miércoles, 1 de abril de 2015
Ciguacoatl
Cuenta la leyenda que en un antiguo
pueblo aborigen asentado a orillas del Río Viejo, existía una
hermosa mujer esposa del cacique principal. Se decía que esta mujer,
de proceder extraño y misterioso, acostumbraba ir todos los viernes
a un determinado lugar del río, llevando abundantes alimentos, aves
ricamente preparadas y sabrosas bebidas.
Uno de los servidores del cacique,
extrañado por el comportamiento de la mujer, determinó seguirla a
prudente distancia. Lo que vio ese día lo aterró tanto que echando
a correr fue a contárselo a su señor.
El cacique no dijo nada a su
mujer de lo descubierto por su servidor, fingiendo ignorancia. Sin
embargo, al siguiente viernes la siguió, confirmando aquello que le
dijera su servidor. Vio que su esposa, sentada en una piedra junto al
río, golpeaba con su mano el agua y a la señal emergía
impetuosamente una inmensa serpiente que tenía su cueva en el mismo
río. El terrible reptil, posó su inmensa cabeza en las bellas
piernas de la mujer, y una vez alimentada, serpiente y mujer se
entregaron al placer sexual.
El indignado esposo mató a la infiel
mujer. Entonces la enfurecida serpiente agitó las aguas del río y
su corriente destruyó el milenario pueblo. Según la leyenda, los
sobrevivientes reconstruyeron su pueblo, al cual dieron por llamar
Ciguacoatl, que en lengua nahuátl significa “mujer serpiente”,
en recuerdo de esta historia, la esposa del cacique y la gigantesca
serpiente.
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