Tienen los pies sin dedos y los talones para adelante (su nombre en guaraní significa: talón frente a frente), de esa manera desconcierta a todo aquél que intenta huir de él.
Poseen como arma hachas de doble filo, y subiendo en los árboles, esperan a que alguien pase para tirarse encima y matarlo. Ahorcan, muerden, destrozan y devoran a la gente que atrapan.
Como comenta Elena Bossi, aún se recuerda cómo durante la guerra del Paraguay con Bolivia, en 1932, el Pitayovai mató a muchos soldados destinados al monte.
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