Conozcamos su historia…
El espléndido palacio Heorot (”El Ciervo”) ubicado en la isla de Selandia, Dinamarca, era el centro de llamativas fiestas durante la noche, generadas por el rey Hrothgar, sus criados y los guerreros. El bullicio y el desorden que se desencadenaban era tal, que el temible Grendel, un monstruo que habitaba en las ciénagas, se despertaba y furioso arremetía contra el rey y sus guerreros matando y devorando a unos y a otros.
Esta maldición aquejó a la corte de Heorot, todas las noches, durante doce años, y la grave situación del rey se esparció por las tierras nórdicas hasta llegar a oídos de Beowulf, un héroe gauta que decidió terminar con este problema. Intrépido y decidido, Beowulf tomó catorce guerreros y partió rápidamente a Heorot. Sin embargo no fue muy bien recibido debido a su extraña y repentina aparición.
Mas allá de esto, y viendo el rey que no quedaban muchas alternativas, ofreció un banquete a Beowulf y luego abandonó la sala dejándola bajo la vigilancia de los gauta.
Como era de esperar, esa noche aparece Grendel, quien con su ferocidad derribó las sólidas puertas del salón y devoró a uno de los guerreros. Esto despertó la ira de Beowulf, que acude en ayuda de la guardia, trabándose en lucha cuerpo a cuerpo, sin armas, con el engendro, que sólo pudo liberarse de su agresor perdiendo a cambio uno de sus brazos y huyendo muy mal herido a su cueva. Al parecer, la victoria había sido lograda.
La felicidad ante tal proeza llevó al rey a regalar un collar a Beowulf y a celebrar una fiesta en su honor. Mientras la misma se llevaba a cabo, la protectora de Grendel, aun mas furiosa de lo que su vástago pudiera algún día llegar a estar, se presenta para vengarlo. Así mató a Ésker, hombre de Hrothgar, y se marchó llevándose el brazo que su pequeño había perdido.
Sin perder tiempo, Beowulf siguió el rastro de la criatura junto a sus guerreros y tras nadar casi un día en las profundidades de un lago atestado de bestias sobrenaturales, se encuentra con la madre de Grendel. Inmerso en una cruel batalla, el héroe quedó malherido pero utilizando una gigantesca espada consigue acabar con la ogresa cortándole la cabeza.
Entonces la victoria fue definitiva y las puertas a una vida tranquila para el rey Hrothgar y sus súbditos por fin quedaron abiertas. Considerando que su misión había sido cumplida, Beowulf, regresa a su tierra junto a todas las riquezas que le fueron otorgadas.
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