jueves, 7 de mayo de 2015
El Nacimiento Del Primer Shaman
Adja era un joven persa que enfermó en
extrañas circunstancias. Su cuerpo perdió toda fuerza y fue dado
por muerto. Pero, realmente lo que le sucedió es que cayó en un
sueño tan profundo como desconocido. Los pájaros negros lo tomaron
y lo elevaron al cielo, mundo superior regido por las aves.
Allí fue criado y educado por ellos.
Cuando adquirió el grado de conocimiento deseado por dichos pájaros,
lo redujeron al tamaño de un embrión y lo depositaron en el vientre
de una mujer. Así, volvió a nacer en el seno de una nueva familia
sin tener recuerdos de su pasado. Según crecía, iba descubriendo
que tenía poderes curativos y su ingenio crecía, según crecía su
cuerpo. Se dedicó a curar a los enfermos, a crear ungüentos, a
recuperar las almas perdidas y, en fin, a utilizar todos los recursos
que la naturaleza ponía a su alcance con la ayuda de los pájaros.
En su larga vida pudo enseñar sus
conocimientos a varios pupilos, y éstos, a otros tantos,
desarrollándose así la tradición shamánica oriental. Sólo unos
pocos elegidos pudieron demostrar sus dotes y desarrollar todos los
conocimientos e ingenios necesarios para convertirse en un auténtico
shamán. La propia naturaleza se encargó de comunicarse con las
personas elegidas para ser el enlace entre ella y los hombres, para
que la humanidad nunca olvide que ella está ahí y que si nos
portamos bien con ella revertirá en beneficio propio.
Así, los shamanes son médicos, guías
espirituales y suelen estar dotados con el don de la poesía. Basan
su energía en el poder de la naturaleza y en su conocimiento. Son
respetados y adorados como dioses, siendo un referente vital para sus
pueblos.
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