domingo, 3 de mayo de 2015
El Misterio De La Tumba De Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe. El poeta maldito, el
escritor de lo macabro, el genio de la ciencia y el precursor de las
novelas de detectives… La estela de su leyenda sigue presente en la
actualidad gracias a sus obras inmortales, y también, por ese
espíritu donde lo trágico se mezclaba con lo romántico perfilando
esa figura que siempre nos ha sido tan atractiva.
Puede que tú también seas uno más de
sus millones de admiradores, personas que recuerdan que cada 19 de
enero se cumple un año más del aniversario de Edgar Allan Poe. Lo
que es posible que no sepas es que desde que se cumplió el
centenario de su muerte en 1949, alguien ha ido dejando año tras año
en su tumba, un pequeño y curioso tributo para honrar su memoria:
tres rosas y una botella de coñac.
Edgar Allan Poe “Toaster”
La tumba de Edgar Allan Poe se
encuentra en Maryland, Baltimore, Es una losa más bien sencilla en
la que se halla un cuervo esculpido, ese símbolo que más identifica
su obra gracias al famoso poema con el mismo nombre, “The raven“.
Son muchos los testigos que han podido
ver año tras año, una figura vestida de negro abriéndose paso en
las madrugadas del 19 de enero, su objetivo, dejar tres rosas y una
botella de coñac en la tumba del escritor y periodista. Hay años en
que varios equipos de las televisiones locales aguardan
estratégicamente escondidos en el cementerio con el fin de “cazar”
a ese personaje, pero nunca han podido dar directamente con él, no
hay más testimonios de extrañas fotografías con sombras difusas…
pero lo que sí queda claro son esos elegantes regalos que descansan
al pie de la tumba de Edgar Allan Poe por las mañanas.
La prensa piensa que no se trata de una
sola persona, alguien que desde 1949 tomó la decisión de realizar
esta peripecia de tintes románticos, según explican se trata varias
personas unidas por un mismo fin y una misma admiración a los que
denominan coloquialmente como “Poe Toaster“.
rosas
El testimonio del viejo empleado del
cementerio
No se conoce su nombre, pero este viejo
encargado del cementerio donde se hallan los restos de Edgar Allan
Poe, afirma que se trataba de dos personas. Un hombre inició esta
costumbre en 1949 hasta 1998 en que murió, puesto que se año no
hubo ningún tributo en la tumba de Edgar Allan Poe. Después, la
tradición fue retomada fielmente por su hijo, quien añadió un
pequeño cambio que todo el mundo agradeció: dejó pequeños
mensajes, cartas encriptadas al más puro estilo de Poe, algo que
levantó aún mayor expectación entre la prensa y los admiradores de
los “Poe Toaster”.
misterio
Lo triste de esta historia es que desde
el 2010 no ha vuelto a repetirse esta curiosa aventura. La tumba del
genial escritor vuelve a quedar vacía en todos los 19 de enero, día
de su aniversario. Ya nadie ha vuelto a dejar esas tres rosas y la
botella de coñac para el alma maldita de Edgar Allan Poe… y
seguramente lo eche de menos, al igual que la prensa y los vecinos de
Maryland acostumbrados desde 1949 a esta grata curiosidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario