jueves, 1 de agosto de 2013
Acercamiento Al Canibalismo
Pensar en canibalismo en la sociedad occidental produce una
mezcla de nausea y curiosidad, e inmediatamente se abre un debate acerca de lo
que es moral y lo que seríamos capaces de hacer en caso de necesidad.
Desde luego, no es mi cometido aquí hacer un estudio
antropológico sobre las razones, o incluso la existencia, del canibalismo; pero
creo importante, ya que la literatura está hecha por hombres y es reflejo de la
sociedad, apoyamos en esta ciencia para una mejor búsqueda de este motivo y del
por qué de su aparición en la literatura.
En base a esto, la antropóloga Peggy Reeves Sanday(1)
explica tres categorías generales en las que pueden clasificarse las
descripciones sobre canibalismo:
1.- Se practica el canibalismo ritual, es decir, se consume
carne humana de modo regular, en marcos rituales;
2.- No hay informaciones de canibalismo ritual, pero se
menciona el canibalismo institucionalizado en otros contextos (por ejemplo, en
informaciones sobre períodos de hambre, informaciones sobre prácticas antiguas,
leyendas, rumores);
3. - No hay informaciones sobre canibalismo ritual, pero
existe un miedo a incidentes imaginarios de canibalismo que toma la forma de
creencias en hechiceros o brujas caníbales.
Pero no podemos quedarnos en estos tres supuestos porque,
como veremos más adelante, el mito del canibalismo llega mucho más lejos (
basta echar un vistazo al índice de motivos folklóricos, donde se recoge más de
un centenar de motivos relacionados con esto, para darnos cuenta de su
importancia).
El canibalismo es base cultural, símbolo de creación y
regeneración de sustancias fértiles necesarias para reproducir generaciones
futuras y mantener vínculos con los antepasados y, junto con otras categorías
sociales y cosmológicas, es una condición para el mantenimiento del orden
social, además de una estrategia desarrollada como reacción a la imposibilidad
de controlar las fuerzas naturales o la idea de la vida y muerte; porque no
olvidemos que incluso una sociedad como la nuestra, donde la antropofagia está
considerada como poco menos que un símbolo de todo lo malvado, está cimentada
sobre la idea de un dios devorado:
Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo
partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; porque esto es el cuerpo
de mi cuerpo.
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio;
diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es la sangre de mi sangre (2)
Y este no es un hecho aislado. En casi toda tradición
existen dioses, seres divinos o demoníacos que se alimentan de la carne de sus
semejantes: India con su dios Agni, la cultura celta (contaminada con la
latina), el dios Crono de lo griegos o el Saturno de los latinos, los germanos,
China, Japón o incluso África, por no hablar de las culturas americanas (Incas,
mayas, aztecas...), vinculadas casi siempre con la idea del sacrificio y el
tributo que se debe pagar a los dioses.
Veámoslo desde otro punto de vista. Según la etnografía
había tres supuestos de sociedad con respecto al canibalismo, nosotros lo vamos
a reducir a dos: a) sociedades donde este motivo se convierte en tabú; b)
sociedades no tabuizadas.
Esto lo ve claramente Borges en El informe de Brodie (3) que
está basado en Los viajes de Gulliver:
Se ocultan para comer o cierran los ojos; lo demás lo hacen
a la vista de todos, como los filósofos cínicos. Devoran los cadáveres crudos
de los hechiceros y de los reyes, para asimilar su virtud. Les eché en cara esa
costumbre; se tocaron la boca y la barriga, tal vez para indicar que los
muertos también son alimento o-pero esto acaso es demasiado sutil- para que yo
entendiera que todo lo que comemos es a la larga, came humana.(4)
Tenemos pues, dos visiones de la vida; una es la del
misionero que proviene de una sociedad tabuizada y ve ésta como una sociedad
corrupta y por otro lado, la visión de los Yahoos, que tienen otros tabúes,
pero ven el canibalismo como algo institucionalizado y completamente normal
(volveremos más tarde sobre este texto).
Más interesante aún es el uso del canibalismo como metáfora
(ya lo veíamos en La Biblia). En esta forma se convierte en símbolo de creación
y destrucción, de unión con los dioses y, en la sociedad occidental como
símbolo del mal y la degradación, ya que estamos ante una sociedad que ha
desarrollado toda una tradición de leyendas en base al miedo a que esto suceda.
También, en la poesía amorosa, el canibalismo se convierte en metáfora de la unión,
más camal que espiritual, de los dos amantes y, cada día está más de moda
hablar de caníbales cuando nos referimos a tendencias agresivas o a artistas
que recogen otras tradiciones y las hacen suyas.
Familias malditas, castigos y venganzas
Ante un tema tan general como es el canibalismo lo primero
que debemos hacer es buscar un punto hacia el que converjan todos los textos
que vamos a analizar, y un objetivo hacia el que dirigir este estudio; porque,
¿qué es lo que une obras tan distantes en el tiempo y el espacio como el
Tiestes de Séneca, el Cantar de los Nibelungos o El informe de Brodie de J.L.
Borges? A primera vista, no tienen nada en común, salvo ciertos episodios de
antropofagia que en algunos casos no pasan de meras anécdotas. Mi propósito es
demostrar que bajo esta aparente disgregación de ideas existe un entramado de
referencias que, si bien no llegan a explicar el por qué del comportamiento
caníbal, algo que quizá tampoco nos interese aquí, sí establece un patrón, una
línea que podemos seguir para interpretar el motivo del canibalismo en la
literatura.
En la primera parte llegábamos al acuerdo de la existencia
de tres tipos de cultura frente al canibalismo; existía un canibalismo ritual,
otro institucionalizado en épocas de hambruna y una tercera cultura en la cual
no había canibalismo de ningún tipo, pero se había desarrollado un sistema de
leyendas por miedo a que estos incidentes ocurriesen; y ésta última es
precisamente la que nos interesa por ser la más productiva a nivel literario.
Partimos de la base de la creación de un mito; a partir de
ahí se desarrolla la creencia en que el canibalismo es algo que está prohibido
por causas morales y que transgredirlo nos degradaría al nivel de los salvajes,
o algo peor. Tenemos aquí el primer punto importante: buscaremos situaciones
extremas en las que, sea por la razón que sea, el hombre se vea abocado a
transgredir la norma, y ¿qué efecto hay que sea más visual, más cruento y
visceral que el de un hombre devorando a otro hombre? ¿ no estamos, por tanto,
ante el adoctrinamiento por medio de la literatura? Porque al final, los que
cometen falta son siempre castigados como claramente se ve en diferentes
versiones del romance de La infanticida(5), donde una madre mata a su hijo, por
haberla denunciado como adúltera, y se lo sirve de cena al padre:
...Unos dicen: -Vaya, vaya.- Otros dicen -Venga, venga
lo que ha hecho con su hijo tenemos que hacer con ella.(6)
En otra versión, también es castigada:
...La cogió por la cintura, le ha dado dos puñaladas.
Y aquí se acaba la historia de esa maldita dama.(7)
Y en otra más:
...-Papaíto, papaíto, no comas de tus entrañas,
que esta madre que yo tengo merecía degollarla
con un cuchillo de acero que le traspasara el alma.
Pasaron dos a caballo y le hicieron tajadas.(8)
El motivo de padres que devoran a sus hijos es reiterativo.
Existe toda una tradición de familias caníbales, casi siempre relacionadas con
algún tipo de maldición; porque si horrible es comer carne humana, no hay nada
más degenerado que comer a los descendientes, transmisores de la carga genética
y la herencia cultural, al fin y al cabo. Es a ellos a quienes se les castiga
más duramente, a menudo con la muerte; pero si existen supervivientes, la
estirpe queda marcada con el estigma de la maldición. Buscamos el origen de
esto en Tiestes(9) de Séneca, donde dos hermanos, Tiestes y Atreo, se debaten
por el trono de Micenas, saliendo victorioso el segundo. Antes Tiestes había
maquinado un plan, junto a la esposa de su hermano, Aérope, para destronarle.
