En la mitología griega, Sísifo fue fundador y rey de Corinto, conocido como promotor de la navegación y el comercio, pero también avaro, mentiroso, ladrón y sobre todas las cosas, muy pero muy astuto. Tan asusto era que cuando Tánatos (la Muerte) fue a buscarlo, este le colocó grilletes y provocando entonces que nadie pudiera morir hasta que Ares lo liberó y puso a Sísifo bajo su custodia.
Pero antes de morir Sísifo le pidió a su esposa que cuando él se marchase, no ofreciera el sacrificio habitual a los muertos. Una vez en el Inframundo, él se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus deberes y convenció a Hades para que le permitiese volver al mundo y así disuadirla. Hades se lo permitió, y al regresar a Corinto, Sísifo rehusó volver al mundo de los muertos, hasta que tuvo que ser doblegado por el dios Hermes.
Como castigo por engañar a los dioses, en el Inframundo Sísifo fue obligado a empujar una enorme roca cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de alcanzar la cima, la piedra siempre rodaba hacia abajo, y éste tenía que empezar de nuevo su labor; y así, por los siglos de los siglos.
Por cierto, este desdichado destino de Sísifo se puede encontrar en La Odisea de Homero, aunque el motivo preciso de este castigo no es mencionado por el autor, pero sí es obvio que reside en su afán por engatusar a los dioses. Vaya castigo irónico: Sísifo no quería morir y una vez muerto, jamás descansará en paz.
Otras versiones dicen que su castigo se lo ganó por haber revelado los designios de los dioses a los mortales, o por su hábito de atacar y asesinar viajeros. Lo interesante es que el mito de Sísifo fue frecuente en los escritores antiguos, y fue representado por el pintor Polignoto, y alcanzó su auge en la modernidad gracias a Albert Camus, en su extenso ensayo El mito de Sísifo, en el que discute la cuestión del suicidio y el valor de la vida y plantea la filosofía del absurdo. El mito se presenta como metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre moderno de la era industrial, que consume su vida en fábricas y oficinas en un proceso deshumanizado.
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