsocialista
Alemán. Resulta curioso por otra parte el hecho de que Aldolf Hitler
fuese el cabecilla del partido pero que no se tenga constancia de su
asistencia a ninguna de las reuniones de la Sociedad Thule, pero si
que lo hicieron otros miembros como Hans Frank, Rudolf Hess, Alfred
Rosenberg, Gottfried Feder o Dietrich Eckart entre otros.
Pripyat, la Ciudad Fantasma de Kiev
A principios de los
años 80 la entonces floreciente ciudad de Pripyat (en la región
ucraniana de Kiev) era presentada como modelo de la prosperidad de la
extinta Unión Soviética ante el mundo, pero la tragedia de la
central nuclear de Chernobyl la transformó de la noche a la mañana
en una aterradora ciudad fantasma, quizá uno de los lugares más
inquietantes que se pueden encontrar en la actualidad y de la que
tuvieron que huir cerca de 50.000 personas huyendo de una nube
radiactiva.
La que una vez fuese
una flamante urbe es hoy un lugar inhabitable debido a la radiación
remanente, y aunque se organizan visitas guiadas por su interior,
éstas no suelen durar más de unas pocas horas debido a la radiación
remanente. Pripyat se ha convertido en la ciudad fantasma por
excelencia, siendo el lugar elegido para rodar alguna que otra
película de terror (Atrapados en Chernobyl) y habiendo inspirado una
saga de videojuegos (Stalker). Quizá el factor que más miedo
produce sea el hecho de que fue abandonada tan rápido que todo quedó
en suspenso, como es el caso de las urnas en la casa del voto que aun
aguardan una votación que jamás se celebrará, así como juguetes,
utensilios y objetos personales regados por toda la ciudad, ahora
casi cubierta por la vegetación.
¿Qué ocurrió en
Pripyat, cerca de Chernobyl?
La tragedia de
Pripyat comenzó el 26 de Abril de 1986, cuando el reactor número
cuatro de la central de Chernobyl explotó debido al
sobrecalentamiento, pero las autoridades de la URSS mantuvieron el
incidente en secreto durante las primeras 24 horas, exponiendo
innecesariamente a la radiación a toda la población de la ciudad,
situada a apenas 3 kilómetros de la central nuclear. Cuando por fin
se decidió evacuar a los habitantes apenas se tardó tres horas, y
atrás quedaron tanto las mascotas como el ganado sacrificados en el
proceso de evacuación.
Hoy en día sigue
sin habitar nadie en Pripyat y ejército vigila los accesos a la
llamada “zona de exclusión” (de unos 30 km2 de extensión) para
evitar que cualquier imprudente se adentre en la ciudad y pueda
recibir una dosis letal de radiación.
La Leyenda De Aka Manto
La leyenda de Aka
Manto es una de las leyendas urbanas más difundidas en Japón. Una
tenebrosa historia que habla del fantasma de una mujer, el cual
habita el último de los retretes de mujeres de los baños públicos.
Al parecer, hace
años ya existía otra versión de esta leyenda de terror que hablaba
de un hombre vestido con una capa roja que se escondía en los
armarios de una escuela primaria de Osaka, allá por el año 1935.
Más tarde, sobre 1940, la leyenda derivó en una especie de vampiro
que aterrorizó un vecindario de Tokio con una capa roja. No
obstante, la leyenda actual comenzaría a difundirse allá por 1980 y
tomaría forma de mujer.
Aka Manto, que
significa Capa Roja en japonés, es el espíritu de una mujer que
habita los baños públicos de Japón. Suele esconderse en el último
de los retretes atemorizando a toda aquella joven que lo use. Al
parecer, Aka Manto fue en realidad una joven sometida a la
humillación constante de sus compañeros de colegio. Ahora, una vez
muerta, su único objetivo es pagar con el resto del mundo las
vejaciones por las que pasó durante su vida.
La leyenda asegura
que una vez dentro del retrete escucharemos una voz siniestra que nos
preguntará “¿Papel rojo o azul?”. Tras esta pregunta,
aparecerán dos rollos de papel con estos colores. Si la persona
escoge el rojo, Aka Manto aparecerá y desollará a sus víctimas.
Arrancará su piel poco a poco para que las víctimas puedan sentir
el dolor mientras se desangran.
Por el contrario, si
la víctima escoge el papel azul, el malvado espíritu cortará las
piernas de la persona para que se desangre poco a poco.
Al parecer, esquivar
la pregunta tampoco funciona, aunque muchas versiones aseguran que es
la única forma de escapar de la ira de Aka Manto. No obstante, otras
aseguran que si optamos por esquivar la pregunta terminará con
nuestra vida igualmente.
Asimismo, si
escogemos otro color se abrirá un agujero del que comenzarán a
salir manos blancas que arrastrarán a la víctima hacia la más
absoluta oscuridad.
Algunas versiones
aseguran podemos librarnos de Aka Manto corriendo nada más escuchar
la voz. No obstante, otras tantas cuentan que si esto sucede, Aka
Manto podría aparecer frente a la persona bloqueando la salida y
acabando con su vida de igual forma. Asimismo, otras cuentan que
durante esta aparición el cuarto de baño queda completamente
bloqueado, como en una dimensión paralela, impidiendo que las
víctimas puedan salir. Sin duda una de las leyendas de terror más
poco esperanzadoras de Japón, pues lo cierto es que parece que Aka
Manto tiene muy claro su objetivo, acabar con la vida de la gente.
Aunque parece
imposible escapar de esta espeluznante aparición repleta de odio e
ira, lo cierto es que si contestamos serenamente que no necesitamos
papel, cabe una pequeña posibilidad de que Aka Manto nos permita
seguir viviendo. Quizá dependa del humor que presente el espíritu
en esos momentos, pues lo cierto es que esta vía de escape no
siempre funciona.
lunes, 9 de diciembre de 2019
Futakuchi-Onna, La Mujer de Dos Bocas
Hace mucho tiempo
vivió en Japón un hombre apasionado por su trabajo de artesano,
conocido por todos por su eficacia y buena mano, pero también por
ostentar un gran defecto ya que nunca quiso formar una familia,
simplemente por no tener que mantener económicamente a una mujer y a
sus posibles hijos. Y no es que su situación económica fuese mala o
precaria, simplemente era un tacaño recalcitrante, y todo beneficio
que ganase con su esfuerzo quería que fuera exclusivamente para él.
Todo cambió un buen
día, cuando una hermosa y desconocida mujer llegó al pueblo,
encandilando a todos con su misteriosa belleza.
El artesano también
quedó prendado de la belleza de esta mujer, ante sus delicados
rasgos y sus negros y largos cabellos, así que olvidando su
tacañería la cortejó hasta conseguir casarse con ella, tras lo
cual ambos comenzaron a vivir juntos.
En los primeros
tiempos su relación fue a pedir de boca, y no sólo por lo bien que
se llevaban ambos, sino porque aquella mujer parecía no comer
absolutamente nada. Lo raro es que sus sacos de arroz iban
disminuyendo considerablemente.
