Biografía
Herodes El Grande fue un gran líder político, militar y constructor. Si bien su linaje era judío, su pensamiento, educación y cosmognía eran claramente griegas por lo cual podríamos calificarlo más como un rey extranjero que gobernó a Judea durante y a nombre de la opresión romana. Siempre tuvo este sino sobre él, pues el pueblo nunca lo consideró judío debido a su origen idumeo.
Así, fue nombrado en el año 47 a. C. procurador de Judea por Julio César. Herodes se ganó la confianza de los romanos, obteniendo su apoyo para derrocar a la estirpe judía de los asmoneos. En el año 40 a. C. consiguió de Marco Antonio, triunviro de Roma y poseedor de la parte oriental del Imperio romano, el título de rey de Judea.
Se casó en el 38 a. C. con Mariamne, hija de Alejandro, hijo a su vez de Aristóbulo II, de la estirpe de los asmoneos. Herodes era enemigo de la familia asmonea que había reinado hasta ese momento en Judea. En sus luchas para la conquista de Jerusalén, y con el apoyo romano en Siria, consiguió que en el año 37 a. C. fuera degollado Antígono II, hijo de Aristóbulo II. Eliminaba así al más directo aspirante a arrebatarle su título de rey.
Intentó mejorar sin éxito su imagen ante el pueblo judío. Realizó una política de mejoras, entre las que destacó la reconstrucción del Templo de Jerusalén, iniciada en el 22 a. C., o la fundación de la ciudad de Cesarea, una ciudad portuaria de carácter occidental construida en honor al dueño del Imperio tras la batalla de Accio, Cayo Julio César Octavio Augusto (Gaius Iulius Caesar Octavius Augustus). Fue un gobernante eficaz que impulsó el comercio y la economía de su pueblo. En época de hambruna (25 a. C.), se deshizo de gran parte de la riqueza de sus palacios para comprar trigo a Egipto.
Hizo ejecutar a toda la familia rival derrocada, incluyendo al abuelo (Aristóbulo II) y al hermano (Aristóbulo III, sumo sacerdote ahogado en unos baños) de Mariamne, su mujer. También a ella la mandó ejecutar en 29 a. C., y un año después a la madre de Mariamne. Asimismo eliminó a dos de sus propios hijos (Aristóbulo y Alejandro), atendiendo a rumores de conspiración contra su persona, levantados por otro hijo, Antípater, a quien también ejecutó años más tarde por intentar envenenarle.
Herodes tuvo muchos hijos de sus diez esposas. Aunque designó sucesor a su hijo Arquelao, a su muerte, el emperador Augusto repartió el reino entre tres de sus hijos:
* Herodes Arquelao: Etnarca de Judea, Samaria e Idumea.
* Herodes Antipas: Tetrarca de Galilea y Perea.
* Herodes Filipo: Tetrarca de Batanea, Gaulanítide, Traconítide y Auranítide.
Murió en Jerusalén hacia el 12 o 13 de marzo de 4 a. C. (entre la Pascua y el eclipse de luna).
En el año 2007 la Universidad Hebrea de Jerusalén anunció el hallazgo de la tumba de Herodes en el Herodión, a pocos kilómetros de Jerusalén, hecho que, sin embargo y sin perjuicio del prestigio de los arqueólogos de la Universidad Hebrea, no se haya totalmente probado dada la escasez de textos y dataciones fehacientes.
Herodes en el Evangelio de San Mateo
Una voz se oyó en Ramá,
un llanto y un gran lamento:
Raquel llorando a sus hijos.
Y no quería consolarse porque ya no existen.
En la narración cristiana Herodes el Grande aparece como protagonista de un pasaje de la Biblia, en el Evangelio de San Mateo cfr. Mt 2, 1-18. Conociendo por los Magos de Oriente el nacimiento del "Rey de los judíos", al que anuncia una estrella surgida en el cielo, Herodes hace indagar a los escribas y sacerdotes del Templo de Jerusalén dónde indicaban las profecías antiguas que iba a nacer el Mesías; los sabios contestan recordando la profecía de Miqueas Miq 5,2 , que señala a Belén, el pueblo del rey David, como lugar del nacimiento del Mesías. Después de despedir a los Magos invitándoles a que ellos mismos se cercioraran y le comunicaran luego lo que supieran del niño nacido, Herodes manda matar a todos los niños menores de dos años nacidos en Belén y sus alrededores. La narración termina contando la huida de María, José y el niño a Egipto, donde permanecieron hasta la muerte de Herodes.
La narración se encuadra cronológicamente en fechas poco anteriores a la muerte de Herodes, dato que sirvió al cronista Dionisio el Exiguo para calcular el nacimiento de Cristo y el comienzo de la era cristiana, base del actual calendario gregoriano que adolece de la imprecisión de esa fecha concreta.
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