Una tarde que el señor llegó de trabajar encontró a las niñas muy bonitas, bañadas, arregladas, peinaditas y la casa ordenada y barrida y preguntó que quién había hecho todo eso, y sonrientes contestaron: "mi mamá vino y nos arregló y cuando tú llegaste se fue". para él eso era imposible.
En los días siguientes volvió a ocurrir lo mismo, por lo que pidió a las niñas que su mamá dejara una señal de que había estado ahí. La respuesta de las niñas, días después fue que su mamá les dijo que había ido a un lugar muy bonito y que un señor ancianito que resplandecía luz le había ordenado que viniera a cumplir con sus obligaciones de madre y luego podía descansar, pero que el papá tenía que mandar oficiar una misa y la perdonara de corazón, solo cuando el marido hizo esto, dejó de venir a peinar a sus hijas.
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