Al principio el
artesano no dio muestras de interés por este hecho, pero con el paso
del tiempo las preguntas comenzaron a surgir en su cabeza… ¿acaso
comía sólo cuando él no miraba? Así que, para resolver sus dudas,
hizo creer a su esposa que se iba a trabajar y se quedó escondido en
casa a la espera de ver a su mujer comiendo.
Pasados unos minutos
escuchó ruidos en el almacén donde guardaba el arroz y sin hacer
ruido se acercó a observar, y pudo contemplar con horror como su
esposa poseía una boca en la parte posterior de la cabeza con la que
devoraba ávidamente, mientras que comía con timidez por la boca
“normal”. Sus largos y negros cabellos se movían como tentáculos
o extremidades inteligentes que llevaban la comida a aquel horrendo
orificio dentado, hasta que la mujer se dio cuenta de que estaba
siendo observada por su atemorizado marido y decidió acabar con su
vida devorándole el rostro.
Esta leyenda popular
nos habla de una criatura llamada Futakuchi-Onna, un ser
perteneciente a los Yokai (seres mitológicos del Japón que pueden
ser tanto buenos como malvados), y a la que la tradición describe
como una mujer que ha sido víctima de una maldición, ya sea por no
haber alimentado bien a sus niños o por negarse a comer para estar
más delgada que las demás. La segunda boca de la Futakuchi-Onna se
comporta de manera autónoma y mientras unas historias la describen
como una copia de la boca normal (con labios, dientes y lengua) otros
relatos la muestran como una horrenda cavidad con afilados dientes.
Esta boca también puede gritar y murmurar, dando instrucciones a la
persona maldita para que cumpla su aviesa voluntad.
La Sallana
El origen de esta
leyenda mexicana lo encontramos en la época colonial. Durante
aquellos días, en Villavicencio, vivía una mujer criada en una
familia aristocrática. Estaba felizmente casada con un hombre
honorable y querido por el resto de ciudadanos. El matrimonio contaba
además con un hijo pequeño.
Esta mujer contaba
con todo lo necesario para disfrutar de una vida feliz y llena de
comodidades. No obstante, vivía obsesionada con todo lo que se decía
de ella y su familia. Un carácter neurótico y celoso hacía que la
mujer vigilara constantemente a su marido; y es que aunque al parecer
el hombre estaba plenamente enamorado de ella, nunca era suficiente.
La duda de los celos siempre abordaba a esta mujer.
Intentaba evitar
todo tipo de chismes, pero era muy difícil, pues rondaba
constantemente los lugares en los que se veía a su marido, indagando
y buscando signos de traición.
Un día llegó a sus
oídos un rumor que terminó por destrozarle la vida a ella y a toda
su familia. Al parecer, las chismosas del pueblo comenzaron a
difundir que su marido le era infiel con su propia madre. La joven se
volvió literalmente loca. No atendió a razones y decidió creer
completamente esta serie de cotilleos que se esparcían como la
pólvora por el pueblo.
Así, sin preguntar
a ambas partes si la historia era real o no, degolló a su marido
mientras dormía y lo descuartizó cegada por los celos. Su hijo no
corrió mejor suerte, pues también fue asesinado por sus propias
manos.
Tras estos crímenes
se dirigió a la casa de su madre, la apuñaló y posteriormente
quemó su casa para no dejar huella alguna de lo que había hecho.
Justo antes de que
las llamas alcanzaran a su madre, medio muerta y sin fuerzas, la
misma recobró fuerzas para hablar por última vez a su hija
asegurándole que había cometido el peor pecado: matar, y es por
ello que estaría condenada. Su nombre sería a partir de ahora
Sallana, y vagaría por los llanos asustando a borrachos y chismosas
sin descanso alguno.
A partir de ese
momento, la joven se aparece vestida de negro por los llanos de la
comarca. Camina sola por la calle y atrae la atención de sus
víctimas cuando están cerca, normalmente personas que han bebido en
exceso. Una vez tiene contacto visual con ellos, abre su ropaje y
deja ver su cuerpo y su verdadero rostro, un rostro espeluznante
marcado por la muerte y la desolación.
Cuenta una de esas
leyendas cortas que suelen oírse que, al parecer, la Sallana también
persigue a las mujeres que no tienen otra cosa más que criticar y
crear rumores. Así, intenta vengarse de aquellas que terminaron con
su feliz vida, las chismosas.
Fergus y el Caballo de Río
Según nos narra una
antigua leyenda celta, Fergus era un gobernante que disfrutaba
siempre que podía de largos periodos de exploración, buscando
recorrer todos los rincones de su amada Irlanda natal. Y fue así
como un buen día se encontraba explorando los alrededores del lago
Rury tuvo la desgracia de toparse con una horrorosa criatura, con
cuerpo de caballo, ante cuya visión quedó momentáneamente
petrificado. Mientras contemplaba a la criatura las facciones de
Fergus fueron contrayéndose y deformándose, dejando su rostro en
una expresión vacía y laxa.
Fergus pudo escapar
y mientras regresaba a su hogar comprobó que los músculos de su
cara no se recuperaban así que a su llegada pidió a los habitantes
de su ciudad que ocultasen o rompiesen todos los espejos, para que
ninguno pudiese reflejar su extraña expresión. A medida que pasaban
los meses y los años el carácter de Fergus se tornó sombrío y
despectivo debido a su condición, hasta que en medio de una
acalorada discusión con una mujer ésta le recomendó que en lugar
de pagar su desgracia con los demás, lo hiciese con la horrorosa
bestia que le había provocado el daño.
Tras reflexionar
unos momentos pidió que le trajeran un espejo y mirándose durante
varios minutos tomó la decisión de regresar a buscar a la criatura
para vengarse en sus carnes. Se calzó sus zapatos mágicos y ciñó
su espada para a continuación dirigirse hacia el lago Rury. Allí
levantó campamento y esperó durante un día y su respectiva noche a
que la criatura apareciese.
Pasado este tiempo,
en su ciudad se empezaba a respirar la intranquilidad al no saber del
destino de su gobernante y por si fuera poco veían con asombro e
inquietud como las aguas del lago se tornaban de un color rojizo, así
que asumieron que FErgus había caído presa de la criatura del lago.
Para su sorpresa al poco tiempo Fergus regresó portando en su mano
la cabeza de la criatura y sus facciones completamente recuperadas.
Fergus se acercó a
sus ciudadanos (Ultonianos) para proclamar con orgullo que había
sobrevivido, pero inmediatamente tras pronunciar estas palabras cayó
fulminado al suelo. Aunque no se pueda considerar su muerte como la
que se esperaría de un gran rey, lo cierto es que las leyendas
siempre le recuerdan como un hombre valeroso, justo y sobre todo un
gobernante amante de su pueblo.
sábado, 7 de diciembre de 2019
La Leyenda del Hada Pressina y el Rey Elinas
No hacía mucho
tiempo que el rey Elinas de Albania, tierras que hoy conocemos como
Escocia, se había quedado viudo. Consolaba desde entonces su
tristeza cazando en soledad sin albergar esperanzas de encontrar el
amor de nuevo. Cierto día ocurrió que se acercó a una fuente para
beber y allí encontró a una bella mujer que entonaba un canto igual
de bello. Su nombre era Pressina y resultó ser un hada. El rey se
enamoró en ese mismo instante de ella y le pidió matrimonio. Ella
aceptó con una única condición: “No has de visitarme cuando esté
dando a luz”, le dijo a su futuro esposo.
