Se la representa como una mujer bajita, morena, de marcados rasgos aborígenes y de cabeza grande. Aunque no faltan aquellos que postulan características contrarias, como que es alta y bella.
Mas allá de la fisonomía, la Pachamama es hoy la madre de los cerros, los ganados, los árboles y los frutos. Es la protectora del medio ambiente. A ella le piden los hombres cuando quieren que su cosecha sea buena, o cuando desean que sus animales no se pierdan y rindan como es debido. Ella ayuda en la fecundidad y en la fertilidad.
Los hombres y las mujeres le rinden culto y ofrendan parte de los frutos que recojen a la Pacha, reparando la acción de hollar su seno, como si fuera una suerte de retribución. Ella agradece este gesto con más favores. Pero si se olvidan de ella, es capaz de vengarse enviando la helada, o tormentas devastadoras.
Por eso las personas le hacen ofrendas todos los días del año. Así se ven montículos de piedras a los costados del camino, en las altas cumbres, que son las formas de darle las gracias a la Pachamama. Allí se colocan las ofrendas que consisten en hojas de coca, o en tabaco para fumar, o en algún trago de chicha bien fermentada, que son las cosas que más le gustan a la Pacha.
Pero es el 1 de agosto cuando realizan la ceremonia más importante y significativa, la “Corpachada”. Se prepara chicha, tabaco, aguardiente y un poco de coca y luego se procede a juntar dos cabritos, macho y hembra, y hacer la ceremonia de casamiento, haciendo beber a los animales aguardiente y colocándoles un ramillete de flores en la cabeza. Después se corta un pedacito de las orejas de los cabritos y se los deposita en un poncho abierto al sol junto con el resto de las ofrendas. Luego se lleva todo hasta un hoyo previamente cavado en la tierra, se lo deja ahí y se lo tapa, agradeciendo los buenos momentos y pidiendo por buenos augurios para el próximo año. Luego continúa la fiesta, en donde nunca falta qué beber.
Los que acuden al ritual deben ponerse en sus tobillos, muñecas y en el cuello, unos hilos blancos y negros de lana de llama para evitar el enojo de la deidad. Y algo importante es que, mientras se bebe, no dejar de tirar un chorrito a la tierra, porque la Pachamama también quiere tomar.
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