lunes, 1 de febrero de 2016
Robert El Muñeco Maldito.
Desde hace algún tiempo se rumorea que
las películas de Chucky, el muñeco asesino, se basaron en parte en
el caso del Muñeco Robert, que actualmente tiene más de 100 años.
A primera vista Robert es solo un muñeco de trapo, que representa en
tamaño real a un pequeño niño marinero, que viste de blanco y
lleva un osito bajo el brazo. Sus ojos son negros, pequeños e
inexpresivos, carentes del realismo que usualmente se ve en las
muñecas embrujadas; sin embargo, algo habita en Robert, y eso ha
hecho que su presencia siembre el terror en cada inocente familia que
ha tenido el infortunio de poseerlo, pues nunca faltó quien afirmara
que Robert se movía, que estaba vivo...
El Muñeco Robert (conocido también
como "Robert el Muñeco Embrujado", "Robert el Muñeco
Maligno", "Robert el Muñeco Poseído" o "Robert
el Muñeco Encantado" ) tuvo como primer propietario a un
talentoso artista y escritor de Key West: Robert (Gene) Eugene Otto,
quien lo recibió de manos de un sirviente nativo de las Bahamas y
versado en el vudú y la magia negra (esto ocurrió en 1906, cuando
tenía apenas seis años). Según los rumores, la familia de Otto
(Robert Eugene Otto) maltrataba a una pequeña niña sirvienta
emparentada con el sirviente que sabía de vudú, de modo que El
Muñeco Robert fue una venganza disfrazada de regalo, pues
supuestamente estaba embrujado y hasta contenía cabello real
(conseguido cuando el chico se cortaba el pelo en casa) del propio
Otto.
Pese al hechizo, el muñeco tenía
aspecto amable y pronto consiguió el cariño de su joven dueño, que
lo bautizó con su primer nombre y, según cuentan, lo llevaba casi
siempre con él. De hecho, esta amistad llegó a tanto que los padres
de Otto (a quien llamaban por "Robert", pues era su primer
nombre) le pusieron al juguete "El Muñeco Robert", a fin
de evitar confusiones con su hijo.
El principio del horror
Los padres de Otto señalaron que a
menudo le oyeron hablar con su muñeco. Pronto comenzaron a escuchar
que El Muñeco Robert respondía en las conversaciones, e
inicialmente creyeron que Otto estaba simplemente cambiando su voz;
pero, cuando los vecinos dijeron haber visto al muñeco moviéndose
solo desde una ventana a otra cuando no había nadie en la casa,
llegaron a sospechar que El Muñeco Robert estaba vivo.
El Muñeco Robert no se apartaba del
lado de Gene. Incluso tenía su propio lugar en la mesa familiar. Sin
embargo, a pesar del cariño que Otto seguía teniendo por su muñeco,
los poderes de éste se volvieron más intensos y... diabólicos.
Así, la familia de Otto reportó que a veces el muñeco emitía una
risita aterradora, que se movía cuando no había nadie cerca; y que
a algunas ocasiones, en medio de la noche, escuchaban gritar a Otto
y, cuando entraban al cuarto, encontraban los muebles volteados y a
Otto (asustado) en la cama junto con Robert, diciendo que éste había
causado todo el desorden.
La familia de Otto y sus vecinos no
eran las únicas personas que presenciaban las extrañezas del
muñeco, pues varios invitados juraron que, al mirar a Robert El
Muñeco, éste había cambiado de expresión e incluso parpadeado. De
hecho, algunos huéspedes terminaron por finalizar sus visitas
únicamente porque el muñeco los había asustado, aunque esto
también se dio con trabajadores, como un fontanero que salió
corriendo después de que vio al Muñeco Robert, volvió a trabajar,
volvió a mirarlo y se encontró con que éste le hacía una mueca
burlona y malvada.
Otto crece pero Robert se niega a salir
uando Otto perdió a sus padres, él y
su esposa heredaron la casa familiar y, cuando estaban instalándose
(Otto se había ido a vivir a un sitio alquilado), encontraron al
Muñeco Robert en el ático de la casa. Apenas descubierto el muñeco,
la esposa de Otto se quejó de haberle visto cambiar de expresión, y
le pidió a su marido que lo encerrase bajo llave, pero Otto se negó
y dijo que el muñeco debía tener su propia habitación, desde la
cual pudiese ver la calle...
Quizá, la decisión anterior se basaba
en el miedo, pues hay que recordar que solo Otto había conversado
con El Muñeco Robert; sin embargo, el muñeco siguió produciendo
fenómenos paranormales, y finalmente Otto se hartó y lo encerró en
el ático, pero incluso así el muñeco continúo causando hechos
atemorizantes, al punto de que algunos huéspedes afirmaron escuchar
pasos y movimientos en el ático, e incluso risas demoníacas, cosas
estas que tomaban más fuerza con el testimonio de personas
desconocidas que timbraban solo para informar que habían visto
moverse un muñeco en la torreta del ático.