El rey y el hada se
casaron y pasado un tiempo llegó el momento tener descendencia. De
un solo parto nacieron tres hijas a las que luego llamarían
Melusina, Melior y Palatina.
Pero sucedió que
fue tan grande la alegría del rey que, olvidando la condición
impuesta, entró en los aposentos de su reina justo en el momento en
el que bañaba a sus recién llegadas hijas. Pressina enfurecida
desapareció llevándose consigo a los bebés y se escondió en una
isla desde la cual podía verse Albania. No quería olvidar la
traición de su esposo ni que sus hijas crecieran sin saber que por
culpa de su padre la felicidad familiar ya no formaba parte de sus
vidas.
Como era de esperar,
Melusina y sus hermanas odiaron a su padre en cuanto tuvieron uso de
razón y planificaron su venganza en secreto. Habían ya cumplido
quince años cuando finalmente secuestraron al rey y lo encerraron en
lo más alto de la montaña Brandelois.
Pero la reacción de
su madre no fue la que esperaban cuando, eufóricas, le contaron lo
que habían hecho. Pressina montó en cólera y se enfadó sobre todo
con Melusina, a la que consideró principal responsable, y la
convirtió de cintura para abajo en serpiente condenándola además a
vagar así por el mundo hasta que algún hombre quisiera casarse con
ella bajo la condición de que no habrían de verse nunca en sábado.
La Historia de Amor de Eos y Titonos
El joven y bello
Titonos, hijo del Rey de Troya Laomedonte, amaba a Eos, la diosa de
la aurora. Era el primero en saludarla cada día, cuando ella abría
en el cielo las cortinas color púrpura que daban lugar a las
primeras luces del amanecer. Así Tithonos dormía al raso, sobre la
hierba, para no perderse nunca la llegada de Eos. Por su parte, la
diosa se acostumbró con el tiempo a recibir los saludos del joven y
acabó enamorándose de él.
Por eso una mañana,
Eos se percató enseguida de la ausencia de Titonos. No estaba en su
lugar de costumbre, esperándola. Muy nerviosa, comenzó a buscarlo
por todas partes. Cuando sus ojos dieron con el muchacho, éste yacía
inerte sobre la tierra, pálido y con los ojos cerrados. Eos,
aterrada, se precipitó sobre el cuerpo casi sin vida del joven y lo
llevó volando hasta Zeus, el rey del Olimpo. Suplicó al dios que no
permitiese morir a Titonos nunca. Zeus acepto su petición e hizo
inmortal al joven.
Durante años,
Titonos vivió en el Olimpo, rodeado de todos los dioses, en absoluta
felicidad. Comía la mítica ambrosía y Eos, su amor, bailaba y
cantaba para él. Pero había un problema. Eos, en su afán por
salvarle la vida a su amado, olvidó pedirle a Zeus un pequeño
detalle: que Titonos no envejeciera. Por eso, como cualquier mortal
aunque se le había concedido la eternidad, comenzó a marchitarse.
Su cuerpo se encogió, su voz se quebró y la debilidad se apoderó
de él. Su aspecto era tan deplorable que los mismo dioses empezaron
a rehuirlo.
Sintiéndose como un
despojo, Titonos pidió volver a su querido prado, a aquel lugar
donde había sido tan feliz. Eos lloró, pero se apiadó del anciano
y le dijo: “Volverás a la Tierra, mi Titonos. Hacerte feliz sigue
siendo mi mayor deseo. Serás libre, pero no como hombre, ya que no
soporto la idea de que tengas que trabajar para comer siendo tan
viejo. Vivirás cada estación de la manera más cómoda posible. En
verano, serás un saltamontes, seguirás comiendo ambrosía y podrás
cantar y bailar todos los días“.
Entonces la diosa
convirtió a su amado en un pequeño y ágil saltamontes cuyo color
verde el ayudaría a pasar desapercibido entre la hierba. Desde
entonces, y todos los días, allí, en los campos podemos verlo
saltar alegre bajo el sol.
La Leyenda de los Amantes Mariposa
Hace ya mucho tiempo
vivió una joven en la ciudad de Hangzhou, en la provincia china de
Zhejiang, cuyo nombre era Zhu Yingtai, la cual comprendió que la
única forma en la que podría estudiar era hacerse pasar por hombre.
Eran otros tiempos y era algo que en la antigua China no estaba
permitido a las mujeres. El disfraz de Zhu Yingtai fue tan
convincente que ni sus propios compañeros se dieron cuenta de que
era sólo eso, un disfraz. Ni siquiera uno que llegó a ser muy
especial para ella y con el que pasó mucho tiempo, Liang Shanbo.
Pasan los años,
ambos terminaron sus estudios y llegó el momento de despedirse. La
joven Zhu, ante el temor de no volver a ver a Liang, le ofreció a su
hermana en matrimonio para que entrara en la familia. Zhu no tenía
hermanas, sólo quería que Liang supiera de una vez que era una
mujer y que estaba enamorada de él. Una vez más, los planes de Zhu
salieron bien y Liang también comprendió que estaba enamorado de
ella.
Pero resultó que en
el camino de Zhu había alguien más, alguien que esperaba ser el
esposo de Zhu tras haber sido concertado el enlace por los propios
padres de la joven. Ella no lo amaba pero nada se podía hacer por
evitar el matrimonio. Liang se desmoronó cuando se enteró y se
sumió en una profunda tristeza que lo llevó hasta la muerte.
Tras la muerte de su
enamorado, Zhu perdió las ganas de vivir, ya no le quedaba nada,
pero siguió adelante con lo que para ella habían planificado.
Llegó el día de la
boda y Zhu caminó en compañía del cortejo nupcial. Cuentan que en
un punto del camino se levantó de pronto un fuerte viento en
remolinos que no la dejaba avanzar hacia adelante. Descubrió
entonces la tumba de su enamorado, aquel que murió de pena por no
poder estar con ella. Cuentan que entonces la tumba se abrió y Zhu
entró en ella al tiempo que dos preciosas mariposas de vivos colores
salían de ella. Eran sus dos almas que por fin eran libres para
estar juntas por toda la eternidad.
jueves, 5 de diciembre de 2019
El Mito de Electra
El mito de Electra
cuenta la historia de la hija de Agamenón, rey de Micenas, y su
esposa, la reina Clitemnestra, hermana de Helena de Troya. Agamenón
y Clitemnestra tenían además otro hijo más joven, Orestes, y otra
hija de nombre Ifigenia. Ifigenia, según cuenta Homero en la Iliada,
fue sacrificada por su propio padre a cambio de protección en su
camino hacia Troya.
Tras la huida de
Helena con Paris, Agamenón se embarcó rumbo a Troya y allí
permaneció asediando la ciudad hasta que finalmente se pudo hacer
con ella tras colar dentro el famoso Caballo de Troya. Diez años
duró el asedio. Mientras la reina Clitemnestra fue seducida por el
ambicioso Egisto y se convirtieron en amantes.
Pero el rey volvió
y tomó posesión de su casa y de su reino. En cuanto tuvieron
ocasión, Egisto asesinó a sangre fría a Agamenón para eliminarlo
como obstáculo en su camino hacia el poder. Clitemnestra fue su
cómplice. Electra fue testigo y en su interior comenzó a crecer el
odio hacia Egisto, pero sobre todo hacia su propia madre por haberle
arrebatado a su padre.
Desde ese momento
Electra no vivió sino esperando el momento en que pudiera vengar la
muerte de Agamenón. Protegió a su hermano pequeño enviándolo
lejos, al monte Parnaso, bajo la protección del rey Estrofio, hasta
que tuviera edad suficiente como para reclamar el trono y ejecutar su
venganza.
El día llegó, unos
años después, cuando Orestes volvió ya convertido en adulto y
consiguió colarse en el palacio real tras haber hecho creer a todos
que había muerto. Su objetivo era acabar con Egisto y Clitemnestra
y reclamar su lugar como sucesor legítimo de su padre. Así lo hizo,
pero la visión de su madre muerta con su puñal en el pecho lo
empujó hacia un estado de locura que lo hizo huir y, según cuentan
algunos autores clásicos, refugiarse en el templo del Oráculo de
Delfos atormentado por las Furias.
Cuentan las
distintas versiones de este mito que Orestes fue perdonado por los
propios dioses ya que su venganza fue el punto final de la injusticia
cometida contra los hermanos.
Un tiempo después
Electra contrajo matrimonio con Pílades, hijo del rey Estrofio y
amigo de confianza de Orestes durante su niñez en el exilio.
Fantasmas en el Jardín Botánico Carlos Thays de Buenos Aires
El jardin Botanico
Carlos Thays es uno de los llamados espacios verdes de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. Proyectado en el año 1892 por el
paisajista Carlos Thays actualmente es uno de los puntos obligados de
visita y amado por todos los que disfrutamos de una caminata
disfrutando la flora autóctona de nuestro País. El mismo tiene una
dimensión aproximada de 79.772 m² y está conformado por diferentes
tipos de jardines tematizados, diferentes infraestructuras e
invernaderos.
Fue hace poco más
de dos meses cuando una valiosa contribuyente de la página aporto un
dato muy interesante sobre el lugar. Compartiendo conmigo que en el
sitio era común el Avistaje de fantasmas y sucesos extraños por las
noches.
Esa fue la punta del
Iceberg de esta pequeña y nueva investigación.
Fue un sábado de
marzo cuando, luego de poco más de hora de viaje, me encontraba
dentro de este maravilloso parque. Los caminos serpenteantes y
continuos estaban llenos de bifurcaciones que me invitaban a
recorrerlos indefinidamente.
El clima era
caluroso e llamaba a practicar en esta pintoresca zona de Palermo
todo tipo de actividades deportivas y recreativas.
Gracias a la inmensa
cantidad de gente en las calles no fue muy difícil empezar a
recopilar valiosa información.
Mateo (Vendedor de
Garrapiñadas callejero): Muy pocas veces escuche sobre cosas que
pasaran en el Botánico. Algunos hablan sobre el espíritu de una
mujer que fue asesinada en el lugar. Otros sobre un duende que hace
travesuras y de vez en cuando asusta a los gatos del parque.
Patricia (Visitante
del Thays): Yo vengo aquí todos los sábados por la tarde. Es el
lugar perfecto para. Ayuda mucho la cantidad de verde que hay. Una
sola vez escuché algo sobrenatural del lugar, pero no tenía
relación con un fantasma ni espíritu sino con la enorme cantidad de
gatos que viven acá.
Lo que me dijo
Patricia era completamente cierto. Es increíble la cantidad de
felinos que viven ahí y que diariamente son alimentados, cuidados y
hasta adoptados por un equipo de Voluntarios cuyo grupo es conocido
como “¡Hacé feliz a un gato!”
(https://www.facebook.com/hacefelizaungato/). Eran como los extraños
celadores del Botánico, únicos conocedores el misterio que el mismo
esconde en sus raíces y alberga en sus pequeñas fuentes y
pintorescos edificios.
A criterio propio,
lo maravilla del Parque es el mayor de los cinco invernaderos. El
mismo fue diseñado con estilo Art nouveau y premiado en la
Exposición de París de 1900 por su hermosa arquitectura. Fue en su
entrada cuando me topé con uno de los cuidadores del lugar que, por
obvios motivos, prefirió dejar su nombre en el anonimato.
Cuidador anónimo
del Jardín Botánico Carlos Thays: Muchas veces escuche de algo que
se paseaba por el lugar por las noches. Es extraño pero algunas
veces los invernaderos madrugaban con sus puertas y ventanas
abiertas, pero sin dar señales de vandalismo. Comúnmente algunas de
las cámaras captan extrañas manchas blancas desplazándose por las
noches frente a ellas y que se puedan escuchar ruidos espantosos.
Algunos dicen que es un fantasma de alguno que mataron por la zona,
otros dicen que es algo de hace más de cien años (Quizá un obrero
o jardinero que sufrió algún tipo de accidente en obra). Lo que yo
creo es que pueden ser los fantasmas de aquellos que son depositados
aquí. – Intuyo que vio mi ceño fruncido porque enseguida explico
su ultimo comentario – Muchas personas piden que sus cenizas sean
arrojadas en estos terrenos. El lugar es muy querido por muchísimos
vecinos y piden reposar aquí por siempre. Quizá, alguna de estas
personas, no pudo desprenderse y vivirá aquí por el resto de sus
días. Pero ojo pibe. Te pido por favor que no dejes mi nombre en
ningún lado que no quiero que me rajen del trabajo.
Luego de esa corta y
precisa charla decidí caminar sin rumbo por el lugar para aclarar
mis pensamientos. La idea era clara, concisa y extremadamente
probable. Muchos ven el Thays como un lugar para quitarse el estrés
de la semana, para tomar unos mates al aire libre o pasear charlando
tranquilamente. Pero este lugar tan hermoso puede tener un propósito
oculto. Después de todo, si los rumores son ciertos, las cenizas de
aquellos que murieron transformaron el Thays en un camposanto. Las
manchas blancas en las filmaciones, los lamentos en mitad de la noche
son señales claras de la actividad paranormal. De hecho, desde los
albores de la historia siempre se asoció al gato con poderes mágicos
e influyente sobre los muertos. Desde el ancestral Egipto del Nilo
hasta hoy estos animales tienen la capacidad, compartimos muchos, de
poder ver cosas que nuestra sensibilidad visual no. Y el mismo lugar
está lleno de estos animales.
Decidí salir del
Jardín con cierto sabor de duda en la boca. Pero hay misterios
imposibles de revelar. Imposibles de explicar. Me zambullí en esas
calles hermosas de Palermo. Recorrí por las inmediaciones del Zoo
Porteño por Av. Sarmiento hasta los famosos bosques de Palermo.
