martes, 9 de junio de 2015
La Paloma De La Puñalada
Los antiguos guaraníes creían que
Tupá, genio de bien, había creado los bosques, los animales y las
aguas. Según sus creencias, Tupá tardó varias lunas en decidirse a
crear al hombre, y sobre dicha creación cuentan la siguiente
leyenda.
Tupá tomó un poco de barro de las
márgenes del río y creó un hombre y una mujer, oscuritos como la
tierra de la que estaban hechos, de ojos brillantes y ligeramente
almendrados, de brazos fuertes y piernas ágiles para pasear por los
bosques y las sierras, que les ofrecían los frutos para su sustento.
Pero ocurrió que Tupá tuvo noticias de que otro dios había creado
a un hombre y a una mujer blancos. El dios quedó mortificado y
pensativo : todo lo que el creaba con arcilla parda que poseía era
oscuro. Trató de embellecer a sus criaturas con los colores más
hermosos, y pintó al yacaré de verde, al yaguareté con pintas, y a
la tuyuyú con tenues rosados, y a la volandera panmbí con todos los
colores del arco iris y el polvo lejano de las estrellas... pero no
quedó conforme : "Hay un dios que creó a un hombre y una
mujer blancos - decía - No quedaré contento hasta conseguir, por lo
menos, una sola criatura blanca". Y frente a su aflicción,
parecía que los arroyos quedaban quietos y los pájaros detenían
sus vuelos ; el viento calmaba su gemido y las flores titilaban
inquietas.
Todo siguió así hasta que Aná,
travieso demonio de las creencias guaraníes, consiguió llegar a la
tierra de los hombres blancos y robar una "cuña morotí",
que regaló a Tupá. Este quedó muy admirado por la blancura de su
piel y la transformó en blanquísima ave, dulce y buena, que fue la
paloma.
La paloma echó a volar y quiso visitar
el mundo que había creado Tupá. Vio la plata de los arroyos, los
bosques de distintos tonos de verde, los pájaros coloridos y
abigarrados... y se sintió muy, muy triste por ser blanca. "Tan
blanca, tan igual - se quejaba - ¿Por qué me habrá hecho Tupá de
este color ? ¡Cuánta belleza hay en los demás animales...cuánto
colorido, y mis plumitas, en cambio, tan tontas... ! Y seguía
protestando tanto, que Tupá tuvo que taparse los oídos.
¡Con lo que había deseado crear una
criatura blanca ! No, No, señor, Tupá dejaría a la paloma tal cual
estaba. La paloma se empeñaba cada vez más :"Por lo menos,
unas plumitas, señor, con una nota de color..."
Tupá no le hacía el menor
caso : a él le gustaba así.
Entonces la paloma, tristísima, hundió
su agudo pico en la blancura de su pecho y, lentamente, vio teñirse
su pechera algodonada con gotitas de sangre. Quiso lavarse en las
aguas de un arroyo, pero la mancha no salía. Orgullosa por su
colorido, por la belleza de esas plumitas se su pechera, se pavoneó
muy oronda frente a las demás aves bullangueras y policromadras.
¿I Tupá ?
La vio tan contenta, tan satisfecha,
que se conformó.
Desde entonces, esta evecita es
llamada "Paloma de la puñalada". Y dicen los guaraníes
que es más coqueta y vanidosa que las demás palomas, porque
siempre recuerda, que, alguna vez, fue una hermosa mujer blanca a
quien Tupá había dado forma de ave...
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