lunes, 9 de febrero de 2015
Plagas Del Siglo XXI. Microorganismos Versus Humanidad
La tecnología y los avances
científicos no son suficientes en pleno siglo XXI para evitar
millones de muertes causadas por enfermedades contagiosas. ¿Acabará
la humanidad siendo vencida por los virus y las bacterias? ¿Quién
ganará esta guerra silenciosa? ¿Cómo son y cómo actúan esos
terribles enemigos? En este reportaje hacemos una radiografía de las
siete enfermedades infecciosas más letales que existen.
Bacterias, virus, protozoos, bacilos…
todos ellos podrían estar conspirando en secreto desde el principio
de los tiempos contra la humanidad. Todos parecen formar parte de un
plan cósmico letal. El fin más obvio de esta trama podría ser
demostrarle al ser humano que ni su inteligencia ni su astucia son
suficientes para luchar contra microorganismos que actúan en
apariencia sin orden ni concierto. Aunque quién sabe si, en
realidad, esta legión silenciosa, compuesta de elementos casi
invisibles, forma parte de una estratagema, urdida por una mente
diabólica, que persigue hallar el mejor y más económico modo de
exterminar a la población del planeta, y que encuentra sus mejores
aliados en la falta de infraestructura sanitaria, las guerras, la
degradación del medio ambiente, la proliferación de megapólis con
más de diez millones de habitantes, el aumento de los
desplazamientos, la emigración y el comercio. Asustada, aunque casi
con pereza, la humanidad recién empieza a despertar del sueño en el
que los delirios de progreso y las conquistas científicas la han
sumido, para tomar conciencia de que no existen fórmulas mágicas,
por muchos avances que se realicen en el campo de la tecnología
biogenética, capaces de salvarla de las numerosas enfermedades que
atacan hoy tanto a los países desarrollados como a aquellos que se
encuentran en vías de desarrollo.
Virus emergentes. Verdugos implacables
Se estima que diariamente se producen
en el mundo 300 muertes en menores de un año y muchas más en
personas mayores a causa de infecciones respiratorias o intestinales
causadas por virus que han sido descubiertos recientemente y para los
que no existe tratamiento. Entre ellos destacan:
MPVh-Metapneumovirus (2001). Es el más
agresivo. Afecta solo a humanos y cursa con fiebre, dificultad
respiratoria, sibilancias y laringitis.
HBoV-Bocavirus(2005). Provoca
infecciones en el espacio respiratorio semejantes a la neumonía.
Afecta también a animales.
VSR-Sincitial (1965). Es la causa
principal de enfermedad del tracto respiratorio inferior en niños
pequeños. Se calcula que entre el 11% y el 19% de los menores de un
año atacados por el VSR enfermará de bronquiolitis y que un 15% de
ellos requerirá hospitalización. En España se ha estimado que el
virus respiratorio sincitial motiva entre 15.000 y 20.000 visitas de
urgencia y de 7.000 a 14.000 hospitalizaciones cada año.
NL63-Coronavirus (2004). Es un subtipo
del virus que provocó en 2002 el Síndrome Respiratorio Agudo Severo
(SRAS). Afecta a pollos y aves salvajes y se transmite directamente
al hombre. Ocasiona síntomas similares a los de la gripe: fiebre
alta, tos seca y respiración muy rápida. También afecta al aparato
gastrointestinal superior.
Rotavirus (1973). Se han identificado
siete grupos, de la A a la G, pero solo los grupos A, B y C se han
asociado a gastroenteritis en humanos; la mayoría de los casos de
enfermedad son causados por las cepas del grupo A. Los más afectados
son los niños menores de dos años. Sus síntomas son dolor
abdominal, fiebre, vómitos y diarreas violentas.
Enfermedades de ayer y hoy
Desde hace treinta años no han dejado
de surgir nuevas enfermedades y de reaparecer otras que se creía
erradicadas. Se ha asistido, por ejemplo, a un incremento de los
brotes de cólera, el virus Ébola, la peste o la meningitis, entre
otros males epidémicos. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS)
vaticina para las próximas décadas la expansión de más patógenos
recién descubiertos, como el Nipah o el Marburg –virus que se
propagan de animales a humanos y que proceden, respectivamente, de
Malasia y Uganda. Los brotes de estos organismos exóticos irán
acompañados de epidemias de enfermedades más conocidas, como el
dengue, la gripe, la tuberculosis, la difteria o la neumonía, que
habían llegado a disminuir en el pasado siglo y retornan ahora con
una fuerza renovada y letal.
Puzzle maquiavélico
Los agentes que contribuyen o
contribuirán a esta situación son numerosos y ninguno de ellos es
más crucial que otro, sino que encajan en un puzzle que más que
fortuito parece fruto de una inteligencia maquiavélica y nos aboca a
la fatalidad. Por ejemplo, el incremento de nuestra capacidad de
desplazarnos –por vía aérea, terrestre o marítima– facilita el
rápido transporte de personas y mercancías, imposibles de controlar
al 100%, que pueden arrastrar con ellas virus de un lado a otro del
planeta, como ha sucedido con el Ébola o el Marburg (procedente de
Uganda y descubierto por primera vez en Alemania). Por su parte, el
cambio climático, la deforestación de amplias zonas antes
inaccesibles y la urbanización de otras ocasionan variables en la
migración de aves e insectos que transportan algunas de estas
afecciones, tales como la gripe aviar o la malaria. A estos dos
factores se ha venido a sumar el uso continuado, y en ocasiones
exagerado, tanto en personas como en animales de antibióticos. Algo
que en menos de dos décadas ha creado fuertes resistencias en
ciertos microorganismos y reducido la eficacia de dichos medicamentos
frente a infecciones como la tuberculosis. A todo ello podríamos
añadir la aparición de nuevas pautas de comportamiento alimentarias
que han debilitado el sistema inmunitario del ser humano y que son
responsables, al menos en parte, de la aparición de numerosas
enfermedades, entre ellas el cáncer. Dejando a un lado la teoría de
la conspiración de los poderes fácticos para terminar con la
promiscuidad sexual, la prostitución, los gays y las lesbianas, un
ejemplo claro de cómo los tiempos y las modas influyen en la
propagación de algunas de estas enfermedades lo tenemos en el virus
de inmunodeficiencia humana (VIH). Si bien tiene posiblemente más de
100 años, solo había infectado a menos de un 0,001% de la población
mundial antes de 1975, pero se propagó como un reguero de pólvora a
partir de esa fecha debido a los nuevos hábitos de conducta, los
viajes, el uso de drogas, los contactos sexuales, las guerras, etc.,
unidos a los prejuicios sociales y a la inacción por parte de la
industria farmacéutica, que durante años se ha negado a facilitar
medicamentos genéricos y más baratos a países empobrecidos
asolados por esta enfermedad. Por último, tampoco se pueden olvidar
agentes determinantes que afectan a países en vías de desarrollo,
como la imposibilidad, en el caso de la tuberculosis, de realizar un
seguimiento de las poblaciones afectadas y de controlar los
tratamientos a los que han de ser sometidas.
Olvidados del mundo
Los brotes del virus del Ébola han
aumentado inesperadamente en los últimos años.
Y es que, en general, tal y como ha
asegurado la OMS en reiteradas ocasiones, existe una total falta de
interés internacional por prestar más recursos económicos a los
países pobres para que puedan adquirir o fabricar los medicamentos
que necesitan. La eficacia a la hora de reducir la morbilidad y la
mortalidad o prevenir brotes futuros depende de la rapidez de la
respuesta, la disponibilidad de infraestructuras sanitarias sólidas,
las investigaciones epidemiológicas de alto nivel y la pronta
confirmación del diagnóstico. Un reto que requiere el esfuerzo de
la comunidad internacional en una lucha feroz contra el círculo
vicioso de la enfermedad y la pobreza. Pero, tal y como repitió
hasta la saciedad David L. Heymann, que durante años lideró la
División de Vigilancia y Control de Enfermedades Emergentes y
Enfermedades Trasmisibles de la OMS y ha sido galardonado en
diferentes ocasiones por su labor, “no contamos con los medios
globales –de rápida detección, ni con recursos económicos y
políticos para actuar con celeridad en territorios de continentes
enteros– para afrontar un problema que sí exige recursos globales;
los organismos internacionales no poseen presupuestos comparables a
los de defensa. Así es que no puede afirmarse quién se alzará con
el triunfo en cada caso, si los virus o nosotros”. En una llamada
de atención hacia esta flagrante amenaza, el premio Nobel de
Medicina del año pasado recompensó los trabajos de los
investigadores franceses Francoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier y
del alemán Harald zur Hausen en dos de las grandes plagas del siglo
XXI: el sida y el cáncer.
Leishmaniosis
12 millones de afectados
Agente: un protozoo de las moscas de
los arenales (Phlebotomus spp.). La variante kala azar (fiebre negra
en hindi) es la más grave. La incubación dura unassemanas.
Síntomas: úlceras cutáneas que se
extienden por el cuerpo y hemorragias nasales.Causa: graves lesiones
en las piernas y una incapacidad física temporal o definitiva.
Dilata el bazo y el hígado; ataca la médula ósea y los nódulos
linfáticos.
