lunes, 9 de diciembre de 2013
La Torre Fantasma.
También las leyendas tradicionales tienen su cabida entre
las fantasmales creencias de los bonaerenses. Los indios Quilmes creían que
había un “pozo sin fondo“, al que llamaban Guruc, donde caían los que no tenían
alma. Aquella palabra, guruc, terminó deformándose con el tiempo hasta quedar
en “gruta”, un lugar donde las almas permanecían eternamente en una lenta
agonía. Quizás por eso siempre se han asociado los túneles de la ciudad a ese
pozo sin fondo. Un tal Alves, que trabajó para Juan Manuel de Rosas, en el
siglo XIX, decapitó a otra persona y se la llevó a través de los túneles. De
repente se encontró un pozo del que emanaba mucho calor. Cuando el verdugo
arrojó el cadáver al pozo pudo escuchar del interior unos gritos agónicos, al
mismo tiempo que observó que no pudo oír el golpe del cadáver al caer en el
fondo. También bajo el Banco de la Nación Argentina hubo un terreno conocido
como el “pozo de las ánimas” y en el que hubo un cementerio.
Hay muchas más historias de fantasmas que pueblan la ciudad
de Buenos Aires, y de entre ellas, otra de las que son bastante conocidas es la
del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco que se asienta sobre
el terreno en el que tiempo atrás hubo una compañía traficante de esclavos.
Desde entonces son varias las personas y los encuentros que han habido con una
extraña presencia, la imagen de una mujer blanca y alta, rodeada de una espesa
niebla…
Y así podríamos continuar con otras historias de fantasmas,
como el del cementerio de Chacarita, o el de la Recoleta… pero eso… eso será en
otra ocasión…
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