Atreo se ve ofendido por esto y su venganza es cocinar a los hijos para que el
padre los devore sin saberlo. Pero Atreo no hace más que calcar la actuación de
su abuelo Tántalo, raíz de la maldición, que mató a su hijo Pélope y lo sirvió
de comida a los dioses sin que estos lo supieran, y por ello fue maldito él y
todo su linaje, pasando de padres a hijos, desde Tántalo hasta Egisto, pasando
por Agamenón, Menelao, Orestes, Electra...
Y este ejemplo no es único. Lo encontramos en la
Metamorfosis(10) de Ovidio, en el cuento titulado "Tereo, Procne y
Filomela", donde es la disputa por una mujer lo que desencadena la actitud
caníbal. Procne se casa con Tereo y marcha, como era costumbre, a vivir al país
de su esposo. Pasa el tiempo y la mujer comienza a sentir nostalgia, por lo que
pide al marido que vaya en busca de su hermana Filomena y se la traiga. Tan
pronto como llega Tereo al litoral del Pireo y se encuentra con su cuñada, una
irremediable codicia de poseer a la muchacha se apodera de él. Es por esto por
lo que la rapta y viola, deshonrando a los tres personajes y, cuando Procne se
entera de la fechoría, su venganza es, una vez más, cocinar a su hijo y
servírselo de cena.
Este mito ha pervivido, de una forma casi exacta, a través
de la oralidad en el romance de Blancaflor y Filomena(11) donde, dependiendo de
la versión, Turco o Turquino, se casa con Blancaflor pero está enamorado de su
hermana Filomena, desarrollándose la historia de la misma forma que en el
anterior. Pero existe una variación en el desenlace: en el mito clásico las dos
mujeres se ven convertidas en seres alados, llevando desde entonces las plumas
manchadas de sangre como marca del asesinato; y Tereo es transformado en
abubilla, pájaro que lleva una especie de antifaz que le hace parecer un
guerrero en busca de venganza. Sin embargo, en el romance de Blancaflor y
Filomena, el Turquino es muerto y Blancaflor coronada reina o premiada de
diversas formas.
En contraposición, ya vimos en La infanticida, que la que es
castigada es la mujer:
Era un pobre extranjero casado con una infanta.
La infanta tenía un hijo que Juanito se llamaba.
-Ten cuidado, papaíto, que el vecino entra en casa
y se acuesta con mamá en aquella linda cama,
cama de siete colchones y otro tanto de almohadas.-
Padre dispuso un viaje desde Jerez a Granada.
Con un cuchillo de acero la madre al niño mataba.
Cuando guisaba la carne el padre en la puerta llama.
Lo primero que pregunta por su hijo de su alma.
-El chico, por ser chiquillo, en los mandados se tarda.-
Estando comiendo el padre, la carne en el plato hablaba.
La madre que oyera esto, en el cuarto se encerraba,
llamando al demonio a voces que la arrastrase en cuerpo y
alma.(12)
Esto nos hace reflexionar sobre la función del castigo.
Sabemos que se castiga al que ha cometido un delito; que sirve para realzar
conductas anómalas y dar ejemplo así, mediante la condena, de lo que no está
permitido moralmente y las consecuencias que acarrea salirse del canon. ¿Por
qué, entonces, encontramos resultados tan dispares, como la humillación y la
muerte o el premio, en estas dos mujeres -Blancaflor y la infanticida-? Si
ponemos atención en la interpretación de roles, la solución es clara: mientras
la infanticida es castigada, más por adúltera que por parricida, Blancaflor
actúa aquí como ejecutante del castigo que merece su esposo, por lo que queda
libre de toda culpa y, por tanto, su actuación sólo puede ser recompensada.
Más distante en el tiempo, pero sobre el mismo esquema,
encontramos el cuento de los hermanos Grimm Hänsel y Gretel(13). Bien es cierto
que en este cuento existen transformaciones y quizá otras implicaciones, que a
priori pudieran confundimos, pero es porque hay un reparto de los papeles
distinto. Tenemos a un hombre con dos hijos que se casa por segunda vez, y esta
segunda mujer aconseja a su marido echar a los niños al bosque porque no tienen
comida para todos. El padre acepta la idea de la madrastra, y Hansel y Gretel
se pierden, encontrándose con una bruja que quiere comérselos. Pero ellos, como
héroes que son, consiguen engañarla y vuelven a los brazos de su padre que está
muy arrepentido, mientras que la madrastra ha muerto. Busquemos ahora el
paralelismo: Hay una madrastra inductora del crimen, un padre que no devora de
una manera directa, pero que envía a sus hijos a un lugar donde van a ser
devorados, y el papel del 'devorador' es traspasado a la bruja (un ser
sobrehumano, inexistente). Los hijos, como Zeus con su padre Crono, vencen por
su ingenio y como resultante, las artífices de la fechoría (fijémonos en que
son los dos papeles femeninos) son las que mueren. Estamos, evidentemente ante
el mismo esquema narrativo.
Hemos estado viendo canibalismo dentro de la familia y nos
preguntábamos, ¿por qué en todas estas obras el hijo es devorado por el padre
sin que lo sepa? Para responder a esto debemos tener en cuenta la idea de la
ley del Talión, es decir "ojo por ojo y diente por diente", o lo que
damos en llamar contrapaso; porque no olvidemos que todos estos padres
devoradores, han cometido antes un delito sexual. Es algo así como: 'si
diseminas tu carga genética será tu carga genética lo que te sea arrebatado'.
Quizá por eso, el padre de Hánsel y Gretel, al haberse arrepentido, y teniendo
en cuenta que su única culpa es la de dejarse aconsejar mal, sale sano y salvo
y además recupera a sus hijos.
Es curioso, en cualquier caso, ver cómo funciona la dualidad
delito-castigo. En literatura, ningún personaje que comete falta sale ileso,
por una cuestión de justicia social. Ya vimos la historia de Tántalo y toda su
familia, pero esto se hace extensible a otras obras, como en El extraño caso
del doctor Bonhomet (14), donde la conducta desordenada del personaje y lo
impresionable de su carácter, le llevan a pensar en vida sobre de la
posibilidad de ser caníbal, con lo que tras la muerte, y acrecentado por la sed
de venganza que siente al enterarse del adulterio de su esposa, conducen a
Césaire
Lenoir a convertirse en fantasma caníbal que atormenta y mata
como si estuviera vivo...
¡Y yo, yo mismo- exclamó de repente - mirad !, ¿ Lo
hubierais creído nunca? ¡Siento dentro de mí instintos devoradores! Experimento
accesos de tinieblas...furiosas pasiones... ¡Odios de salvaje, fieras ansias de
sangre insaciadas, como si me asediara un canibal![...]¡Esa es la razón por la
que dudo de ese cajón desastre que llaman muerte! ¡Esa es la razón por la que
no me encuentro tranquilo, ya os digo!...¡Me conozco demasiado para estarlo
alguna vez!(15)
Y más adelante se ve como fantasma en los sueños de su
esposa:
¡Ah!- gritó ella con un sobresalto -' ¡y bien!, ¡qué es lo
que decía! ¡Aquí está! ¡Miradlo! ¡Ahí!, ¡ahí!, ¡el monstruo de los malos
sueños! ¡Aquí está! Tal como se sonaba también él el señor Lenoir. ¿Era
entonces un hijo de Cam(16) para haberse realizado de ese modo en la muerte?
¿No nos recuerda esto a las furias y el espíritu de Tántalo
hostigando a sus descendientes a cometer las más diversas fechorías, y
atormentándolos hasta la muerte? El castigo más allá de la muerte es quizá peor
castigo que la propia muerte, (este motivo aparece también en el Drácula de
Bram Stoker y toda la literatura de vampiros, caníbales al fin y al cabo)
porque no tiene nunca descanso.
Esto también nos remite a otro punto interesante, que es el
mundo sobrenatural. Los seres humanos, para realizar prácticas caníbales, deben
verse en una situación desesperada o dejarse llevar por los instintos más
bajos, lo que les equipara a animales. Pero existe una válvula psicológica que
engloba todo lo maligno, lo desconocido y es allí donde se permite realizar
cualquier acto. Nos referimos a la bruja de Hänsel y Gretel, personificación de
la madrastra, y a Drácula, por poner dos ejemplos. Estos seres, como fuera de
la sociedad que están, se rigen por sus propias reglas y su simple existencia
justifica todos sus actos. Sin embargo, esto no invalida que al final, deban
rendirse ante la fuerza del héroe o, también sucede muchas veces, ante una
especie de ley divina que les hace vagar eternamente para purgar sus pecados.