Población afectada: 12 millones de
personas, hombres adultos en su mayoría. Cada año aparecen 2
millones de casos nuevos. Medio millón son de fiebre negra. Sin
tratamiento, mueren entre el 75% y el 95% de los afectados.
Localización: África, China, India y
América (en Venezuela se producen 4.000 casos nuevos cada año). Hay
brotes en México y Estados Unidos.
Tratamiento de control: el fármaco más
eficaz es el pentostam. La anfotericina B, por vía intravenosa,
también es efectiva, así como la pendamidina. Cerca del 15% de los
afectados se cura de forma espontánea.
Vacuna: no existe.
Malaria
500 millones de nuevos casos al año
Agente: un protozoo de la hembra del
mosquito anofeles. Su propagación coincide con la estación de las
lluvias y la existencia de aguas estancadas en las zonas en las que
se aparea el insecto.
Síntomas: fiebre, temblores, dolor en
las articulaciones, jaquecas y vómitos, además de anemia aguda que
puede causar la muerte.
Población afectada: cada año infecta
a unos 500 millones de personas y mata a un millón y medio. Cada 30
segundos muere un niño de malaria.
Localización: es endémica en 101
países, principalmente en las zonas tropicales de África, Asia y
América.
Tratamiento de control: en los últimos
veinte años han aparecido diversos medicamentos (mefloquina,
halofantrina y derivados de la artemisia), pero no son del todo
efectivos porque el parásito muta.
Vacuna: la que más promete es la
ensayada en Mozambique por el equipo liderado por el médico Pedro
Alonso, condecorado el año pasado con el Príncipe de Asturias. La
fórmula podría registrarse en unos dos años y medio, si bien
tendrá una eficacia parcial. Según el citado investigador, será
otro fármaco de segunda, tercera o cuarta generación el que
conseguirá controlar la malaria, junto con otros métodos
preventivos que ya se utilizan actualmente. .
Gonorrea y sífilis
62 millones de afectados
Agente: el de la gonorrea es la
bacteria Neisseria y el de la sífilis, la Espiroqueta treponema
pallidum (TP). Ambas se transmiten durante la relación sexual.
Síntomas: en el hombre, la gonorrea se
manifiesta por incontinencia urinaria, dolor en la uretra,
enrojecimiento y escozor del pene e inflamación de los testículos.
En las mujeres, dolores muy fuertes si llega a la matriz o a las
trompas. En la sífilis aparece una lesión ulcerada (chancro
sifilítico) en el lugar del contagio. Después hay erupciones en la
piel, fiebre, pérdida de cabello, hepatitis leve y condilomas
genitales.
Población afectada: uno de cada 687
habitantes del planeta se contagia anualmente de sífilis o gonorrea.
Afecta más entre los 15 y los 29 años de edad.
Localización: se extienden por todo el
planeta, sobre todo en zonas urbanas y de nivel socioeconómico
inferior.
Tratamiento de control: antibióticos
de nueva generación (ceftriazona, cefixima), muy potentes, pero
también muy caros.
Vacuna: no existe.
Neumonía
3,5 millones de muertes al año
Agente: bacterias, virus, micoplasma o
filtración del contenido gástrico en los pulmones durante los
estados comatosos.
Síntomas: fiebre, escalofríos,
sudoración, tos con expectoración, mucosa, dolor torácico,
muscular y de cabeza, falta de apetito, debilidad y disnea.
Población afectada: es la principal
causa de mortalidad planetaria. Mata a más de 3,5 millones de
personas al año y afecta a una de cada cien. Se ceba en pacientes
con inmunodepresión severa, en quienes reciben quimioterapia, en
mayores de 75 años, asmáticos, grandes bebedores y fumadores,
personas con insuficiencia renal y niños menores de dos años.
Localización: unida al sida, es el
verdadero azote de los países más pobres.
Tratamiento de control: antibióticos,
que se vuelven ineficaces cuando el agente es un virus. Otras medidas
incluyen oxígeno, líquidos y fisioterapia.
Vacuna: el trimetropin–sulfametoxazol
es muy eficaz para prevenir la neumocitis carnii, la complicación
más frecuente.
Enfermedad del sueño
60 millones de afectados
Agente: los tripanosomas (protozoos)
gambiense y rhodesiense, transmitidos por la mosca tse–tse
(glossina spp.). La variante americana T. cruci es transmitida por
insectos, como la chinche, que causan la enfermedad de chagas.
Síntomas: intoxicación del sistema
nervioso central y el músculo cardiaco. Fiebre, edemas, somnolencia
y meningitis.