Trate de mezclarme con la naturaleza. De absorber su energía y parte
de su sabiduría.
La tarde paso
rápidamente. Cuando consulte mi reloj el sol empezaba a desaparecer
y la sombra de una noche venidera empezaba a envolvernos a todos como
si de una negra mortaja se tratara.
Fantasma en Lavallol, Buenos Aires
Marcela se sentía
agotada. Había decidido mimar a sus hijas con uno de sus platos
preferidos, pero no había calculado lo laborioso que eran. La
atmósfera de su cocina está impregnada de especias y adobes y el
horno le brindaba una temperatura pesada y calurosa. La sarten donde
una salsa se cocinaba de a poco llenaba de aromático vapor el
recinto. La luz que pendía sobre su cabeza titilaba de a poco.
La cabeza de la
mujer estaba a mil por horas. Pensamientos (mayoritariamente malos)
se a galopaban en su cabeza como una emboscada que pretendía
embestirla y darle un ataque de nervios. Su divorcio prematuro, los
problemas del trabajo, el cuidado de las chicas, el perro que cada
día rompía algo nuevo en la casa o en el jardín y ahora la nueva
amiga imaginaria de Mica, quien empezó a jugar con ella luego de
unos días donde su divorcio con Nicolás se había concluido. Tenía
ganas de llorar, gritar y maldecir a los cuatro vientos. Pero no iba
a solucionar nada con ello. Quería que estar fuerte e integra para
las dos pequeñas. Lo único que le brindaba luz a su corazón. Un
amor y una energía poderosa que solo aquellas que son madres pueden
comprender.
Fue luego de unos
instantes cuando unos ojos llorosos y nerviosos la sacaron de sus
pensamientos y la llevaron nuevamente a esa cocina. La pequeña Paula
la miraba de una forma extraña. Su piel infantil estaba pálida y
sudorosa. De hecho, su miedo y parálisis era tal que la madre se vio
obligada a sacudirla levemente para que pronunciara palabra.
Al parecer, según
lo que le relataba entre cortadamente la pequeña niña rubia de ojos
saltones, su hermana y ella estaban jugando con Monica (La amiga
imaginaria de Micaela). Al principio el juego fue lindo e inocente.
Hablaban y cantaban canciones infantiles y movían sus muñecas al
son de las mismas. Pero cuando Mica quiso jugar con la Tablet la niña
“pálida” (Esta palabra sobresalto a la madre de las chicas) se
había enojado. Ella odia la tecnología y quería volver a jugar con
las muñecas. Pero como Mica no le hacía caso y Paula no tenía
ganas de jugar sola con la extraña visitante esta última se enojó
con ambas. Su odio fue tal que según la pequeña Paula, tomo el
control de su hermana y la obligo a ir al baño. Tomar detrás del
espejo las pastillas de mama y meterse en la boca todo su contenido.
Marcela, anonada y
con un revuelto en el estómago le ordeno a la pequeña Paula que se
quedara en la cocina. Sus nervios estaban al límite. Pensaba en lo
que el doctor le había informado sobre la pequeña Marcela. Era
normal en ciertos chicos que pasan por un estrés fuerte como una
separación de sus padres una niña generara una amiga imaginaria.
Pero también el doctor le dijo que no iba a ser peligrosa en ningún
sentido. Lo que era extraño y nunca se había percatado era que su
otra hija también podía verla.
La madre subía
fuerte y rápidamente las escaleras. La habitación de las niñas se
encontraba en el fondo del pasillo. La penumbra en el primer piso era
absoluta. Era extraño, pensó la madre, ya que las chicas odiaban la
oscuridad y ella se encargaba de que las lámparas funcionaran
prácticamente en todo momento. Sus lágrimas inundaban sus ojos en
cada paso. Su corazón iba a estallar. Sus nervios estaban al límite
de lo racional y abrazaban la locura. Se preguntó para sus adentros
sobre aquella niña imaginaria y cómo demonios habría llegado a sus
vidas. Porque la pequeña Mica habría tomado esa horrible decisión.
No era propio de una niña de su edad.
Llego frente a la
puerta cerrada. Poso la mano sobre le picaporte, pero no podría
abrirla. Era como si una fuerza invisible y terrible no la dejara
avanzar. Volvió a intentar girar el picaporte nuevamente, pero la
puerta no se movía un milímetro. Horrorizada escucho como el
mecanismo de la puerta funcionaba a la perfección. Había algo o
alguien del otro lado que no la dejaba entrar. Se sentía sumida en
la desesperación. Mica estaba del otro lado de la puerta
necesitándola. Trato de poner su mente en blanco para resolver el
horror que vivía.
Sin pensarlo se
dirigió a su propio cuarto. Sin siquiera prender las luces empujo
con una patada en seco la cama contra el placard. Se subió en ella y
extendiendo un brazo sobre el mueble sintió el frió tacto. Hoy más
que nunca agradeció para sus adentros que Nicolás, su ex esposo, le
enseñara la completa manipulación de un arma de pequeño calibre.
Impulsada con la
fuerza de mil infiernos volvió a al pasillo con el arma en mano y
apunto a la cerradura de la puerta de tal manera que la bala no
ingresara a la habitación. Poco le importaba el efecto rebote de la
misma. Si ella sufría una herida sería mala suerte.
El sonido del
disparo retumbo en toda la casa. El llanto de su hija en la planta
baja al escuchar el disparo fue tan fuerte que inundaba por completo
la vivienda. Marcela sudaba nervios, adrenalina y terror. Sin saber
porque soltó el arma al piso y empujo de tal manera la puerta del
cuarto de las chicas que la misma pego contra un mueble de melanina
abollándolo. Ya se encontraba dentro de una habitación
completamente a oscuras.
Cuando el
interruptor de luz genero la iluminación en aquel lugar dio lugar a
un paisaje terrible. El cuarto estaba desecho. Muñecas se
encontraban por todo el piso y papeles con dibujos infantiles
inundaban las paredes. Opuesto a ella, apoyada contra la pared se
encontraba la pequeña Micaela. Sus ojos estaban desorbitados, espuma
caía por su boca y su cuerpo entero se convulsionaba de una manera
horrible.
La madre sin
pensarlo fue en búsqueda de su pequeña. La agarro en sus brazos
mientras que pensaba en la ruta al hospital más cercano. Tanteo como
pudo sus bolsillos y para su alivio comprobó que las llaves del auto
estuvieran ahí. Sin pensarlo. Solo por un instinto maternal corrió
como nunca antes hacia la planta baja. Solo se retuvo en las
escaleras para evitar caer con su hija en brazos. Lagrimas cargadas
de miedo caían resbaladas por sus mejillas sin cesar.
Llamo a gritos a su
otra hija para que saliera de la casa y las esperara en el auto. En
ese momento, cuando la niña Paula abandono la casa las luces de la
misma empezaron a prenderse y a apagarse continuamente. Marcela fue
presa del horror. No porque las luces se comportaban de forma
extraña. Sino por lo que había visto en el descanso de la escalera.