El canibalismo bajo cuatro funciones
Veamos ahora como funciona el motivo del canibalismo bajo
las cuatro funciones más importantes de la literatura comparada, que son las
que conforman la cultura.
En todas las obras donde encontramos canibalismo debe haber
una conexión que las relacione y cada una de ellas se pueden estudiar
comparativamente pero, ¿cómo se llega hasta el punto donde convergen? Quizá lo
más propicio es enfocarlo como un análisis global, no tanto del motivo en sí,
sino de la obra al completo; es decir, del marco en el que se instala el
canibalismo, para así averiguar qué situaciones son las que lo favorecen.
Una de las funciones es lo tuyo y lo mío o el problema del
don. Buscamos áreas de conflicto, acontecimientos que lleven al personaje a una
situación límite que sea oportuna para que aparezca la antropofagia (esto sirve
para seres humanos, ya que brujas, vampiros y otros demonios no necesitan
situaciones tales porque, como dijimos, son personificación del mal en si
mismos). Así, en el cantar de los Nibelungos(17), el don es algo fundamental.
Por una parte está el tesoro maldito de los Nibelungos que
provoca la muerte de cualquier persona que lo codicie para sí, ya que, como
sabemos, sólo el héroe es el buen donador, aquel que reparte todas sus posesiones;
y es así como Sigfrido se libra de la maldición. Aunque esto no le libera de la
muerte, porque comete el error de ceder ante la vanidad y roba un anillo y un
cinturón que poseía Brunilda para demostrarse la proeza que ha realizado al ser
el primero en vencerla.
Y por otra parte, en la escena final, una de las más
cruentas de toda la literatura medieval, Rúdeger se debate entre faltar a su
palabra y al intercambio de dones (faltar al código del don era algo
inimaginable en la Edad Media) que lo vinculan con los nibelungos:
...Con toda razón sería yo ahora enemigo de los huéspedes y
les habría causado todo el mal posible, de no haberlos traído yo mismo hasta
aquí. Yo fui en verdad quien les dio escolta en el país de mi señor. Por eso,
no es justo que yo, desdichado, luche contra ellos.(18)
y los vínculos de vasallaje que le unen con su señor Atila y
la reina Krimilda, que le piden que luche por ellos:
...El poderoso Atila empezó también a suplicar. Entonces se
echaron a sus pies los dos [Atila y Krimilda] delante del caballero. Se vio
entonces al noble margrave [Rúdeger] abrumado de pena. El muy leal guerrero
habló con honda congoja: "¡ Ay, desdichado de mi, que he tenido que llegar
a este trance, que he de renegar de todos los honores, de la lealtad y buena
crianza, que Dios me había encomendado ! ¡Oh, Dios de los cielos!, ¿porqué no
me libera la muerte de ello?(19)
Tan dura es la decisión que implora a Dios la muerte, pero
finalmente, se apiada de su señor y decide luchar. A partir de ahí se desencadena
la muerte de todos los caballeros nibelungos e incluso de Krimilda.
En este contexto, es propicio el canibalismo como medida
desesperada ante la falta de alimentos y agua, porque en este momento ya todas
las posiciones son desesperadas. El canibalismo se convierte en esta obra en el
último eslabón de toda una cadena de despropósitos que van in crescedo hasta
este punto culminante.
En La extraña historia de doctor Bonhomet sucede algo
parecido pero el desencadenante es el amor de una mujer. Césaire reprime en
vida sus instintos, pero ya muerto vuelve para vengarse del adulterio de
esposa, castigando tanto al muchacho como a ella.
También sucede esto en el romance oral Blancaflor y Filomena
y en la Metamorfosis de Ovidio, donde bien se ve que el conflicto del don no
sólo afecta a bienes materiales sino que se refiere cualquier cosa robada,
sustraída de su origen, ya sea un objeto, una persona, un ideal o el
conocimiento. Aquí el problema surge cuando Tereo, o Turquino o el Turco según
la versión, raptan a la hermana y realizan todo tipo de vejaciones, por eso el
canibalismo es justificable.
