Sus habitaciones estaban separadas solo por una pared y noche tras noche declaraban su amor y su pena. Como era de esperarse luego de un tiempo Piramo convenció a Tisbe a escapar y vivir su romance en paz. Aquella noche se encontrarían en una construcción muy conocida fuera de los limites de Babilonia (que era donde vivían) llamada la Tumba de Ninus. Tisbe llego temprano vistiendo un velo tal y como había convenido con su amado.
Mientras lo esperaba diviso a una leona que se acercaba al arroyo que cruzaba la tumba a saciar la sed que una matanza reciente le había dejado, así como también a lavar sus mandíbulas cubiertas de la sangre de sus victimas. La joven se apresuro a esconderse y en su apuro perdió el velo que la cubría. La felina luego de beber el agua vio el velo y (para que esta historia tenga sentido) lo desgarro con sus dientes.
Piramo llego unos instantes después y al ver la prenda destrozada y cubierta de sangre entendió que su amada había sido muerta por alguna fiera salvaje. Preso de una tristeza insondable y culpándose por aquella tragedia decidió quitarse la vida. Tisbe que aun se encontraba escondida salio de su refugio temerosa de que su amado creyera que ella había faltado a su encuentro, pero al verlo y entender lo que había pasado, tomo la misma resolución que Piramo, ya que si no podían estar juntos en vida al menos compartirían la muerte. La sangre de los jóvenes penetro en un árbol contiguo tiñendo de color morado sus frutos que a partir de ahí recibieron el nombre de moras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario