sábado, 7 de diciembre de 2013
Fantasmas en Buenos Aires
Carlos Gardel ha sido uno de los grandes mitos de la
historia de Argentina, y el símbolo de una cultura, la del tango, la de la
pasión desbordada en movimientos imposibles, la de la danza llevada al arte, la
de la palabra hecha poesía. Carlos Gardel fue una leyenda que traspasó los
límites de Buenos Aires, y como tal leyenda, no sólo su voz ha vivido en el
paso de los tiempos.
El mercado del Abasto es uno de los lugares más conocido en
Buenos Aires. Situado en la calle Corrientes, se construyó a finales del siglo
XIX y hoy día es el shopping center más grande de la ciudad. Dentro, uno de sus
patios está dedicado al mítico tanguero Carlos Gardel quien durante un tiempo
estuvo trabajando allí. Tras su muerte, varios son los que han dicho haber
visto su fantasma paseándose por el mercado, e incluso hay algunas grabaciones
de las cámaras de seguridad que registran una presencia extraña.
Muy cerca se encuentra la línea A del metro, la más antigua
y pintoresca, que baja de la Avenida Rivadavia. Entre las estaciones Pasco y
Alberti, por un momento, las luces del vagón pierden su intensidad. La mirada
se dirige hacia las ventanillas para mirar al exterior, justo en el momento en
que vemos un extraño hueco de lo que pudo haber sido una estación que se quedó
a medio construir. Es en esa estación “fantasma” donde de repente se nos
aparece la eterna figura de dos fantasmas, vestidos de obreros de aquella época
de principios del siglo XX cuando se excavaron los túneles de esa línea, y que
al parecer, murieron durante su construcción.
Cerca de la Avenida Rivadavia, en el parque Lezica se
aparece también el fantasma de una planchadora que dicen lo hace con la plancha
en una mano y su cabeza en la otra, y es que la desdichada mujer murió en la
zona, decapitada por su novio.
Pero quizás uno de los fantasmas de Buenos Aires más
conocido sea el de Clementina y sus duendes. La “Torre Fantasma” que está en el
popular barrio de la Boca tuvo una peculiar inquilina que dicen las lenguas que
vivía junto a tres duendes. Aún hoy día, dicen que Clementina sigue habitando
aquella torre, y apareciendo por sus calles.
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