Fue por unos
segundos, por una muy pequeña fracción de tiempo. Nunca podrá
saber si fue testigo de algo macabro y fantasmagórico o de una mala
pasada de sus nervios. Pero cuando las luces se empezaron a prender y
apagar en la vivienda no pudo evitar mirar nuevamente hacia el
pasillo de arriba de las escaleras. Algo la obligo a dirigir su
mirada a aquel lugar. Fue en ese instante cuando su corazón se
comprimió y casi se detuvo. Sintió como si su corriente sanguínea
hubiera bajado una buena gran cantidad de grados drásticamente. Esta
madre que en sus brazos tenía a su hija debilitada de muerte
contemplo lo que más tarde catalogo como el máximo de los horrores.
Una niña de una
palidez marmórea la observaba desde el alto de su escalera. Una boca
putrefacta mostraba una sonrisa infernal y macabra. Unos ojos muertos
se burlaban de ella desde las sombras. Su cuerpo era vestido por un
guardapolvo escolar en absoluta decadencia. Las manchas de sangre
inundaban sus vestimentas al igual que los girones de su ropa
destruida. Un aura negra y visible recorría su silueta
fantasmagórica que, inmóvil desde aquella altura, contemplaba la
escena como un dios de la noche eterna.
Marcela se obligó a
volver en sí. Decenio los tres escalones después del descanso y sin
siquiera cerrar la puerta de entrada salió hacia la noche. Vecinos
que habían escuchado el llano de la niña y el disparo anterior se
juntaron en la vereda de la casa observando como una madre pálida
ingresaba en su vehículo y lo sacaba hacia la calle a una velocidad
increíble perdiéndose en la noche.
MESES MAS TARDE
El obelisco porteño
brillaba bajo la noche. Las luces que lo iluminaban lo hacían ver
como un níveo ídolo que desde sus porosos muros transmitía
elegante y mítica majestuosidad. A sus pies, cientos de personas
transitaban alborotadamente en varias direcciones sin deparar
atención mínima en él. Uno de los emblemas arquitectónicos de
nuestra Buenos Aires.
La plaza de la
República. Ubicada a los pies de esta blanca estructura de poco más
de ochenta años, era antaño terreno de una Iglesia dedicada a San
Nicolás de Bari, donde en el año 1812 izo oficialmente por vez
primera la Bandera Argentina en Buenos Aires. Este acontecimiento fue
luego perpetuado en la cara norte del Monumento.
A no más de
cincuenta metros me encontraba esperando a Luciana, una chica de
mediana edad que se comunicó conmigo en forma privada con la
intención de contarme una misteriosa historia de fantasmas que
trascurría en el partido de Lavallol (Provincia de Buenos Aires).
Lo adelantado en
forma digital fue poco pero lo suficientemente atrayente para que a
la brevedad concordemos un encuentro. A mi criterio, si las palabras
“fantasma”, “niña” y “colegio” se encuentran dentro de
la misma oración es suficiente para hacerme dirigir a casi cualquier
lado.
Faltando ya unos
quince minutos de la hora acordada mi testigo se materializo ante mí
a una velocidad increíble. Habíamos agendado en vernos luego de su
horario laboral, pero al parecer salió unos minutos antes de su
oficina El lugar del encuentro era una casa de comidas rápidas
situada en la esquina de Corrientes y Nueve de Julio.
La señorita, que a
simple vista parecía trabajar dentro del ámbito jurídico se sentó
frente a mí. Un flequillo pelirrojo ocultaba una mirada nerviosa y
cansada. Su respiración denotaba que había corrido o caminado muy
ligero para llegar. No pasaron ni dos minutos desde el primer sorbo
de café que ella empezó a relatarme una historia.
La misma era sobre
una mujer y sus dos hijas. Al parecer una extraña entidad había
corrompido o posesionado a una de las pequeñas para luego desatar en
la casa un terror absoluto. Lo último que se supo era que Marcela
(La mujer de la historia) había salido corriendo de su casa a los
gritos con su hija en brazos y luego de subirse al auto desapareció
en la noche. Los vecinos nunca más vieron el rostro de Marcela por
el barrio y la casa fue puesta a la venta a la brevedad. Al parecer
la madre de las dos criaturas se había asustado de muerte.
Confieso que mi
primera reacción fue de sospechar sobre la veracidad del relato. El
mismo tenía clichés sacados de las típicas películas de terror
sobre posesiones demoníacas contemporáneas. Pero había algo en la
mirada de mi testigo y en su tono de voz que indicaba realidad. Que
no eran locas ideas sacadas de filmes como “El Horror de
Amityville” y “El Conjuro”.
Luciana empezó a
relatarme lo que se consideraba como el inicio de la historia. Al
parecer una pequeña de niña de poco más de siete años había
acabado con su vida saltando al vacío desde el tejado de su escuela.
Nunca se supo si esta menor fue obligada, inducida o simplemente algo
en su infantil mente no adulta le hizo tomar semejante y drástica
decisión.
El mismo había
ocurrido hace casi 15 años en una de las escuelas cercanas a la
estación ferroviaria del mismo Partido. El nombre de la víctima
nunca se dio a conocer y todo fue tapado con el máximo
profesionalismo posible. Muy pocos son los que hoy en día en el
Barrio que conocen la historia de la famosa niña fantasma de
Lavallol.
Lo que comúnmente
se habla en el lugar es sobre que aquella escuela pose una maldición.
Muchos alumnos, profesores y personal no docente aseguran haber visto
por lo menos una vez la forma fantasmal y difusa de una pequeña
jugando en las aulas vacías, moviendo pupitres por las noches y
haciendo toda clase de travesuras que a un simple mortal podría
llevarle un problema cardíaco. Prometí no dar a conocer el nombre
de la institución, pero basta simplemente con acercarse a las
inmediaciones y preguntar un par de veces para que la historia de la
escuela con la pequeña fantasma salga a la luz.
Ahora. Pocos conocen
que en las proximidades de ese edificio ciertas personas disponen de
la capacidad sensitiva de poder ver a esta entidad en sus propias
casas y, al parecer, no se comporta como una niña pequeña sino pose
habilidades completamente malsanas.
La protagonista de
esta historia no es más que la propia Luciana. La chica que tenía
sentada delante de mí y empezaba a mostrar señales de nerviosismo
en sus ya visibles y cristalinas lágrimas.
Lo siguiente tiene
lugar durante el mes de Marzo del presente año (2017). Ella vive
sola en su pequeño departamento situado en las inmediaciones de la
estación ferroviaria Barrio. Entre su vida laboral y académica,
Luciana apenas tiene oportunidad de poder pasar tiempo por su casa.
Un lugar que más allá de verlo como un hogar lo ve como un sitio
transitorio que apenas usa para dormir, asearse y estudiar.
Quizá por este tipo
de vida tan acelerada y movida. Nuestra protagonista no noto los
extraños acontecimientos cuando empezaron sino cuando ya los mismos
tomaron una dimensión considerable. Ella no notaba que la
temperatura ambiental era extrañamente baja y que un rancio y pesado
hedor de a poco se empezaba a sentir en su pequeño mono ambiente.
