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Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



jueves, 14 de octubre de 2010

Mito Cristiano De La Creación


En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.

Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero. Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.» E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmamento «cielo». Y atardeció y amaneció: día segundo.

Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue. Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mar»; y vio Dios que estaba bien.

Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto según su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue. La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla según sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro según sus especies; y vio Dios que estaban bien. Y atardeció y amaneció: día tercero.

Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y sirvan de señales para solemnidades, días y años; y sirvan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue. Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para regir el día, y el lucero pequeño para regir la noche, y las estrellas; y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar la tierra, y para regir el día y la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día cuarto.

Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra frente al firmamento celeste.» Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente que repta y que hacen bullir las aguas según sus especies, y todas las aves aladas según sus especies; y vio Dios que estaba bien; y los bendijo Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas de los mares, y las aves crezcan en la tierra.» Y atardeció y amaneció: día quinto.

Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes según su especie: bestias, reptiles y alimañas terrestres según su especie.» Y así fue. Hizo Dios las alimañas terrestres según especie, y las bestias según especie, y los reptiles del suelo según su especie: y vio Dios que estaba bien.

Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la tierra.

Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó.

Y los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.»

Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; os servirá de alimento.

"Y a todo animal terrestre, y a toda ave del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de vida, les doy la hierba verde como alimento." Y así fue. Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto.

Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra y todo su aparato, y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.

Ésos fueron los orígenes del cielo y la tierra, cuando fueron creados.

Semejanzas y diferencias entre los diferentes mitos cosmogónicos

Una vez que se han leído diferentes mitos cosmogónicos, se puede ver claramente que todos ellos poseen elementos comunes y dispares. A parte de cumplir la misma función, hay algunos trazos que dotan a todos ellos de unidad. Todos ellos hablan de cómo surgió el universo conocido y para ello siempre hacen un retrato inicial de lo que había antes. Es aquí cuando aparece un concepto muy interesante, el del Caos, Vacuidad… Ovidio lo define como "una masa tosca y desordenada", la cultura tibetana lo entiende como "un inmenso vacío sin causa y sin fin", la mitología escandinava cree que todo comenzón "en los tiempos en que nada existía, se abría en el espacio un vasto y vacío", el Popol Vuh de los mayas cuenta que todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo", y los Cheyenne reinciden en la idea de que "al principio no había nada. Absolutamente nada. Todo estaba vacío."

Por lo tanto, podemos distinguir tres teorías de lo primigenio: aquella en la que no existía nada; otra en la que algo existía, pero en desorden; y una tercera en la que sí que había algún elemento presente en la actualidad, como la tierra, los mares, los cielos… En todas las mitologías se continúa con una relación de cómo lo que ahora es fue creado por un dios, por una fuerza misteriosa y extraña o a partir de un todo informe. Generalmente comienzan por la aparición de los medios físicos: tierra, aire, cielos, mares… Lo siguiente suele ser la vida en alguna de sus múltiples formas: vegetales, animales… Y finalmente: el hombre, el ser humano.

En algunas mitologías más complejas, como la griega y la romana, cada elemento natural y conceptos abstractos (muerte, amor, bondad, discordia…) tienen una propia divinidad y su aparición da lugar a complejas genealogías divinas.

Es interesante comentar la relación entre las divinidades y el ser humano. A veces, se establece una especie de contrato, por el cual los hombres deben adorar a los dioses ya que éstos crearon todo para ellos. En otras ocasiones, los mortales deben vivir en armonía con la naturaleza ya que son una parte más de un todo de origen divino. Parece muy interesante la idea de que dependiendo de la interacción dioses-hombres, el desarrollo de toda una civilización y su mentalidad siguen un camino u otro. Por ejemplo: la cultura romana pudo justificar todo su poderío y supremacía en su mitología ya que su conducta se ve reflejada en ella (guerras, conquistas, origen divino…). En cambio, los indios, aborígenes australianos y tribus sursaharianas no tienen esa idiosincrasia, son pueblos más o menos pacíficos que viven en armonía con la naturaleza.

Para resaltar algunos elementos comunes se pueden citar coincidencias como las nueve Walkirias (mitología germánica) y las nueve Musas (mitología griega), dioses que ocupan cargos homólogos como Zeus y Thor (ambos dioses de la tormentas), y un largo etcétera.

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