Muchos lugareños afirman que han visto al animal convertido en piedra y que la historia es real. Sin embargo, también hay quienes aseguran que es una simple formación natural en lo alto de un cerro. Mito o no, lo cierto es que ha generado un sinfín de leyendas y aquí tenemos una versión que habla del porqué de la existencia de dicho animal.
Por ahí, en un cañón que sube de Villa de Guadalupe a la hacienda de Solís, hay una serpiente; está sobre la sierra y se forma como un camino donde se apartan las cabezas –son siete cabezas– que tiene el animal. También por ahí hay un cerrito boludito, prieto, que es un cuervo y ese cuervo iba guiando a la serpiente.
Cuentan que esa serpiente de las siete cabezas era como un embrujo de los antiguos huachichiles –muy bravos esos hombres–. Entonces viene la historia que en los años antiguos la conjuró a esa serpiente el padre –un padre que ha de haber estado en la iglesia de Villa de Guadalupe o en la de Solís–, y la conjuró porque parece que venía esa serpiente a un rancho que le llaman el Rancho Alegre; que iba a caer ahí a comerse a la gente. Entonces el padre la conjuró y ahí está hecha piedra. Sí, eso cuentan, que la serpiente está hecha piedra y el cuervo hecho cerrito.
Y luego digo yo: «Bueno, ¿cómo estará eso de que vuelva a resucitar ese animal, que ya no esté hecho piedra; cómo estará eso?». Es que, según la plática, se dice que un mal día esa serpiente de la siete cabezas ya no va tener el conjuro y va resucitar y va seguir su camino para comerse a la gente de Rancho Alegre o de cualquier otro lugar hasta donde vaya ella a cumplir la misión que le encomendaron los huachichiles.
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