El mismo toma como personaje principal al rey Midas de Frigia e hijo de Gordias (nombre usado por la realeza en la historia mítica de Frigia) quien gobernó durante el 740 a. C. y el 696 a. C y que según la mitología griega se caracterizaba por su áspero trato con los dioses y su obsesión por las riquezas. De esta manera, tras una lección aprendida con el dios Dionisio, decidió retirarse al campo con el fin de llevar una vida más tranquila. Pero tal deseo no llegaría a concretarse.
Paseando un día a través del bello y calmo paisaje, Midas presenció una competencia musical arbitrada por el espíritu del monte Tmolo entre el multifacético dios del Olimpo, Apolo, quien tocaba la lira y Pan, el semidiós de los pastores y rebaños hábil con la siringa.
Luego de un duelo de melodías y ante la clara superioridad de Apolo, Tmolo decidió premiar a éste provocando que Midas interfieriera y se mostrara en desacuerdo sobre el resultado. Apolo se ofendió tanto que en consecuencia decidió que Midas llevara por siempre sobre su cabeza orejas de burro. Sin embargo el orgulloso rey las ocultó bajo un sombrero y guardó el secreto.
Lamentablemente el barbero, uno de los hombres más allegados, se enteró de este singular defecto y por no poder soportar tan pesado secreto sobre si, confió a un agujero excavado en el suelo lo que sólo él conocía, lo rellenó y tomó el camino de regreso. Pero pasado el tiempo crecieron allí juncos y el viento, al pasar a través de ellos, dispersó el secreto por todo el mundo logrando que se decretara la muerte para Midas.
Así, el mito, a través de la historia, posiblemente haya sido adaptado o utilizado por distintos pueblos antiguos para señalar a aquellas personas que no poseían la suficiente sabiduría en alguna determinada temática, hasta llegar a nuestro mundo moderno y pasar a formar parte del vocabulario cotidiano.
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