El Cantar de Gilgamesh (también llamado “poema” o “epopeya”) es una narración sumeria, plasmada en tablillas de arcilla y escritura cuneiforme, encontradas en su mayoría en Nínive, y considerada la narración escrita más antigua de la historia. Esta narra las aventuras del héroe Gilgamesh, y dentro de ésta aparece la historia de Ut Napishtim.
La leyenda cuenta que Enlil, el dios del cielo, del viento y las tempestades, decidió un día destruir a la humanidad porque le resulta molesta y ruidosa, pero antes de desatar su furia, el dios Enki, señor de la tierra y el agua, advirtió a Ut Napishtim lo que se avecinaba y le ordenó construir una barca de particulares medidas para que embarque a su familia, a animales y semillas. El Diluvio enviado por Enlil duró seis días y siete noches, y durante éste toda la humanidad, excepto Ut Napishtim y sus acompañantes, perecieron.
Cuando la tormenta amainó y las aguas bajaron, Ut Napishtim soltó un ave (paloma, cuervo o golondrina, no se sabe con exactitud), cuyo regreso a la barca le indicó que la lluvia había cesado definitivamente. Luego realizó una ofrenda a los dioses y éstos quedaron satisfechos por el sacrificio de Ut Napishtim. Lo curioso es que un relato similar se encuentra en tablillas sumerias de la ciudad de Ur, en las cuales el protagonista cambia su nombre a Ziusudra, mientras que los acadios lo llamaron Atrahasis en el poema épico que relata desde la creación hasta el diluvio.
Asimismo, lo que más nos llama la atención del relato acerca del Diluvio en la Epopeya de Gilgamesh es que presenta grandes similitudes con el relato bíblico del Diluvio Universal, protagonizado por Noé y su arca en el Génesis. Es probable que los hebreos hayan conocido el mito del Diluvio durante su cautiverio en Babilonia durante el siglo VI a.C., y que éste relato haya sido incluido luego en los libros del Antiguo Testamento. De todas formas, historias semejantes podemos encontrarlas en la mitología griega, maya, azteca e hindú, entre otras
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