Tras un largo viaje, llegaron a las tierras del joven y tras contraer matrimonio, Sedna descubrió quién era en realidad su nuevo marido; un petrel, un ave marina, con la capacidad de adoptar forma humana. Sedna, asustada, quiso escapar.
Resultado de imagen de petrelEntretanto, el padre de Sedna, había emprendido la búsqueda de su hija, desesperado. Al fin, llegó a las tierras del petrel y encontró a su hija, a la que escondió detrás de unas rocas y esperó a que su marido se fuera de casa en busca de pesca. cuando éste hubo abandonado su morada, Sedna y su padre huyeron.
Sin embargo, el petrel llegó a tiempo para ver como ambos huían y comenzó una persecución, en la que además provocó una gran tormenta que hacía peligrar la embarcación. Ante esta situación, el padre de Sedna arrojó a su hija por la borda.
Sedna, agarrada al costado del barco, suplicó a su padre que la salvara, mientras la violencia de la tormenta iba en aumento. Su padre no solo no la ayudó a salvarse sino que fue cortando uno a uno los dedos de su hija, que según caían al mar, iban convirtiéndose en focas, ballenas y narvales. Antes de que Sedna cayera al mar, su padre le arrancó un ojo. La muchacha descendió al mundo inferior del fondo del mar, convirtiéndose en dueña y señora de todos aquellos mamíferos marinos que habían sido sus dedos.
Por lo general, Sedna suele ser generosa con los seres humanos y cuidadosa con los animales marinos, pero en ocasiones, cuando los cazadores causan daño al alma de los animales, ella los retiene, provocando escasez de caza para los humanos. Cuando se dan estas situaciones, un chamán debe viajar a la morada de Sedna y rogarle que suelte a los animales.
A veces, los mamíferos marinos se quedan prendidos en la cabellera de Sedna, enredada debido a la violación de los tabúes por parte de los humanos y ante esta situación, el chamán debe viajar hasta las profundidades del mar para peinar a Sedna, puesto que ella no tiene dedos, y así liberar a los animales que servirán de alimento de los humanos.
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