martes, 7 de abril de 2015
El Niño Dios, Esteban, Saulo y El Deseo De Tomas Moro
Solo la luz de un amor radicalmente
nuevo, que brota en la tierra por el nacimiento del Niño Dios, nos
permite saborear las palabras que Tomás Moro dirigió a sus jueces
cuando dictaron sentencia de muerte en su contra y le preguntaron si
aún deseaba añadir algo en su defensa.
El santo mártir, como gigante delante
de frágiles marionetas, comentó: "No más que lo siguiente:
Como podemos leer en en los Hechos de los Apóstoles, Pablo estuvo
presente en la muerte de San Esteban y guardó la vestimenta de los
que le apedreaban.
A pesar de ello, ambos son hoy en día
santos en el cielo y serán allí amigos para siempre. Así, yo
espero -y rezaré de todo corazón por ello-, que, aunque me hayáis
condenado aquí en la tierra, nos encontraremos para nuestra eterna
salvación en el cielo".
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