domingo, 1 de marzo de 2015
Humberstone, Los Fantasmas De Las Salitreras
Desde mediados del siglo XVIII hasta
mediados del XIX, cientos de pueblos se crean alrededor de las
oficinas salitreras, lugares de extracción del salitre y
controlados por unas pocas multinacionales. El dinero corre a
raudales y los pueblos se dotan de todas las comodidades como
teatros, piscinas, hospitales, salas de baile… etc.
Pero el dinero
solo corre en los bolsillos de los dueños de estas oficinas, que
viven en fabulosas mansiones y gozan de todo tipo de lujos mientras
miles de trabajadores extraen el valioso nitrato en las más
infrahumanas condiciones, las enfermedades pulmonares a causa de los
gases y los vapores de los procesos de extracción hacen estragos en
aquellas gentes.
En los poblados salitreros se emplea un sistema de
pago por fichas, no existe el dinero, de ese modo los señoritos
ingleses se aseguran que todo queda en casa, porque las fichas que
cobran sus trabajadores, las gastan en lo necesario para su
subsistencia y todo, comida, ropa… todo se lo vuelven a comprar al
mismo señorito inglés, ya que también es el dueño de lo que se
comercia en el pueblo.
Pero los años felices acaban, a
alguien le da por inventar en algún lugar el amoníaco sintético y
los abonos naturales comienzan a pasar a un segundo plano, el trabajo
comienza a escasear y los sindicatos de los trabajadores comienzan
las revueltas que acaban de forma sangrienta.
En algunos casos más de dos mil
personas son asesinadas a tiros por el ejército Chileno que acaba de
forma tajante con la sublevación de esta pobre gente.
En pocos años estos pueblos se
convierten en pueblos fantasmas, totalmente abandonados en mitad de
un desierto que los devora sin compasión en pocos años.
Hoy en día la mayoría de ellos son
simples montones de tierra en mitad del desierto y tan apenas unos
pocos se mantienen en pié para recordar al mundo su existencia.
La oficina de Humberstone y la de Santa
Laura son las que mejor se conservan e incluso son patrimonio de la
humanidad desde el año 2005.
Se cuenta que las vivencias de aquellas
gentes, su sacrificio y sus muertes todavía siguen impregnadas en
las calles y paredes vacías y que apariciones fantasmales y
psicofonías de lo más tétricas son algo común en estos
terroríficos a la par que bellos pueblos sin vida.
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