Nacido en 1833 en Currie, pueblo cercano a Edimburgo, Home aparece hoy como el mayor médium de todos los tiempos. En 1868, realiza frente a numerosos observadores una presentación que demuestra el poder, aparentemente indesmentible de sus dotes psíquicas.
La levitación
El 16 de diciembre de 1868 en Inglaterra, mientras está junto a un grupo de personas con lord Adare, lord Lindsay, el capitán Wynne y Smith Barry, Home entra en estado de trance y comienza a elevarse por los aires, Sale volando por una ventana de la casa en que todos se encuentran, pasa a 20 metros del suelo y vuelve a entrar por la ventana del pequeño salón contiguo. Regresa al cuarto acompañado por lord Adore.
Los fenómenos paranormales y su estudio
Los fenómenos psíquicos, o poderes paranormales pueden ordenarse en varias categorías. Están los relacionados a la comunicación, el conocimiento de los pensamientos ajenos (telepatía) o del futuro (clarividencia y precognición), de los cuales el médium beneficia directamente o que consigue por intermedio de objetos como la bola de cristal o el tarot. Por otra parte, está la acción de la mente sobre la materia, como la telekinesis y la sicokinesis (desplazamiento o torsión de objetos), la acción sobre su propio cuerpo (levitación), o incluso la radiestesia (facultad que permite con la ayuda de una barrita o de un péndulo, descubrir objetos o cuerpos desaparecidos,). A todo esto, hay que agregar las curaciones psíquicas y aquellas conseguidas por algunos curanderos. La parasicología es la rama científica que estudia los fenómenos psíquicos. Por mucho tiempo, no fue aceptada por los organismos oficiales de Occidente. Terminó por infiltrarse en Francia, en la Universidad de Tolosa, con la creación del laboratorio de parasicología dirigido por el profesor Y. Lignon (autor de El otro cerebro, 1992), bajo la influencia de precursores reconocidos por su talento, los profesores Geley, Richet (premio Nobel de Medicina de 1913), el doctor Osty y el ingeniero químico R. Warcollier. Al mismo tiempo, en los Estados Unidos, el profesor J. B. Rhines realizó numerosos estudios sobre la telepatía en los laboratorios de la Universidad de Duke.
Al no entender este último cómo pudo pasar por una ventana a medio abrir, Home repite la prueba: se eleva nuevamente del suelo y pasa por la ventana, primero la cabeza y después el cuerpo casi horizontal, aparentemente rígido. No es ni la primera ni la última oportunidad en que se presta a estas exhibiciones. Ya en 1866, Home se elevó hasta el techo de un cuarto y dibujó una cruz en él para demostrar a los presentes que no habían participado en una alucinación colectiva. Se elevó así frente a testigos, unas cincuenta veces durante su carrera.
Talentos precoces
Ya a la edad de 4 años, el futuro médium conmovió a su entorno anunciando acontecimientos antes de que ocurrieran. Parece tener las facultades psíquicas de su madre, también conocida por sus dotes de "doble visión". Habiendo quedado huérfano, es adoptado por su tía, la Sra. Cook: quien se lo lleva a los Estados Unidos cuando tiene nueve años. Está delicado de salud y sufre de tuberculosis. A los trece años, Home anuncia la muerte de uno de sus compañeros, Edwin, quien muere tres días después. Algunos años más tarde, unos golpes resuenan en la casa familiar y unas mesas se deslizan cuando se aproxima. La multiplicación de incidentes obliga al joven a dejar a su tía, una mujer supersticiosa, que lo acusa de estar poseído por el diablo...
Estamos a la sazón en 1851, poco tiempo después de los hechos extraños ocurridos en la casa de los Fox, en Hydesville, que marcan el "nacimiento del espiritismo". Ya son muchas las personas que se interesan en los fenómenos que, posteriormente, se llamarán "paranormales". Las sorprendentes capacidades del joven llaman la atención.
Una cantidad impresionante de demostraciones
Desde entonces inicia una carrera internacional, que lo hace recorrer toda Europa. Home es un hombre dulce, amable, encantador que gusta de cierto lujo, aunque rehúsa recibir dinero por sus demostraciones. Las cortes se pelean su presencia. Entre sus admiradores y protectores se encuentran el emperador Napoleón III, el zar de Rusia y el rey de Baviera. En cambio, las autoridades italianas, particularmente las religiosas, no aprecian sus dotes y lo hacen expulsar. En 1862, Home publica sus memorias: Revelaciones sobre mi vida sobrenatural.
