jueves, 11 de junio de 2015
La Confesión De Un Muerto
Se dice que una noche a principios del
siglo XVII el Abad de la antigua Basílica de Guadalupe vió que
entraba un hombre de elegante apariencia que le solicitó la
confesión, por lo que el Abad pidió a unos familiares que lo
esperaban unos minutos. Después de un rato, el Abad salió con el
rostro pálido, y cerró las puertas, por lo que sus familiares se
extrañaron y le preguntaron por qué cerraba si el hombre elegante
aún no había salido, sin embargo, el Abad se negó a contestar y
los apresuró a dejar el lugar.
Ya en casa de los familiares, uno de
sus sobrinos le preguntó al Abad qué le había pasado, sin embargo,
el Abad llevó su mano derecha hacia su oído, haciendo notar que se
le dificultaba escuchar. Después de que el sobrino le hiciera
nuevamente la pregunta, el Abad le respondió que el hombre que había
entrado a la Basílica horas antes era un muerto que había venido de
ultratumba para confesarse, y que después de escuchar la confesión
había tenido dificultad para escuchar por el oído derecho.
El Abad nunca pudo contar lo que le
había dicho el misterioso personaje, guardando el secreto de
confesión, quedando la duda para siempre.
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