Durante la hora de la siesta, los chiquillos que no quieren dormir, no suelen alejarse mucho de sus ranchos, porque saben que el Pombero puede estar cerca, y si los llega a encontrar se los carga al hombro y se los lleva lejos de su casa y les chupa la sangre hasta matarlos o dejarlos atontados. Por lo que todos los días las madres les advierten a sus pequeños, a la hora de dormir la siesta, que no se vayan lejos porque puede venir el Pombero y llevárselos, por lo que los chicos prefieren quedarse por temor al duende malo.
Al Pombero le gusta cazar chicos y a veces también se los puede llevar de noche. Tiene una fuerza extraordinaria por lo que nadie puede con él. Aún así hay gente que prefiere ganarse el favor del duende y hace tratos de camaradería para que el Pombero le sirva de compañía. En estos casos, el duende estará con su amigo en los buenos y en los malos momentos, y lo ayudará a sortear los peligros y dificultades que se le presenten, pero éste debe recordar siempre de dejarle un poco de tabaco cerca del rancho para que masque.
El Pombero es el duende protector de las aves y habla con ellas piando, silbando e imitando su sonido. Suele metamorfosearse en árbol para tener entre sus ramas a los pajarillos de la zona y poder hablar con ellos. También se viste de camalote y navega por el río dejando que las aves se posen en él y coman los bichitos de sus flores, lo que imaginamos debe ser de los más placentero para el Pombero.
Dicen que el primer día de octubre, suele bajar al pueblo con su sombrero de paja y un rebenque en la mano, y azota a todo aquel que no coma en su honor hasta que se le atragante la comida. Algunos, para evitar su presencia, o tal vez la funesta ingesta, colocan un diente de ajo en las esquinas de su casa para que el Pombero no pueda entrar, y de esta manera evitarse los golpes del duende, que no deben ser nada livianitos.
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