Este personaje era muy conocido por todos, por ser un aventurero que constantemente cambiaba de mina, pues su genio vagabundo y su pie nómade lo llevaba a recorrer de un lado a otro, ganando apenas para subsistir y pasando muchas veces hambre y penurias, echándose las penas a la espalda, volvía siempre a partir para iniciar su pesada tarea en cualquier otro lugar.
Un día que trataba de obtener el mineral, que le daría su sustento, quiso la mala suerte que se desprendiera un gran trozo de roca y tras ella, toneladas de tierra..., y el barreterito quedó allí sepultado para siempre...
Desde entonces, - según dicen los mineros, su espíritu recorre todas las minas en que trabajó, dejando oír su continuo y alegra barretear... El viento, fugaz mensajero del espacio, lleva a través de las negras bocas de los túneles y galerías el eco de sus golpeteos.
Los mineros que los han oído, o han creído oírlo, se persignan temerosos, previendo, quizás un destino semejante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario