viernes, 11 de abril de 2014
El Misterioso Rudolf Fenz
Rudolf Fenz murió en un accidente de coche, trágico pero
algo común, lamentablemente, en nuestros días. Causó sensación a los testigos
de dicho accidente, pasado el impacto de este hecho, emperazon a surgir la
extrañeza y el misterio. ¿Quién era Rudolf Fenz?, ¿De dónde venía?. Un misterio
que nunca se resolvió. Los invito a leer esta enigmática historia de un hombre
que cruzó las barreras del tiempo.
Rudolf Fenz acabó sus días estúpidamente, bajo las ruedas de
un automóvil en la esquina, a un centenar de metros de Times Square, se supone
que después de asistir, según dijo algún testigo, a la última representación
teatral del día. Eran poco más de las 11 de la noche, y era junio. La
temperatura hacía grato el caminar por la espaciosa acera, sin prisas,
charlando y dando tiempo al tiempo.
Aquel hombre, con su imprudencia al cruzar la calle cuando
no debía, vino a amargar a los transeúntes el reconfortante paseo. El automóvil
no pudo detenerse y lo lanzó por los aires con un golpe tremendo. Algunas
gargantas de los que habían presenciado todo gritaron y alarmaron a los demás.
Pronto se formó un corro de curiosos en torno al hombre que había sido
atropellado y los que habían acudido a auxiliarlo. Todo era inútil porque
Rudolf Fenz había fallecido instantáneamente.
El suceso tuvo lugar en el año 1950, y todavía no se ha
podido explicar lo que allí ocurrió. El hombre que había quedado tendido,
muerto, en la acera, presentaba un extraño aspecto. Aparentaba unos 30 años,
sus ropas eran muy anticuadas, pero no viejas, porque Rudolf Fenz iba impecablemente
vestido. Llevaba una larga levita de color negro, unos zapatos con hebilla, un
amplio sombrero a juego y unos pantalones estrechos, Era la estampa de aquellos
retratos amarillentos que guardan los abuelos.
Cuando la policía extrajo de los bolsillos sus pertenencias
personales, hizo un inventario curioso, que se ajustaba más a otros tiempos
pasados. El difunto llevaba unas tarjetas de visita, a nombre de Rudolf Fenz,
unos recibos que hacían referencia a una suma entregada por la manutención de
unos caballos y un carruaje, unos cuantos dólares retirados de la circulación y
de los que nadie se acordaba, y una carta dirigida a su nombre, con matasellos
de junio del año 1876.
El Agente Hubert Rihn, de la Oficina de Desaparecidos del
Estado de New York, fue el encargado de iniciar la investigación. Comenzó su
tarea investigadora por los emigrantes de origen Alemán, Austriaco y
Centroeuropeo que tuviesen el apellido Fenz, llegados a EEUU después de la 2ª
Guerra Mundial.
Tras esa larga y tediosa investigación no consiguió ningún
resultado. Cuando Hubert Rihn ya lo daba todo por perdido, se encontró con un
número de teléfono en un listín telefónico del año 1939 en el que figuraba un
tal Rudolf Fenz Junior.
Rudolf Fenz Junior ya había fallecido, después de desempeñar
durante muchos años su actividad laboral en un banco. Si viviera, hubiese
cumplido entonces, en el año 1950, 60 años. Su viuda contó al investigador que
el padre de su marido había desaparecido misteriosamente, en la primavera del
año 1876, cuando salió de casa para pasear y dar rienda suelta a su vicio
favorito, que no era otro que el tabaco, y de cuya afición la esposa no
participaba. No volvió. No se encontró rastro de él. Nadie lo había visto.
Consultada la lista de desaparecidos, correspondiente al año
1876, se encontró inscrito un tal Rudolf Fenz, de 29 años, vestido con la misma
ropa que llevaba el difunto atropellado.
¿Qué ocurrió en este último paseo? ¿Cómo explicarse que una
misma persona retornase de no se sabe dónde en mitad de la 5ª Avenida de New
York, 74 años después?
¿Qué paso realmente con Rudolf Fenz? ¿Salió a caminar a
fumar su habano y pasó por una puerta hacia otro universo atemporal, en la que
estuvo 74 años deambulando hasta que encontró la forma de regresar? ¿Cruzó la
barrera entre dos universos y se encontró en un mundo paralelo? ¿O quizás fue
víctima de una abducción y seres de otros mundos, más evolucionados, con más
tecnología que el nuestro lo “tomaron prestado” para devolverlo luego de 74
años terrestres?
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