Población afectada: de los 60 millones
de habitantes sobre los que recae esta amenaza en todo el planeta
solo 4 millones son atendidos. Mueren 150.000 personas al año por su
causa. No hay cifras exactas sobre los casos mortales porque se
confunde a menudo con el sida. Es mortal para el ganado, cuya
fertilidad, peso y productividad reduce, lo que ocasiona graves
pérdidas económicas. Localización: restringida al hábitat de las
22 especies de mosca tse–tse, configurado por más de 10 millones
de km 2 en 36 países de África. La enfermedad de chagas existe en
ciertas regiones de América central y del Sur.
Tratamiento de control: el DFMO, único
fármaco eficaz, ya no se fabrica. Hoy se utiliza melarsoprol con
arsénico, lo cual llega a producir la muerte de hasta un 10% de los
pacientes. Se están erradicando con éxito las moscas en territorios
como Zanzíbar con ayuda de la Técnica del Insecto Estéril (TIS),
que consiste en reproducir artificialmente estos insectos y
esterilizar a los machos con dosis débiles de radiaciones. Lanzados
en las zonas infectadas matan a los machos salvajes y se aparean con
las hembras, reduciendo así la población.
Vacuna: solo para el ganado portador.
Tuberculosis
8 millones de nuevos casos al año
Agente: el bacilo de Koch. Se contagia
por el aire y afecta a todo el cuerpo, pero sobre todo a los
pulmones.
Síntomas: tos prolongada, fiebre,
temblores, expectoración sanguinolenta, fiebre, pérdida de peso,
sudoración, fatiga y ojos brillantes.
Población afectada: un tercio de la
población mundial. Cada año se producen 8 millones de nuevos casos.
Cada segundo muere una persona por tuberculosis. Es más agresiva en
las mujeres y en las personas de entre 15 y 45 años.
Localización: por todo el mundo,
aunque su avance es más alarmante en Bangladesh, China, Indonesia,
Filipinas, India y Pakistán.
Tratamiento de control: tiene cura,
pero es difícil erradicarla dada la aparición de bacilos
multirresistentes cuando se interrumpe el largo tratamiento –de más
de seis meses–, algo muy normal en los países pobres. Entre el 3%
y el 5% de los nuevos casos son atribuibles a la coinfección con el
VIH. Hace dos años se aprobó en EE.UU. el primer medicamento nuevo
en los últimos 25 años contra la tuberculosis, la rifapentina. En
Suráfrica este fármaco se ha administrado con éxito junto a otros,
como la isoniazida y el etambutol. Una nueva clase de medicamentos
(nitroimidazopirenos) puede ayudar a controlarla, pero no estarán
listos hasta dentro de 8 años.
Vacuna: eficaz en niños e inútil en
adultos.
Sida
34 millones de afectados
Agente: el virus de inmunodeficiencia
humana (VIH). Se contagia únicamente a través de la sangre, el
semen y los fluidos vaginales.
Síntomas: se manifiesta lentamente y
en fases sucesivas. Primero, con fatiga y fiebre. Luego aparecen
inflamación de ganglios, diarreas persistentes y pérdida de peso.
Si el sistema inmunitario se halla muy debilitado hay también
neumonía. La fase final coincide con una profunda alteración del
estado del paciente.
Población afectada: 34 millones de
personas infectadas en el mundo. Cada minuto se contagian cinco
personas. Desde 1981 ha causado más de 20 millones de muertos. Cerca
de 600.000 niños mueren anualmente. Y el contagio no decrece.
Localización: en África hay 26
millones de afectados y en Europa occidental, medio millón. España
es uno de los países más castigados de la Unión Europea, con una
cifra que va de 120.000 a 200.000 enfermos. En Europa oriental y Asia
central hay 270.000 afectados. En Asia oriental y el área del
Pacífico, 560.000. En Australia y Nueva Zelanda, 12.000. En América,
más de 2.600.000 casos, la mayoría en los países sudamericanos.
Tratamiento de control: el
antirretroviral AZT es el primer fármaco contra la enfermedad:
mejora la inmunidad, pero su precio es demasiado elevado para el 95%
de los infectados. El tratamiento de un enfermo cuesta más de 6.000
euros anuales, aunque la cifra puede ascender a 18.000 euros. El
virus resiste a los fármacos si se suspende el tratamiento. En el
caso de las mujeres embarazadas, un tratamiento con AZT durante el
segundo y el tercer trimestres del embarazo logra evitar la infección
del niño.
Vacuna: No existe. La combinación de
tres y hasta cuatro fármacos diferentes es una de las principales
bazas para frenar la epidemia. En la actualidad un grupo de
científicos españoles liderado por Teresa Gallard y Joseph María
Gatell, responsable del equipo de Sida del Instituto de
Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) del Hospital
Clinic de Barcelona, realiza ensayos de la primera vacuna terapéutica
contra el sida. De su éxito depende que los ya afectados puedan
interrumpir el tratamiento con antirretrovirales de por vida.
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