El carácter excepcional del caso de Home se debe a las numerosas pruebas, aparentemente sólidas (existen cientos de testimonios), de la extensión de sus poderes. Una comisión enviada por la Universidad de Harvard atestigua que, en presencia del médium, una mesa se elevó algunos centímetros y se desplazó, mientras el piso vibraba. El médium no se ve afectado por el ambiente del local donde opera, y los observadores pueden seguir discutiendo sin que esto lo perturbe en lo más mínimo. Cuando Home está en trance, los fenómenos (cuya naturaleza no puede explicar) son de carácter diverso: levitación por supuesto, pero también clarividencia, elongación del cuerpo, materialización de objetos y de ectoplasmas, telekinesis o desplazamiento de objetos situados a distancia, el sonido de una música en el cuarto, diversos fenómenos luminosos, voces de espíritus, etc. Incluso puede manipular braseros sin quemarse. Sir William Crookes, químico de renombre que descubrió el talic (1861), intrigado por la fama del médium, se reunió con él e hizo pruebas sobre sus capacidades durante muchos años. El resultado de su investigación fue publicado en 1871 en el Quaterly Journal of Science , es enteramente favorable a Home. El científico relata las pruebas a las que Home se había sometido y constata que el médium puede, por ejemplo, hacer que un acordeón cuyas teclas se pusieron a tocar solas se mueva a distancia, sin que se haya podido descubrir ninguna trampa. Home también fue sometido a unas pruebas en San Petersburgo (1870), pero sus dotes no funcionaron entonces, hecho que no extrañó a Crookes. El mismo, durante algunas sesiones, obtuvo escasos resultados: los poderes de Home no se manifiestan continuamente a simple pedido, lo que constituye más bien un argumento en su favor. Hasta su muerte, en 1886 a causa de la tuberculosis que sufrió desde su infancia, jamás se le pudo comprobar algún fraude.
Los grandes médiums
Para los espiritistas, los médiums son los intermediarios entre los hombres y los espíritus. Para los parasicólogos, son sujetos que poseen poderes psíquicos. En algunas oportunidades los médiums fueron sorprendidos haciendo trampa; así, Eusepia Palladino en el siglo XIX y Uri Geller, más cerca de nosotros. Pero los poderes psíquicos no se manifiestan a voluntad. Se puede concebir que ciertos médiums muy solicitados no resistan la tentación de recurrir a subterfugios en caso de impotencia, lo que no pone necesariamente en duda la realidad de sus poderes.
El siglo XIX. Este siglo es rico en médiums, y es difícil hacer una selección. Citemos, sin embargo, a los hermanos Davenport, quienes, amarrados, son capaces de desplazar objetos distantes y elevarse ellos mismos por los aires. O también Eusepia Palladino, quien fue examinada por varios expertos, como el criminólogo C. Lombroso (Hipnotismo y espiritismo, 1911) y el astrónomo Camille Flammarion (Las Fuerzas Naturales Desconocidas, 1907)
El siglo XX. El francés Jean Pierre Girard y el israelí Uri Geller son telekinesistas capaces de torcer objetos metálicos sin tocarlos. En una aparición por televisión se produjo un fenómeno de "contagio" paranormal, para retomar los términos del especialista R. Tocquet, y se torcieron cucharas, llaves y relojes de los televidentes. Los testimonios sobre este fenómeno fueron tan numerosos, que la central telefónica de la televisión inglesa (BBC) se auto-desconectó el 23 de noviembre de 1973, y lo mismo le ocurrió a la de la televisión francesa el 15 de noviembre de 1974.
En Rusia. En la ex-Unión Soviética, varios científicos realizaron estudios sobre los fenómenos paranormales. La médium Nelya Mikhailova fue objeto de experimentos célebres cuyas secuencias fueron filmadas. Un documental la muestra separando a distancia, bajo estricto control, la yema y la clara de un huevo en una fuente de vidrio colocada a 1,80 metro de ella, y luego volviendo a unirlas.
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