La víspera de un Año Nuevo chino apareció un hombre de pelo gris en un pueblo. Pidió permiso para permanecer toda la noche fuera y les aseguró a todos que iba a cazar a la bestia. Nadie le creyó. Viendo que no podía ser persuadido, los habitantes le dejaron marchar.
Cuando la bestia llegó al pueblo para causar estragos, se encendió una ristra tremenda de petardos. Asustado por el ruido y los destellos de las luces, la bestia huyó precipitadamente de allí. Al día siguiente, cuando los habitantes del pueblo regresaron de su huida, encontraron que todo estaba intacto. No había rastro del hombre que había logrado detener a la bestia.
Pero en su lugar hallaron tres elementos preciosos con los que había logrado cazar a la bestia. Todos comenzaron a creer que aquel hombre debía ser algún dios que había venido para ayudarles a ser liberados de Nian. Desde entonces, todos los chinos, en Año Nuevo, cuelgan banderas rojas y lanzan petardos en espera de la noche. La costumbre se propagó a lo largo y ancho del país, y se convirtió en la gran fiesta tradicional de Nian. Precisamente, Nian significa en chino “año”.
Por tanto, la celebración del Año Nuevo en China debiera llamarse más bien Paso de Nian, o Gou Nian en chino. Sin embargo, el término fue poco a poco cambiando hasta Festival de Primavera, después de que el Partido Comunista Chino tomara el poder. A medida que ha ido pasando el tiempo, la gente se ha ido olvidando de la leyenda.
De todas maneras en muchos lugares aún se mantiene la tradición de lanzar petardos por las calles, y mantener las luces encendidas, no vaya a ser que algún año, cuando menos lo esperan, pueda regresar Nian, y acabe con todos.
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