viernes, 5 de junio de 2015
La Leyenda De La Matrioska
Existió en Rusia un carpintero llamado
Serguei, quien poseía un gran talento tallando todo tipo de objetos,
pues era algo que le venía de familia. Cada semana, Serguei
desafiaba al frío dominante en la región del Cáucaso, para ir en
busca de madera con la que trabajar. Sin embargo, una mañana, la
nieve había cubierto por completo el paisaje, pese a lo cual el
carpintero no se desanimó y esperando que la fortuna estuviera de su
lado, salió a recoger madera. Por desgracia, toda la madera que
encontraba estaba húmeda y no serviría más que para azuzar la
estufa.
Apesadumbrado, Serguei emprendía el
camino de regreso a casa, cuando divisó un bulto que sobresalía de
un árbol. Al acercarse comprobó que se trataba de un espléndido
trozo de madera, adecuado para su talla. Lo recogió y regresó a su
casa agradecido por la suerte que había tenido.
Serguei se pasó días decidiendo que
tallar, pues sin duda debía ser algo muy especial. Al fin, una
mañana, el carpintero decidió que tallaría una muñeca, así que
dispuso el tronco sobre su mesa de trabajo y comenzó su obra con
esfuerzo y dedicación. Tardó una semana en acabarla y al admirarla
se dio cuenta de que era su mejor obra. Decidió entonces que no la
vendería, sino que la conservaría y así le haría compañía en su
soledad.
"Te llamaré Matrioska" dijo
el carpintero.
Todas las mañanas Serguei se dirigía
a Matrioska para desearle unos buenos días, hasta que un día, y
para sorpresa del carpintero, la muñeca le respondió:
"Buenos días Serguei"
Pasaron los días, y Serguei se dio
cuenta de que Matrioska cada vez estaba más triste. Al preguntarle
por el motivo de su tristeza, la muñeca le confesó que le haría
muy feliz tener un hijo.
"Tendré que abrirte y sacar
madera de ti, lo cual será muy doloroso" contestó Serguei.
"En la vida, las cosas importantes
requieren de pequeños sacrificios" replicó Matrioska.
Así fue como se cumplió el deseo de
la muñeca. Con la madera de su interior, el carpintero realizó otra
muñeca más pequeña a la que llamó Trioska. Sin embargo, el
instinto maternal se apoderó también de Trioska, y Serguei,
cediendo a sus deseos, talló otra réplica más pequeña aún,
llamándola Oska. Y otra vez, el carpintero se vio en la misma
situación; Oska quería descendencia. Pero ya casi no quedaba
madera, por lo que Serguei talló un muñeco diminuto, al que bautizó
con el nombre de Ka, y le pintó unos bigotes.
"Eres un hombre, no puedes tener
hijos" le dijo Serguei para poner fin al problema.
Entonces el carpintero metió a Ka
dentro de Oska y a ésta en el interior de Trioska y a Trioska dentro
de Matrioska.
Esta es la historia de Serguei y
Matrioska, quien un día desapareció con toda su familia dejando al
carpintero desolado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario