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jueves, 1 de agosto de 2013
Funeral Celeste
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En zonas montañosas, mientras mayor sea la altura, más escasa
es la posibilidad de obtener leños, pues a mayor altura encontramos cada vez
menor vegetación, haciéndose esta más baja, de tallo herbáceo y no leñoso. Es
este el caso de la zona de la cordillera de Los Himalayas, donde la altura
promedio donde viven las personas es superior a los 2.500 MSNM (metros sobre el
nivel del mar). Tal vez por la razón antes mencionada es que en el Tíbet sea
común como práctica funeraria, que el cadáver de un difunto no pueda ser
cremado. En gran parte del Tíbet el terreno es demasiado duro y rocoso para
cavar una tumba, y con el combustible y la escasez de madera, realizar un
“entierro celestial” sea más práctico que la cremación.
El entierro celestial, también conocido como “Funeral
Celeste Tibetano”, sigue el principio budista de que “no hay necesidad de
preservar el cuerpo”, pero también es importante el “querer” que el difunto se
“ahorre” el “sufrimiento del alma” de permanecer junto al cuerpo mientras dure
la completa descomposición de este, para poder después encarnarse en un cuerpo
nuevo. ¿En qué consiste el “Funeral Celeste Tibetano”?... Es simplemente una
“adaptación” del ritual funerario budista, donde se lleva a efecto el llamado
“Jhator” que literalmente significa "dar limosna a los pájaros", pues
en la práctica el ritual es una “disección” del cadáver para después dejarlo
expuesto, en la cima de una montaña, como alimento de las aves de carroña
(buitres y otros).
Cuando una persona en el Tíbet fallece, un “lama” (en el
Budismo tibetano, el lama es el monje, maestro o guía espiritual) acude a la
vivienda para recitar oraciones del “Bardo Thodel” (Libro Tibetano de los
Muertos), durante un día completo, todo esto para ayudar al alma del difunto a
que atraviese los diferentes bardos o estados que existen entre la muerte y la
próxima encarnación, ayudado también con la quema de incienso. En el tercer día
el cuerpo es bendecido y trasladado al lugar del funeral, generalmente en lo
alto de la montaña, acompañado de sus parientes cercanos. En la madrugada
comienzan los trabajos de “desmontaje” del cuerpo, el que es recibido por un
“rogyapa”, quien será el encargado de realizar el proceso de disección. Lo
primero que hacen es cortar el pelo del fallecido y luego trozan el cadáver con
hachas y cuchillos. Los huesos son machacados y triturados, para luego
mezclarlos con “tsampa" que es una pulpa hecha con harina de cebada, té,
mantequilla o leche de yak. Generalmente se les da primero los huesos
triturados a los buitres y cuando estos se los han comido, se les da la carne.
Se considera un mal augurio si los buitres no comen, o incluso si una pequeña
parte del cuerpo que queda después de que las aves vuelan, por esta razón
-generalmente- se les da a las aves primero los huesos y cartílagos mezclados
con “tsampa". El “Jhator” se considera un acto de generosidad, pues el
fallecido y sus familiares supervivientes son el suministro de alimentos para
mantener los seres vivos. La generosidad y la compasión para todos los seres
son importantes virtudes o paramitas (virtudes o perfecciones que se deben
cumplir para purificar el karma y vivir una vida sin obstrucciones en el camino
al bodhi o iluminación) en el budismo.
El Gobierno de la República Popular China (que ha controlado
el Tíbet desde 1950) prohibió, por más de 15 años, la práctica del Jhator (que
considera de bárbaros), pero comenzó a permitirla otra vez en los años 80. Por
lo general los tibetanos no pueden observar la ceremonia y esta prohibido
fotografiar o grabar videos del ritual, aunque un jhator fue filmado, con el
permiso de la familia, para Frederique Darragon, para un documental que fue
presentado en el Canal de la Ciencia en otoño de 2008. El trabajo de cámara
deliberadamente cuidadoso para no mostrar el propio organismo y documentar el
procedimiento, las aves, y herramientas utilizadas en el ceremonial. El jhator
suele tener lugar al amanecer. El procedimiento se lleva a cabo sobre una gran
roca plana y larga que es utilizada para el propósito. Los parientes cercanos
pueden permanecer durante el jhator, probablemente en un lugar donde no pueden
ver directamente la ceremonia.
El procedimiento completo del jhator es elaborado y costoso.
Aquellos que no pueden pagar un ceremonial, simplemente colocan a sus difuntos
en una cumbre alta donde el cuerpo se descompone o es comido por las aves o los
animales.
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