sábado, 3 de octubre de 2020
El Misterio del Pastizal
Miércoles
Era una época dura
y difícil, este verano y estos largos meses interminables de sequía
estaban acabando con todos los cultivos y pastizales, esto traía
como consecuencia no poder alimentar a nuestro ganado y con ello la
crisis a nuestra hacienda, pero mi familia nunca la dejaría ya que
fue pasando de generación en generación y en estas tierras también
fueron enterrados.
Olvidé presentarme,
mi nombre es Héctor y tengo diecisiete años de edad desde antes de
aprender a andar he trabajado, ayudando a mi padre con el ganado
mientras él se encargaba del cultivo, aunque debido al trabajo nunca
tuve una infancia como los chicos del pequeño pueblo a esto también
se le suma a la lejana distancia a la que vivimos de él, pero si
pude forjar una relación inseparable con mi padre y mi madre se
dedicaba a las típicas tareas aburridas de casa.
Económicamente no
íbamos mal, teníamos lo suficiente para vivir y permitir algunos
lujos aunque no fueran muchos, sin embargo, desde que llegó esa
sequía las cosas son muy diferentes, todo por lo que trabajamos este
año no ha servido para nada, desde eso nuestra comida solo se basa
en un misero cuenco de arroz y con muy poca cantidad.
Ya era de noche,
mientras cenábamos yo y mi padre discutíamos posibles soluciones
para el pasto de los animales, no obstante, no llegamos a ninguna
conclusión, hasta que se me ocurrió una idea la cual era en ir en
busca de nuevos pastizales que no estuvieran muy alejados de la
hacienda, le conté mi idea a mi padre él me encomendó ir solo y
traer algún indicio de que hubiera alguno para el próximo día ir
con el ganado, así que decidí ir a conciliar el sueño ya que
mañana sería un día bastante duro.
6 de Agosto de 1890
Jueves
Llego el día, fui a
la parte alejada de la hacienda donde todos mis antecesores estaban
enterrados y descansaban en paz, me agache y miré fijamente donde
estaba mi hermano mayor enterrado, el murió cuando era bastante
pequeño, ambos corríamos libremente hasta que casi me caigo por un
agujero el cual era un pozo muy antiguo no conseguí divisarlo debido
a la maleza que lo ocultaba pero logré agarrarme con todas mis
fuerzas, por su afán de salvarme me sujetó con toda su fuerza y
consiguió salvarme pero el resbaló debido a la humedad de la zona y
cayó en ese infinito agujero hasta escuchar como su cuerpo chocaba
en la profundidad, él estaba muerto por mi culpa, pero juro por él
que encontraré un nuevo pastizal.
Me preparé y cogí
un bastón para poder ayudarme a escalar usándolo como punto de
apoyo o para bajar a alguna zona que fuese algo mas inaccesible, mi
madre me preparó un cuenco con mas arroz de lo normal junto un poco
de pan ya que necesitaría mas energía de lo normal al estar todo el
día fuera, mi mascota que era un perro me acompañaría para no
sentirme solo.
Comencé la búsqueda
junto a Drago mi mascota, decidí empezar por las montañas ya que
habría mas posibilidades de que tuvieran intactas debido a que por
las noches suele haber humedad y con un poco de suerte encontraría
un pastizal, mientras avanzábamos no encontramos nada, solo un
ambiente de paz y armonía, combinado de los colores verdes de las
hojas de los árboles y otros secos, también el bello sonido del
canto de los pájaros junto al sol igual de brillante que siempre.
Me había alejado
pero no importa, lo prometí se lo prometí a mi hermano, no puedo
rendirme o la crisis desmonorara a nuestra familia, debido a mi
veteranía en recorrer siempre mucho pude calcular que al menos
llevaba unos siete kilómetros pero eso no importaba, conforme nos
adentramos en un pequeño bosque yo y Drago estructuras de viejas
casas abandonadas y lo que parecían ser quemadas se podían
observar, decidí acercarme a una de ellas pero lo que encontré
dentro me dejó helado, eran varios esqueletos de personas antiguos,
viendo tantas estructuras y huesos llegué a la conclusión de que
aquí hubo un pequeño poblado pero algo terrible sucedió.