En Tiestes se unen las tres vertientes vistas hasta ahora,
ya que Atreo no sólo quiere vengarse por la traición de su esposa Aérope al
cometer adulterio con su hermano, sino que además le robaron un vellocino de
oro (símbolo y talismán del poder real) para intentar acceder al trono y,
finalmente, está interesado en terminar con la estirpe de Tiestes para que
ninguno de sus hijos pretenda destronarle.
Sin embargo en La infanticida aparece el problema del don
con respecto al conocimiento, donde el hijo es castigado por revelar un secreto
(el adulterio de su madre) y ésta a su vez es castigada por adúltera y
parricida.
Otra función es lo de aquí y lo allí que regula la extrañeza
ante "el otro". Esta extrañeza puede ser de diferentes naturalezas:
en El Informe de Brodie es una diferencia cultural, donde hay un enfrentamiento
entre dos sociedades con visiones del mundo diferentes e incomprensibles entre
sí (esto fue utilizado por los españoles cuando llegaron a América como excusa
para colonizar) y en cuentos como Hänsel y Gretel o Drácula se marca la
extrañeza frente al mundo sobrenatural que, como ya explicamos antes, se rige
por sus propias reglas.
En Blancaflor y Filomena y también en Hänsel y Gretel, 'el
otro' es un extraño que se incorpora a la familia (el nuevo marido y la
madrastra, respectivamente) que es el desencadenante de todos los sucesos, así
como en el Doctor Bonhomet, donde no sólo es que un 'otro' se interpone en la
pareja, sino que un nuevo concepto cultural (los caníbales de las Antillas) se
incorpora en Césaire Lenoir hasta obsesionarle y convertirle en uno de ellos.
Pasemos ahora a lo crudo y lo cocido cuya función es la de
regular el mundo civilizado de lo incivilizado. Según Lévi Strauss, la
civilización comienza cuando el hombre comienza a cocinar, porque es la primera
vez que modifica la naturaleza.
Basándonos en esto, el caníbal se comporta como un salvaje,
un ser cuya conducta se parece más al de un animal que al de un ser humano,
afectando esto no sólo a sus hábitos alimenticios sino a una visión del mundo
diferente, tal y como vimos en El informe de Brodie:
..los llamaré Yahoos, para que mis lectores no olviden su
naturaleza bestial. [...] Devoran los cadáveres crudos de los hechiceros y de
los reyes, para asimilar su virtud.(20)
o como también se puede observar cuando Jonathan Harker, el
personaje de Drácula tiene su primera experiencia con las vampiresas en el
castillo del Conde:
...Tenía miedo de abrir los párpados, pero podía ver
perfectamente entre las pestañas. La muchacha rubia se puso de rodillas y se
inclinó sobre mi, relamiéndose. Había en ella una voluptuosidad deliberada que
resultaba excitante y repulsiva a la vez, y al arquear el cuello se chupó los
labios como un animal, de modo que vi a la luz de la luna la saliva que
brillaba en la boca escarlata, y la roja lengua que lamía los dientes blancos y
afilados(21).
Pero no en todos los actos de canibalismo se come la carne
cruda. Véase, por ejemplo, en Tiestes, La infanticida, Blancaflor y Filomena, o
Tereo, Procne y Filomela, modelos todos de banquetes caníbales, y nótese que
ninguno de ellos son conscientes de sus actos y, por tanto, no es su
comportamiento salvaje, cuando sí el de los que preparan la comida:
...ATREO:[...] Yo les he abierto las heridas hundiéndoles el
hierro, yo los he matado ante el altar, yo he aplacado con esta matanza votiva
el fuego del hogar, y los miembros, amputando sus cuerpos sin vida, los he ido
desmenuzando en pequeños trozos y sumergiéndolos en calderos de bronce
hirviendo; otros he hecho que se derritan a fuego lento. Miembros y nervios los
he arrancado aún con vida y he visto crujir sus entrañas atravesadas por finos
hierros del asador y he atizado yo mismo con mi propia mano las llamas.
