Obviamente, tales afirmaciones y el hecho de que gran parte de la “terra incognita” tuviera perfil e incluso accidentes geográficos como montañas o ríos en un mapa de la época, plantea una serie de preguntas, que cuanto menos nos hacen cuestionarnos cómo es posible que se obtuviera tal información.
Pero empecemos por el principio y conozcamos el origen del marino turco y del mapa que le ha hecho famoso.
El poder marítimo del Imperio Otomano de los S.XV y S.XVI.
Corría noviembre del año 1929 y en el palacio de Topkapi, en Estambul (que se estaba reconvirtiendo en museo), situado en uno de los más bellos lugares de la ciudad turca, llamado Sarayburnu, el director del los Museos Nacionales, Halil Edhem, se dispone a realizar la tediosa tarea de clasificar numerosos objetos que permanecen aún en el anonimato de la Historia. Entre estos, descubre el que parece ser un mapa muy antiguo, dibujado sobre piel de gacela, que le hace sospechar, de ser auténtico, que un marino turco contemporáneo de Cristóbal Colón, ya conocía la práctica totalidad del Mundo.
Pero, ¿quién era el creador del fabuloso mapa? ¿Cómo pudo dibujar todo el Mundo en aquella época?
En el S.XV y tras la conquista de Estambul, los otomanos se convirtieron en un verdadero imperio. Para afianzar la dominación turca, tenían que controlar tanto el Mar Negro como el Mediterráneo, y el medio para ello sería una poderosa fuerza naval. Esta fue la clave de que el imperio otomano se expandiera de forma prodigiosa, llegando hasta las puertas de Viena en el oeste, al Caúcaso, Irán, Irak y Arabia en el Oriente y Siria, Egipto, Túnez y Argelia en el Medio Oriente.
En aquellos momentos, tanto el Mar Negro, como el Mediterráneo, incluyendo las costas adriáticas, estaban bajo el casi total dominio turco, gracias a la aportación en su armada de grandes almirantes como Piri Reis, Burak Reis, Kemal Reis, Muslahiddin Reis, Barbaros Hayrettin o Killic Ah
El Almirante Piri Reis (¿1470? – 1554), del que se desconoce su fecha exacta de nacimiento, vino al Mundo en Gelibolu (o Gallipoli), una ciudad de la costa del Mar de Mármara, que era una de las bases navales más destacadas del Imperio Otomano. Se le llamó Muhiddin Piri y su padre, Haci Mehmet y su tío, el almirante Kemal Reis, eran muy conocidos en aquellos momentos dentro del Imperio. El historiador turco Ibni Kemal, refiere a la infancia y adolescencia del joven Piri: “Los chicos de Gelibolu crecen en el agua, como los cocodrilos. Sus cunas son los barcos y están acostumbrados a dormirse acunados por los vaivenes del mar”. Queda claro, según esta afirmación, que los oriundos del lugar, estaban muy relacionados con el medio acuático.
El muchacho pasó los primeros once años de su vida en su pueblo natal y como otros chicos de su edad, adquirió sus primeras nociones sobre el mundo que le rodeaba, de las ideas que le imbuían sus círculos más cercanos, como su familia, amigos o la escuela a la que asistía. A los doce años, se embarca como parte de la tripulación de su tío Kemal Reis y a partir de entonces dejaría de ser un anónimo muchacho turco para convertirse en toda una leyenda.
Los primeros pasos de su carrera naval, fueron vigilados de cerca por su tío, quien le obliga a realizar toda clase de tareas navales durante catorce años seguidos, navegando ambos como piratas, tal y como era costumbre en la época. Su tío se gana el respeto y admiración de amigos y enemigos y se forja un nombre, debido a sus esfuerzos personales. Por ello, en 1494, Kemal Reis acepta el reconocimiento oficial que el gobierno otomano le muestran a él y a toda su experimentada tripulación. El joven Piri, recoge todas sus vivencias de estos años en un diario que posteriormente se convertiría en el libro Bahriye (Sobre la navegación), donde se van desgranando sus experiencias de aquellos lugares que iba visitando con su tío y los hechos históricos más significativos del momento que le tocó vivir.
Con la solicitud de ayuda de la población musulmana de Granada a los tunecinos, egipcios y otomanos, ante el avance imparable que daría como resultado la expulsión de los musulmanes en España, Kemal Reis es enviado a la zona para liderar una partida pirata que se encarga de trasladar a esos musulmanes a las costas de África. Desde 1487 hasta 1493, Piri participa en aquella zona en numerosas actividades navales, piratas, por su puesto. De ese período se ha obtenido una gran información de la costa oeste del Mediterráneo y las islas del lugar, tal y como comenta de Minorea (Menorca) en las Balearie (Baleares): “Llaman al puerto de la isla Portulano. Lo cierto es que es un buen puerto y tan pronto lo dejas y viras navegando a lo largo de la costa este en dirección al norte, llegas a un manantial que emerge de debajo de una higuera, sobre la que existe una fortaleza. Alrededor del manantial, puedes estar seguro que siempre encontrarás barcos árabes y turcos que se encuentran recogiendo agua en el lugar”. (Bahriye, pag 532).