Divise una salida
del bosque a unos metros de mí, salí y al avanzar no pude creer lo
que encontré, era un pastizal inmenso de un verde esmeralda y
fresco, al fin tanto esfuerzo mereció la pena, mire pero no me traje
mi hoz bueno no importa usaré la manos para coger un poco de alfalfa
y con un hilo la agarraré a mi espalda para llevársela de evidencia
a mi padre, el problema era la distancia que habría que recorrer
cada día pero mas vale algo que nada.
El sol comenzaba a
ocultarse y no pude creer que me tirara todo el día buscando, si
volvía se haría muy tarde así que me tocaba quedarme a pasar la
noche aquí pero decidí refugiarme esta noche en algunas de esas
estructuras de casas, me metí en una que estaba un poco cubierta y
con unas ramas secas, algunas hojas y restos de hierbajos que servían
para prender hice una fogata chocando las dos piedras, esta técnica
me la enseñó mi padre cuando era pequeño, me perdí en un bosque
lejano a este en una increíble noche de tormenta todo el pueblo y él
me buscaron hasta encontrarme debido al frío que llevaba y al estar
mojado nos metimos en una cueva hasta que la lluvia pasara y el me
enseño a hacer esta técnica en caso de que me perdiera o pasara la
noche fuera.
Me rescoste en un
pilar y Drago hizo lo mismo y comencé a mirar la oscuridad infinita
de la noche junto a la luz de plata que iluminaba un poco la noche,
la luna junto a la estrellas lejanas que escapaban de nuestra
comprensión mientras me tomaba lo que me preparó mi madre el cuenco
de arroz y el pan, poco a poco mi mirada se hacía mas pesada así
hasta caer rendido por el cansancio.
Inminentemente
desperté por el ruido, mi perro estaba ladrando sin cesar a algo
pero yo no veía nada en ninguna dirección hasta que vi esos ojos
rojos observándonos desde la distancia que poco a poco se acercaban,
rápidamente cogí la alfalfa y el bastón así saliendo corriendo
veía al mi alrededor como la vegetación se esfumaba y se convertía
en manchas negras debido a la velocidad que yo llevaba y Drago iba
adelante de mi, dejamos a esa cosa atrás ahora no podíamos parar
solo llegar a la hacienda, pensé que solo fue un producto de mi
imaginación o causado por el cansacio pero Drago también lo vio
como yo.
Al fin llegamos a la
hacienda, pero yo ya no podía andar apenas y entré, cogí la
alfalfa que obtuve del pastizal y se la entregue a mi padre el se
quedó muy sorprendido y contento por mi trabajo realizado pero algo
paso, lo que entregue a mi padre se convirtió en gusanos mi madre al
ver esto dio gritos de pánico ya que no soportaba estos insectos,
los maté uno a uno pisándolos a todos.
Fui a descansar ya
que había sido una noche muy agitada con lo acontecido, pero mañana
volvería con el ganado.
7 de Agosto de 1890
Viernes
Hoy el día era
diferente, estaba nublado y se escuchaban rayos en la lejanía pero
eso no me detendría para ir con el ganado al pastizal, lo dirigí
durante el camino hasta las montañas y Drago se encargaba de que
ninguno se escapara, cada vez el cielo estaba mas oscuro y los rayos
aumentaban por minutos puede que hubiese sido un error venir pero ya
es demasiado tarde para volver, llegamos a la entrada del bosque y
entramos poco a poco para evitar que se chocaran con los árboles y
de que sufrieran alguna lesión, pasamos por la estructura donde me
refugie la noche pasada y donde ocurrió, llegamos hasta el pastizal
y deje libres a los animales para que pactaran pero comenzó a llover
yo mientras esperé sentado junto a Drago debajo de un árbol, pero
un mareo me dominó y caí desmayado poco a poco golpeándome la
cabeza con una piedra.
