Cruzar los dedos
Cuando se pide un deseo, se dice una mentira o se quiere llamar a la buena suerte, es costumbre cruzar los dedos, concretamente el dedo mayor sobre el índice. Este gesto evoca una cruz, y así aleja la mala suerte y las influencias maléficas, según los supersticiosos.
Pero desde los primeros tiempos del cristianismo se creía que, replegando el pulgar bajo los otros dedos (signo del fico), se alejaba a los malos espíritus, o bien haciendo esa operación con las dos manos y dejando que el pulgar asome entre el índice, dedo consagrado a Júpiter, y el mayor, dedo del pecado dedicado a Saturno.
Sin embargo, algunos investigadores piensan que el origen es mucho más primitivo que la cruz cristiana y se remonta a los más antiguos tiempos paganos.
Empezar el día con el pie derecho
El escritor romano Petronio ya aludía en El Satiricón a la mala suerte de entrar en un lugar con el pie izquierdo. Puede tener su origen en la tradición celta y en el movimiento solar, siempre hacia la derecha. El efecto negativo se elimina al santiguarse tres veces.
Si embargo, la tradición dice que al despertar, hay que apoyar en primer lugar el pie derecho, y esto tiene su origen en el mundo de los pescadores. En el siglo XIX, ningún pescador subía a bordo por babor (costado izquierdo del barco). Al parecer, la superstición nace de la noción de que cualquier cosa zurda era antinatural, una idea que se basa en que la mayoría de los seres humanos son diestros.
Por regla general, todo lo que se refiere a la derecha es calificado de favorable por los supersticiosos, creencia alentada por la tradición bíblica que dice que la derecha corresponde al camino del Paraíso y es la posición en la que están sentados los elegidos por Dios.
Así, la izquierda representa el reverso de la moneda. Los romanos, por ejemplo, hacían presagios observando el vuelo de los pájaros: los que lo hacían hacia este lado eran de mal agüero. Recordemos que izquierda también se dice siniestra (siniester en latín), lo que dio origen al adjetivo “siniestro”.
Compartir la cerilla
Esta es una de las supersticiones más contemporáneas, puesto que se originó en una guerra, aunque no se sabe con precisión cuál. En ocasiones se habla de la Primera Guerra Mundial, en otras de la Guerra Civil Española, pero también de que pudo ser en la Segunda.
La cuestión es que ocurrió que tres soldados encendieron sus cigarrillos con la misma cerilla y el enemigo vio la llama del primero, apuntó en la del segundo y disparó sobre el tercero. Esto inauguró la creencia de jamás hay que compartir una cerilla.
Dejar las tijeras abiertas
Se dice que las tijeras deben permanecer cerradas si no se usan, de lo contrario, atrae la mala suerte.
Por otra parte, si se cae al suelo y queda con las puntas abiertas, apuntando hacia uno mismo, se deben recoger y echar sal por encima del hombro izquierdo para ahuyentar los malos espíritus.
En Grecia se creía que las Parcas o Moiras cortaban con las tijeras el hilo de la vida, así que de alguna forma los objetos cortantes dirigen el destino y son símbolo de muerte repentina.
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