Todo esto pudo hacerlo mejor el padre. Se ha perdido, sin
provecho, el dolor: ha desgarrado a sus hijos con su impía boca, pero sin
saberlo él, sin saberlo ellos.(22)
Ésta sólo puede ser la confesión de una bestia. O de un
loco.
La última función es lo abierto y lo cerrado, que es un
motivo muy fructífero en toda la literatura. Aquí se buscan pasos estrechos,
puertas que se abren para algunos o que están cerradas y accesos conflictivos,
en definitiva, las dificultades que el héroe debe superar y que le conforman
como ser superior. Al analizar el canibalismo vinculado a este motivo, es
innegable que en lo primero que pensamos es en todas esas fauces abiertas que
se tragan a las victimas, convirtiéndose en héroes como los eran los
sacrificados en rituales.
Veamos, por ejemplo, lo que sucede en Hänsel y Gretel.
Sucede a veces que los pasos se hacen cada vez más estrechos formando una red
de círculos concéntricos cada vez más peligrosos: primero el bosque, luego la
puerta de la casita de chocolate y finalmente la puertezuela del horno y la
boca de la bruja de la que finalmente consiguen liberarse.
O en Drácula, donde Jonathan Harker atraviesa una estela de
fuego antes de entrar al castillo del conde, del que ya sabemos que no va a
poder salir.
Pero el héroe es aquel que es capaz de atravesar lo que
nadie atraviesa, burlar a quien nadie burla y salir de donde nadie sale; y
tanto Hánsel, como Jonathan Harker son los héroes del cuento y consiguen
librarse de lo que para los demás seria una muerte segura.
Otras veces el peligro está en ir a una zona concreta: En el
Cantar de los Nibelungos, dejar sus tierras y atravesar el Rhin es el principio
de sus desgracias, que llegan a su punto más cruento cuando entran en la sala
que después Krimilda manda prender fuego y se convierte en su lecho de muerte.
Esto también sucede en Tiestes, donde la vuelta a sus
antiguas tierras y la entrada en el recinto donde se celebrará el sangriento
banquete, es la concretización de sus desdichas. Tiestes, a medida que llena su
estómago, cuanto más abre su boca para cantar, comer y beber, más incómodo se
siente y tanto más angustiado, presintiendo sin saberlo, lo que ha sucedido con
sus hijos. Hasta tal punto llega la situación, que sus manos ya no le obedecen
cuando quiere coger la copa, y la boca no le responde cuando intenta abrirla
para beber:
...TIESTES:[...] Pero ¿qué es esto? No quieren mis manos
obedecer, aumenta el peso y agobia mi diestra: en cuanto lo acerco, huye el
vino de mis labios y se derrama en torno a mi boca dejándola engañada.(23)
Porque él no sabe que el vino está mezclado con la sangre de
sus hijos, pero su cuerpo intuye que esa gran boca ha de cerrarse.
Conclusiones
Apuntábamos al inicio la dificultad de enfrentarnos con un
tema tan general como el canibalismo y lo distantes que, en su contenido,
parecían las historias que lo trataban. Sin embargo, hemos pasado del siglo 1
d.C. con Séneca al 5. XIX con los hermanos Grimm, encontrando el mismo esquema
narrativo, por supuesto, con modificaciones. Esto demuestra lo que proponíamos,
que existe una red cultural que interrelaciona los motivos literarios y que
posibilita seguirla, con más o menos dificultades, para hallar un punto común.
Así, hemos visto que existe siempre un transgresor de la
norma social y que éste siempre recibe un castigo; que es necesario, también,
un marco propicio para que se desencadene el acto caníbal y que esto convierte
al ejecutante en una bestia, un ser fuera de la sociedad (a no ser que ya lo
sea de forma innata, como los demonios).
Vimos padres caníbales que desencadenan la maldición de su
estirpe, y otros que son conducidos a ello sin conocimiento, e incluso héroes
que se liberan de las fauces siempre hambrientas del antropófago, gracias a su
ingenio. Vampiros, brujas y fantasmas con sed de venganza, todos ellos leyendas
que ha generado una sociedad con pánico a averiguar sí el canibalismo es una
realidad o es tan sólo una terrible invención.
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