Una noche despertó
a causa de un fuerte ruido. Entre una mezcla de miedo y confusión
capto que el sonido había venido desde dentro de su hogar. Al
prender la luz encontró diezmado por el piso los objetos que había
acomodado la noche pasada dentro de su cartera. Ese fue el principio
del terror. El extraño frió se pronunció noche a noche hasta
transformar su refugio en un lugar gélido y casi inhabitable. Lo más
extraño y aterrador era ella y solo ella podía notar ese cambio de
temperatura.
Luego de visitar a
un vidente llevo a cabo un pequeño ritual. Pero el mismo no había
dado frutos. De hecho, esa mezcla de oraciones y velas pareció
enfurecer aún más a la entidad y desataba su rabia encargándose de
que ese lugar fuera cada vez más incómodo. Al parecer, buscando en
Internet información sobre estos hechos tan extraños se topó con
una página de mitos y leyendas urbanas donde, entre sus historias
aparecía un caso similar. Sin siquiera pensarlo dos veces navego al
apartado de contacto del sitio y relleno su formulario con las cosas
que pasaban en su casa y lo que había escuchado en el barrio cuando
comento a sus vecinos su extraña vivencia. Acto seguido, en algún
lugar de Lanus, un celular se ilumino dando lugar un pitido que
indicaba la llegada de un correo.
Ella termino su
historia casi al borde del llanto. Ya eran aproximadamente las nueve
de la noche cuando abandonamos el restaurante y nos internamos en la
boca de subte camino al sur. Compartimos el recorrido hasta la
estación Lanus. Durante el trayecto decidí platicar de banalidades
y no enroscar más a mi entrevistada. Ya que ella se tendría que
dirigir sin remedio a ese lugar donde algo ya la estaba esperando.
Ya en casa y luego
de un baño reparador opte por sentarme en la computadora y buscar
algún caso similar entre el de todos mis testigos y confidentes. Al
parecer Luciana vivía con un tipo de entidad espectral con la
suficiente fuerza de poder mediante fenómenos poltergueist no solo
enfriar el ambiente sino hacer volar pequeños objetos por los aires.
El gran problema es
que el peso que podría tener una cartera de mujer llena de cosas es
seguro muchísimo mayor que el que pueda poseer un cuchillo o
cualquier otro objeto punzante que podría salir disparado y llegar
prácticamente a cualquier rincón dentro de un mono ambiente donde
la cama está a solo metros del cajón de la alacena.
Sin dudarlo tome mi
celular y marque el número de la chica que había visto hace unas
horas. Le explique mis temores y le pedí que por favor sacara todo
objeto peligroso de la casa y lo llevara al jardín que comparte con
los demás departamentos. También le pedí que me mantuviera al
tanto sobre cualquier cosa que sintiera durante la noche.
Al cabo de dos horas
recibí la primera llamada. Según ella la temperatura había bajado
drásticamente unos siete u ocho grados y el aire se sentía extraño
y pesado. Le recomendé salir de ese lugar y pasar la noche en lo de
algún familiar pero al encontrarse su familia en la Provincia
Córdoba a muchísimos kilómetros de distancia y no tener suficiente
relación con nadie, debía pasar la noche ahí. Con “eso”.
La segunda llamada
fue alrededor de las dos de la mañana. Por suerte me encontraba
despierto y pude atender a la brevedad. La voz del otro lado estaba
nerviosa y llorosa. Esa cosa había cruzado la línea y la había
tirado de la cama de un empujón mientras dormía.
Mi respuesta fue
directa y clara. Quedarse despierta escuchando música con todas las
luces prendidas sería la mejor forma de combatir esa presencia.
Durante la mañana nos encontraríamos nuevamente en la estación de
Lavallol y me guiaría a su casa. Quería conocer al monstruo
disfrazado de cordero.
Aproximadamente a
las once de la mañana siguiente me encontré con Luciana. La
muchacha mostraba unas ojeras descomunales en su rostro y se
encontraba al borde del llanto. Caminamos juntos hasta su casa
mientras me confesaba los sucesos de los que había sido víctima esa
misma noche. Al parecer esta cosa tenía un poder mayor al esperado y
no solo había arrojado pequeños objetos al rostro de la joven
durante la madrugada sino que le había hablado y maldecido
diciéndole toda clase de perjurios. Esto último fue lo que la hizo
decidir a abandonar aquel lugar en medio de un contrato de alquiler y
volver a su Provincia natal con la idea de olvidar y alejarse de ese
lugar y su extraño habitante.
Una vez en la puerta
del mono ambiente la chica se paró en seco y con una mirada perdida
giro la llave en la cerradura. La puerta se abrió lentamente dando
lugar a un paisaje completamente abrumador. El piso del lugar estaba
lleno de papeles destrozados y vidrios hecho añicos. Un olor rancio
inundaba esa morada invitando al visitante a alejarse ante el hedor.
Pero el frió, ese frió que pertenece únicamente al frió de los
muertos y las almas perdidas, era lo más aterrador.
Durante toda mi vida
y desde muy temprana edad conviví con todo tipo de fenómenos y
visiones. No sé si considerarme una persona hipersensible, pero
tengo ciertas facultades de poder detectar todo tipo de presencias
(Entre otras cosas). Y en aquel lugar claramente se encontraba el
espíritu de un muerto con muy malas intenciones.
Basto que diera el
primer paso dentro de aquel lugar de pesadillas para que mi cabeza
fuera presa de un aplastamiento y dolor abismal. Mi piel sintió el
frió del ambiente y respondió poniendo en alerta a mi cerebro.
Dirigí mí mirada a Luciana que me espiaba extrañada desde fuera
del lugar y le pedí que no entrara. El recinto era claramente
peligroso.
Sin tiempo que
perder inspeccione el lugar en búsqueda de algún utensilio o marca
evocadora. Quizá algún objeto animal o vegetal dejado por alguna
persona con el fin de dañar. Pero pese al desorden. Ni objeto, ni
marca, ni parte humana o animal de cualquier forma o tamaño
descansaba entre esas paredes. Eso era clara señal de que una
presencia se había instalado por propia voluntad y fuerza cuyo único
fin de dañar o ahuyentar a mi testigo.
Envalentonada por mi
invasión en su casa, Luciana entro rápidamente y sacando un bolso
oscuro de gran tamaño de un placar empezó a tirar todos sus objetos
personales en él. Claramente no tenía la mínima intención de
estar ahí dentro ni un minuto más.
Ya me había
acostumbrado al frió y punzante dolor de cabeza cuando terminamos de
empacar las últimas fotos y otros objetos personales. Miramos muy
velozmente que nada hubiera quedado en el lugar cuando sentimos un
inexplicable olor a gas. Sin siquiera dudarlo me acerque al anafe que
se encontraba sobre la mesada de granito al lado de una pequeña y
reluciente bacha de acero. Misteriosamente (o no tan) la llave del
gas se había abierto en su totalidad inundando de a poco el ambiente
de ese somnífero olor. Una vez puse mi mano en aquella llave y la
cerré note como una pequeña fuerza realizaba un movimiento
contrario al mío tratando así de volver a liberar la mortífera
sustancia gaseosa. Le pedí a la ya horrorizada chica de cabello
fuego que saliera del lugar y cerrara el tanque de gas que alimentaba
el anafe.
