La historia de la humanidad es sinónimo de religión. Es indudable que muchas épocas históricas han sido profundamente marcadas por la fe de cientos de personas que veían en los llamados Dioses un sentido a sus míseras vidas. Ninguna etnia, tribu y/o sociedad se libra de que en sus entrañas germine una religión, ya sea monoteísta como politeísta. El misticismo es una cualidad inherente del hombre y la mujer, sobre todo, si se trata de magia, hechicería o brujería.
La religión Yoruba, conocida popularmente como Santería, se la relaciona comúnmente con la brujería. Originaria de Nigeria, los habitantes y, por lo tanto, practicantes de esta religión fueron esclavizados y llevados a trabajar a las plantaciones de Cuba y Brasil en el siglo XIX. Es allí donde la Iglesia Católica intentó evangelizarlos, y éstos alarmados ante la idea de renunciar a sus ideales, fingieron ser católicos, produciéndose el llamado “sincretismo”.
El sincretismo es quizás uno de los mayores misterios de la Santería -ésta es por tanto una combinación de la religión Yoruba y el catolicismo-, ya que la sociedad en general desconoce de qué se trata y que connotaciones tiene. Las deidades Yorubas se llaman Orishas. Cada Orisha fue “camuflado” por un santo católico; por ejemplo, a Shangó -un Orisha guerrero- lo empezaron a llamar Santa Bárbara, escogida por ser representada con una espada (sinónimo de fuerza, lucha).
Éste es sin duda, el motivo principal de que a esta religión se la conozca actualmente como “santería“. En el siglo XIX, los propietarios de estos esclavos los empezaron a llamar “santeros” con un tono peyorativo, ya que decían que éstos rezaban demasiado a los santos (sin saber el motivo principal). Asimismo, tuvieron que esconder ciertos ritos como el sacrificio (Ebbo), que consiste en poner una vela, comida o algún sacrificio animal como ofrenda al Orisha.
Poco a poco, o más bien, siglo a siglo, este sincretismo se ha hecho tan arraigado en los seguidores de la Santería que podría decirse que tanto los practicantes de Yoruba como los católicos rezan al mismo santo. Para ellos es exactamente lo mismo referirse a uno que a otro. Según sus principios, Obdumare (dueño de los cielos) es el creador de los santos, la personificación del Ashé (el poder de la creación). Esto quiere decir que se les puede hacer ciertas peticiones, pero eso sí, a cambio de un ritual o trabajo.
Para hacer este tipo de peticiones, la religión Yoruba establece una jerarquía. El Santero (sacerdote) es una persona profundamente conocedora de sus principios y secretos. Además, ha pasado una serie de pruebas para llegar a su condición, y ésto lo representa el ritual de “recibir El Santo”, es decir, se le asigna un Orisha que velará por él. Una vez que lo “recibe”, tiene poder para hacer sacrificios animales. Hay mucha confusión al respecto, ya que se suelen relacionar con la magia negra, cuando en la Santería está totalmente prohibido pedir a los Orishas el mal para los demás.
En definitiva, la Santería o Yoruba, se ha extendido por todo el mundo y tiene miles de adeptos. Los países más representativos son Cuba, Puerto Rico, Brasil (que también tiene una propia de origen común), República Dominicana, Panamá, Venezuela, España, México, y algunas zonas de Estados Unidos. Quizás su mayor poder de reclutamiento sea el poder pedir a una deidad y que la ejecución de un ritual garantiza los resultados.
La religión Yoruba, conocida popularmente como Santería, se la relaciona comúnmente con la brujería. Originaria de Nigeria, los habitantes y, por lo tanto, practicantes de esta religión fueron esclavizados y llevados a trabajar a las plantaciones de Cuba y Brasil en el siglo XIX. Es allí donde la Iglesia Católica intentó evangelizarlos, y éstos alarmados ante la idea de renunciar a sus ideales, fingieron ser católicos, produciéndose el llamado “sincretismo”.
El sincretismo es quizás uno de los mayores misterios de la Santería -ésta es por tanto una combinación de la religión Yoruba y el catolicismo-, ya que la sociedad en general desconoce de qué se trata y que connotaciones tiene. Las deidades Yorubas se llaman Orishas. Cada Orisha fue “camuflado” por un santo católico; por ejemplo, a Shangó -un Orisha guerrero- lo empezaron a llamar Santa Bárbara, escogida por ser representada con una espada (sinónimo de fuerza, lucha).
Éste es sin duda, el motivo principal de que a esta religión se la conozca actualmente como “santería“. En el siglo XIX, los propietarios de estos esclavos los empezaron a llamar “santeros” con un tono peyorativo, ya que decían que éstos rezaban demasiado a los santos (sin saber el motivo principal). Asimismo, tuvieron que esconder ciertos ritos como el sacrificio (Ebbo), que consiste en poner una vela, comida o algún sacrificio animal como ofrenda al Orisha.
Poco a poco, o más bien, siglo a siglo, este sincretismo se ha hecho tan arraigado en los seguidores de la Santería que podría decirse que tanto los practicantes de Yoruba como los católicos rezan al mismo santo. Para ellos es exactamente lo mismo referirse a uno que a otro. Según sus principios, Obdumare (dueño de los cielos) es el creador de los santos, la personificación del Ashé (el poder de la creación). Esto quiere decir que se les puede hacer ciertas peticiones, pero eso sí, a cambio de un ritual o trabajo.
Para hacer este tipo de peticiones, la religión Yoruba establece una jerarquía. El Santero (sacerdote) es una persona profundamente conocedora de sus principios y secretos. Además, ha pasado una serie de pruebas para llegar a su condición, y ésto lo representa el ritual de “recibir El Santo”, es decir, se le asigna un Orisha que velará por él. Una vez que lo “recibe”, tiene poder para hacer sacrificios animales. Hay mucha confusión al respecto, ya que se suelen relacionar con la magia negra, cuando en la Santería está totalmente prohibido pedir a los Orishas el mal para los demás.
En definitiva, la Santería o Yoruba, se ha extendido por todo el mundo y tiene miles de adeptos. Los países más representativos son Cuba, Puerto Rico, Brasil (que también tiene una propia de origen común), República Dominicana, Panamá, Venezuela, España, México, y algunas zonas de Estados Unidos. Quizás su mayor poder de reclutamiento sea el poder pedir a una deidad y que la ejecución de un ritual garantiza los resultados.
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