La historia del Caso Cañitas trata así:
Un grupo de chavales se hospedan por unos días en casa de unos amigos. Para pasar el rato no se les ocurre cosa mejor que jugar a la Ouija. A partir de ese momento empiezan a ocurrir sucesos extraños en la casa, como puertas y ventanas que se abren y cierran, voces, ruidos, etc.… Uno de ellos, Manuel, empieza a hablar con una voz ronca y diferente a la suya. Muchas de sus palabras ni tienen sentido y pronuncia alguna que otra de tono soez.
Por ello, ya algo asustados, deciden terminar la sesión de Ouija y ver qué le pasaba a Manuel.
Pero el chico no recordaba en ningún momento lo que había ocurrido. Sólo afirmaba que no podía moverse, y tampoco hablar. Su cara tenía un gesto muy raro y estaba desfigurada, parecía ser otra persona.
Por otra parte, toda la noche la pasaron desvelados por los ruidos tan extraños que no dejaban de oírse en la casa. Hasta que por fin amaneció en el lugar y, María (otra componente del grupo) se levantó muy temprano para dar de comer a su hijo que no dejaba de llorar porque estaba hambriento.
Salió al pasillo para ir a la cocina y calentar el biberón, pero algo apareció ante ella… sus ojos no daban crédito a la figura espectral que en su dirección se dirigía. Era un ente flotando, sus pies no tocaban el suelo e iba vestido con una especie de atuendo de monje. Sus dedos eran huesudos con uñas largas y sucias.
María gritó con todas sus fuerzas. Su voz resonó en toda la casa e hizo que todos se despertaran. Cuando llegaron dónde se encontraba María, parece que el ente se esfumó. Los demás no le dieron mayor importancia al suceso y lo achacaron al nerviosismo del día anterior y quizás, a una mala pasada de la imaginación de María.
Pero, ¿sería sólo eso?…
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