domingo, 1 de septiembre de 2013
La Navidad a Través Del Tiempo
Las fiestas de Navidad son las más populares de todo el
calendario cristiano, sin embargo no fueron tal y como las conocemos hoy en
día, pues hunden sus raíces en tradiciones milenarias, y aunque celebran un
hecho concreto, el nacimiento de Jesús en Belén, muchas de sus manifestaciones
han sufrido con el paso del tiempo un proceso de simbiosis con tradiciones
paganas y de compleja elaboración tanto en lo teológico como en su expresión
pública y popular.
¿Cómo se ha llegado a celebrar el 25 de diciembre el aniversario
del nacimiento de Cristo? Nos encontramos en presencia de dos hipótesis: o bien
se ha elegido esa fecha por conjeturas, o bien se instituyó esta fiesta por
influjo de las solemnidades paganas. En cuanto a la primera hipótesis algún
autor ha argumentando que se ha llegado a la fecha del nacimiento de Jesús
partiendo de su muerte. Según una antigua creencia Cristo habría muerto el 25
de marzo, día elegido por su coincidencia con el equinoccio de primavera, es
decir, el mismo día en que, siguiendo una idea muy extendida habría sido creado
el mundo. En consecuencia, la encarnación tuvo que realizarse el 25 de marzo y
Cristo habría nacido nueve meses más tarde, el día 25 de diciembre. Otros
autores llegan a conclusiones diferentes y establecen una relación entre la
encarnación y la creación del mundo y en lugar del 25 de marzo proponen el 28
de marzo, es decir, el día cuarto, cuando fue creado el sol. Los antiguos no se
preocuparon especialmente de grandes precisiones científicas, sino por ideas
populares. Y el buen sentido popular no ha imaginado nunca que haya que añadir
a la edad de las personas los meses que han estado el seno de sus madres. En
definitiva, debemos aclarar que se propusieron para el natalicio de Jesús otras
fechas como por ejemplo la del 20 de mayo. Por otro lado, la segunda hipótesis
a la que hacíamos referencia, establecía la influencia de las solemnidades
paganas en la elección de este día. Debemos aclarar que en los siglos III y IV,
la Iglesia se encuentra en plena competencia con el paganismo. No se trata
únicamente de predicar una doctrina, hay que procurar que penetre en la vida,
desarraigar estos cultos tan profundamente enraizados en las costumbres y
sociedad del momento.El nacimiento de Jesús es un hecho histórico indiscutible,
del que a ciencia cierta tenemos pocos conocimientos. Sin embargo, nos consta
que la Iglesia eligió estratégicamente una serie de fechas para celebrar las
fiestas navideñas, consciente de la importancia que ya revestían los citados
días para la religión pagana, por lo que resultaría mucho más sencillo
cristianizar estas festividades milenarias, que hacerlas olvidar radicalmente y
sustituirlas por otras. Así, la elección del 25 de diciembre como fecha del
nacimiento de Jesús, se realizó sobre la base del simbolismo del solsticio de
invierno, un hecho celebrado por todas las religiones antiguas. Esta segunda
hipótesis tiene su fundamento en dos festividades paganas básicamente:
Saturnales
Una breve mención merecen las Saturnales, fiestas en honor a
Saturno, que se celebraban en la antigua Roma. Comprendían el periodo del 17 al
23 de diciembre y celebraban el final de la oscuridad. A partir de entonces los
días se iban alargando y las noches cada vez eran más cortas. Durante esta
etapa cesaba el trabajo y los amigos acostumbraban intercambiar regalos y
saludos; se liberaba a los esclavos y éstos eran servidos por sus amos. Se
comía y bebía sin mesura. Relajaban la moral hasta hacerla inexistente. Parece
ser que el origen de este acontecimiento social estaba ligado a las labores del
campo, pues finalizaban los trabajos de siembra y los esforzados campesinos se
entregaban al merecido relax, felicitándose por lo trabajado y encomendándose a
los dioses para que los procesos naturales siguieran buen curso y a la postre
llegara una valiosa cosecha. Según el mito, Saturno fue expulsado del Olimpo
por Zeus recibiendo buena acogida en el Lacio hasta que fue proclamado rey.
Entonces, propició un gobierno de paz y prosperidad llamado "la edad de
oro", periodo en el que los dioses convivían con los mortales. Como
recuerdo de esta era se establece la fiesta.
