miércoles, 11 de febrero de 2015
Can Bogunyà, El Pantano Maldito de Terrassa.
El pantano en el que nos damos hoy un
chapuzón se conoce como pantano de Can Bogunyà, o LLac Petit (Lago
pequeño en castellano antiguo), y se encuentra a unos seiscientos
metros del conocido Hospital del Torax de Terrassa, a unos veinte
kilómetros de Barcelona. El pequeño lago fue construido a
principios del siglo pasado por el dueño de la finca, posiblemente
para tener una reserva de agua para el regadío de sus cosechas. La
cosa es que las cosechas desaparecieron y el pequeño lago de apenas
diez mil metros cúbicos quedó para uso y disfrute de ahogados,
algunos naturales, otros no tantO.
El primer ahogado formal data de 1925,
un tal Antolí Balbé, que inauguró el macabro ranking del lago. A
partir de ahí, el goteo de fiambres es constante hasta la fecha. Con
el paso de los años los fiambres que aparecen flotando en sus aguas
van aumentando sin hacer distinciones de ningún tipo; desde niños y
adolescentes que se ahogan porque sí, como los de toda la vida,
hasta otros que aparecen maniatados y envueltos en lonas.
Pese a la cercanía del lago a una gran
metrópolis como Barcelona, el lugar se encuentra bastante aislado
del mundo, rodeado de bosques de pinos y barrancos. No es de extrañar
que personajes un tanto oscuros lo tengan como lugar privilegiado
para deshacerse de lo que les sobra, y entiéndase por igual en las
sobras tanto cadáveres como vehículos de toda índole que según
parece se amontonan en el fondo del pantano. Los más vagos ni tan
siquiera llegan al lago, y dejan a los cadáveres en los barrancos de
los aledaños, donde se han encontrado unos cuentos en los últimos
años.
Con semejante currículum, no es de
extrañar que los lugareños lo tengan como lugar maldito, aunque
posiblemente se trate más de un tema de precaución ante los vivos
que de miedo a los muertos, ya que lógicamente el lugar no está
exento de rumores sobre apariciones espectrales, voces y lamentos y
otras historias de índole paranormal.
Sobre este último aspecto, poco
podemos comentar ya que no existen testimonios serios. Pero el que lo
quiera comprobar no tiene más que acampar una noche junto al lago, y
si el tiempo se pone malo no hay problema, a un tiro de piedra no hay
que olvidar que está el Hospital del Tórax, donde uno puede
resguardarse de las inclemencias del tiempo y pasar una noche de lo
más tranquila y apacible.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario