jueves, 5 de marzo de 2015
Juan De Jerusalén: El Profeta Templario
Muy poco nos cuenta la historia de este
enigmático personaje. Sabemos que nació en las cercanías de la
población de Vézelay, en la región francesa de la Borgoña, en
1042 y falleció en el año 1119 a los 77 años de edad. Juan de
Jerusalén, también conocido como Jean de Vézelay, iniciado en las
artes astrológicas, alquímicas y esotéricas, sobre el año 1099,
durante su estancia en Jerusalén, mantuvo constantes encuentros
secretos con grandes ocultistas e iniciados, místicos y cabalistas;
tanto hebreos como musulmanes.
Más tarde formó parte de los nueve
caballeros franceses que, en 1118, fundaron la Orden del Temple.
Antes, en los albores del año 1110, escribiría unos manuscritos
repletos de alusiones con tintes proféticos. Incluso, se plantea la
posibilidad de que el conocido médico, astrólogo y profeta, también
de origen francés, Michel de Notre-Dame (Nostradamus), se inspirara
en los textos del templario para desarrollar sus famosas centurias.
PROTOCOLO SECRETO
Los escritos proféticos de Juan de
Jerusalén fueron realizados a principios del año 1110. Durante más
de ochocientos años el manuscrito fue salvaguardado a través de
distintos círculos herméticos; donde era conocido como "Protocolo
Secreto"
En el año 1941, durante la Segunda
Guerra Mundial, el manuscrito fue localizado en una sinagoga de la
ciudad polaca de Varsovia por miembros de la SS nazi. Con la entrada
de las fuerzas soviéticas a la ciudad de Berlín, al parecer, el
manuscrito fue hallado en el búnker de Hitler; e inmediatamente
puesto a buen recaudo.
Años más tarde fueron localizados por
el profesor Galvieski en los archivos secretos de la KGB quién, en
el año 1994 los publica a través de una editorial francesa. Las
investigaciones del profesor, le han llevado a la conclusión de la
existencia de siete ejemplares del manuscrito. Tres le fueron
entregados a Bernardo de Claraval a través del Gran Maestre de los
templarios. De los cuatro restantes, hipotéticamente, uno estaría
en los archivos secretos vaticanos; otro en la abadía de Vézelay,
de donde desapareció durante el proceso contra los templarios; otro
en poder de Nostradamus y, finalmente, cabe la posibilidad de que
actualmente exista uno en alguno de los veinte monasterios ortodoxos
que circundan el Monte Athos, en Grecia.
ESCRITOS PROFÉTICOS
En un manuscrito del siglo XV hallado
en el monasterio de la Trinidad y San Sergio, en Zagorsk: setenta
kilómetros al norte de Moscú, se define a Juan de Jerusalén como:
"Prudente entre los prudentes, santo entre los santos, alguien
que sabía leer y escuchar el cielo".
Juan de Jerusalén nos legó sus claves
proféticas, sin duda, sobre los acontecimientos que tendrían lugar
a finales del segundo milenio y durante el transcurso del tercero...
Todas las profecías comienzan con la misma frase: "Cuando
empiece el año mil que sigue al año mil..."
Estas son algunas de ellas que, como se
puede comprobar, resultan fáciles de interpretar.
Cuando empiece el año 1000 que sigue
al año 1000...
"El hambre oprime el vientre de
tantos hombres y el frío aterirá tantas manos, que estos querrán
ver otro mundo. Y vendrán mercaderes de ilusiones que ofrecerán el
veneno...
Pero este destruirá los cuerpos y
pudrirá las almas; y aquellos que hayan mezclado el veneno con su
sangre serán como bestias salvajes caídas en una trampa, y matarán,
y violarán, y despojarán, y robarán; y la vida será un
Apocalipsis cotidiano".
Cuando empiece el año 1000 que sigue
al año 1000...
"Los hombres ya no confiarán en
la ley de Dios, sino que querrán guiar su vida como a una montura;
querrán elegir a los hijos en el vientre de sus mujeres y matarán a
aquellos que no deseen. Pero ¿qué será de estos hombres que se
creen Dios?"
Cuando empiece el año 1000 que sigue
al año 1000...
"El hombre habrá cambiado la faz
de la Tierra; se proclamará el señor y soberano de los bosques y
las manadas. Habrá surcado el Sol y el cielo y trazado caminos en
los ríos y los mares. Pero la Tierra estará desnuda y será
estéril. El aire quemará y el agua será fétida. La vida se
marchitará porque el hombre agotará las riquezas del mundo".
Cuando empiece el año 1000 que sigue
al año 1000...
"La sangre se hará impura; el mal
se extenderá de lecho en lecho, el cuerpo acogerá todas las
podredumbres de la Tierra, los rostros serán consumidos, los
miembros descarnados... el amor será una peligrosa amenaza para
aquellos que se conozcan solo por la carne..."
Cuando empiece el año 1000 que sigue
al año 1000...
"Las enfermedades del agua, del
cielo y de la Tierra atacarán al hombre y le amenazarán; querrá
hacer renacer lo que ha destruido y proteger su entorno; tendrá
miedo de los días futuros. Pero será demasiado tarde; el desierto
devorará la Tierra y el agua será cada vez más profunda, y en
algunos días se desbordará, llevándose todo por delante como en un
diluvio, y el día siguiente la tierra carecerá de ella y el aire
consumirá los cuerpos de los más débiles".
Cuando empiece al año 1000 que sigue
al año 1000...
"Todos sabrán lo que ocurre en
todos los lugares de la Tierra; se verá al niño cuyos huesos están
marcados en la piel y al que tiene los ojos cubiertos de moscas y al
que se da caza como las ratas. Pero el hombre que lo vea volverá la
cabeza, pues no se preocupará sino de si mismo; dará un puñado de
granos como limosna, mientras él dormirá sobre sacos llenos. Y lo
que dé con una mano lo recogerá con la otra".
LA ABADÍA DE VÉZELAY
La población de Vézelay está
enclavada en la región de la Borgoña; a doscientos veintiún
kilómetros de París. Esta pequeña ciudad que, según el censo del
año 1999, contaba con cuatrocientos noventa y dos habitantes, debe
su origen a una abadía Benedictina donde, al parecer, se conservan
los restos de María Magdalena. En dicha abadía, en el año 1096,
Godofredo de Bouillón dio comienzo a la Primera Cruzada. Cincuenta
años más tarde (1146), desde el mismo lugar, Bernardo de Claraval,
anuncia el comienzo de la Segunda Cruzada.
En 1840, los trabajos de restauración
de la abadía son efectuados por Viollet-le-Duc; amigo y confidente
del alquimista que maniobró bajo el seudónimo de Fulcanelli.
También, como hecho curioso a destacar, Vézelay es el primer lugar
de Francia donde se instauró el culto a María Magdalena.
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