En estos seis años de piratería, Kemal Reis y su sobrino Piri, encontraron su hogar a lo largo de la costa africana, fuera en Argelia, Túnez o Egipto, estableciendo estrechas relaciones con los lugareños. Por otro lado, participaron en la campaña por Sicilia, Cerdeña y Córcega, entre 1490 y 1491. En 1495, con la llegada al poder del sultán Bayezid II, que decidió reforzar aún más su poder naval, Kemal Reis recibió el reconocimiento a su carrera y se le llamó a unirse a la flota imperial. Su sobrino estaba, por supuesto, también convocado.
Mediante la intercesión de su tío Kemal, en aquellos momentos comandante en jefe de la flota, Piri obtuvo el mando de algunos buques de guerra. Participó activamente, entre 1500 y 1502, en la guerra contra los venecianos, siendo reconocido por su bravura y destreza en combate. Tras esta confrontación, se le asciende a almirante de la flota, pero el fallecimiento de su tío en combate, le priva de su mayor protector, si bien él mismo se había forjado ya un nombre y una posición social envidiables.
Tras el fallecimiento de su tío, deja la mar y empieza a trabajar en su primer mapa del Mundo, en su ciudad natal, Gelibolu. La sección del mapa de que se dispone actualmente, corresponde a una parte de éste. Fue durante el esbozo de este mapa, cuando inició la recomposición (reordenación) de su diario, que posteriormente se convertiría en el libro Bahriye, que como se ha mencionado, se convirtió en una especie de guía – memoria de viajes y navegación.
En 1516 ó 1517, se le otorga de nuevo la responsabilidad de comandar una escuadra de galeras que participarán en una campaña otomana contra Egipto y en la que, al mando de Cafer Bey, tomará Alejadría. Piri, junto con una parte de su flota, navegó hacia El Cairo, a través del Nilo, experiencia de la que se extrajo un detallado mapa y abundante e interesante información del área.
Tras su periplo egipcio y ya bajo el reinado de Suleyman El Magnífico, que llegó al poder en 1520, Piri toma parte en la época más gloriosa de la flota turca, donde cada batalla se contaba por victoria, como la campaña de Rodas de 1523. El propio Suleyman le insta a ser el guía del Gran Visir Pargall Ibrahim Pasa durante esta campaña, a fin de que compruebe con sus propios ojos la grandeza de su armada.
Fue tras esta campaña que Ibrahim Pasa se da cuenta de la importancia del Bahriye y le pide a Piri convertir sus notas en un libro, a fin de que se puedan hacer copias y editarlo. Sin dudarlo, Piri regresa a Gelibou y se pone manos a la obra. Con la ayuda de Ibrahim, se lo regala al sultán, quien se queda maravillado. Corría el año cristiano de 1526 (el árabe de 923).
Desde ese mismo año y en adelante, su biografía es fácilmente rastreable y sabemos que Piri se convirtió en almirante de los buques de la flota de los mares del sur, que corresponde a la zona del Océano Índico, el Mar Rojo y el Mar de Arabia. Tras un largo servicio al sultanato, falleció en 1584, a la edad de 84 años, con lo que desapareció uno de los navegantes, prácticamente desconocidos, que más aportó a la ciencia de la navegación.
El Bahriye.
El joven pero experimentado Piri, a lo largo de sus viajes por el Mediterráneo, tuvo la oportunidad de conocer y estudiar diferentes puertos españoles, tunecinos, franceses y adriáticos. A pesar de que se empapó de cualquier referencia contemporánea a los lugares que visitaba, enriquecía con sus propias observaciones aquello que leía en otros libros o fuentes, formando de este modo, la rica base cultural de su libro Bahriye. En él, podemos encontrar una fiel descripción de pueblos y ciudades mediterráneas, mapas, cartas de navegación y dibujos de todo aquello que visitaba.
Básicamente, el libro es una suerte de guía naval de viaje, en el que Piri reunió toda la información previa de la que disponía con los conocimientos necesarios para que los navegantes pudieran conocer las más importantes rutas costeras y puntos a tener en cuenta. En este sentido, el libro constituye no sólo una mera guía de navegación, sino uno de los más importantes portulanos (mapa o carta que muestra la posición de los puertos basándose en la idea de que la Tierra es plana) de la época. De hecho, uno de los aspectos más significativos de los mapas que aparecen en el libro, es de su propia invención: para hacer más accesible a sus lectores toda la información contenida en los mapas, estos eran de tamaño grande y estaban complementados con índices, que permitían la fácil ubicación de cualquier punto.
Existen un total de 29 versiones del libro, algunas de las cuales datan de 1520 y una de ellas, sita en el Museo de Santa Sofía de Estambul, tiene un total de 858 páginas. La parte inicial del libro se divide en 21 capítulos de 1107 versos, que es como redactó estas observaciones, ya que pensó que sería un estilo fácil de recordar y memorizar. En los Capítulos I y II, se detalla los pormenores que le llevaron a redactarlo y su vida con Kemal Reis. En los Capítulos III al V, da información sobre las tormentas, los vientos y el compás. En el Capítulos del VI y VII, nos detalla cómo interpretar los mapas y los signos más emblemáticos que se hallan en ellos. En el Capítulo VIII, algo curioso, nos cuenta que uno de los cuatro mares que cubren la Tierra, tiene varios continentes, a los que le pone nombre. Además menciona los nombres de los siete mares que se conocían. El Capítulo IX está dedicado a los descubrimientos geográficos de los portugueses, y el Capítulo X es una divagación sobre el hecho de que Abisinia (actual región de Etiopía) se extiende hasta el Cabo de Buena Esperanza.
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