viernes, 11 de abril de 2014
Gente Con Cuernos
Hace un tiempo apareció en la televisión el caso de una centenaria
anciana china a la que le había crecido un cuerno en la frente, Zhang Ruifang.
En el reportaje, haciendo alarde de una investigación rigurosa, se comentaba
que era un caso único que tenía perpleja a la comunidad médica del país, ya de
paso, incluían palabras como “cuerno del demonio” y hacían mención a alguna
vieja leyenda china más o menos profética.
Por supuesto, todo sea por la audiencia, pero aparte de que
la anciana luce un cuernecito en la zona izquierda de su frente, todo lo demás
no tiene fundamento alguno, y menos en China, donde los cuernos cutáneos son
algo bastante común entre la población más anciana.
Estos cuernos se producen por un proceso de queratinización
de la piel por varias causas como; carcinoma de células escamosas, verrugas
virales, keratosis, keratoacanthoma, la enfermedad de Bowen, keratosis
seborréica o el carcinoma de célula básica. En un 50% de los casos se trata de
tumores malignos que deben ser extirpados, en el resto no es más que algo
molesto, sin más consecuencias en su portador que las de tener que aguantar las
burlas de sus vecinos.
Tampoco la cabeza o la frente es el lugar único y exclusivo
de crecimiento de estos carcinomas, que pueden aparecer en cualquier lugar del
cuerpo.
Existen reportes sobre este tipo de enfermedad desde hace
siglos, el Doctor J.J.Lamprey en 1887 realizó una minuciosa descripción del
conocido Hombre con Cuernos de Africa. Descubrió que tal anomalía había sido
causada por una deformación congénita asociada a un desarrollo notable del la
región infraorbital en el hueso maxilar.
Además, describió varios casos y a través de un intérprete
intentó hallar alguna evidencia además de la congénita relacionada con
traumatismos. Aunque en la región la deformación artificial no es muy común
sugirió la posibilidad de que alguna técnica se haya empleado.
Probablemente el más remarcable caso de cuernos en seres
humanos fue el de Pablo Rodrigues, un porteador mexicano quien desde la parte
superior y lateral de su rostro tenía un cuerno de casi 35 centímetros de largo
dividido en tres ramas que le daban el curioso aspecto de usar una especie de
gorra roja. En París existe un modelo de yeso de un cuerno de 20 a 22,5
centímetros de largo que se supone fue obtenido de una señora mayor por el doctor
Souberbielle.
No menos interesante es el extraordinario y llamativo cuerno
crecido en la parte lateral posterior de la cabeza de una mujer. Semejaba
exactamente el cuerno de un carnero excepto en que era de color amarronado y
algo más delgado.
La mujer se llamaba Mary Davis de Saughall en Cheshire de 74
años de edad en 1688 cuando falleció. Este caso fue citado en numerosas
publicaciones populares y médicas.
Pese a que se han documentado casos de cuernos cutáneos en
los cinco continentes, parece ser que los asiáticos tienen más tendencia a
desarrollarlos. La inmensa mayoría de este tipo de carcinomas se dan en
personas mayores de 70 años, aunque existen casos en gente más joven, de
treinta e incluso veinte años.
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