La fiesta del ‘Sol Invictus’
Después del otoño, en el que las horas de oscuridad superan
ampliamente a las de luz a lo largode la jornada; y tras el solsticio de invierno,
el día comienza a alargarse de nuevo y robarle espacio a la noche. El sentido
dado por los cristianos a tan señalada fecha era evidente: el nacimiento de
Cristo representaba una nueva esperanza para el hombre y el inicio de una
renovada humanidad. El mitraísmo, religión de origen mistérico, estaba muy
extendida en el Imperio Romano entre los siglos I al IV d.C. En ella se rendía
culto a una divinidad de origen iranio llamada Mitra y tuvo una especial
implantación entre los soldados romanos. Los misterios de Mitra concedieron un
destacado papel al Sol, impulsado igualmente por el culto oficial de Deus Sol
Invictus instituido por Aureliano en 274. El Sol Invicto de Aureliano no trató
de suplantar a ningún dios romano ni fue impuesto a las poblaciones provinciales,
pero su culto como dominador del mundo quedó definitivamente consolidado.
Paralelamente se elabora toda una teología solar, con la colaboración de los
neoplatónicos. Con Macrobio se puede ver toda la culminación del
sincretismosolar. Para entonces dicho culto constituía un “puente” tendido
entre el paganismo
y el cristianismo. Constantino hizo del Sol Invicto su
divinidad suprema; el propio emperador aparece representado en el arte con la
cabeza radiada, identificándose con él. Su conversión del politeísmo al
cristianismo no se hizo bruscamente, sino descubriendo que ese dios supremo (el
Sol o Apolo Solar) era el dios de los cristianos. A comienzos del siglo IV
d.C., especialmente desde el llamado Edicto de Milán (313), el monoteísmo
cristiano comienza a asumir una posición de igualdad respecto al paganismo
tradicional. Gran parte de la población romana fue poco a poco, abandonando la
vieja religión politeísta (enriquecida por las aportaciones de los cultos
orientales) por una nueva religión que sólo admitía la existencia de un Dios
único. El papa Julio I pidió en 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado
el 25 de diciembre, lo cual fue decretado por el papa Liberio en 354. Fue en el
año 379 cuando el Estado se separó oficialmente del paganismo, y poco después,
por el Edicto de Tesalónica (380), decretado por el emperador romano Teodosio,
cuando se obligó a los súbditos del Imperio a someterse a la fe
cristiana.También existen dudas en cuanto al año del nacimiento. Dionisio el
Exiguo señaló el año 753 de la fundación de Roma como el año del natalicio de
Jesucristo. Tomó entonces este año como el primero de la era cristiana. Este
nuevo calendario fue tomando importancia primero entre los cristianos y luego
en el mundo secular. Estudios posteriores han señalado que
Cristo nació varios años antes de lo que calculó el monje. Según estos
estudios, Jesús nacería durante el reinado de Herodes el Grande. Los Evangelios
y el historiador Macrobio señalan que Herodes murió poco después de la masacre
de los Santos Inocentes. También sabemos, según datos del historiador Flavio
Josefo, que Herodes el Grande murió en el año 750 de Roma. Por lo que se deduce
que Jesús debió haber nacido antes de ese año. Por otro lado, según San Lucas,
Jesús contaba unos treinta años cuando fue bautizado. Ahora bien, como San Juan
Bautista comenzó su ministerio el año 15 del reinado de Tiberio, tenemos un
punto de referencia. El año 764 de Roma es la fecha más probable del principio
del reinado de Tiberio. Si añadimos 15 años para llegar al ministerio de San
Juan Bautista, estamos en el año 779 de la fundación de Roma. Si para entonces
Jesús tenía treinta años, Él nació el 749 de la fundación de Roma, es decir 4
años antes de lo calculado por Dionisio. Entonces, la fecha del nacimiento de
Jesús sería el año 4 a.C.
La elección del 31 de diciembre como fractura temporal de
cierre de un año e inicio de otro es una convención que se debe a Julio César,
cuando en el año 45 a.C., y siguiendo a los astrónomos egipcios, instauró el
año solar, que comenzaba el primero de enero, arrinconando así el sistema
primitivo. Más tarde, se sustituyó el calendario juliano por el gregoriano18,
que introdujo algunos cambios para compensar las desviaciones del anterior y
hacer coincidir el año civil con el año trópico. Este nuevo calendario que se
implantó en el siglo XVI sigue vigente en la actualidad. En cuanto a la última
noche del año, parece ser que desde los inicios del Imperio Romano, enero
estaba dedicado al dios bifronte Janus, que miraba delante y detrás y tenía un
rostro envejecido y otro joven. Los romanos invitaban a comer a los amigos y se
intercambiaban miel con dátiles e higos para que pasase el sabor de las cosas y
que el año que empezase fuese dulce. Esta vieja costumbre romana fue poco a poco
entrando en Europa, donde con la misma finalidad venturosa comenzaron a
ofrecerse lentejas, de las que se dice que propician la prosperidad económica
del año que empieza.
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