Posteriormente, el rumor del muñeco
maldito corrió y, los niños que pasaban por ahí cuando iban o
regresaban de la escuela, terminaron adoptando el hábito de pasar
por la calle que no daba a la casa de Otto, ya que contaban que El
Muñeco Robert les hacía gestos burlones... Por su parte, Otto decía
que a veces el muñeco aparecía en una mecedora dela planta baja,
que su esposa no lo había puesto ahí, que lo subía de nuevo al
ático y después lo volvía a encontrar en la mecedora, habiendo
estado atento a que nadie lo sacase del ático...
La muerte de Otto
En el año 1974 Otto falleció y su
esposa Anne, guiada por una mezcla de respeto y temor, no quemó al
Muñeco Robert, sino que lo metió en un baúl con llave, dentro del
ático de la casa, que para aquel entonces ya se conocía como la
Casa del Artista, gracias a la fama del difundo Otto.
Ahora bien, tiempo después una familia
de tres (padres e hija) se mudó a la Casa del Artista (la casa del
difunto Otto) y, cuando descubrieron al Muñeco Robert, la niña
pequeña, que en aquel entonces tenía solo 10 años, quedó
fascinada con el muñeco y le tomó cariño, queriendo conservarlo.
Otra vez la historia del lobo
disfrazado de cordero se repitió, pues primero la niñita
simplemente informó que, sin explicación alguna, las muñecas que
estaban cerca de El Muñeco Robert habían aparecido decapitadas...
¿Sería Robert? Sí, y eso lo supo poco después, porque sus padres
la empezaron a escuchar gritar de noche, ya que Robert se movía por
la habitación y a veces intentaba atacarla... Los padres de la niña
sabían que algo pasaba, aunque la versión del muñeco viviente no
acababa de convencerlos; sin embargo, encerraron a Robert en el ático
después de que encontraran al perro de la familia fuertemente atado
con cable en la sala de estar, ya que era un poco inverosímil pensar
que su pequeña hija había perdido la cabeza y que el animal se
había dejado atar de esa manera... Como se ve, esto ya hizo que
sospecharan, aunque aún no estaban plenamente convencidos de que
Robert tenía vida, pero los años pasaron y su hija, ya convertida
en una mujer adulta, continuaba afirmando que Robert estaba vivo y
era malvado...
Una fama imperecedera
Actualmente, la Casa del Artista es una
panadería bastante popular donde se venden desayunos y tours de
fantasmas por la ciudad. De hecho, la fama de Robert fue tal que
Discovery Channel filmó un episodio de "¿Lo pueden creer?"
en la casa en que alguna vez vivió el primer dueño del muñeco
maldito. En dicho episodio, se reportó que, dentro del ático donde
solía estar Robert, el fantasma de Anne había sido visto, aunque
con la bella apariencia que tenía cuando usó por vez primera el
traje de novia con que se manifestaba ahora espectralmente... Aparte
de Discovery Channel, también filmaron allí William Shatner y
Travel Channel.
En cuanto al Muñeco Robert, hoy en día
se encuentra en el Museo Martello, aunque ocasionalmente sale para
ser grabado u otras cosas, pero casi siempre permanece en su calla
sellada de plástico, y aún sigue asustando gente, porque muchos
miembros del personal del museo han reportado cosas inusuales, y un
ejemplo fantástico es el caso de un hombre que se encargaba de abrir
y cerrar el museo, y una vez dejó cerrando todo y apagando las
luces, pero al día siguiente abrió el museo (nadie había entrado
antes que él) y encontró que todas las luces estaban encendidas,
que Robert estaba en una posición diferente dentro de su caja, y que
sus pies tenían polvo fresco, como si hubiese caminado por el
museo... Adicionalmente, los visitantes del museo también han
reportado cosas raras, como golpecitos en el cristal o parpadeos del
muñeco.
De hecho, tal es su reputación de
maldito, que se rumorea que nadie debe fotografiar a Robert sin su
permiso: hay que pedirlo y, si Robert mueve ligeramente la cabeza
hacia abajo, entonces se prosigue, pues en caso contrario lanzará
una maldición sobre el hozado y sus familiares.
Bien se ve que la gente continúa
temiéndole a Robert, y la mayor muestra de eso son las numerosísimas
cartas que cubren las paredes del museo, solicitando que Robert sea
exorcizado para que deje de estar maldito...
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