En la institución pacense hay muchas niñas hospedadas y al mediodía, los más pobres de los alrededores acuden hasta allí con la intención de llevar algo caliente hasta sus estómagos.
Leandra Rebollo, la cocinera del hospedaje, no está hoy de buen humor. Las donaciones a la institución en los últimos días han sido prácticamente inexistentes y se encuentra ante la tristeza de tan solo tener tres tazas de arroz (750 grs) para verter en la enorme olla. Hoy los pobres no comerán y para las niñas internas, apenas llegará para engañar sus estómagos.
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