No recuerdo nada de
lo ocurrido exceptuando el golpe en la cabeza, miré hacia donde
estaba el ganado pero para mi sorpresa no había nada me levanté y
caminé por el pastizal poco a poco mientras con las mano izquierda
me tocaba mi cabeza por el dolor, no había rastro de nada solo
reinaba la soledad hasta que en unos metros vi algo que me partió el
alma en dos, era Drago estaba muerto, mi mejor amigo y compañero
desde que era pequeño, siempre estábamos juntos hasta en los peores
momentos, recuerdo cuando estuve una temporada enfermo y el siempre
estaba a mi lado sin separarse de mi, o cuando murió mi hermano que
estuvo en mi lado intentando devolverme la felicidad con su presencia
y ahora esta muerto y no pude hacer nada para evitarlo, maldigo quien
hizo esto juro que lo pagará con su vida, de repente una sombra mas
oscura que la noche misma apareció y una voz tenebrosa dijo:
—¡Sii, tu
sufrimiento no tiene límites eres el alimento perfecto!
—¿Que quieres de
nosotros, bueno ahora de mi?
—Estás son mis
tierras desde hace mucho tiempo, nadie tiene el derecho de entrar en
ellas y menos para que un ganado invada mi territorio.
—No son tuyas,
estás muerto y jamas te volverán a pertenecer—dije, mientras
derramaba lágrimas pensando en Drago.
—Maldito
insolente, te contaré de porque me pertenecen, en el año de 1531 yo
y mi esposa vivíamos en el pequeño poblado del bosque que ahora
solo son unas estructuras calcinadas, llevé la mejor vida que se me
fue posible lo tenía todo, una hija, una esposa encantadora y un
hogar maravilloso, hasta que un día todo eso acabó, un vecino que
nos odiaba acusó a mi mujer y hija de practicar brujería y los
habitantes al escuchar esto se alzó con hozes, antorchas y todo tipo
de objetos punzantes y secuestraron ambas, usaron toda la madera que
tenían y crearon una gran hoguera en la cual arrojaron como simples
desperdicios a mis dos tesoros, no pude evitar sus muertes y lo único
que recuerdo de ellas son sus gritos de desesperación, juré
venganza hacia todos cueste lo que cueste hasta la muerte y mientras
todos dormían queme todas las casas para que sufrieran igual que
ellas, sin embargo, varios salieron con vida y fueron detrás de mi,
conseguí escapar hasta llegar a este pastizal en ese momento para
que no me cazaran me quite la vida quemándome maldiciendo todas
estas tierras y a sus habitantes, un día juré volver de la muerte
para acabar con todos ellos y así fue, un 7 de Agosto de 1536, desde
ese día abandonaron el poblado y se asentaron en ese pequeño pueblo
alejado de aquí, te quiero a ti Héctor porque eres descendiente de
uno de los aldeanos que me lo quitó todo y siempre en este día
volvería de la muerte para vengarme quien vagara por estas tierras.
—Yo no tengo nada
que ver, fue mi antecesor y ya esta muerto pago el precio yo no hice
nada—le expresé, mientras me preparaba para escapar.
—¡No importa,
pagarás con tu vida por entrar en estos lares!
Salí corriendo lo
mas rápido posible, mientras esa cosa se quedaba inmóvil, algo me
agarró de la pierna y era el pastizal, su hierba había crecido
considerablemente y me agarró lo mismo pasó con la otra pierna y
comenzó a arrastrarme poco a poco donde él estaba inmóvil, pero la
salvación llegó la cual era mi padre junto con todo el pueblo con
antorchas que me estaban buscando, una niebla oscura se levantó y lo
que fue un montón de hierba de color esmeralda se convirtió en un
territorio lleno de huesos y de manchas de sangre serían todas las
víctimas de esa sombra, todos al ver este escenario tan atroz
comenzaron a quemar todo así devolviendo en segundos el pastizal,
las llamas escarlatas devoraban todo y un grito desgarrador sonó,
era el de esa criatura de alguna manera u otra estaba vinculada a
este sitio.
Tras todo lo
ocurrido en el pueblo se prohibió hablar de lo ocurrido, pasó a
convertirse este momento en una leyenda, una leyenda tradicional de
que iría pasando de generación en generación, advirtiendo de que
nunca hay que volver a ese pastizal, porque yo se que no se ha ido
del todo esa cosa solo sigue esperando a alguien o esperándote.
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