Una vez afuera de
aquella habitación fue cuando paso lo más extraño. Estábamos ya
dispuestos a retirarnos cuando hacemos una última revisión. Fue muy
gracioso para mí descubrir que no solo mis llaves, sino mi celular
que se encontraba dentro de un protegido bolsillo habían
desaparecido ahí dentro por arte de “magia”. Esa maldita cosa
quería hacerme entrar nuevamente y el celular, junto a todo su
valioso y sensible contenido, valía el intento.
Una vez deje a
Luciana en la calle con sus pertenencias volví a cruzar el pasillo y
a entrar a aquel recinto. Deje la cerradura abierta con la llave
puesta desde dentro y una pesada maceta en la línea de la puerta por
medida de seguridad. El frió adentro ya era demasiado y un olor
putrefacto muy parecido al de un cuerpo en estado de descomposición
supuraba desde las entrañas del lugar. Fue muy gracioso ver mis
llaves sobre una silla que habíamos dejado a poco más de un metro
de donde reposaba ahora. A paso decidido me acerque a ellas y las
tome en mis manos. Mi mirada volaba por todo el lugar buscando mi
pequeño teléfono blanco pero no lo veía. Claramente no quería que
lo encontrara tan fácilmente.
Metí mi mano
diestra en el bolsillo de mi pantalón y retire el teléfono de la
chica que me esperaba afuera de aquel lugar. Oprimí el botón para
llamar al último contacto y viendo mi nombre en el display lo guarde
nuevamente y me dispuse a escuchar. Luego de unos segundos. Una
melodía parecía sonar desde debajo de la cama.
Ya un poco más
molesto con aquel espíritu me acerque a ella y me puse de rodillas.
No fue necesario introducir mi brazo debajo del somier de una plaza
porque antes de hacerlo mi móvil salió disparado desde debajo de la
misma hacia mi mano. Confieso que aquel acto de bondad me dejo un
poco extrañado.
Me pare lentamente
obligando a mis sentidos a estudiar el ambiente. Algo había
cambiado. Claramente la entidad tomo la fuerza necesaria en las
últimas horas y lo había demostrado a través de los múltiples
fenómenos poltergueist. El aire era pesado. El ambiente era frió y
opresivo. El solo exhalar un poco de aire de mi boca materializaba
una pequeña nube de frió. Sabía que algo no andaba del todo bien
ahí dentro y solo me resto volver mi mirada hacia mi espalda para
descubrir porque.
Frente a mí se
encontraba una figura translucida. Un aura negra rodeaba la silueta
de una joven de no más de siete u ocho años. Un rostro marmóreo,
unas cuencas vacías me miraban fijamente mientras que una boca
podrida y llena de sangre vieja y putrefacta me sonreía desde la
pared opuesta.
¿Cómo describir a
un ser semejante? ¿Cómo describir a una criatura que parecía
salida del mismísimo infierno de Dante? Su ropa gastada ya echa
harapos estaban podridos y sucios. Sus pies esqueléticos descalzos y
sus rodillas partidas dejando ver sus huesos salir de la carne
fantasmal. Su mirada muerta y vacía no desprendía más que odio y
resentimiento. Sus manos esqueléticas se mecían lentamente y
sostenían lo que parecía ser un muñeco horrible.
La puerta de entrada
se movió rápidamente buscando cerrarse. Pero la pesada maseta que
use para trabar la abertura había cumplido su cometido. Volví en mí
rápidamente despegando la mirada de aquellos ojos vacíos. Me dirigí
a la puerta luchando conmigo mismo para no ver a aquella malignidad,
retándole así su poder sobre mí. Pero todo fue en vano cuando
aquella niña maldita o aquel demonio impuro dentro de un cuerpo
infantil se materializo entre la salida y mi persona.
La puerta lucho
contra la maceta nuevamente. El ruido fue más fuerte en esta
oportunidad. La misma se abría y cerraba en vano una y otra vez.
Cada vez con más fuerza. Sus ojos no paraban de mirarme. Una voz
oscura e incomprensible inundaba mi cabeza que empezaba a doler
nuevamente. Sabía que ella quería dejarme encerrado en aquel lugar
y que haría todo lo que estuviera a su alcance para lograrlo.
Sin pensarlo dos
veces dirigí pesadamente mi mano siniestra hacia el bolsillo interno
de mi abrigo. Volví en si cuando toque los frascos. Me concentre en
el de vidrio que había dejado a la derecha y en un rápido
movimiento lo arroje a sus pies inundando la baldosa donde cayó con
agua consagrada (Agua mineral que mezclado con una medida de sal
gruesa y una oración especifica genera lo que conocemos como agua
bendita).
La pestilencia que
tenía enfrente desapareció y rápidamente cruce el umbral de la
puerta. Solo me restaba otra cosa por hacer. Volví a meter mi mano
en el bolsillo esta vez ya más rápidamente y saque el otro
recipiente. Con un pulso firme desenrosque la pequeña tapa del
frasco plástico y vertí su contenido dibujando una línea de
protección ante la puerta.
La sal es un arma
poderosa ante lo fantasmal. Desde los albores de la historia el
hombre la utilizo para innumerables rituales mágicos. Los antiguos
arcanistas ya conocían sus poderes curativos y místicos. Inclusive,
no es extraño pensar que tirar tan valioso recurso podría traer
mala suerte ante un viaje por venir.
Lentamente y sin
deshacer la línea del blanco y pequeño mineral cerré la puerta con
llave desde afuera dejando así presa en su propia trampa a aquella
malignidad.
Una última mirada
sobre mis espaldas antes de salir al encuentro con Luciana me mostró
un fantasmal y ya casi transparente rostro de odio mirarme desde na
de las ventanas. No pude evitar sonreírle en gesto de burla.
Dos horas y dos
submarinos calientes más tarde me despedí de mi testigo en una de
las plataformas de abordaje de la estación Retiro. Con mucha suerte
pudo conseguir un pasaje inmediato hasta su hogar de la infancia. Un
lugar lejos de las garras de aquella “Cosa”.
Luego de un abrazo
la chica tomo su equipaje y subió al micro de dos pisos. Yo volví
sobre mis pies en dirección a casa. El día había sido largo.
Sentía mi cuerpo cansado y débil. Pero de cierta forma me sentía
pleno y feliz.
Una vez llegue a mi
hogar y santuario pasadas las cuatro de la tarde puse en marcha la
cafetera y me senté frente a la televisión. Al no encontrar nada
interesante (Nunca lo encuentro) hice contacto visual con la negra y
pesada consola que tengo instalada en el estante debajo de la TV.
Confieso que no acostumbro despejarme con un Joystick en la mano
fuera de horarios nocturnos pero la situación lo ameritaba. Desde la
cocina un pitido me indicaba que el agua estaba a punto. Presione un
botón en el mando para que la consola empezara a funcionar y luego
fui por mi medida doble de negro café. El día ameritaba un pequeño
premio aunque estaba lejos de terminar.
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